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Capitulo 3

Saint despertó la tarde siguiente, sintiendo como si tuviera niebla dentro de su cabeza y de mal humor. Sentía sus manos y pies algo extraños, y como desconectado de su cuerpo, como si no fuera el suyo. Un suave quejido, le advirtió que allí estaba su compañero. Joder, tendría que volver pronto a tener un horario diurno, de lo contrario, nunca se quedaría despierto durante sus clases.

—Hey, Krist. —A menudo se despertaba solo, porque Perth lo hacía antes, pero su amante tenía un punto y era que no se fuera a la cama sin él. No importa lo que hiciera durante la noche, Perth dejaba todo para estar con él, hasta que se durmiera.

Recuerdos, volvieron en un destello.

¡Mierda!

Necesitaba encontrar a Gun y Off. Ellos podrían aconsejarle sobre qué hacer. Vestirse tomó más esfuerzo de lo que debería, cuando sus dedos eran torpes y su cabeza dolía. Krist lo observó por un momento, dando un gruñido bajo.

—¿Qué pasa? —La voz de Krist, susurró en su mente.

Se giró, hacia el shifter.

—No te metas en mi mente —Gruñó.

Krist cambió a humano.

—¿Estás bien? Perth dijo, que estabas teniendo pesadillas.

—No pasa nada, estoy cansado que todo el mundo se meta en mi cerebro, como si fuera un patio de recreo paranormal.

—Sabes que no puedo leer tu mente, ¿verdad? Quiero decir, puedo enviar palabras, pero en realidad no puedo escanear, como los vampiros.

Se relajó.

—No, no lo sabía. Pensé que todos los paranormales podían.

Krist negó con la cabeza.

—Sólo los vampiros y algunas de las especies más raras, de las que no quieres saber.

Casi se lo preguntó, pero decidió confiar en la palabra del shifter. Si Krist estaba tan asustado, como para hablar de ellos, no deseaba tener pesadillas sobre ellos. Ya tenía suficientes problemas.

Tomando una profunda respiración, decidió seguir el consejo de su madre "No busques dificultades"

—Voy a hablar con los fae, se bueno.

—Jode eso, me voy contigo.

Más rápido que dos parpadeos de sus ojos, Krist cambio a lobo.

¡Deshazte del perro! —Exigió la voz, dentro de su cabeza.

—Cállate.

Krist ladró.

—No tú —, le dijo al lobo.

Abrió la puerta de la habitación. Mierda, su vida ya tenía bastantes complicaciones, sin ser poseído por un rey.

Los fae estaban en la sala, visibles, por una vez.

—Bien. Necesito hablar con su reina.

Lo miraron como si hubiera perdido la cabeza.

—No lo creo —, dijo Gun, cruzando los brazos. —Perth me cortaría las pelotas, si te llevamos a la Corte Fae.

—Y luego alimentaria, con ellas, a los shifter. —Off termino.

Los dos fae eran como un conjunto combinado, con sus alas transparentes y su cabello oscuro, excepto que Gun tenía los ojos verdes, una pequeña cicatriz en la mejilla superior, y una sonrisa fácil. Off tenía ojos marrones y siempre parecía que deseaba sacar su espada y herir a alguien. Por su expresión, parecía que tampoco le importaba.

Abrió la boca, y las palabras que salieron no fueron las suyas.

—Ustedes dos, siempre han sido unos idiotas —, dijo la fría voz. —Le dije a sus madres, que nunca serían guerreros dignos, y los encuentro siendo niñeras de un estudiante de medicina. ¿Tanto han caído los fae, que nos interesamos por la vida de alguien que apenas es uno de los nuestros?

Los soldados fae dieron un paso atrás, ante sus duras palabras.

Los vio intercambiar una mirada de sorpresa, pero no pudo detener las palabras que salían de su boca. Saint gritó y gritó dentro de su mente, pero todo lo que hacía, tenía poco efecto. El rey se había hecho cargo, y él no podía detenerlo.

Ahora sabía cómo se sentían las marionetas. Su cuerpo pertenecía a un rey muerto, y parecía que no podía hacer nada al respecto. Si los fae no le ayudaban a llegar a la reina, nunca podría conseguir el control de nuevo.

Off hablo primero.

—¿Quién eres tú?

—Soy el Rey Zero.

