Capitulo 2
Saint pasó las siguientes dos horas, viendo a los vampiros hablar con sus amigos muertos, parientes, y, por lo que sabía, breves conocidos, hasta que otra pelea entre dos vampiros por los servicios de la nigromante, aparto nuevamente, a Perth a su lado.
Tantos vampiros, sólo podían llevarse bien, por un corto período de tiempo antes de que los instintos territoriales se hicieran cargo. Sin embargo, si alguien iba a tener un problema, habría pensado que sería Perth. La posesividad del hombre, hacía que el vampiro reexaminara su necesidad de estar de pie cerca de Saint.
—Ya vuelvo, amor. Quédate aquí.
Tan pronto como Perth se alejó, el rey fae se acercó.
—Gracias por no decir nada —, le dijo al espíritu.
Sospechaba que la nigromante sabía que podía hablar con los muertos. Había sentido sus ojos en él, toda la noche. Al menos esperaba que esa fuera la razón, por la que ella lo miraba.
—No hay problema. Incluso si lo dijera, la nigromante podría no contárselo a nadie. Su carrera depende de su monopolio de hablar con los muertos.
—Cierto. —No había pensado de esa manera.
—Necesito que me hagas un pequeño favor, nieto.
El espíritu, le dio una sonrisa maliciosa, en la que no confiaba.
—No soy su nieto. —Su protesta sonaba débil, incluso a sus propios oídos, especialmente cuando el rey fae se parecía tanto a él, a pesar de su falta de alas. —Y, de todos modos, ¿quién es usted? —Hizo una mueca, ante su tono irrespetuoso.
A pesar de que el hombre estaba muerto, sabía que debería ser más cortés, especialmente, si era una especie de antepasado.
—Soy el Rey Zero, líder de la Corte Unseelie y necesito que tú le des un mensaje, a mi esposa.
—Muy bien.
Después de todo, ¿Qué problemas podría acarrear llevar un mensaje? Podría dárselo a sus guardaespaldas fae, y ellos podrían llevarlo a la reina.
Se preguntó, cuánto tiempo hacía que Zero había sido rey. Por lo que él sabía, una reina y su consorte, ahora se sentaban en el trono fae.
No es que tuviera conocimiento íntimo de la política fae, pero que había oído sus guardaespaldas hablar de sus gobernantes, de vez en cuando y nunca en términos halagadores. Por alguna razón, no se le había ocurrido que el rey espíritu, todavía podría tener parientes vivos. Estúpido de él, era obvio que los fae tenían una larga vida.
—¿Cuál es el mensaje?
El rey miró a su alrededor, con nerviosismo.
—Ven un poco más cerca.
Mirando hacia atrás, sabía que debería haber prestado más atención a dónde iba. A medida que se acercaba más, tropezó con la cola de Krist y cayó al otro lado de la barrera.
—¡Te atrape!
El triunfo en los ojos del rey, infundió temor en su corazón, al darse cuenta de que había pasado la barrera. La habitación giró, y antes de que pudiera averiguar lo que estaba sucediendo, el cuarto se volvió negro.
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Saint se despertó, con el tintineo de platos. Parpadeo para aclararse la vista, sonrió cuando Krist entró en su foco. En forma humana, el shifter era un poco más alto que él, muy lejos de la altura habitual de seis pies de la mayoría werekin. No había manera de evitarlo; Krist era lindo. Por supuesto que, si le decía que era adorable, firmaría su sentencia de muerte. En su lugar, evitaba con diligencia, todas las conversaciones que involucraban altura.
—Hey, hombre lobo.
—Estas despierto. —Una amplia sonrisa, se dibujó en el rostro de Krist.
—¿Qué pasó? — El recuerdo de unos ojos plateados dorados, burlándose de él, pasó por su cabeza, lo que no tenía ningún sentido. No sabía que alguien tuviera ese color de ojos.
Krist le dio una mirada culpable.
—Tropezaste con mi cola, caíste en el campo de contención, luego te desmayaste. Perth piensa que es porque eres...
Krist dejó la bandeja sobre una mesa auxiliar para poder mover los dedos en comillas en el aire.
—"Psíquicamente sensible". Yo pienso que solo querías llamar la atención.
Saint rió.
—Sí, claro, eso es porque se ve tan genial el desmayarme en un evento, especialmente cuando se supone que debía obtener un collar.
