━ capítulo nueve: siempre te observé.
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CAPÍTULO NUEVE
SIEMPRE TE OBSERVÉ
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La cena trascurrió con «tranquilidad» mientras seguían haciéndoles preguntas a Josh y Emily sobre cómo y cuando habían comenzado a salir, como le había pedido matrimonio él o cuales eran sus planes para la boda. Además, de diversas y nostálgicas anécdotas de travesuras y momentos que habían vivido juntos en sus años en Hogwarts y también de poner el día al resto sobre las vidas que llevaban ahora.
Erick informó de que su madre había mejorado en el último año para alegría de todos y que le estaba yendo mejor de lo que creía como medimago en San Mungo, aunque Charlie y Morgana no dejaban de decir que estaban muy sorprendidos de que hubiese escogido dedicarse a la medimagia, siempre habían creído que se convertiría en auror.
Colin comentó que le iba bastante bien como pocionista y que estaba pensando en abrir una botica para vender utensilios e ingredientes de pociones o incluso publicar un libro sobre unas cuantas pociones de su propia invención.
Sophie comunicó que estaba en paro actualmente, pues su superior en el trabajo, Rita Skeeter, siempre la sacaba de sus casillas y no había sido capaz de soportarlo, por lo que había dejado de ser reportera en el Profeta.
Ayumi contó que sus padres habían vuelto a vivir en Japón ese verano, después de que supuestamente el Señor Tenebroso hubiese regresado, pues temían por su seguridad al ser muggles; también contó que había hecho varias composiciones para obras teatrales muggles.
Josh alardeó de que había sido ascendido en el Ministerio de Magia, en el Departamento de Aplicación de la Ley Mágica. Además, ñe contó a Charlie que últimamente tenía mucha relación con su padre, pues se encontraban a cada dos por tres, y que también había hablado con su hermano Percy, quien según sus palabras textuales «se había vuelto más estúpido y petulante desde la última vez que lo había visto cuando estaban en Hogwarts».
Emily anunció que se había convertido en tía porque su hermana mayor había tenido gemelos ese año y que le iba de maravilla como herbologista, aunque no tuviese mucho trabajo, pero que recientemente había comenzado a trabajar con Colin, pues él necesitaba de sus conocimientos para una poción que estaba creando.
Charlie presumió de su adorado trabajo como dragonalista –como todos parecían esperar–, por más de media hora, les habló de la dragona enana a la que Morgana y él criaban, y también de que lo mejor que le había pasado en los últimos meses era haberse rencontrado con la castaña.
Morgana fue la única que no habló de nada en particular, ni de lo que había hecho en aquellos años, ni de su trabajo –si es que trabajaba–, ni siquiera de como le iba a su familia. Fue entonces cuando Charlie se percató de que en ningún momento ella le había contado nada sobre aquello en el último mes y se preocupó; sin embargo, ni él ni ninguno de los otros quiso insistir o atosigarla con preguntas.
Cuando terminaron de cenar y Charlie pagó la cuenta como disculpa por no haber estado en contacto con ellos, la noche ya había caído y el pelirrojo los guió a otro local en el que había buena música para continuar con la reunión; un local que él había frecuentado varias veces con sus compañeros dragonalistas para divertirse o a veces para ligar.
Una vez allí, Erick los invitó a una ronda de chupitos –y a una segunda y tercera– para que fueran entrando en calor. Por suerte, todos ya eran mayores de edad y ya no tenían que preocuparse, como en el pasado, porque alguno de los menores bebiera sin permiso y les pasara algo.
En algún momento, acabaron divididos en dos grupos, en chicos y chicas, para hablar de cosas que al parecer el otro grupo no podía saber. Sin embargo, ambos grupos interrogaron respectivamente a Charlie y Morgana sobre la convivencia que tenían desde hacía un mes. Como era de esperarse, el pelirrojo indicó que no pasaba nada raro, que la castaña y él solo eran amigos, y aunque no se dio cuenta, su mejor amigo estuvo a punto de darle un guantazo en más de una ocasión para ver si así espabilaba y empezaba a percatarse de lo obvio.
