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-Sonríe XII-

JiSoo lo abrazó con fuerza en la estación. Ese día, tres días después de haber hablado con la señora Jeon, Jin partía de nuevo a Seúl para trabajar en un nuevo lugar donde la paga sería mejor y con la cual podría ayudar a su madre y hermana. Incluso le había prometido a su princesa que cuando quisiera podía ir y quedarse ya que la madre de JungKook había sido una mujer muy amable y le había dicho que no tendría drama de que ella fuera a quedarse unos días, aun recordaba a la pequeña JiSoo y le emocionaba la idea de volver a verla.

-"Cuídate mucho, Jinnie."-pidió ella con una sutil sonrisa.

Seok Jin volvió a abrazarla con fuerza, dándole algunos besos en la sien. La iba a extrañar aunque fueran a mantenerse en contacto.

-Ya, dejen el dramatismo que seguirán en contacto, par de hermanos exagerados.-el pelirosa sonrió al reconocer la voz de Alexander y se separó para recibir el abrazo del mayor.

-Ya me conoces, tonto.-dijo al separarse.-Pensé que no vendrías a despedirte.

-No pude ir ayer a tu fiesta de despedida, lo menos que podía hacer era venir a verte a la estación.-con una sonrisa revolvió su cabello-prometo que iré a Seúl pronto a visitarte. Iré con JiSoo a molestarte.

-Me parece un gran plan-Cho Hee se acercó a ellos para tomar al rubio del brazo-pero será mejor pensarlo después, ahora hay que dejar que mi niño tome el tren antes de que se vaya sin él.

-Es verdad, bien, ya debo irme.-Jin abrazó con fuerza a su madre y le dio un beso en la frente-te amo, mamá.-giró y le dio un beso en la frente a su hermanita antes de usar sus manos para decirle-"Te amo, princesa."

Y en ese momento se apresuró a subir al tren ante el aviso de que estaba próximo a salir. Con un último saludo a su familia, les deseo un hasta luego a Daegu.

Durante el viaje se entretuvo leyendo un libro que había comprado hacía un tiempo atrás y que, a raíz de su trabajo y el viaje a Seúl, no había logrado terminar. Por suerte, con el tiempo del viaje en tren había logrado avanzar varios capítulos, tan sólo le faltaban unos cuatro para dar por finalizado la historia de El psicoanalista.

Cuando descendió del tren, a diferencia de la última vez, Tae no estuvo ahí para recibirlo. Según una llamada que le hizo el día anterior, iba a tener trabajo en la empresa y no podría ir por él. Oh, fue divertido oírlo tan triste y casi llorando por no poder ver a su primo, pero lo calmó cuando le dijo que en cuanto pudiera iría a verlo a su casa o bien él podría visitarlo en casa de los Jeon. Después de todo, Eun Yeong era una mujer sumamente amable que no tendría problemas en que lo visitara en su casa, ella se lo había dicho en la llamada telefónica que le hizo. Seok Jin pensó que más que empleado pasaría a ser un miembro más de la familia, sólo que estaría encargado de la cocina.

Ya en el taxi le dio la dirección al chofer y se relajó viendo los paisajes que ya había conocido cuando estuvo ahí ese mes con TaeHyung y NamJoon. Sonrió divertido al recordar a su primo con su novia, ambos deseándole lo mejor y diciéndole que tan pronto como pudieran irían a verlo a él y a Tae. Esperaba que así sea.

Cuando llegó las manos le sudaron. Estaba nervioso, hacía años que no veía a los Jeon, salvo a JungKook y esa vez que los visitó brevemente para llevarles las fotos de TaeHyung. Sin embargo no se comparaba con el ahora, donde iba a vivir a esa gran casa por temas de trabajo. Bien, la relación quizás no sería la misma a si iba de visita como un amigo o algo parecido.

Una mujer de cabello canoso, de rasgos que no eran asiáticos, le abrió la puerta con una amable sonrisa en su rostro. Si su memoria no le fallaba esa era el ama de llaves.

-Buenos días, soy Kim Seok Jin, el nuevo cocinero.-se presentó haciendo una pequeña reverencia.

-Oh, Jin, pasa pequeño, la señora Jeon te está esperando.-informó dándole paso.

Una chica joven, según recordaba la que lo atendió la primera vez, y un hombre maduro tomaron sus cosas y las llevaron escalera arriba, seguro a la que ahora sería su habitación.

Siguió al ama de llaves hasta el jardín, donde vio a Eun Yeong sentada bajo la sombra de un árbol en una hamaca de madera, leyendo un libro de tapa rosada que, podía jurar, era una historia de amor.

-Señora Jeon, el joven Seok Jin ya está aquí-informó cuando estuvieron cerca.

Eun Yeong alzó la mirada, una gran sonrisa en su rostro, mientras dejaba el libro a un lado y se levantaba.