Sentía una punzada en su corazón, por la falta de su vinculación formal con Perth. No había esperado la cosa fantasma, pero había querido llevar la marca de propiedad de su vampiro. Por supuesto, no podían llevarlo al hospital, pero podía llevar el collar, cada vez que estaba con Perth.
Krist rió.
—Tendrás suerte, si Perth no te encadena a la cama para mantenerte fuera de problemas. Lo asustaste como la mierda.
Su cuerpo respondió inmediatamente, a la idea de estar atado por su amante. Intentó moverse discretamente debajo de las mantas, cuando su pene se endureció por el placer.
La nariz de Krist dio un respingo, y una amplia sonrisa se dibujó en su hermoso rostro.
—¡Cállate!
Le hubiera lanzado su almohada al shifter, pero no quería golpear la bandeja del desayuno. Su estómago se quejó, a pesar de que sentía la cabeza como en una neblina. Se preguntó si tenía un resfriado. Extraño, ya que no se había enfermado, desde que empezó a darle sangre a Perth. Su amante le dijo que la mordedura de vampiro inyecta enzimas de curación en el torrente sanguíneo, erradicando la mayor parte de la susceptibilidad de un ser humano a la enfermedad. Después de alimentar fielmente a Perth por meses, ¿por qué comenzaría a enfermarse ahora?
—Tengo un poco de jugo y una deliciosa tortilla. —Krist levantó la tapa de la bandeja, mostrando una perfecta tortilla de espinacas y hongos.
Negó con la cabeza.
—La tortilla se ve bien, pero no puedo tomar el jugo. Se van a disparar mis niveles de azúcar, demasiado alto.
—Ah. Voy a decirle al cocinero. Probablemente se olvidó. También tengo un poco de agua aquí. Perth pensó, que puedes estar deshidratado.
—Lo estoy. —Ahora que lo mencionaba, su garganta estaba increíblemente seca. —¿Cuánto tiempo estuve dormido?
—Cerca de tres horas.
Miró el reloj.
—Maldita sea, necesito ponerme en marcha.
El principal problema con tener una relación con un vampiro, eran las horas, algunos días conseguía solamente unos minutos de sueño. Por suerte, su clase no empezaba hasta dentro de una hora, pero todavía tenía que vestirse y viajar a la universidad.
—No te preocupes. Tienes permiso para faltar a tus clases, por el día.
Comenzó a salir de la cama.
—No me puedo permitir tener demasiadas ausencias. No quiero que mis calificaciones bajen, antes de solicitar la residencia.
Había puesto mucho tiempo y esfuerzo, asegurándose de que todo lo estuviera alineado perfectamente, para su siguiente nivel de entrenamiento. No quería arruinarlo todo, porque se tomó libre el día equivocado.
Krist agarró del hombro, inmovilizándolo.
—Puedes perder un día. Te he reportado enfermo, y todavía no has utilizado ninguno de tus días por enfermedad. Además, he descargado todos tus apuntes de clase en línea, para tu tablet.
—¿Desde cuándo tengo una tablet? — Saint miró el brillante dispositivo, sobre la mesa.
—¡Sorpresa! —Cuando no respondió, Krist suspiro. —Está bien, me sentí muy culpable por hacerte tropezar, y se lo mostré a Perth más temprano. Sé lo mucho que te gustan estos juguetes tecnológicos, y ya lo había comprado, solo estaba esperando, el momento adecuado.
Sonrió.
—No fue tu culpa, no vi por dónde iba, pero aprecio el gesto. —Krist tenía razón; amaba la electrónica, incluso si no podía pagarla.
—Termina tu desayuno y así puedes jugar con tu nuevo dispositivo.
—Bueno.
Era un acto de delicado equilibrio, permanecer en la escuela de medicina y complacer a Perth.
Sabía que el vampiro, estaría perfectamente bien si decidía abandonar la escuela médica en su totalidad, pero no había trabajado tan duro para tirarlo todo, incluso por su verdadero amor.
Además, en el fondo, a veces le preocupaba que su vampiro finalmente se cansara de tener un amante humano, y entonces, ¿Qué sería de él? Se deslizó sobre la almohada y dejo que Krist pusiera la bandeja sobre su regazo. El werekin levantó el jugo de la bandeja y se lo bebió en varios tragos rápidos.
—No quería que te sintieras tentado.
