Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capitulo 4

Saint se sacudió bruscamente, mientras recuperaba el control de su cuerpo. Gun y Off miraron hacia atrás.

—Está descansando o algo así —, Saint se encogió de hombros. —Estoy a cargo de nuevo, por ahora.

Gun asintió.

—Se necesita energía, para llevar a alguien más. Sin embargo, no tengo ninguna duda, de que volverá si no hacemos exactamente lo que él dice.

Ni siquiera se molestó en negarlo. La voluntad del rey, no podía ser superada. Si el espíritu quería que lo llevara al reino fae, nada le impedirá forzarlo a que encontrara una manera de llegar allí. Pensó, brevemente, en la idea de ver un exorcista, pero sabía que el rey se haría cargo y lo mataría, antes que el exorcismo incluso empezara.

La inutilidad para luchar contra el rey muerto, lo hundió en la depresión.

Toda esta situación, parecía que lo llevaría a la muerte, y lo peor de todo, era que no llegó a decirle adiós a Perth. Esperaba que el vampiro, estuviera bien sin él.

Perth siempre lo proclamó como su sol, el más alto rango que los vampiros podían dar a otro ser. A pesar de su amor por el vampiro, por primera vez, esperaba que Perth hubiera elegido mal. Si no era su sol y moría, Perth no sufriría. Pero si de verdad lo era, su propia muerte, también podría resultar en la de su amante.

—Vamos a hacer una oferta al rey y luego terminaremos con esto, Saint —, Gun prometió.

Ninguno de los fae lo miró. No creyó que pudieran estar enfrente a él, cuando mintieron.

—Eso espero. —Tenía planes. Sería difícil ser un médico y vivir felices para siempre, con el vampiro de sus sueños, si estuviera muerto.

Eres un poco dramático, ¿verdad?

—¡Cállate! —Grito.

Gun miró hacia atrás.

—No tú. El hombre en mi cabeza.

—Oh.

Nada más se dijo, mientras continuaban por el callejón oscuro. No sabía lo que el par fae quería encontrar, que no fuera basura y personas sin hogar, pero nunca estuvo más agradecido, que los dos hombres llevaran grandes espadas.

Cuando pensó que sus piernas estaban a punto de caerse de agotamiento, finalmente se detuvieron junto a una alcantarilla.

Los fae contemplaron la cubierta, durante tanto tiempo, que perdió la paciencia. Entre preocuparse por la posesión, Perth, y lo que iba a encontrar en el reino fae, sus nervios prácticamente, se estaban perdiendo.

—¿Qué estás haciendo?

Off alzo sus ojos, examinándolo.

—¿Pensaste que todos los círculos de hadas eran flores en una colina cubierta de hierba? Como especie, hemos tenido que adaptarnos.

Miró lo que Gun estaba haciendo y se dio cuenta de que pequeñas flores se moldearon en el metal. Las flores brillaban mucho más, con cada pasada de su mano.

Gun se dirigió hacia la alcantarilla, de pie en medio del círculo de metal, levantó las manos hasta la altura de su cintura.

—¡Ábrete! —Ordenó.

Una luz brillante, centellaba alrededor, hasta que una luz blanca rodeo a los fae. Su corazón dio un brinco, cuando Gun desapareció

—¿A dónde fue? —Dijo, agarrando a Off

—Ven. —Off lo miraba con una combinación de compasión y diversión. —No te preocupes tanto. Vas a estar bien. El rey es un hombre de palabra, no podría haber sido mi persona favorita, pero que es mejor que la reina actual en el trono.

La expresión de Off transmitió lo que pensaba de la actual reina. Una suave risa se hizo eco en su mente. Había olvidado que estaba poseído, hasta que el rey hizo un ruido en su cabeza.

Off le agarró la muñeca y lo jaló dentro del círculo brillante. Entre una respiración y la siguiente, la ciudad desapareció y se encontraba en un amplio campo de hierba, con un círculo de margaritas en el centro.

—No dijiste que todos los círculos de flores se habían desaparecido —le dijo a Off, con una mirada mordaz.

—Vamos, vamos a acabar con esto y a regresarte con tu vampiro.

Siguió a Off, abajo de la colina cubierta de hierba. Gun estaba en la parte inferior, a la orilla de la carretera, como esperando un taxi.

Se dio la vuelta, mientras se acercaban.

—Ya era hora de que aparecieran. Me estaba aburriendo y creí que alguien más vendría antes que ustedes.

Mirando hacia arriba, se dio cuenta de que no era en realidad un sol, había un brillo en general, que iluminaba el cielo, pero no era el brillante orbe.

—¿Dónde está el sol?

Gun rió.

