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-Sonríe XIII-

Chae Young despedía a sus pequeños alumnos. Los niños de cinco años la saludaban con pequeños abrazos y una que otra niña con un beso en la mejilla. Eran sumamente encantadores.

Todos se habían ido cuando, al voltear, vio a una de sus pequeñas alumnas sentada en una de las sillitas del salón mientras abrazaba su mochila. Se acercó a ella y se arrodilló a su lado, corriendo algunos mechones oscuros de cabello.

-¿De vuelta tu hermana se demoró trabajando, Raylai?-preguntó suavemente viendo como la niña asentía-ya, no te preocupes, estoy aquí contigo. Esperaremos juntas ¿Qué dices?

Raylai volteó a verla con una pequeña sonrisa antes de volver a asentir y tomar la mano de su maestra para llevarla a la caja de juguetes. Si iba a esperar a que su hermana llegara, lo haría jugando.

Cuarenta minutos después escucharon que abrían la puerta y una muchacha joven de cabello rojo, se detenía agitada apoyando ambas manos en sus rodillas. Raylai la reconoció y fue por su mochila antes de que Chae Young la tomara de la mano para acercarse a la chica.

-Lo siento...mucho...no volverá...a pasar-decía aun algo agitada, recuperándose lentamente.

-Descuida Lisa, lo entiendo.-Chae Young sonrió, apoyando su mano en uno de los hombros-No tienes que disculparte cada vez que vienes.

-Aun así me siento mal...debería venir por Raylai a tiempo, como los demás.-dijo Lisa apenada mientras su hermanita tomaba su mano.-muchas gracias por quedarse con ella, Chae Young unnie.

-No te preocupes, Raylai es una niña muy buena, no es problema cuidarla.

-Pero tienes a tu hija y sólo te quito tiempo con ella.

-Te dije que está bien, Lisa.-rio revolviendo un poco el rojo cabello-será mejor que vayan a casa, necesitan descansar.

Lisa asintió con un ligero sonrojo y antes de irse le pidió a su hermana que se despidiera como se debía de su maestra. Raylai le dio un beso, un abrazo y le agradeció por acompañarla en la espera. Luego de eso ambas desaparecieron de la vista de Chae Young y esta se dio la libertad de suspirar. Lisa era una chica muy bonita que le gustaba mucho desde que la conoció cuando llevó a su hermana para inscribirla a los tres años. Habían hablado por unos buenos minutos, charlas que se repitieron en varias ocasiones y que le permitió conocer a la muchacha de veintidós años que trabajaba como mesera en dos lugares distintos para poder mantener a su hermana de cinco.

Tomó sus cosas para volver a casa, pensando que Lisa jamás debió conocer lo que conoció a tan corta edad. Ella era una chica estupenda que se merecía toda la felicidad del mundo.

Y Chae Young soñaba con dársela.

~Sonríe~

Seok Jin terminaba de preparar un bonito pastel por pedido de Eun Yeong. Uno de fresa y crema, el preferido del matrimonio.

Mientras la decoraba, recordaba la sonrisa brillante de JiSoo cada vez que hacía un pastel. Ella siempre llegaba y le arrebataba algo de crema con uno de sus dedos y se iba corriendo luego de su travesura. Cada vez que lograba anticipar sus movimientos, se adelantaba y tomaba algo de crema para dejárselo en su cara. Cho Hee terminaba por regañarlos cuando los descubría jugar con la comida, pero al final terminaba por unirse al juego.

-Bonito pastel.

Alzó la mirada, viendo a Aoi acercarse a él para apoyarse contra la mesada mientras admiraba su creación.

-Gracias.-sonrió siguiendo con la decoración.

-Eres buen cocinero, joven, atractivo, amable... ¿no te gustaría casarte conmigo?-bromeaba ella, logrando que Jin riera.

-No es mala idea, mi madre estaría encantada con verme casado.

-Y mi madre al saber que conseguí un chico que cocina. Ella siempre me dijo: Hija, chicos atractivos abundan, pero buenos cocineros no. Así que recuerda siempre, la belleza se va con el tiempo, el hambre no.-decía la muchacha, haciendo una mala imitación de su madre que hizo reír más al pelirosado.

-Tienes una madre sabia.

Aoi sonrió divertida, pensando en contestar cuando escucharon la silla de ruedas de JungKook acercarse.

-Aoi ¿Qué haces aquí? ¿No tienes que estar limpiando la sala y las habitaciones?-preguntó seriamente.

La chica, avergonzada, hizo una reverencia y, tras una disculpa, se fue a hacer su trabajo. Seok Jin simplemente la vio irse y siguió con su trabajo, ignorando la presencia de Kook.