—Considerado de tu parte. —Rodó los ojos, cuando Krist saboreo el jugo.
—Eso es lo que pensé. —Krist subió a la cama, para sentarse a su lado, pero se quedó en la parte superior de las cubiertas. —Esos fantasmas eran espeluznante, ¿no?
Asintió.
— Pero no tanto como la nigromante. ¿Qué pasó cuando me fui? ¿Se arruino la ceremonia?
—Nop. Perth se levantó, el aterrador nigromante fijo la sal, y todos ellos continuaron con su extraña celebración.
—Bueno, ya es bastante malo que haya perdido mi compromiso; no quiero arruinar la reputación de Perth, también tengo la sensación, de que puedo arruinar todo durante mis días normales.
Se sentía cómodo al confiar en Krist, acerca de sus miedos. Al werekin no le importaba que no tuviera la valentía de un shifter o la fría indiferencia de un vampiro. Krist le gustaba a él, ya que juntos habían sobrevivido a un vampiro psicótico.
También apoyaba el deseo de Krist, de elegir cuando reclamar a su compañero, en lugar de recibir órdenes por sus hormonas u otras expectativas werekins.
—Gracias—Tomó un bocado de la tortilla y dio un suave gemido, cuando el sabor del huevo, se deslizó por sus papilas gustativas. Trago y le dio a Krist, una sonrisa. —Esto es realmente bueno.
Krist asintió.
—No sé dónde Perth la encontró, pero también hace un bistec increíble.
Movió la cabeza, ante la dieta de su amigo. Carne era el grupo de alimentos principal de Krist. Disfruto de la tortilla, mientras que Krist charlaba sobre la vida en su manada.
La puerta se abrió bruscamente, y Singto Prachaya, lobo beta de la manada de Krist y compañero predestinada de Krist, fulminó con la mirada al shifter y a Saint.
—¿Hay alguna razón, por la que estés en la cama con el compañero de Perth? —Gruñó el lobo beta.
—Estamos compartiendo una tortilla post-coital —, dijo Krist con voz dulce.
Volvió la cabeza, a tiempo al ver la ira en los ojos de Singto. Dio otro bocado de sus huevos, para mantener la boca ocupada y fuera de la conversación. No quería convertirse en el foco de la ira del werekin, aunque sabía que ninguno de los dos le haría daño, intencionadamente.
Singto dio un gruñido.
—Basta de tonterías. Hay una reunión en la manada esta noche.
Vio el destello de dolor, en los ojos de Krist y quería estrangular a Singto por tratar de someter al dulce hombre. Krist se deslizó de la cama y sin más enderezo las cubiertas, de donde se había sentado.
—¿Vas a estar bien?
No sentía el cosquilleo que indicaba la presencia de sus guardaespaldas fae o cualquier otra persona cercana. Absolutamente nadie estaría allí observando todos sus movimientos. Un extraño momento liberador.
—Estaré bien.
Krist camino alrededor de la cama y le dio un beso cariñoso en la mejilla, ignorando el gruñido de Singto. Se preguntó, cuánto tiempo Singto perseguirá a Krist antes de que él cediera. Si fuera él, haría el trabajo más difícil al gruñón werekin.
—Ten cuidado. Perth está en una reunión, pero dijo que vendría había cuando despertaras. Voy a dejar que sepa que estás despierto, antes de irme.
—Gracias. —A él no le gustaba molestar a Perth en el trabajo. Siempre se sentía como si estuviera entrometiéndose, a pesar de que Perth le dijo que no dudara en llamar.
Tan pronto como el werekin salió, dejó escapar un suave suspiro.
Había pasado mucho tiempo, desde que había estado solo. Entre los fae, los werekin, y los vampiros que lo observaban todo el tiempo, disfrutaba de su pequeño momento de paz. Suspirando, dejó la bandeja con el plato vacío en la mesa junto a él. Se deslizo de la cama, se puso su par favorito de jeans y una larga camiseta, luego agarró el libro de texto que tenía que estudiar. No fue hasta que volvió a subir a la cama y se movió en la posición perfecta, que se acordó de la tablet electrónica.
—Maldita sea.
Incluso podía ver la maldita cosa burlándose de él, por su frescura. Lástima que no tenía poderes mágicos.
—Usa la fuerza, Saint, utiliza la fuerza.