La castaña les dijo algo similar a sus amigas, pero estas rápidamente se dieron cuenta de la tristeza en sus ojos o de la sonrisa amarga en sus labios. Se dieron cuenta de que Morgana seguía sin considerar únicamente a Charlie como un amigo y que, muy en el fondo, todavía tenía esperanzas de que él se fijara en ella algún día.
—Sigues enamorada de Charlie —había confirmado Emily.
—Y Charlie sigue siendo el mismo idiota —había añadido Sophie.
Morgana se había limitado a sonreír y las otras tres chicas habían tratado de animarla, diciéndole que todo podía cambiar, que todavía había esperanza y que el pelirrojo se daría cuenta de sus sentimientos tarde o temprano y terminaría correspondiéndola. Sin embargo, hasta ellas tenían dudas mientras lo decían, porque si Charlie no se había dado cuenta en los diez años pasados, quizás ya nunca se daría cuenta. Ante eso, Sophie le había dicho que, entonces, él se lo perdería y que lamentaría por el resto de su vida haberla dejado escapar.
Tras las pequeñas conversaciones de ambos grupos, se habían vuelto a juntar todos, pero Morgana se había retirado rápidamente para ir a pedir una nueva copa a la barra. Al llegar, se sentó en uno de los taburetes, uno contiguo al que Erick ocupaba –quien también había ido a pedir otra copa–. El castaño le dedicó una sonrisa y sin decir nada, mientras esperaban a ser atendidos, observaron a sus amigos; Emily había sacado a bailar a su prometido en cuanto había sonado una canción que le gustaba.
—Son adorables —comentó Morgana, rompiendo el silencio.
—Bastante, pero se tardaron lo suyo en estar juntos, ¿no crees?
—Sí, sobre todo cuando ambos sabían a la perfección que el otro les correspondía, pero como tenían miedo a decir algo y arruinar su amistad... —dejó escapar un suspiro.
—Debía de molestarte mucho que no hicieran ni dijeran nada cuando ellos se correspondían y podían estar juntos sin problemas, a diferencia de ti que vivías en un largo amor no correspondido, ¿verdad? —los ojos de la castaña se abrieron de par en par al escucharlo.
No estaba sorprendida de que Erick supiese sobre sus sentimientos, sobre su amor no correspondido con Charlie, porque él había sido la primera persona en darse cuenta de ello, aunque no se lo hubiese dicho hasta mucho después y había sido uno de sus mayores confidentes y consejeros, a pesar de ser el mejor amigo del pelirrojo. Lo que le sorprendía era que hubiera sacado ese tema cuando estaban tratando de divertirse, de no sacar temas que pudiesen ponerlos incómodos, y ese era un tema que a ella incomodaba mucho.
—Me molestaba —admitió a los pocos minutos—. Tuve muchas discusiones con los dos sobre ello, sobre todo con Josh, pero nunca me hicieron mucho caso.
—Tenían miedo, supongo —resopló y arrugó la nariz—. Pero es sorprendente que Charlie jamás se diera cuenta de lo que sentías —parecía frustrado de solo pensar en lo cortito que podía ser su mejor amigo—. ¿Ha dado algún indicio ahora de que se haya dado cuenta?
La amarga expresión que puso la castaña y como rodó los ojos, le dejó bastante claro que la respuesta era negativa y de nuevo, resopló. Al ritmo que iba, Morgana acabaría teniendo que escribirse en la frente, o en un cartel que se colgase del cuello, lo que sentía por él, a ver si así el pelirrojo por fin se daba cuenta de ello o no. Y si no lo hacía, sería para matarlo.
—¿Sabes qué es lo peor? —inquirió entonces mirando al castaño—. ¡Qué todo el mundo se da cuenta menos él! Hace no mucho, una chica de aquí que gusta de él, un compañero suyo que trató de ligar conmigo e incluso su jefe, se dieron cuenta —su tono de voz sonó increíblemente irritado—. No sé si es que soy solo evidente para los demás o qué.
—En realidad, no eres tan evidente. Solo una persona que sea buena observadora, que te conozca lo suficientemente bien o que haya pasado por esa misma experiencia se daría cuenta de ello —entrecerró los ojos después de decir aquello, pensativo—. Aunque Charlie cumple las tres condiciones y no se da cuenta... Así que está claro que hay excepciones, hm.