Terminó de hacer los bonitos copitos blancos sobre el pastel y de colocar con algunas frutillas enteras y otras cortadas. Sonrió al ver su trabajo terminado y tomó el pastel para guardarlo en la nevera en un recipiente especial que Eun Yeong le había dado. Lo malo era...que no recordaba dónde lo había dejado. Así que dejó el pastel a un lado para buscarlo sin darse cuenta que JungKook lo veía con una manzana en la mano.

-Seok Jin.-llamó ganándose la atención del menor al instante, en ese momento señaló hacia un lado.

Jin observó, siguiendo hacia donde el dedo del mayor señalaba, descubriendo lo que estaba buscando. Corrió para tomarlo y regresar hacia donde estaba el pastel para guardarlo, aunque antes volteó a ver a Kook e hizo una reverencia.

-Gracias por ayudarme, suelo ser algo despistado a veces.-como se esperó, JungKook no respondió así que se dedicó a guardar el pastel en la nevera.

Aunque al voltear de nuevo casi queda prendido del techo al ver a Kook más cerca de él. En ningún momento lo había oído acercarse. Lo observó aun con la manzana en una mano sin saber qué quería. ¿Acaso quería algo de la nevera y él estaba obstruyendo su camino? Se hizo a un lado y caminó por el espacio entre la silla de ruedas y la isla de la cocina para ir a su habitación, quería descansar un poco antes de la cena.

-Me enteré que mi madre te paga el doble de lo que cobrabas.-se detuvo cerca de la puerta al escucharlo.-Eres el cocinero más costoso que hemos tenido.

-¿Qué hay del señor Choi?-preguntó volteando a verlo, aunque Kook seguía en la misma posición que cuando lo asustó.

-¿Ese idiota? Cobraba lo mismo que tú cobrabas en el restaurante donde trabajabas...no sé qué quiere mi madre contigo, pero algo se trae entre manos.

-No entiendo ¿Por qué lo dices?-en ese momento el mayor giró a verlo.

-Porque jamás le hubiera pagado a un cocinero lo mismo que te paga a ti, tu comida no es la mejor del mundo, así que no lo comprendo. Siento que algo le dijo TaeHyung o algo habrá visto en ti como para pagarte tanto.

-No encuentro otro motivo por el cual ella me hubiera contratado que no sea el ser su cocinero.

-Yo tampoco, pero la conozco y sé que algo se trae entre manos.-suspiró-como sea, me voy, tengo trabajo que hacer.

Y sin más se marchó, pasando por un lado de Jin y dejándolo con una gran duda en su cabeza.

~Sonríe~

Tan pronto como se había terminado de duchar esa noche, fue a buscar su celular y marcó el número de su primo. La duda de lo que pudo hablar con la señora Jeon lo tenía casi como loco, en especial después de saber gracias a JungKook que era extraño que le pagaran tanto dinero cuando los cocineros anteriores jamás habían cobrado tanto.

-Hola, Jin.-saludó con alegría el mayor.

-Necesito saber algo, Tae.-pidió seriamente.

-¿Algo? ¿Qué, Jinnie?

-¿Qué le dijiste a Eun Yeong noona de mí?

-¿De ti? ¿Por qué? ¿Pasó algo malo?

-No, pero hay algo que me llamó la atención.-suspiró-me dijeron que de todos los cocineros soy al que más le han pagado. Por eso quiero saber si le dijiste algo a noona como para que ella decidiera pagarme tanto.

-Mmm...no que recuerde, simplemente le conté que sólo estuviste un mes viviendo conmigo, la razón de por qué te fuiste, lo que te pagan en el restaurante, que ayudas a tu madre...y...¡Ah! También le conté que te encontraste en algunas ocasiones con JungKook. Pero nada más.

-¿Seguro? ¿No le contaste sobre la operación o algo de eso?-preguntaba acostándose en la cama.

-No, sabes que jamás hablaría de eso, no si tú no lo haces, Jinnie.

-Bien, entonces no sé por qué decidió pagarme de más noona.-suspiró-gracias, Tae.

-Si quieres puedo preguntarle a noona.

-No, descuida Tae, está bien. Nos vemos.

-Nos vemos, Jinnie.-y cortó la llamada, dejando el celular sobre la mesa de noche.

Pasó sus manos por su rostro, pensando en las palabras que JungKook le había dicho en la tarde. ¿Acaso habría un motivo especial por el cual Eun Yeong decidió pagarle tanto dinero sólo para ser su cocinero? ¿Qué habría visto ella en él como para contratarlo?

Se cuestionó durante casi dos horas hasta que finalmente terminó quedándose dormido en la suave cama que la señora Jeon le había proporcionado a su habitación.

Sea cual sea la razón, podía averiguarla otro día.

En lo posible subiré el otro en unas horas

espero que les haya gustado el capitulo! besos 💋💋💋

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