Una espeluznante música, hizo que él moviera sus dedos en ella. La tablet voló por la habitación y chocó contra su palma.
—¡Mierda! —Dejo caer el dispositivo.
Le pareció oír una risa suave. Mirando alrededor de la habitación, no vio a nadie más allí.
Yacía en su estómago y se movió hacia abajo, hasta que pudo llegar a la tablet, donde había caído al suelo. Por supuesto, en el momento en que su culo estaba en el aire, Perth entró por la puerta.
—¿Hay algún problema, mi dulce?
Mirando hacia arriba, desde donde colgaba del borde de la cama, cayó rápidamente en el suelo, con un ruido sordo.
Perth se rió y cerró la puerta tras de sí.
Dio un suave sonido de sorpresa, cuando el vampiro lo levantó y lo depositó suavemente en la cama.
—Deberías tener más cuidado, dorogoy, querido. Podrías haberte herido.
—Lo siento, no quería aterrizar en mi cabeza. Me asustaste. Por no hablar que la tablet floto, eso me asustó como el infierno.
Todavía no tenía la cabeza muy clara. Tal vez Krist le había hecho un favor al reportarlo enfermo. Perth inclinó la cabeza, mientras le examinaba los pensamientos.
—¿La has movido con tu mente?
Asintió.
Recibió un suave beso, que inflamó sus sentidos. Cuando Perth le daba un beso, siempre se sentía consumido y Perth se convertía en la suma de todo su mundo.
—Mmm.
Perth arrastró sus labios, para hablarle al oído.
—Tal vez tienes habilidades psíquicas latentes. Tu constante proximidad a las criaturas sobrenaturales, está teniendo efecto.
—¿Y me ha dado la capacidad de hacer flotar cosas?
Perth se encogió de hombros.
—Nunca se sabe.
No se molestó en ocultar su escepticismo, pero nada más explicaba que el objeto flotara. Mirando a los ojos de su amante, la culpa lo golpeó.
—L-lo siento, por perder el conocimiento, no hicimos el compromiso.
Sabía que Perth, había planeado el evento hasta el último detalle, y él había arruinado toda la ocasión. Algunos días se preguntaba, en qué momento iba a llegar a ser demasiado trabajo para su dominante amante.
Perth le tomó la cara, entre sus manos.
—Nunca te he echado a un lado, solnyshko moyo, mi sol. Eres mi vida.
Levantó la cara, para el beso de Perth. Nunca se cansaba del contacto de este hombre.
—¿Por qué tienes tanta ropa? —Perth se quejó.
—Lo siento. Pensé que iba a estudiar.
—Niño tonto. Deberías saber, que estaría aquí pronto.
Realmente debería haberlo sabido. Nunca se quedaba solo, mucho tiempo. Antes de que pudiera ofrecer quitarse la ropa, Perth le sacó la camisa, sobre su cabeza y la tiró al suelo, antes de atacarle los pantalones.
En cuestión de minutos, fue desnudado y tumbado en la cama. Perth retiro rápidamente su propia ropa, antes de subir sobre el colchón y arrastrar su cuerpo desnudo sobre él.
Contuvo el aliento, ante la sensación de la piel desnuda de Perth, contra el suya.
—Mucho mejor. —El brillo en los ojos claros de Perth, casi hizo que quisiera permanecer desnudo para su vampiro, todo el tiempo. Casi.
—Idea interesante, mi dulce, pero nunca conseguiría hacer nada.
Su risa, se convirtió rápidamente en un jadeo, cuando Perth se deslizó hacia abajo para picar en su cadera. Uno de sus puntos calientes, involucraba la piel estirada en el hueso de su cadera y los colmillos de Perth.
Siempre que lo mordía allí, su pene saltaba en respuesta, el cálido aliento de Perth envió escalofríos por su cuerpo. Antes de que pudiera decir algo, le perforo la piel, con sus colmillos y el mundo dio vueltas.
—¡Oh mi Dios, mierda! — Gritó. La simple sensación de los dientes de Perth saliendo y la lengua de su amante lamiendo el punto para sellar la herida, casi lo hizo explotar.
—Aún no—La profunda voz de Perth rodó a través de él, como un toque físico.
Apretando los puños, resistió el impulso casi irresistible por agarrarlo y tomar el control, era una extraña necesidad, ya que siempre disfrutó de la dominación de Perth. También sabía que tomar a su vampiro, no sería algo bienvenido.
