-Sonríe XX-
Tae y HoSeok caminaban con Momo de la mano, ambos balanceándola haciendo que la pequeña riera y pidiera volver a sentir en su pancita esas cosquillas producto de estar volando por unos segundos de las manos de los mayores.
Tras haber estado en el museo durante una hora, habían optado por pasear por el parque de enfrente hasta que el sol comenzara a ocultarse para poder ir a la casa de HoSeok a cenar.
TaeHyung aún se preguntaba cómo podía ser tan masoquista y estar al lado del hombre que, sin saberlo, lastimaba su enamorado corazón. Pero a pesar de no tener el valor de confesarle todo lo que sentía por él, aun así tenía esa imperiosa necesidad de estar a su lado, de sentir que, a pesar de saber la verdad, formaba parte de la hermosa familia de Momo y HoSeokie. En ocasiones como esas le gustaba imaginar que era el otro padre de la pequeña, y no Chae Young como sabía que era.
La sonrisa de HoSeok lo hacía sonreír a pesar de no estar escuchando lo que tanto le contaba, simplemente con ver sus labios curvearse hacia arriba él lo hacía involuntariamente también. Como si esa sonrisa tuviera la fuerza suficiente para hacerlo feliz a pesar de lo destrozado que se sintiera.
-Hey, TaeTae ¿Qué dices si vamos por unos helados? No nos viene mal comer el postre antes que la cena ¿cierto?
-¡Sí, helado!-exclamó Momo alzando los brazos aun sosteniendo las manos de ambos adultos.
Tae despertó de sus pensamientos felices, cargados de amor y cariño correspondido.
-Sí, es buena idea.-opinó viendo como la niña volvía a festejar y HoSeok le sonreía para luego ver a su hija con ese típico amor de padre a hija que inspiraba poesías.
Y es que era claro, con tan sólo ver la forma en que él miraba a su pequeña, en que estaba completamente enamorado de su princesa.
Y a TaeHyung le encantaba ver esa mirada cargada de amor paternal. Aunque por dentro deseaba que lo mirara a él también con cariño desbordado y amor incondicional.
Sacudió disimuladamente alejando ese pensamiento de su mente. Era imposible que eso pasara.
~Sonríe~
JiMin iba mirando por la ventana del auto mientras YoonGi conducía hacia algún restaurante para cenar. Habían pasado un buen rato en el museo, yendo de lado a lado y viendo todo lo que el lugar tenía para ofrecerles. Hicieron pequeñas bromas que les sacaron unas risas que procuraron no ser tan ruidosas y se deleitaron con algunas historias de los objetos que veían. Historias que al peliceleste habían inspirado.
Iba mirando la calle, procurando concentrarse en eso para evitar accidentes. Sus manos al volante, golpeando con sus dedos en la espera a que el semáforo cambiara de color. En un momento, antes de que eso pasara, el ruido del cuero de los asientos llamó su atención. Vio como la mano pequeña de JiMin apretaba el asiento y su rostro, a través del reflejo de la ventana, se mostraba preocupado y triste.
-JiMin ¿Qué pasa?-preguntó directo, comenzando a conducir cuando el semáforo cambió.
El chico tardó en contestar, incluso pensó que jamás lo haría, pero sólo bastaron tres minutos para darse cuenta de que se había equivocado.
-Por favor, detén el auto.-pidió con voz temblorosa.
YoonGi acotó la orden de inmediato y cuando se detuvieron se quedó mirándolo buscando una respuesta a ese pedido. Sin embargo, por más que él se relajó, no dijo nada al respecto. No le quedaba otra más que preguntar.
-¿Qué pasa?
-Yo...t-tengo miedo.-confesó en un susurró, mirando sus manos.
-¿Miedo?-JiMin asintió.-¿de qué exactamente?
-Es...un trauma que me quedó tras el accidente. Cada vez que viajo en el auto de alguien comienzo a sentirme mal, a tener miedo. Cuando yo lo hago no me siento así, no tengo miedo porque soy yo quien maneja, pero...
-Que lo haga otro te recuerda al accidente de ese día.-completó YoonGi, él asintió-¿Quién era el que conducía el auto?
-Un amigo de la universidad. Yo iba en el asiento del copiloto.-suspiró, sus ojos mostrando el dolor de aquellos recuerdos-hoy...hoy se cumple exactamente tres años de esa tragedia.
YoonGi, en silencio, bajó del auto, dejando a JiMin confundido por su acción. Pero pronto se dio cuenta de lo que hacía al rodear su propio auto para ir a su lugar.
-Conduce tú, tienes mi permiso.-dijo al abrir la puerta.
El pelinegro asintió, sorprendido, y pronto se pasó al asiento del conductor para seguir manejando hacia su destino.
-G-gracias.-murmuró avergonzado ante el gesto del peliceleste.
Este simplemente le dio un ligero apretón en el muslo y sonrió.
-No es nada, cachetón.
~Sonríe~
Jin paseaba por el museo junto a la señora y el señor Jeon. Eun Yeong lo tomaba del brazo, señalando algunas cosas como si fuera una niña en busca de respuestas. Su esposo se encargaba de saciar su curiosidad mientras él reía ante algunos gestos que hacía la mujer al no comprender algo. JungKook, por otro lado, estaba hablando con el dueño del museo al mismo tiempo en que iban por los distintos sectores. Se preguntó si alguien ahí, que no fuera familiar o amigo, sabría que ese día era el cumpleaños de Kook.