Morgana no supo qué otra cosa hacer más que reír amargamente.
—Aunque debo reconocer que yo me di cuenta de otra forma —añadió Erick por lo bajo.
—¿Qué forma? —quiso saber ella.
—Bueno, ya sabes —dijo en un principio, como si fuera obvio—. Siempre te observé. Te observaba tanto que fue fácil ver que tu corazón pertenecía a Charlie.
Morgana se giró de inmediato para mirarlo y se encontró con que Erick ya lo miraba. En realidad, él no había apartado la mirada de ella una vez la conversación se había iniciado. Se había dedicado a recorrer una y otra vez su perfil, siempre deteniéndose en el curioso y gracioso lunar que tenía en su oreja derecha.
—¿Erick, tú...? —no fue capaz de preguntar lo que quería preguntar, las palabras se atoraron en su garganta y no quisieron salir.
—Estaba enamorado de ti, Morgana —confesó con tanta sencillez y honestidad que el corazón de Morgana dio un brusco vuelco. Ella entreabrió los labios, buscando que decir, pero él se le adelantó—. ¿Sorprendida, verdad? Mira que alguna vez fui evidente, pero no demasiado, porque no quería que te dieras cuenta de ello.
—¿Por qué te me estás confesando ahora, si no querías que entonces me diese cuenta? —inquirió, confusa.
—Porque no podía seguir callándomelo —contestó él y suspiró—. Pero no te preocupes, lo he dicho en pasado. Estaba enamorado de ti, ya no lo estoy —el cuerpo de la castaña se relajó al escucharlo casi de inmediato—. Aliviada, ¿eh? —rio entre dientes.
—Si ya no estás enamorado de mí, ¿por qué decirlo? ¿Por qué no querer callártelo? —negó con la cabeza, no entendía porque lo hacía.
—No quiero arrepentirme el día de mi muerte de no haberlo hecho —un nuevo suspiro salió de sus labios—. En realidad, me arrepentí cuando mi madre empeoró, estaba tan angustiado que me puse en lo peor con respecto a ti. Pensé: «¿Y si Morgana ha muerto y por eso hemos perdido el contacto con ella?» —por un momento, su voz tembló y sus ojos se cristalizaron, pero aun así trató de sonreír—. Cuando pensé en esa posibilidad, me arrepentí muchísimo de no haberte confesado lo que sentía por ti en su momento, es por eso que lo hago ahora.
—No sé que decir, Erick, yo...
—No tienes que decir nada, Morgana —sonrió, ahora más ampliamente para tranquilizarla—. Solo quería que lo supieras —llevó la mirada hacia el resto de la pandilla, más en concreto, hacia Charlie—. ¿Sabes? Yo te podría haber hecho muy feliz, no te habría mantenido ni te estaría manteniendo en un amor no correspondido, pero tú lo escogiste a él, así que... ahora te aguantas —trató de bromear y ella rio un poco. Le alegraba ver que el castaño todavía conservaba su optimismo y alegría habitual, pese a todo, pese a la situación.
—Sí, sé que me habrías hecho feliz, porque tú eres un gran hombre.
—Y tú una gran mujer. ¿No ves? Habríamos sido una pareja perfecta —volvió a bromear, aunque en el fondo él creía que aquello era verdad.
—Lo siento por no haberte podido corresponder y haberte hecho sufrir por ello —inspiró profundamente antes de continuar—, pero me alegra mucho que me lo has dicho, me alegra saber que alguien tan maravilloso como tú se enamoró de mí.
Se inclinó un poco hacia él y depositó un cálido y suave beso sobre su mejilla, para luego dedicarle una amplia y tierna sonrisa al separarse. Él también sonrió, encantado por la acción de la contraria.
—La mujer que tenga la suerte de estar a tu lado y corresponderte, va a ser muy feliz —añadió después, sin que la sonrisa disminuyera—. Y yo me sentiré un poco celosa cuando eso pase, al pensar que yo podría haber sido esa mujer —bromeó ahora ella.
—Tú te lo has perdido por preferir a un pelirrojo cegato —rio entre dientes.
—Sí, pero bien debes saber que una persona no puede escoger de quien se enamora —llevó la vista hacia el pelirrojo que charlaba animadamente con los demás—. Simplemente pasa.
