2
〰️✴️〰️✴️〰️✴️〰️✴️〰️
Otra vez estaba lloviendo, no pensé que en Guatemala lloviera de una forma tan agresiva. Las gruesas gotas de agua golpeaban con fuerza logrando ruidos satisfactorios y relajantes. Era hermoso, la lluvia tendría que ser uno de los sonidos más exquisitos que da la naturaleza.
Giro mi cabeza a la ventana, viendo esas gotas gruesas recorrer el vidrio. Él suspira, parecía no gustarle la lluvia. Suelta mi mano y se pone de pie, llamando mi atención. De reojo noté como observa la cantidad de cigarrillos en el balcón, sentí vergüenza. Agacho mi cabeza entrelazando mis dedos, nervioso, sintiendo como cierra las cortinas de la habitación. Vuelve a acercar sin decir nada, me toma de la muñeca con cuidado para estirarla y mirar aquellas marcas ya en su cantidad cicatrizadas, las roza con sus dedos suavemente hasta llegar a mis manos.
— ¿Porqué lo haces?.— Pregunta.
— No lo entenderías.
— ¿No te duele?.
Bufé.— Duele más sonreír.
Trago saliva y alejo mis manos de las suyas, no quiero que me toque las palmas que ya me conozco.
Bajo las mangas de mis brazos, parece que se sintió incómodo ante mi accionar. Respiro con lentitud reprimiendo mis ganas de pedirle un abrazo aunque sea el más falso del mundo, a veces sólo necesito un abrazo sin palabras y sin preguntas. Pero no lo haría, nadie querría abrazarme.
— Onu me llamó, la reunión se pasará para el mes entrante, tendremos que quedarnos más tiempo en Guatemala.
— Bien.
— Iré a buscar algo de comer. Te traeré empanadas.
Sin decir más, se levanta y sale de la habitación dejándome sólo. Un sollozo se escapa de mis labios pero me negué a soltar las lágrimas. Ni siquiera vale la pena llorar por mi mismo. Me tiro sobre mi espalda enrollandome en una bolita y abrazo mis piernas.
Me siento mal.
Es increíble el daño que puede provocar tu propia mente.
Bufo y pongo mis brazos a la altura de mi cabeza, los giro observando sobre la manga las heridas, era demasiadas, si Onu las viera se asustaría.
Ni siquiera me dolía el hecho de tenerlas, más bien me dolía el hecho de recordar por qué las tenía.
Como dicen muchos: "El silencio es el grito más fuerte."
Y yo todo lo que quiero en esta vida es que éste dolor tenga un propósito, pero no es así... Simplemente me lo merezco por ser quien soy. La vida sigue, dicen. Pero no es verdad, a veces la vida no sigue. A veces solo pasan los días.
Éstas sólo están cicatrizadas porque comparto habitación con otro país, porque no ha abandonado el lugar nada más que para salir a comer y comprar más botellas de alcohol para él sólo. Sino, a la mierda la vida, me haría mierda los brazos.
Sólo esperé unos cuantos minutos para ver cómo entraba nuevamente a la habitación con dos bolsa llenas de comida, incluso pude ver barras de chocolate 'Felfort'.
¿Ahora me quiere matar pero de diabetes?.
Me sonríe ladinamente a boca cerrada, levantando las bolsas.— Dicen que donde hay comida, hay felicidad. Y cerveza...
Agaché la mirada, nervioso. Me limité a encogerme de hombros, sin saber que responder. Él pareció entenderlo, por lo que sólo esbozó una sonrisa.
Se me acerca y deja las bolsas sobre mi cama, abriendolas y entregándome una caja de cartón llena de empanadas separada por; Empanada jujeña; empanada salteña; empanada mendocina; empanada porteña."
Me agradó su gesto y su... ¿Intento de sacarme una sonrisa inútilmente?.
— Gracias... creo.
Él ladea su cabeza en respuesta. Me quise llevar la empanada a la boca pero suspiré y me negué. A pesar de que se veía delicioso, no tenía hambre e intentar probar eso solo me dió ganas de vomitar. Todas mis ganas de hacer o siquiera decir algo se habían esfumado. El dolor en mi pecho creció de una forma más intensa, aunque aún estoy confundido si realmente es mi pecho o el dolor que siento en el alma. Estoy cansado...
Pareció darse cuenta e hizo una mueca, tomó una empanada para acercarla a mi boca. Lo miré confundido de sus intenciones.
— Debes recuperar fuerzas. Superate a ti mismo.— Parece pensar algo.— Empezaremos por ésto, ¿Sí?.
¿Superarme?. No deseaba nada más que salir de mi vida para no volver a ver personas que me hicieron todo el daño que me mantenía encarcelado en mi propio mundo penoso. Tenía rabia, dolor, tristeza, agonía... Pero jamás quise vengarme de nadie, simplemente me eché la culpa, fue mi culpa.
Pero quiero intentarlo... No tengo nada que perder.
Divisé con miedo aquel bocado, parecía tener el poder de subirme un poco el ánimo, o destruirlo. Y todo depende de una empanada. Tenía un revoltijo en el estómago que me estaba haciendo dudar de mi decisión.
— Uhm...Bueno.
Me observa con inseguridad cuando acerco mi boca al alimento y le doy un leve mordisco. Hice una mueca mientras degustaba el sabor, realmente no sabía si lo necesitaba. Pero sentí un terrible dolor en el estómago que me hizo parar y correr al baño seguido de mi contrario.
Vomité mientras caía al suelo y me apoyaba en la taza del inodoro para soltar todo. Sentí la mano de mi contrario sobar mi espalda con lentitud.
— ¿Te encuentras mejor?.— Pregunta agachandose a mi altura cuando terminé de vomitar.
Apoyé mi espalda contra la pared aún sentado en el piso y me tape la cara con las manos arrollandome en una bolita con mis piernas. Quiero llorar.
Él se me acerca y se sienta a mi lado sin decir nada más, simplemente acompañandome.
— Está bien, Argentina. Déjalo salir.
Al escuchar eso, ya fue inevitable soltar las lágrimas con fuerza, mis sollozos eran bajos, pero suficientes para dar señal de estar llorando. Sentí como dos brazos me rodeaban, un cálido toque que me hizo temblar completamente.
Un abrazo que realmente necesitaba, con las palabras que siempre quise escuchar.
Llora, llora... Todo estará bien.
〰️✴️〰️✴️〰️✴️〰️✴️〰️
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro