Capítulo 25: ¿Tú otra vez?
Damien estacionó el automóvil en una de las esquinas que indiqué, a una razonable distancia del departamento de Keegan. Lo miré de soslayo. Oh, él en serio era muy atractivo. Con su cabello castaño cayendo despreocupadamente sobre su frente y el brillo especial que tomaban sus ojos almendrados con este clima.
—¿Te acompaño, Sam?—Damien preguntó desabrochándose el cinturón de seguridad, dispuesto a bajar conmigo.
—No.—Respondí rápidamente, tal vez demasiado. Neutralicé mi voz y traté de sonreír natural—. Puedo ir hasta la puerta sola, Damien.
—Lo sé. Solo quería una de excusa para pasar unos segundos más contigo.—Sonrió ladeando si cabeza y apoyó sus labios en los míos. Genial, ahora no lo quería dejar ir—. Quiero hablarte sobre algo luego, ¿sí?
Quedé inmutable y con una vena nerviosa palpitando en mi cuello. ¿Hablar sobre algo? ¿Qué podría ser? ¿Terminar esto? Oh, no, no, Damien era lo único que quería, no deseaba que se vaya así sin más. No podría soportarlo. Antes era mi amor platónico, un amor imposible. ¿Pero ahora? Se demostró que podría ser más que posible y que el "tenemos que hablar" matara esa oportunidad en un instante... de verdad dolía.
—Sí, claro.—Respondí con una voz áspera, tratando de no quebrarme en un llanto nervioso o en ataque de pánico. Todo estaría bien.
—Adiós, Sam.—Torció una dulce sonrisa y me besó con lentitud nuevamente. Oh, sus labios eran sabor caramelo y eso no era bueno para mí salud. Me declararía adicta a los dulces.
Pero despejé con varios intentos esos pensamientos de mi mente.
Descendí del carro y después de cerrar la puerta y despedirme de Damien por última vez, caminé hasta la edificación grisácea frente mí.
Oh, yo era una horrible persona.
Hice ademán de tocar el timbre pero recordé que no había ninguno. Me relajé por unos segundos y tragando saliva toqué con mis nudillos la puerta. Se escucharon unos pasos adentro y después de un pequeño intervalo, la puerta se abrió.
—¡Sam!—Ethan extendió sus brazos hacia mí. Sonreí incómoda, apenas lo conocía—. Pasa.
Él ingresó y me tomé la libertad de seguirlo. El departamento seguía igual, exento de personalidad. Algunos posters pero los muebles eran escasos y no había ningún retrato, cuadro o algo con marcada identidad, en absoluto.
—¿Cerveza?—Cuestionó abriendo la nevera y observando lo que había dentro. Negué con mi cabeza, no me gustaba. Ethan se encogió de hombros y tomó una lata—. Oh, solo hay agua de coco... Estuve pensando nombres para el renacuajo.
—¿Qué?— Abrí mis ojos en su totalidad. Luego recordé que Ethan seguía con que yo estaba embarazada. Comencé a intentar negarlo pero él me interrumpió.
Como si no me hubiese ofrecido alcohol hace unos segundos
—¿Qué tal Ethan?—Enarcó una de sus cejas y se desplomó en el sillón—. Es sexy, cautivante, digno de alguien apuesto.
—Emm... lo tendré en mente.—Tomé mi codo con una de mis manos y recorrí el recinto con la mirada—. ¿Estaría Keegan?
—Bueno, como sabrás, su escuela está lejos de este basurero. El autobús tardará un poco. Es un crío.
¡El autobús! ¡Soy una tonta! ¿Cómo pude obviar el hecho de que llegué aquí en carro y esperaba que Keegan, mediante el autobús, vendría más rápido que yo? La profesora de matemática tenía toda la razón en desaprobarme en ese examen de velocidad-tiempo. Ahora solo quedaba esperar...
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Seguí concentrándome en la ecuación. ¡Esto era en definitiva imposible! ¿A quién se le ocurrió que el mundo no era lo suficientemente cruel para después decidir qué las letras también pueden ser números?
¿Tan apestosa era su vida? El cerebro no se me daba para esto.
—¿Sabes? Es inútil encontrar la X, la desgraciada siempre se perdía cuando iba a la secundaria.—Comentó Ethan a mi lado.
Había decidió gastar mi tiempo de espera en adelantar mis tareas de matemáticas y Ethan solo se quedó allí, a mí lado, observando aburrido y haciendo comentarios mientras yo hacía mis deberes.
—Uh... y, ¿eso fue hace mucho tiempo?
—Cuatro años, los peores años de mi vida.—Aseguró y bebió un trago de su agua de coco.—. ¿Pero qué te digo? Supongo que es mejor toda esa mierda antes que trabajar en un taller de autos por un mísero sueldo que solo puede pagar agua de coco... ¡Dios, esto es horrible!—Exclamó juzgando a la lata de metal para luego lanzarla a un lado del sofá.
—Oh, entonces trabajas en un taller.—Corroboré y el asintió aún con una mueca dibujada en su rostro por el horrible sabor.
Sujeté con más firmeza mi libreta de matemáticas, tal vez, así desaparecería con todas sus tareas para mañana. Ladeé mi rostro hacia Ethan y entrecerré mis ojos.
—Keegan trabajaba allí, ¿sabes?—Aseguró levantando sus piernas y apoyando sus pies en la pequeña mesa y alargué mi rostro.
—¿En serio?
—Cuando sus padres... bueno, él necesitó dinero al principio...
Ethan se detuvo de manera imprevista y fijó sus ojos en la puerta. Al inicio no entendía pero luego escuché el tintineo de unas llaves y la cerradura abrirse. En el umbral de la puerta una silueta apareció.
—Compré tus revistas, imbécil, pero para la próxima...—La voz amargada y cansina de Keegan paró de hablar al fijar sus pupilas en mí.
Al reconocerme al instante, una gran mueca de desagrado se expandió por todo su rostro.
—¡Por Dios! ¿Tú otra vez?—Exclamó cerrando la puerta tras él.
N/T HOLIWIS, ah, ok :) Bien, empecé las queridísimas clases nuevamente y tengo que decir que paso muchas horas en la escuela, de verdad. Así que... solo me quedan apenas unas horas en mi casa antes de dormir y volver a repetir la rutina. ¿Qué quiero decir con esto? Trataré de escribir lo más posible a un buen ritmo pero siempre vengo muy agotada y llena de trabajo 😒 Haré lo que pueda para que las publicaciones de los capítulos sean constantes. Este capítulo está incompleto pero quise compartir la primera parte para darles algo ❤️❤️
Mitch
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