—Lo sé, porque si se pudiera escoger, yo no habría escogido enamorarme de la mejor amiga de mi mejor amigo que estaba enamorada de este mejor amigo mío —rio, pues su lengua casi se había enredado al decirlo—. Bueno, miento. Quizás si lo habría escogido —Morgana lo miró extrañada, una vez más—. Porque pensándolo bien, no me arrepiento de ello. Puede que al no ser correspondido fuera doloroso, pero estoy contento de que fueras mi primer amor.
—Por Godric, Erick, eres demasiado maravilloso —refunfuñó ella, como si estuviera molesta con sus palabras, pero realmente estaba muy contenta.
—Por supuesto que lo soy, no debería caberte duda sobre ello.
Justo en ese momento, mientras Morgana negaba ante el ego del castaño, el camarero de turno por fin los atendió. Sin embargo, se tardaron cerca de quince minutos tratando de decirle lo que querían porque el hombre no hablaba demasiado bien el inglés, por no decir, que no tenía ni la más mínima idea.
—¿Sabes que es lo más gracioso? —cuestionó Erick cuando el camarero partió para prepararles sus copas. Morgana negó—. Que los tres éramos de Gryffindor. Se supone que deberíamos ser valientes por pertenecer a la casa de los leones, pero Charlie no tuvo el valor de confesarse a Tonks, tú no tuviste el valor de confesarte a él y yo no tuve el valor de confesarme a ti. Los tres huimos y ocultamos lo que sentíamos por miedo a salir heridos si eramos rechazados, pero al final salimos heridos igualmente.
—¿No te has vuelto demasiado profundo en estos años? —inquirió para camuflar el verdadero efecto que habían tenido en ella sus palabras.
—Puede ser, pero, ¿no me hace eso más irresistible?
—Empiezo a pensar que el ego es cosa de todos los miembros de la pandilla —rodó los ojos.
—Sí, pero Charlie nos sigue ganando por mucho.
Era cierto, el pelirrojo los ganaba por mucho. Siempre había sido el más egocéntrico y él que más presumía, aunque, muchas de las veces, había tenido razones justificadas para hacerlo. Pero, en serio, le sorprendía el ego que parecían tener todos los miembros de la pandilla, ella incluida. Quizás los que menos tenían eran Ayumi y Colin.
—¿Qué piensas hacer? ¿Te rendirás con él? —le preguntó entonces.
—En realidad, ya me había rendido —confesó y dio un sorbo a la copa que el camarero acababa de dejar sobre la barra—. Pero a veces Charlie actúa de cierta manera o dice ciertas cosas que me hacen volver a tener esperanzas de que me corresponda y no sé qué hacer.
—Deberíamos darle una paliza entre todos para que abra los ojos de una vez —sugirió Erick con una expresión seria, aunque bromeaba de nuevo—. ¿Has tratado de seducirlo?
—¿Qué? —enarcó ambas cejas, mirándolo con incredulidad.
—No me mires así y no te atrevas a pensar que soy un pervertido —le advirtió con el ceño fruncido y arrugó la nariz—. Piénsalo, por mucho que Charlie diga que solo eres su amiga o incluso que te ve como una hermana —ahora fue ella quien frunció el ceño por haberle hecho recordar aquello último—, él sigue siendo un hombre y tú deberías saber perfectamente la respuesta a esta pregunta: ¿Qué hombre es capaz de resistirse a tus encantos? —una de sus cejas se alzó de forma insinuante—. Eres una de las mujeres más sensuales y hermosas que he conocido, Morgana, y no estoy exagerando —continuó diciendo, no sin antes haberla recorrido con la mirada sin ningún disimulo—. ¡Maldita sea! Incluso recién levantada, con el pelo hecho un desastre y con un pijama hortera, te sigues viendo bien.
Y lo decía con razón. La había visto muchas veces así en Hogwarts o en la Madriguera cuando pasaban el verano con Charlie. Incluso la había visto enferma con gripe y cubierta de sudor, y aun así, le había seguido pareciendo guapa. Y ahora que había terminado de madurar, su belleza se había incrementado por mucho. ¿Qué hombre, a caso que fuera gay, podría resistirse eternamente a ella si usaba todas las armas que poseía como mujer?