—Oh, mierda. —Los ojos de Gun, se abrieron en estado de shock. —Por eso es que nos dijeron que asistiéramos a la ceremonia.

—El vidente, debe haberles advertido —, estuvo de acuerdo Off.

Gun dio un paso adelante. Inclinó la cabeza ante él, luego lo miro a los ojos.

—Suéltame —, se burló. —No se toca al Rey.

—Lo hacemos si el rey, ha habitado el cuerpo del amante de un vampiro, ¿piensa que la reina va a tomar esto bien? Perth va a sacarte de allí y será desterrado a una dimensión infernal, donde van a devorar su espíritu.

Pensó que el fae, lo dijo con demasiado entusiasmo.

Zero se burló.

—Él no va a tener la oportunidad, porque me vas a llevar a casa, para que pueda arreglar algunas cosas con mi esposa.

Off negó con la cabeza.

—Lo siento, Alteza. Sin faltarle el respeto, pero atesoro más mi vida, de lo que le temo a usted. Si la reina no nos sentencia a muerte, Perth va a drenar nuestros cuerpos y nos echara en el río. Todo el mundo sabe, que va a hacer cualquier cosa por su sol.

—¿Pero a ti te matara si Saint es llevado con los fae, o por dejarlo morir?

Antes de que supiera que se había movido, el rey tiró una daga de la vaina de la cintura de Gun y la acercó a su propia garganta. En el interior, se esforzaba por controlar su mano, pero no sirvió de nada, la voluntad del rey era más fuerte.

—No tengo miedo a la muerte, mis soldados, pero es posible que ustedes la tengan, si termino la vida de éste.

Los guardias fae palidecieron, y Krist dio un gruñido.

—Ahora, ¿vas a llevarme a la reina o debo suponer que no se preocupan por la vida de este muchacho?

—Baja el puñal y lo llevaremos.

—Bueno. Es agradable ver que no eres tan tonto, como siempre había creído.

No le gustaba este tipo. El rey era el peor tipo de matón. Si tuviera la libertad de moverse, patearía su propio culo.

Krist gruñó y comenzó a dar marcha atrás.

—Oh, no, no lo harás. —El rey arrojó la daga.

Vio con horror, como la hoja se hundió en su amigo shifter.

Se volvió y se enfrentó a los fae, de nuevo.

—¡Llévame con mi esposa!

Off frunció el ceño, pero no dijo nada más. Con una maldición, Gun se dirigió hacia el shifter.

—Déjalo. No va a morir, pero así no ira a dar la alarma.

Se relajó un poco. Si Krist moría debido a que había sido tan estúpido como para ser poseído, nunca se perdonaría a sí mismo.

Va a sentir dolor, durante aproximadamente una hora y luego sanara.

El tono calmante del rey lo calmo, a pesar de que el espíritu no le regreso el control de su propio cuerpo. Se preguntaba por qué el rey, trataba tan duramente a sus subordinados, pero se molestaba en tranquilizar a la persona que poseía. Esperaba que Krist lo perdonara, echaría de menos tener la amistad del shifter.

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Un aullido infernal, interrumpió la conversación de Perth con su proveedor de licor. Su primer impulso fue decirle a Krist por qué no usaba el teléfono, pero luego se le ocurrió. Krist aullaba.

—Me tengo que ir. —Colgó el teléfono y corrió.

Krist era un shifter, no un perro. Si aullaba, había una buena razón, y había dejado al hombre a cargo de Saint.

La multitud en la sala, lo obligo a detenerse.

—Abran paso, ¿Qué ha pasado?

Mark y Singto se arrodillaron junto a Krist, cerniéndose sobre el lobo.

—Envié a buscar al médico, pero tenemos miedo de que se mueva —, dijo Mark, viendo al pequeño shifter.

Miró a las personas, que bloqueaban el pasillo.

—Todo el mundo vuelva a lo que estaba haciendo. Averiguaremos que está pasando.

Reconoció el cuchillo.

—¿Por qué Gun apuñalo a Krist?

—No sé, pero voy a arrancarle la garganta —, gruñó Singto. Sus ojos brillaban con una luz salvaje, que no auguraba nada bueno para la futura salud de los fae.

No Gun. Saint.

Era la voz de Dustin en su cabeza, miró a su alrededor.

—¿Dónde está Saint?

—¿Saint le apuñaló? —Mark gruño.