-Mira qué bonito.-Aoi, de su otro lado, miraba con admiración una joya cuya historia ya no recordaba.
Sook, Joseph y Elizabeth se acercaron a ver también. La señora Jeon los había invitado en lugar de su hijo ya que los cuatro se mostraban entusiasmados con ir, sobre todo la más joven quien era la primera vez que iba a un lugar cuyos planos habían sido hechos por el hijo de los Jeon.
Minutos más tarde los vio alejarse de ellos para ir a otro sector del museo. Ese día Eun Yeong había optado por darles la noche libre, así que bien podrían volver a casa o ir donde quisieran. Ellos irían a cenar a un restaurante y Seok Jin se incluía ya que Byeong Ho lo había invitado.
Cuando JungKook se acercó a ellos, supieron que la hora de irse había llegado. Kook no parecía muy contento ese día, aunque tampoco se comportó de forma grosera con ninguno, simplemente optó por quedarse callado, hablando cuando fuera necesario.
-Iré a casa-anunció cuando salieron del museo.
Eun Yeong sólo suspiró y asintió, viéndolo irse hacia su auto donde el señor Lee esperaba. Byeong Ho no dijo nada y fue hasta su auto junto a su esposa quien llevaba del brazo a Jin.
Al subir al auto, Seok Jin iba callado, mirando por la ventana mientras el matrimonio Jeon hablaba sobre algo que vieron en el museo.
-Noona-llamó él tras minutos de silencio, ella volteó a verlo.
-¿Sí, Jinnie?
-¿Pueden llevarme a casa? yo...no quiero dejar a JungKook solo.-pidió sin mirar a la mujer.
Eun Yeong vio casi suplicante a su esposo, quien no hizo más que suspirar y conducir hasta su hogar.
~Sonríe~
Al llegar Jin se dio cuenta de que sólo estarían ellos dos en casa. El silencio reinante se lo confirmaba.
Caminó hacia el pasillo que daba a la habitación y despacho de JungKook, sospechaba que estaría ahí. Pero en cuando estuvo cerca, logró escuchar estruendos de cosas al caer y romperse contra el suelo. Corrió asustado, esperando que Kook no estuviera lastimado.
-¡Joven Jeon!-gritó viendo como el chico arrojaba todo con odio, rompiendo cuadros, el espejo y todo aquello que se interpusiera en su camino.
El mayor pareció no notarlo, hasta que lo tomó de las muñecas y comenzó a forcejear con fuerza, mucha fuerza, para soltarse y seguir destruyendo todo a su paso.
-¡Suéltame, idiota! ¡Déjame solo! ¡No necesito a nadie! ¡Déjame!-gritaba JungKook intentando soltarse, moviendo sus brazos bruscamente.
-¡Cálmate!-pedía en vano, haciendo lo mejor para no soltarlo.
Pero era muy difícil, Kook tenía demasiada fuerza y aunque no fuera alguien débil, aun así se le estaba complicando controlar al mayor. Como si el enojo aumentara su fuerza.
Hizo lo posible por contenerlo, pero fue imposible. En medio de la pelea, JungKook liberó una de sus manos e intentó tomar a Jin para alejarlo, pero terminó jaloneando su camisa haciendo que los primeros botones se rompieran aunque ninguno lo notó. El menor intentó volver a tomar su mano, pero ante el descuido el mayor liberó la otra y logró empujarlo lejos de él.
Seok Jin trastabilló, sin poder agarrarse de nada, terminó por caer sobre los trozos de espejos rotos del suelo. En el momento de la caída sintió el dolor en sus manos y pronto detectó la sangre que manchaba el suelo y el espejo.
-¡Jin!-exclamó JungKook al darse cuenta de la situación, arrepentido por sus acciones.
Se acercó, posando su mano sobre el hombro del menor quien intentaba reprimir las muecas de dolor que las heridas le causaban. Por lo que pudo ver algunos trozos se incrustaron en su mano, lo que generaba que sangrara tanto. El mayor lo ayudó a levantarse y lo llevó a su cama donde se sentó, aun quejándose. Escuchó que Kook decía algo de un médico y luego salía de la habitación para volver minutos después. En ningún momento alzó la vista para mirarlo, el dolor ganaba toda su atención.
-Pronto vendrá el médico.-informó acercándose al menor, quitándose su saco para cubrir sus manos, en esos momentos no sabía qué hacer.-lo siento, no quería hacerte daño, yo sólo...estaba tan abrumado, los recuerdos del accidente...-al mirar al menor detectó que estaba llorando-lo siento, de verdad lo siento. Nunca quise esto.
Bajó la mirada, arrepentido. Si tan sólo no se hubiera cegado por el dolor y la furia, no hubiera dañado a Seok Jin. Iba a levantar la mirada cuando detectó, gracias a la camisa abierta, la cicatriz que surcaba el pecho del menor. Llevó su mano a ese sector y con sus dedos acarició esa zona, comprendiendo muchas cosas de Seok Jin en ese momento.
Al fin Kook noto la cicatriz de la operacion, en el proximo la historia de Seok Jin n.n
ay, estoy ansiosa, tengo algo preparado para ustedes que espero les guste n.n es un JinKook y quiero traerselos para navidad así adelanto varios capitulos n.n no sé de donde saque la idea, pero me pareció lindo n.n
nos vemos! besos 💋💋💋
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