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Capítulo 34: Evasión

Lo único que podía escuchar en este momento eran el ruido de varios tenedores y cuchillos y también el de varias personas masticando. Yo todavía me sentía un poco humillada por mi ruidosa y muy notoria caída. Sentí una calidez en mi mano izquierda y al observarla, Keegan me dio un poco apretón con su mano, sonreí cohibida, esperando que la retire pero eso no sucedió. Él la mantuvo allí. Mi corazón comenzó a palpitar rápidamente.

—¿Desde hace cuanto que conoces a Keegan?—La hermana del mencionado inquirió.

—Bueno... lo conozco bien de hace apenas unos meses pero ya había escuchado de él...

—Fuimos al kinder juntos.—Me cortó él y yo lo miré con el ceño fruncido.

—¿Qué?—Indagué confundida.

—Fuimos juntos desde que tenemos cuatro años, Sam, ¿no lo sabías?—Esta vez él profundiza los pliegues de su frente, su rostro se tornó serio. ¿Era algo que debería haber sabido?

¿Él y yo íbamos juntos al kinder? Tal vez era solo una mentira y tenía que seguirle la corriente, aunque esto siguió rondando en mi cabeza. Por alguna razón, me concentré en escrutar su rostro.

—¿Se te perdió algo, linda? Vas a lograr que me sonroje.—Dijo él, descubriéndome y cerniéndose sobre mí, Mis mejillas se colorearon levemente y negué con la cabeza.

—Oh, ustedes son tan lindos.—Comentó Sebastian con una sonrisa surcando su rostro para luego dirigir u mirada hacia el techo—. Me dan tantas arcadas.

A mi lado, Kencie soltó una risa seca y elevó una de sus cejas al mismo tiempo que suspiraba.

—Los cerebros son tan hermosos, desearía que todos tuvieran uno.—Dirigió una mirada calculadora a su hermano—. ¿Estas haciendo algo de tu vida, Keegan?

—¿Hablas de algo más que la escuela?—Fingió detenerse a pensar su respuesta, para luego responder con despreocupación—. No. Lo llamo "selección participativa".

—Espero que Sam te ayude a guiarte, hacen una linda pareja.

Pude notar el pecho de Keegan subir, listo para dar una respuesta cuando algo lo interrumpió.

—Entonces, Miranda, ¿no te cansaste de Keegan todavía?—Una voz no perteneciente a nuestro circulo de conversación se alzó.

Debí haber parecido una idiota, al voltear y ver con una cara de boba al padre de Keegan cuando me dirigió esa pregunta. Tardé varios segundos en reconocer que me estaba hablando a mí. Quise corregirlo y decirle que me llamaba Samantha pero mi boca no se atrevió a hacerlo.

—Eh, yo...—Miré a los ojos de mi supuesto novio pero él tenía la vista clavada en la mesa—, no. No creo que él sea una persona con la que uno se cansa fácil o se le olvida, señor.

El señor Wayne se rascó su barbilla sopesando mi respuesta, acto seguido largó una carcajeada dejándome confundida.

—Tiene sentido, el interior de la cartera de un hombre es algo difícil de dejar, ¿verdad, Jill? Lo que me extraña, por lo que tengo entendido él no tiene ni un centavo.

La madre de Keegan esbozó una sonrisa tensa y no respondió. Traté de no dar vueltas en mi cabeza que el padre de Keegan me acababa de llamar interesada indirectamente.

—No creo que el dinero lo sea todo en una relación, hay más allá de ello. Discúlpeme por sonar como una película cliché, pero, de lo contrario nada tendría un propósito.

Keegan padre dio una sonrisa apacible y negó imperceptiblemente con su cabeza.

—Es agraciado que creas eso, cariño, pero créeme, tengo bastantes años y no he visto a ninguna pareja que se haya mantenido junta a la primera señal de problemas. Esos son cuentos de hadas, queramos o no. Yo he echo un gran sacrificio con esta familia y todo se ha resuelto con el tiempo.

—¿Está seguro?

No sé por qué le hablé de esa forma, pero yo había visto a la familia de Keegan y parecía una pieza que se empezaría a despedazar en cualquier momento. Las arrugas al rededor de sus ojos se acentuaron y su espalda se enderezó. No me gustó adonde la conversación se dirigía.

—Mira, niña, no pienso responder a una caprichosa distracción que mi hijo tiene en este momento lo que tengo que hacer con mi familia.

—Keegan...—Jill posó su mano en la de su esposo.

—Sí, sí. Lo lamento, cariño. Lo siento, Miranda, pero no comparto tu punto de vista.

—Es Samantha.

—¿No es lo mismo? De todas formas, no creo que volveré a verte, así que no importa.—Sonrió de lado y la conversación de terminó. Kencie comenzó a hablarme pero a mi lado, Keegan se alzó por los demás.

—Papá, detente.—Keegan pronunció con amargura. Su rostro estaba tallado en frustración—. Es siempre, siempre lo mismo. ¿Acaso no puedes nunca tener una maldita cena normal con tu familia? Hay como veinte personas más aquí y sé que a más de la mitad los odias. En serio, solo cállate.