—Estás en el Inframundo. Nosotros no tenemos un sol. Tenemos la luz.

Mientras caminaban, un bosque apareció de la nada, o al menos eso le pareció. Los altos árboles, se elevaban por encima de ellos, y el aroma de pino llenaba el aire.

—Ya casi estamos allí —, prometió Off.

—Bueno—Sus botas no fueron hechas para andar por todo el universo. Él sólo les había comprado, porque sabía que a Perth le gustarían. Si hubiera estado pensando, hubiera usado sus zapatillas de deporte.

Esperaba que Krist estuviera sanando bien. La culpa lo carcomía, al recordar apuñalar a su amigo.

¡Ahí está!

La excitación se entrelazó, con la voz sarcástica de su cerebro. Cualesquiera que fueran las fallas del rey, al parecer había amado su casa.

Un castillo se presentaba al final del camino pedregoso, que habían estado siguiendo, el tipo de castillo que había visto en los libros de historia, cuando era un niño. Altas torres llegaban al cielo, el edificio que se extendía delante de ellos, era de aspecto delicado.

—¿Va a liberar a Saint, una vez que hable con su esposa? —Preguntó Off.

—¡Ya veremos! —Una vez más, perdió el control y el rey se hizo cargo. Al parecer, este había acumulado energía, para hacerse cargo del cuerpo de Saint de nuevo.

El tono del rey fae no le inspiraba ninguna confianza. Deseó poder luchar contra el hombre, pero ¿cómo podría hacerlo contra un espíritu, que tenía todo el poder en sus manos?

Guardias corrieron a su encuentro.

—¡Alto! —Un fae dio un paso adelante, separándose del grupo de guardias.

El cabello del hombre consistía en una serie de trenzas. Se preguntó si tenía un significado especial.

—Tay, deja de ser un idiota. A un lado, debemos hablar con nuestra reina. —El tono de Gun, indico su impaciencia con el protocolo.

—No es que no los reconozca. Pero a él no. —El guardia lo señaló. —Nunca lo había visto antes. ¿Por qué traen un humano aquí?

—Negocio real —, dijo Off.

—Yo voy a decidir qué es un negocio real, no tú —, declaró Tay.

Se dio cuenta, de que el hombre, era el tipo que se aprovechaba de su posición de poder.

—Deja de ser tan estúpido y deja que los hombres pasen —, gruñó.

El guardia dio un paso adelante, con una mueca en su hermoso rostro.

—¿Y qué te hace pensar, que voy a recibir órdenes de un ser humano?

—El hecho, es que el rey muerto se ha apoderado de mi cuerpo —, le dijo.

Tay rió.

—Buena historia.

Agarró a Tay por la garganta y tiró de él, acercándolo.

—Si no nos dejas pasar, voy a contarle a tu pareja, exactamente donde tú vas durante el solsticio.

Tay palideció.

—Discúlpame, Alteza. No lo reconocí —, dijo el soldado, con un jadeo.

Lo empujó.

—Por supuesto que no, tonto, estoy habitando el cuerpo de otro. Ahora llévame con la reina.

Tay trago.

—Ella está en la sala del trono, con su marido.

Dio un bufido de incredulidad.

—¿A Quién ha tomado para su cama?

—Sir Baal.

Echó hacia atrás la cabeza y rió.

—Pobre cosa, ha caído tan bajo.

Incapaz de controlar su cuerpo, observó sus movimientos, como si fuera un visitante en su propio cuerpo.

Había un borde duro en el rey, que le dijo que el monarca no estaba tomando su muerte a la ligera. A pesar de la situación, tenía que admitir que estaba matándolo la curiosidad acerca de dónde iba el soldado, durante el solsticio

Él va a un spa gay, de la ciudad.

Sabía que hubiera tropezado, si tuviera el control de su cuerpo. Había oído de este tipo de cosas, desde luego, pero nunca había conocido a nadie que en realidad fuese a uno. Al menos no lo creía.

---------------------------------------------------------------------------------------------------------

La reina se sentaba en un trono, en medio de una gran sala de recepción, tenía un corte en su vestido para permitir que sus alas aletearan detrás de ella, mientras se sentaba. Su largo cabello rubio, brillaba en la luz natural, y su vestido de seda, estaba ricamente bordado con árboles y flores.

Sin embargo, su expresión le dijo a Saint, que ella era la contraparte perfecta para el hombre a su lado.

La perfección fría de su cara, hacía juego con el hombre serio sentado en el trono adyacente. Se dio cuenta, que el nuevo consorte se sentaba en una silla y tampoco parecía muy feliz de estar allí. Algunos podrían considerarlo el nuevo marido de la reina, pero por ley, no podía tener el lugar de Zero. El espíritu dentro de él, susurró la información, mientras observaba a la pareja.