—Bueno, puede ser, pero...
—Vamos, ¿no crees que no tienes nada que perder? —la interrumpió y ella no pudo evitar asentir—. ¿Entonces, por qué no intentarlo?
—Puede que lo intente, realmente no tengo nada que perder —respondió ella mientras asentía varias veces con la cabeza—. Hm, quizás incluso empiece a intentarlo ahora.
Se levantó del taburete, teniendo cuidado de que la copa que sujetaba no se vertiese, y antes de comenzar a caminar hacia donde estaban sus amigos, le guiñó un ojo al castaño.
—Suerte —dijo éste mientras elevaba su copa.
Erick la vio alejarse de él y acercarse a Charlie. La vio intercambiar unas pequeñas palabras con él y después arrastrarlo a la pista de baile, para comenzar a bailar muy pegadita a él. Sonrió con cierta amargura, incluso si ya no sentía nada por ella, todavía le dolía un poco saber que nunca había tenido oportunidad con ella; porque para cuando se había enamorado de la castaña, ella ya estaba perdidamente enamorada del pelirrojo.
Unos minutos más tarde se acercó a sus amigos, colocándose al lado de Colin, apoyó los codos en la mesa alta y la cabeza sobre la palma de sus manos, después de haber dejado su copa sobre esta. Todos contemplaban a Charlie y Morgana en la pista de baile en silencio.
—Has estado un buen rato hablando con Morgana, ¿qué has averiguado? —le preguntó entonces el moreno.
—Sigue enamorada de él —respondió el castaño sin más.
—Sí, nosotras también hemos averiguado eso —corroboró la pelirroja.
—No puedo creer que sus sentimientos no hayan cambiado después de tanto tiempo —murmuró el rubio con incredulidad.
—Lo que yo no me puedo creer es que Charlie siga sin darse cuenta —replicó la pelirosa.
—Pero está claro que Morgana tiene un amor muy profundo por él, eso es bonito —comentó la morena con una pequeña sonrisa.
—Es que si no lo tuviera, no creo que aguantase tanto tiempo en un amor no correspondido —indicó Sophie y bufó—. Yo no habría aguantado tanto, me habría rendido al cabo de unos años... Sin embargo, ella ya ha aguantado diez años.
—Y los que le quedan al parecer —añadió Josh; el rubio era a uno de los que más desesperaba la ceguera del pelirrojo—. Es una pena que Charlie no se dé cuenta de la forma en que lo mira.
—Sí, es una verdadera pena que no se dé cuenta de lo afortunado que es, por tener el corazón de Morgana todo para él —Erick suspiró.
—¿Se lo has dicho? —preguntó Colin, sorprendido. Los demás también parecían estarlo—. ¿Por eso estabais hablando tanto? ¿Por qué le has dicho lo que sentías?
—Puede que no haya sido el momento adecuado, pero pensé que debía hacerlo —respondió, rascándose la nuca—. Quería que ella lo supiera.
—¿Y... estás bien? —inquirió Ayumi con inseguridad.
—Estoy bien, ya lo superé hace mucho —mentía. Era cierto que ya no sentía amor de ese tipo hacia la castaña, pero todavía le dolía un poco—. Siempre he sabido que Morgana solo tenía ojos para Charlie, así que me hice rápidamente a la idea de que nunca se fijaría en mí y de todas maneras, pese a mis sentimientos, yo siempre he querido que ellos acabaran juntos porque creo que están hechos el uno para el otro —miró a los mencionados y sonrió levemente—. Pero mi mejor amigo es demasiado estúpido y empiezo a preocuparme de que nunca suceda.
—Espero que sí suceda —murmuró Emily—. Siempre me ha parecido que hacían muy buena pareja, así que estaba bastante sorprendida cuando descubrí, al unirme a la pandilla, que ellos realmente no estaban saliendo.
—No te preocupes, no eres la única que se sorprendió —indicó y rio Sophie.
—Ni tampoco la única que malinterpretó su relación —añadió Josh y resopló por lo frustrado que se sentía con respecto a Charlie y Morgna—. Medio Hogwarts creía que estaban juntos.