-Gracias, Elizabeth, yo me encargo ahora de él-la mujer hizo una reverencia y se fue dejándolos solos, en ese momento ella saltó a abrazarlo del cuello.-¡Dios! Me alegra que llegaras, Jin. No sabes cuánto habíamos anhelado con mi esposo tu llegada. TaeHyungnie nos dio muy buenas críticas de tu comida.-ella sonreía como una niña emocionada, sosteniendo ahora sus manos de forma maternal.

-Oh, muchas gracias, señora Jeon, espero no defraudarla.

-Vamos, querido, sin formalidades. Llámame noona.-pidió entrelazando su brazo con el de Seok Jin para llevarlo al interior de la casa-sí que has crecido mucho, la última vez que te vi tenías diez años. Eras tan pequeñito, recuerdo que te gustaban las galletas que horneaba. Desde que me mudé he extrañado las tardes en la que mi casa estaba habitada por niños tan lindos como ustedes. ¿JiSoo cómo está? Esa pequeña era tan adorable y hermosa ¿sigue igual de bella?

-Sí y mucho más, noona. Ahora es una mujer, aunque sigue siendo mi pequeña princesa.-contaba sentándose en una silla de la cocina, por pedido de Eun Yeong mientras ella preparaba té. Té que aunque quiso ayudarla a preparar ella se negó, diciéndole que recién llegaba y que no le molestaba hacerlo.

-Me gustaría verla pronto-suspiró yendo a sentarse con él al haber puesto a hervir el agua-¿Y Alex y Nam? ¿Qué tal están esos dos? Recuerdo que eran inseparables, donde iba uno iba el otro.

-Bueno, están algo distanciados. Desde que NamJoon está de novio se han distanciado un poco.

-¿De novio? ¿NamJoon?-preguntaba confundida.

-Sí, está con una chica llamada Jennie, es muy linda. Es amiga de JiSoo, iban a la misma escuela aunque se llevan tres años de diferencia. Gracias a esa amistad conoció a mi primo.

-Oh...ya veo-Eun Yeong bajó la mirada.

-¿Pasa algo, noona?

-No, es que...-miró hacia los lados y se acercó más a Jin-aquí entre nos, yo siempre pensé que Nam y Alex terminarían juntos. Es que...su amistad, no parecía como tal del todo, era como si...se trataran con más cariño ¿entiendes? Por eso siempre pensé que ellos serían novios. Me entristece un poco, hacen buena pareja.-se alejó para ir a ver el agua-pero no me hagas caso, cosas mías. Dime ¿Cómo está Cho Hee? Extraño a tu madre, era una buena amiga, una de las mejores que tuve.

-Está algo ocupada con el trabajo, pero bien. Se mantiene tan hermosa como siempre.

Eun Yeong sonrió ante ese tono tierno que había usado el chico para hablar de su madre, había sonado completamente adorable. Iba a decirle algo cuando vio a su hijo ingresar en su silla de ruedas, mirando sorprendido a Jin. En ese momento cayó en cuenta de que Kook no sabía que Seok Jin sería el nuevo cocinero.

-Kookie, cielo ¿recuerdas a Jin?-él apenas asintió-de ahora en más será nuestro nuevo cocinero.

Kook miró seriamente a Seok Jin, quien hizo una reverencia, y se fue sin decir nada. Eun Yeong suspiró, preguntándose dónde había quedado su dulce niño, ese que hacía días le había pedido un abrazo y le había dicho que la amaba. Quizás había sido cosa de una sola vez.

Terminó por servir el té y volvió a sentarse con el menor, sonriéndole como si su hijo no hubiera sido grosero y se hubiera ido sin saludar.

~Sonríe~

YoonGi suspiró, dando vueltas en su silla, dejando a la mitad una de sus composiciones. En su mente la imagen de lo que había descubierto esa tarde gracias a uno de sus compañeros de trabajo.

Había sido casualidad. Para distraerse habían estado hablando de algunos chicos del pasado que habían hecho audiciones para esa empresa y que habían quedado. Hablaron de varios que se habían vuelto famosos y que, con el tiempo, cambiaron de empresa. Para luego hablar de otros que habían logrado quedar pero que luego, por situaciones que desconocían, habían desistido de la idea.

La sorpresa llegó a él al enterarse que Park JiMin había sido uno de ellos. Según su compañero no sabía el motivo, había quedado como uno de los mejores bailarines y un gran cantante, con una voz hermosa que a la empresa le había gustado. Pero a pesar de todo, el chico llamó un día para explicar que se dedicaría a su carrera de arquitecto y se negaba a la idea de ser bailarín y cantante. Su compañero había dicho que puede que se haya cohibido por las cicatrices en su rostro, ya que lo vio un día a lo lejos, pero que eso no importaba. La empresa amaba más su voz que su imagen.

YoonGi no había dejado de pensar en eso. Sospechaba que la imagen no era lo único que cohibió a JiMin, pero no podía decirlo a ciencia cierta. Apenas sabía algo del chico con quien se mantenía en contacto a través de mensajes desde aquella vez que fueron a la casa de Tae. Pero no tenían una relación muy estrecha como para preguntarle, así que simplemente se limitaba a quedarse con la duda.