—No sea idiota. —Miró a su amigo. —Saint no le haría daño a una mosca.

Su sol tenía un espíritu suave, demasiado suave para un compañero de vampiro, pero se cortaría la garganta, antes de admitirlo ante a su amante.

El doctor Gun Napat llegó, irrumpiendo sus reflexiones.

—¿Que es, lo que ha pasado aquí?

—¡Obviamente fue apuñalado! —La voz de Singto sonaba histérica. Nunca había visto al hombre, fuera de control.

—Cálmate, lobo. Voy a cuidar de tu pareja. La clave es sacar la hoja, antes de que empiece la curación alrededor de ella —, dijo, examinando la herida. —En el lado positivo, parece que nada importante fue cortado. Sujétenlo fuerte.

Mark y Singto agarraron a Krist, cuando el médico arrancó la hoja. Un aullido ensordecedor, resonó por el pasillo.

—Está bien, bebé, te tengo. —Singto canturreó al lobo, que lloriqueaba.

—Podría vendar esto mejor, si él cambiará. No quiero poner la cinta, sobre su pelaje.

Singto deslizó la cabeza de Krist, sobre su muslo.

—Es difícil tener control, cuando estamos heridos. Concéntrate, compañero. Mírame.

La cabeza del lobo, se volvió hacia el hombre más grande.

—¡Cambia!

Oyó la nota de mando, en la voz de Singto y se preguntó por qué el hombre era un beta, cuando tenía tan fuertes cualidades alfa.

Piel desapareció, convirtiéndose en carne, y un hombre desnudo yacía en la sala, con una herida irregular en el pecho. Krist jadeaba por el esfuerzo del cambio y el dolor extremo, que sentía.

—¿Puedo levantarlo? —Singto le preguntó al médico. Para su sorpresa, las lágrimas llenaron los ojos del hombre. Al parecer, la lesión de Krist le había golpeado con fuerza.

Krist agarró la camisa de Singto.

—Salva a Saint. Fue llevado por los fae.

—¿Qué? —El miedo se disparó a través de él. —¿Por qué se lo llevarían?

—Está poseído —, susurró Krist.

—¡Oh, mierda! —Mark se volvió a él. —El espíritu de ese rey, siguió viendo a Saint.

—¿Que Rey? —Preguntó Perth.

—Se parecía un poco a tu compañero. Se alejaba, cada vez que estabas cerca.

—¿Por qué no dijiste nada?

—Es un fantasma. ¿Qué iba a hacer?

—¡Al parecer poseer a mi compañero! — Sus colmillos rasgaron a través de sus encías, por su rabia.

Alegremente, podría desgarrar a uno de sus mejores amigos. La amistad no significaba nada, al lado de la seguridad de su compañero.

—¡Bueno, no sabía eso!

—¡Ustedes dos, podrían callarse! —Singto gritó, silenciando a los vampiros. —Saint ha sido secuestrado, mi compañero lastimado, y ustedes dos lo único que hacen, es gritarse el uno al otro.

Con una dulzura, en desacuerdo con el tono de su voz, Singto levantó con ternura a su compañero en sus brazos.

—Lo llevaron a ver a la reina fae. —Krist les dijo a los hombres.

Luchó contra su compañero, para ponerse de pie, pero no llegó muy lejos debido a que el lobo más fuerte aun lo retenía.

—¡Mierda! —No tenía ni idea, de cómo llegar hasta la reina. No podía entrar en el reino fae, porque no tenía una sola gota de sangre fae. A menos que encontrara una escolta Unseelie, Saint estaba solo.

—Tú ya has hecho tu parte, ahora vas a la cama. El doctor Gun necesita vendar tu herida. Mañana puedes ayudar a buscar a Saint —, le dijo Singto a su compañero.

Krist dio una risa suave.

—Tú siempre estás tratando, de llevarme a la cama.

Singto asintió.

—Eso es cierto. Pero por una vez, no estoy tratando de unirme a ti en ella.

Miró hacia atrás, por encima del hombro a los vampiros.

—Encuentren a Saint, yo me encargo de mi compañero.

Mirando a Mark, sabía que Singto tenía razón.

—Vamos a hacer algunas llamadas telefónicas y ver cómo entrar en el reino fae.

Si allí era donde llevaron a Saint, nada iba a impedir que fuera tras su compañero.

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