Pude notar que varios de los presentes se miraban entre sí.

—Will...

—William, no me hagas cerrarte mis puertas nuevamente.—Pronunció en tono amenazador.

—Tranquilo, yo mismo puedo hacerlo a la salida.—Él se levantó de golpe.

Ya casi había olvidado que nuestras manos estaban unidas. No me gustaba para nada tener todas las miradas puestas en ellas, me imaginaba que sus socios esperaban que el mayor de los Wayne apoyaría a su padre pero estar con Keegan me había enseñado que no había persona que él detestara más. Mierda, solo había estado allí media hora y todo se había ido al carajo, ¿cómo era eso posible? Supe que él tenía la intención de abandonar la sala y no dudé en seguirlo. Caminamos hasta la puerta principal y salimos al exterior. Quise cruzar mis brazos para tratar de calentarme pero mi mano todavía seguía unida con la de él. Keegan lo notó y una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios al mismo tiempo que una risa escapaban de ellos.

—Lo siento.—Habló mientras me soltaba y reprimía mis ganas de decirle que volviera a sujetarme—. Perdón por no tolerar ni un segundo allí, sé que fui exagerado y melodramático pero no quiero soportar ni una palabra más proveniente de él. Es decir, no te puede hablar así, no te lo mereces. Eres genial y hermosa, no sé como fui tan estúpido al llevarte allí, perdón, S.

—Esta bien.—Mi respiración aumentaba con cada segundo, él no sabía el efecto que tenía en mí y odiaba eso. Parecía un juego perverso y no me gustaba en absoluto así que preferí no hablar demasiado o mis impulsos ganarían.

—Gracias.—Nos mantuvimos unos segundos en silencio. Me estremecí y lo miré atónita al notar que acariciaba mi mejilla—. Te ves linda cuando el frío hace que tus mejillas estén rojas.

Su sonrisa de desvaneció lentamente y sus ojos se apartaron de los míos. Recorrió mi pómulo con su pulgar lentamente, era indescriptible la forma que mi corazón latía, esperé que él no pudiese sentirlo, en cualquier minuto explotaría. Entreabrí mis labios, su dedo de acercó a ellos y los delineó. Sus ojos me encontraron y un escalofrío me recorrió, ese escalofrío que se recibe en estos momentos de antelación. ¿Qué estaba sucediendo? Keegan se acercó a mí, tomó con sus dos manos mis mejillas y conectó nuestras bocas. Fue suave, lo sentí saborearme. Me presioné más hacia él y se lo devolví. Sentí un calor en mi pecho, uno de satisfacción aún cuando no entendía por que de pronto él hizo esto. Keegan era la persona que quería y ahora él me estaba besando. Se despegó de mí, solo unos centímetros para respirar.

—¿Por qué me besaste, Keegan?—Susurré con mis ojos cerrados después de unos segundos. Quería escucharlo de él, necesitaba sus palabras. Conté ocho segundos antes de que respondiera.

—No lo sé.—Hubo más silencio—. Lo siento, Sam.

El calor en mi pecho desapareció y fue remplazado por algo muy parecido a la decepción. "Lo siento", es lo que él siempre decía.

—¿Tú... —Me costaba decirlo, pero quería terminar con esto ahora. Este era el momento. Como deseaba que él me rodeara con sus brazos y me correspondiera—... sentiste algo?

No quise abrir los ojos todavía, sentí su respiración pesada.

—No.

Eso fue suficiente como para hacerme sentir sin importancia, me sentía horrible. De verdad dolía, demasiado. Era difícil, los verdaderos sentimientos simplemente no se iban hasta desaparecer por completo. Quisiera ser suficiente para él pero sabía que eso no podría cambiarlo.

—Lo siento.—Repitió.

—Siempre me dices cosas hermosas como si de verdad no supieras lo que estas en realidad diciéndome, Keegan. En serio detesto que no te des cuenta del efecto que ocasionas. Desearía poder superar el pensamiento de ti enamorándote de mí, pero esta bien, lo entiendo. No te puedo obligar a sentir algo, lo sé.

—Sam...lo siento, no sé que decir.—Él negó varias veces con su cabeza y buscó una respuesta en mis ojos con consternación. Parecía genuinamente sorprendido—. Lo siento. De verdad... yo no sabía que tú...

—Esta bien.—Lo corté—. Esta bien. Yo... no te preocupes, ¿sí? Es solo un enamoramiento, lo superaré.

No me creí ninguna de esas palabras.

Keegan POV'S

Todo iba de acuerdo al plan.

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Hola gentecilla. Hasta a mí me dolió la honestidad de Keegan pero el chico no tenía idea...¿o sí? ¿por qué la habrá besado? Habrá que alguna revelación en los próximos capítulos. Y ese POV dejó muchas dudas, ¿no? Quiero que me digan sus teorías ;)

Mitch

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