El otro fae se hizo a un lado, para acercarse a Tay, lo que confirmo la idea de que el hombre tenía una posición de algún rango.

No quería enfrentarse a la reina, pero no tenía otra opción, pues era la voluntad del rey que ocupaba su cuerpo.

Se dirigió al consorte.

—No pudiste heredar la corona, pero hiciste tu camino a la cima, por lo que veo.

—¿Quién eres tú para hablar conmigo en tu forma humana? — La expresión del hombre, confirmó su sospecha, de que todos los fae, tenían poca consideración con los humanos.

—Soy el Rey Zero. Creo que estás sentado en mi silla.

El rey sonrió.

—Rey Zero, ¿de verdad? Él está muerto, y tú eres un impostor. Gun, Off, ¿cuál es el significado de esto? Si están haciendo una broma a costa nuestra, voy a tener sus vidas.

El hermoso rostro del consorte, se volvió de un color rojo poco atractivo, mientras que la reina palideció.

Off se adelantó y saludó a la reina.

—Es Saint Suppapong, compañero de Perth Tanapon. Usted le otorgó a Perth guardias, a cambio de curar a los fae, cuando acabe su entrenamiento. Durante el festival de Samhain, el Rey Zero lo poseyó. Nosotros lo trajimos, porque el rey tiene el control parcial de Saint y declaró su intención de destruir el cuerpo, si nosotros no lo acompañábamos aquí. Si algo le sucede, Perth no va a dejar que se quede en la impunidad. Pensamos que era lo mejor, para evitar una guerra con los vampiros.

—Hay cosas que no dejare ir sin castigo —, declaró Saint.

—¿Qué cosas? —Preguntó el Rey Baal.

—El hecho de que mi señora esposa, me mato y robo mi esencia.

Hubo una exclamación colectiva, en torno a la sala del trono. Incluso él conocía la gravedad de la acusación del rey. Los fae podían ser resucitados, si todavía tenían esencia junto con su alma.

Si la reina se robó la esencia del Rey Zero, significaba que pretendía que él no volviera nunca. Era esencialmente un asesinato, incluso si ella no causó su muerte, en primer lugar.

—Su muerte fue un accidente —, la reina anunció, en voz orgullosa. —No puedes declarar un asesinato ahora, después de tanto tiempo. Han pasado más de cincuenta años desde que estabas vivo.

Saint se acercó a la reina.

—¿No te parece extraño, que en todo ese tiempo nunca regresara? Para esta fecha, la diosa debería haberme resucitado, ¿no te parece?

—Um... ¿tal vez ella no creía que fueras digno?

Sintió ira estallar a través de él. Con un movimiento de su parte, el rey utilizó su capacidad telequinética para dar un tirón a la reina de la silla, dejándola caer de rodillas, delante de él.

Sin previo aviso, envolvió sus dedos alrededor del collar que llevaba, y con un movimiento de su mano, rompió el cierre.

La reina soltó un jadeo.

—¡No puedes!

—¡Oh, mírame!

—¡Libérala! —Baal saltó del trono, blandiendo una espada. Meciéndola ampliamente, golpeo el collar de las manos de Saint.

—¿Crees que puedes tomarlo? —Preguntó.

A pesar de que el Rey Zero, le arrebató la espada de la vaina de Off, Saint tembló debido al terror. No había manera que él fuera a morir por esto. Nunca había sostenido una espada, en toda su vida.

Para su sorpresa, el arma se movió fácilmente en su mano, bloqueo la hoja del consorte, atacándolo, ya que al igual que la habilidad del otro hombre, era demasiado insignificante.

—¡Tomaste mi trono y luego me niegas de nuevo mi vida! —Declaró. —¡Iba a perdonar tu vida, pero debido a esta estupidez, acabas de perder ese derecho!

Baal barrió su espada en un movimiento y se dio cuenta de que estaba mal. Tenía la sensación de que su oponente llevaba su espada más para la decoración, que para combate. Con un golpe de su espada, golpeó el arma de la mano del otro hombre y lo apuñaló en el pecho.

Baal cayó al suelo y no se movió de nuevo. A medida que la sangre salía de su herida, luchó para no derramar el contenido de su estómago en el mármol brillante.

La reina gritó:

—¡Asesino! Guardias llévenlo al calabozo.

—¡Yo! —Saint gritó. —Tú eres quien me asesino.

—Es un impostor. ¡Un ser humano!

Antes de pudiera decir algo más, alguien lo golpeó en la parte posterior de su cabeza, y cayó en la oscuridad.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro