La noche de ese día, Yoongi corrió a lo mas alto del bosque y aulló con el corazón dolido.

Le reclamo a la luna lo que su pequeño cachorro humano estaba sufriendo.

Aquella pequeña aventura daño el delicado cuerpecito de Jimin. Esa mujer lo había arrastrado tan dolorosamente, sin sentimiento alguno, ignorando las quejas que por primera vez Yoongi escuchaba bien, no eran palabras sino eran gemidos de dolor, le había golpeado, le había lastimado tanto, que el tinte rojo no paso desapercibido en la pálida piel del cachorro humano.

El llanto de sufrimiento que soltaba los pequeños pulmones del menor calaron en lo mas profundo de su alma.

Gruño e incluso mordió su labio sin importar lastimarse, no sentía nada mas que su sangre hervir por ir al rescate del pequeño castaño.

Pero no podía.

Y aquello le dolió aun mas. El no poder ir al rescate de su pequeño cachorro.

Yoongi quiso llorar cuando dejo el delicado cuerpo tirado donde siempre dormía cuando le dejaban fuera. Vio como seguía sollozando en silencio y como movía su manitas, abriéndolas y cerrándolas como si no sintiera nada.

Y cuando Yoongi volvió, lo encontró en el mismo lugar y en la misma posición, su lobo se altero por un momento pero al ver como cuchareaba de manera tierna, le tranquilizo al menos un poco y entendió que había quedado dormido de una manera muy cruel.

Se dio cuenta que todo el día, su pequeño estuvo ahí tirado y entonces se preocupo al ver que posiblemente su cachorro no había comido nada.

Preocupado se devolvió al bosque, a pesar de la ya oscuridad que abrumaba los altos arboles, Yoongi observaba todo perfectamente. Y no volvió hasta tener una de las mejores manzanas en su hocico, había estado tentando en cazarle algún conejo pero recordó que su cachorrito no era un lobo ni nada parecido, sino un humano.

Antes de salir de los arbustos, se aseguro que el pequeño siguiera dormido y cuando vio que era así, se acerco a él. Cuando estuvo junto a él, dejo la manzana en el suelo y la hizo rodar con su hocico hasta que quedara frente a él, para que sin duda alguna la viera.

Yoongi decidió admirarle por unos momentos y sentir su olor a frutilla. Su lobo quería gruñir al ver como habían lastimado aquel inocente rostro. Cohibido por el dolor que había visto pasar a su pequeño, lamió tiernamente el rostro del menor, limpiando cual quier rastro de lagrimas y de sangre. Dándole una ultima mirada, decidió que era mejor volver a su escondite detrás de los arbustos antes de que despertara.

Se sentó en sus patas traseras y espero.

Pero el pequeño Jimin no despertaba y el tiempo estaba pasando. Yoongi sabia que dormía pero no entendía porque ni siquiera se movía, estaba preocupado de que tan mal estado se encontraba el pequeño cachorro humano.

Espero hasta que su lobo dijo basta y con mucha preocupación volvió al lado del menor, volviendo a lamer su delicado e infantil rostro. Pero seguía sin despertar.

Yoongi desesperado porque despertara, movió con su hocico la pequeña cabecita del menor, su lobo sollozo alterado al ver que no abría sus ojitos marrones.

Siguió insistiendo hasta que las pequeñas manitas de Jimin se movieron y por un momento el gran lobo quiso brincar de felicidad al ver que al fin reaccionaba.

Pero Jimin no daba indicio de poder levantarse, ni si quiera levantar la mirada, posiblemente solo veía las largas patas de Yoongi.

Aun así el pelinegro volvió a golpear la manzana para que el pequeño la viera y la tomara. Hasta que Jimin aun acostado en el suelo intento agarrarla, Yoongi sonrió aliviado y cuando le dio un pequeña mordida a la manzana, se quiso convencer de que todo iba a estar mejor.

Así que lentamente volvió a sus arbustos, se recostó ahí para poder observar como su pequeño cachorro humano comía lo que él le había conseguido.