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Capítulo 35: Confesión

 Keegan POV

Aparqué cerca de la cafetería y descendí. Caminé algunos metros hacia la entrada y al abrirla me encontré con los grandes ojos verdes de una niña. Su pequeña boca estaba abierta y me miraba expectante mientras un poco de su propia baba caía lentamente por su barbilla.

—¿Papi?—Pronunció en un casi inentendible balbuceo. La persona que la sostenía se volteó y pude admirar como su ceño fruncido se convertía en uno relajado y al instante se deslizó una sonrisa en sus labios.

—No, linda. Solo es Keegan.—Marie le susurra a su hija cerca de su oído y le sonríe dulcemente. Volvió a dirigir su mirada hacía mí al mismo tiempo que una de sus cejas se elevaba—. Hace mucho tiempo que no te veía, niño.

—Estabas de maternidad, Mar.—Justifiqué encogiéndome de hombros y sabía que ella se estaba preparando para mi siguiente pregunta—. ¿Dónde esta Claire?

—Me lo esperaba... —Suspiró mientras acomodaba sus rizos rojizos—. En la cocina, cariño.

Asentí en agradecimiento y al pasar por su lado deje un beso en la frente de la niña para luego ingresar a la cocina en busca de Claire. Recorrí con mi mirada el entorno y la vi tratando de alcanzar uno de los estantes de arriba. Su cuerpo moreno se estiraba lo más posible para que sus uñas de un color rojo oscuro alcanzaran el tarro del azúcar. Contuve una carcajada. Caminé silenciosamente sin que ella me pudiera ver y agarré el recipiente sin dificultad. Claire chilló por la sorpresa me al reconocerme instantáneamente se relajó y se le dibujó una sonrisa.

—¡Estúpido!—Exclamó pero al segundo envolvió sus brazos a al rededor de mi cuello y me abrazó. Le correspondí, no me gustaba abrazar demasiado, no era esa clase de persona, pero ella lo haría de todas maneras—. ¿Puedes entrar como una persona normal la próxima? Sé que te gusta tener tu entrada y no lo niego, tienes que sostener una reputación pero no quiero morir de un infarto a mis veinte.

—No tienes veinte, anciana.—Recalqué y Claire me fulminó con la mirada y se dio vuelta para abrir el tarro.

—¿Has visto a mi hermano últimamente?—Preguntó con el enojo desapareciendo en su entonación. Me acerqué y descansé sobre una de las mesas.

—Ayer, creo.—Respondí y me concentré en ver como sus mejillas se coloreaban por el esfuerzo en abrir el envase. Sabía que ella no me pediría ayuda, y como me gustaba fastidiarla decidí no ofrecerla.

—Dile a Ethan que puede dejar el taller unos minutos al igual que las chicas e ir a visitarme de vez en cuando. Miles quiere conocerlo.—Ella paró su labor por un segundo y se dirigió a mí con sus comisuras elevadas y un brillo especial en sus ojos oscuros—. ¿Lo viste?

Ella levantó su mano y vi relucir un anillo de plata decorando su dedo anular.

—Creo que esta es la número doscientos.—Respondí secamente y ella rodó los ojos y acomodó su gran melena morena.

—Tenías que ser amigo de Ethan, él simplemente quiere ignorar que soy menor que él y me casaré, tan malhumorado como siempre. Los dos.

—Mi malhumor termina donde la sonrisa de Samantha Jenins empieza.

—Volvimos con tu bipolaridad, que bien.—Claire rió y negó con su cabeza varias veces—. Bien, entiendo, quieres hablar de ella. Escúpelo.

—La besé.—Dije y ella me miró con sincera sorpresa.

—Un gran paso.—Respondió y dejó de forzar el tarro para posicionarse a mi lado.

—Lento, comparado con que est...

—Eso no importa.—Ella negó con su cabeza firmemente y clavé mi mirada en suelo—. ¿Entonces por qué estás aquí si puedes estar con ella actuando como cualquier adolescente hormonal?

—Le dije que no sentía nada por ella.

La postura de Claire cambió al instante en que esas palabras salieron de mi boca. Me enfrentó y una mirada de disgusto colgaba de sus labios.

—¿Puedes decirme por qué demonios hiciste eso?

—Creía que tenías razón cuándo me dijiste todo eso de la psicología inversa o esa mierda. Quiero asegurarme que para Sam no solo fue un impulso del momento por que sé que puedo ser muy atractivo y confundir hasta los hombres, Claire.

—Patán.—Canturreó agudamente—. Creo que tenías miedo, Keegan. No estabas listo para reaccionar y escupirlo todo. ¿No crees que se enojará si se entera de... Ya sabes, toda la verdad. Es un poco complicado, no creo que lo entienda a la primera, Keegan. Si sabe que desde el principio que tú...

—Hablaré con ella, le explicaré todo, si sintió algo verdadero en ese momento, estoy seguro que lo hará hoy. Y sino... Samantha Jenkins solo romperá mi corazón una vez más, no es como algo que no haya sufrido antes.—Expliqué pero necesité dejar de hablar por que decir esas palabras me hacían sentir muy mal, quebraban partes de mi alma que no me querían hacer consciente sobre el efecto que Sam hacía en mí. Lo odiaba como la mierda pero lo amaba. Ella era la única persona por la cual me complicaría la vida.

Y ella se enteraría de toda la verdad hoy mismo.

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Bien, bien. Antes que nada, lamento que sea corto pero en próximo capítulo habrá tanto y en este POV de Keegan no lo quise hacer tan profundo para no revelar demasiado... por ahora.

Mitch ST

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