Aunque la idea de pedirle que cantara para él se había vuelto en una pequeña tentación.

~Sonríe~

Jin terminó su cena junto al ama de llaves y los tres sirvientes que vivían ahí. Con eso había dado comienzo a su trabajo como cocinero de los Jeon. Aunque la cena que disfrutaba junto a los demás empleados era distinta a la de la familia, pero eso no quiso decir que no recibió elogios de las cuatro personas con las que compartía la mesa.

-Lo siento-comenzó hablando Jin ante el pequeño silencio que se había hecho-noona mencionó que llevaba meses buscando un buen cocinero y que por ese motivo tuvieron que repartirse la tarea entre ustedes. Puedo saber ¿Qué pasó con el cocinero anterior?

-¿Con el señor Choi? Fue despedido.-dijo Aoi, la sirvienta más joven.

-¿Despedido? ¿Por qué?

-Por haber insultado al joven Jeon.-sintetizó Sook, la otra sirvienta de aspecto más maduro que Aoi.

-Bueno, es comprensible la razón por la cual lo hizo, él no conoció al joven Jeon antes del accidente, aunque eso igual no fue motivo para insultarlo.-dijo Joseph, el otro sirviente que parecía tener la misma edad que Sook.

-En resumen, Jin, el señor Choi insultó al joven Jeon tras un...mal comentario que hizo de su comida. No estaba mal, pero el joven Jeon ese día no estaba de humor y bueno, hizo un comentario bastante hiriente y el señor Choi se enojó. La señora Jeon lo despidió ese mismo día aunque el joven Jeon fue regañado.-explicó Elizabeth-espero que no te pase lo mismo, Jin. El joven Jeon no es así en realidad, simplemente su vida se amargó desde que está en silla de ruedas. No te pido que aguantes sus maltratos callados, sólo...que seas paciente. Él en el fondo es un buen chico.

-Descuide, noona, yo...comprendo al joven Jeon, sé que no es así. Lo conocí cuando era más pequeño y sé que cambió por el accidente, así que descuiden, no cometeré los mismos errores que el señor Choi.

La mujer mayor sonrió con amabilidad y le acarició la mejilla. Luego de eso todos siguieron con la cena.

Ya todos se habían ido a dormir, pero Jin aún seguía despierto, sentado en la hamaca donde había estado Eun Yeong cuando llegó, mirando la luna en lo alto. El cielo nocturno era sumamente hermoso, siempre le había gustado admirarlo, desde pequeño ver las estrellas había sido siempre un buen método para tranquilizarse cuando se sentía nervioso o ansioso por algo. Aunque en ese momento no se sentía de ninguna de esas dos formas, aun así no lograba dormir y sentarse a ver el cielo era lo único que había pensado en hacer.

En el silencio sus memorias pasadas regresaron, recordándole esos días de tristeza en donde la sonrisa de JiSoo y Cho Hee era algo casi imposible de ver. En donde vivía de hospital en hospital buscando un milagro que pudiera alargar su vida y evitar las lágrimas de dolor de su madre y su hermana. Su mano, de forma inconsciente, se dirigió a la cicatriz de su pecho cubierta por la playera que llevaba puesta. La mejor noticia la recibió aquel día en que Cho Hee y JiSoo lloraron de felicidad al saber que viviría muchos años más.

La luz de la vivienda Jeon llamó su atención. La ventana de uno de los cuartos brillaba de un tono amarillo luminoso a través de las cortinas, hasta que estas fueron separadas y Seok Jin pudo ver a JungKook apoyarse contra el marco observándolo seriamente.

-¿Qué haces ahí a esta hora?-preguntó y gracias al silencio Jin pudo escucharlo perfectamente sin que tuviera que elevar mucho la voz.

-Pensaba, es un lugar hermoso para pensar.-respondió con una pequeña sonrisa.-¿Y tú?

-Lo mismo.

Volvió a sonreírle antes de mirar el cielo, quedándose en completo silencio, pensando en su pasado y en su presente, sin querer molestar al mayor. Así que simplemente se deleitó con las estrellas y la luna, perdido en sus pensamientos, apenas moviendo las piernas que colgaban de la hamaca de madera. La suave brisa de la noche chocaba contra su piel y cuando cerró los ojos pudo detectar el sonido de los grillos al cantar. No podía faltar nada más para completar el escenario nocturno que disfrutaba.

-¿Piensas quedarte ahí toda la noche o vas a volver a dormir?-bueno, quizás si había faltado algo para completar el escenario: los comentarios de JungKook.

Sonrió divertido, negando con la cabeza antes de levantarse de la hamaca. Mañana sería un largo día.

El Psicoanalista es un libro de John Katzenbach, al menos del que yo hablo XD es un buen libro, lo tengo y como no se me ocurría otro, puse ese XD 

Eun Yeong es un amor de persona XD me inspiré  en un personaje de Playful Kiss, en la madre de Seung Jo, ay, amo a esa mujer UuU

Espero que el capitulo les haya gustado n.n nos vemos en el siguiente! besos 💋💋💋

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