—¡Cómo para no creerlo! —exclamó Colin y le dio un sorbo a su bebida—. Se pasaban el día juntos, se abrazaban a cada dos por tres... En serio, se tocaban con demasiada facilidad. Una facilidad que no es normal en dos simples amigos.
—Su forma de comportarse con el otro no era la de un simple amigo, los amigos no actúan así —corroboró el rubio—. Está claro que Morgana no lo veía de tal manera y por eso era así, pero, ¿qué excusa tiene Charlie cuando él siempre ha dicho que ellos dos solo son mejores amigos?
—Ninguna —contestó de inmediato Erick.
—La verdad es que yo creí que ellos tenían un amor correspondido, como Josh y Emily, hasta que Charlie nos confesó a todos que le gustaba Nymphadora Tonks —indicó Ayumi, recordando a la que había sido su compañera de casa.
—Lo de Tonks me pilló totalmente desprevenido —confesó Colin.
—Pero, ¿en serio estaba enamorado de ella? —cuestionó la pelirroja mientras jugueteaba con su copa—. Es decir, su forma de tratarla era tan diferente a como trataba a Morgana, ni siquiera era tan cercano con ella o era totalmente él mismo.
—Buena pregunta —la alabó su prometido—. A mí me parecía que Charlie siempre se sentía cohibido con Tonks, por temor a hacer o decir algo que no le gustase. Mientras que con Morgana simplemente lo hacía o decía, incluso si le molestaba, porque tenían confianza.
—¿Tú qué piensas, Erick? ¿Crees que estaba verdaderamente enamorado de Tonks? —inquirió la pelirosa mirando al castaño—. Tú eres su mejor amigo, deberías saberlo con más claridad que nosotros.
—No lo sé, nunca me quedó claro —bebió un largo trago y suspiró—. Estoy seguro de que le gustaba Tonks, pero no de que estuviera enamorado de ella —aclaró después y volvió a mirar al pelirrojo y la castaña, quienes habían pasado de bailar rápidamente a bailar lento y sujetándose el uno al otro, para seguir la nueva canción—. Pero llevo pensando mucho tiempo que Charlie podría haber confundido el amor con amistad o fraternidad, por estar demasiado acostumbrado a que Morgana estuviese ahí desde que ingresamos en Hogwarts.
—Espera, espera —pidió Emily, casi derribando su copa por el nerviosismo—. ¿Estás diciendo que Charlie podría haber estado todo este tiempo enamorado de Morgana, pero no se ha dado cuenta porque lo confundió con un amor fraternal?
—Sí... Bueno, es una hipótesis de la que no estoy del todo seguro, pero creo que si es así, aclararía muchísimas cosas de su peculiar relación o de su comportamiento.
—Si es así, Charlie está más ciego y es más tonto de lo que creía —Colin resopló con desgana—. Por ni siquiera haberse dado cuenta en tantos años de lo que de verdad siente.
—Pero sería bueno que fuera así, porque significaría que, una vez se diese cuenta, ellos por fin estarían juntos y todos estos años de sufrimiento para Morgana se acabarían —señaló Ayumi.
Entonces, todos desearon que la hipótesis de Erick fuera correcta, que Charlie de verdad estuviera enamorado de Morgana, aunque no se hubiese dado cuenta aun. Pues así las otras dos personas que siempre habían esperado que se volvieran una pareja desde Hogwarts, aparte de Josh y Emily, lo acabarían siendo. Ya que también sabían que no había persona más adecuada para Charlie que Morgana y lo mismo a la inversa, no había persona más adecuada para Morgana que Charlie. Los seis amigos que estaban allí, más los dos que estaban ausenten, tenían muy claro aquello, que Charlie y Morgana habían nacido para complementar al otro. Ellos eran dos piezas de un mismo rompecabezas. Eran dos partes de un solo ser. Eran el Yin y el Yang. Eran perfectos el uno para el otro. Eran, sin duda, almas gemelas.
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Me encantan los miembros de la pandilla, son amor. Pero, sobre todo, me encanta Erick, me parece de lo más adorable y es un gran amigo. Además, aunque él estuvo enamorado de Morgana, antepuso sus sentimientos porque creía que Charlie y ella debían estar juntos.
¿Qué os han parecido a vosotros?
Y eso es todo por hoy. ¡Nos leemos! ♥
Marie Weasley.
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