Los humanos no actuaban como el agresor. Se repitió mentalmente, cuando Perth continuó derritiendo su cerebro, besándolo, lamiéndolo y esto lo estaba volviendo loco.
Finalmente, no pudo soportarlo más. Algo se rompió dentro de él, y no podía soportar estar de sumiso. Con un gruñido agarró al vampiro, lo volteo sobre su espalda, y hundió sus dedos en el cabello oscuro de su amante.
Abrazándolo Perth tomó el control del beso.
El Paraíso.
Perth sabía cómo el calor y la sangre, un extraño sabor adictivo, hacía mucho tiempo había asociado con su amante. Necesitaba más. Lamiendo y mordiendo los labios de su amante, lo instó a abrirse a sus demandas.
Un poderoso impulso se apoderó de él, para tomar a este hombre y señalarlo como suyo. Deslizándose por el musculoso cuello de su amante, mordió al vampiro.
—¡Saint! —Gritó Perth.
La humedad brotó entre ellos, cuando Perth se corrió. El olor y el tacto de la emoción de su amante, lo empujó rápidamente al orgasmo. A medida que yacían juntos, puso la cabeza sobre el pecho musculoso de Perth.
—¿De dónde vino esta agresión, mi amor?
Negó con la cabeza.
—No lo sé.
Tomó una profunda respiración, para recoger aire en los pulmones.
—No podía resistir la necesidad, de estar en control.
Perth le acarició la cabeza, con un largo gesto calmante, que continuó por la espalda.
—Shh, has estado bajo mucho estrés últimamente. Tal vez necesitas estar a cargo de algo. No se hace generalmente entre vampiros y seres humanos, pero si te ayuda, te permitiré tomar algunas veces un papel dominante, en nuestra vida sexual. Quiero que seas feliz, mi dulce. Me rompería, si me dejas por otro.
—No voy a ninguna parte —, le aseguró a su amante.
Un fuerte crujido llenó el aire.
—¡Oye! —Se frotó la mejilla dolorida, de su culo.
—A cargo, no significa que estás en control de nuestra relación. ¿Entiendes?
Miró a Perth través de sus pestañas.
—Sí, Perth.
—Uh huh. Vamos a tomar una ducha. Alguien me tiene todo pegajoso.
—¿Qué hijo de puta más desconsiderado, hizo eso? —Se escurrió fuera de la cama, antes de que pudiera ser golpeado de nuevo.
Después de una ducha rápida, que resulto en dándole a su insaciable amante una mamada, el par se acurrucó en la cama.
Cuando se acurrucó, con su amante vampiro, sonrió cuando el brazo de Perth se fue a su alrededor.
—Todavía vamos a tener nuestra ceremonia. No creas que te saldrás de esa. Voy a declarar delante de todos, que eres mío.
—Sí, Perth.
—Y no iras a ninguna parte solo; mi hermano está en la ciudad, fue visto por algunos werekin.
—Sí, Perth.
—Ajá. ¿Por qué pienso que vas a hacer lo que quieres de todas formas?
—Porque eres un vampiro inteligente.
Perth se echó a reír y lo acerco más a él.
—Duerme. Voy a ver por ti.
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El sueño comenzó inocentemente. Saint caminaba a través de un bosque hasta que se acercó a un prado con un círculo de flores.
—Eso es un círculo de hadas. Así es como llegaremos a casa.
Se giro, para ver a un hombre que le resultaba un poco familiar, de pie detrás de él. El hombre tenía un brillo plateado y una corona en la cabeza.
—Rey Zero. —El nombre del hombre apareció en su mente, con una claridad sorprendente. ¿Cómo sabía quién era esta persona?
—¡Recordaste! —El fantasma, al menos eso es lo que decidió que el hombre era, le sonrió.
Esa sonrisa.
Definitivamente recordaba la sonrisa del hombre.
—¿Qué me has hecho? —Gritó.
Los ojos del rey se estrecharon.
—Te he ayudado, y ahora, vas a ayudarme.
Frunció el ceño al rey. Le preocupaba por donde iba esto.
—¿Por qué debo ayudarte?
—Porque si no lo haces, nunca me iré.
La niebla se hizo más espesa, cuando trató de averiguar dónde estaba.
—¿Por qué me importa, si nunca sales del bosque?
El Rey Zero rió.
—El bosque es más que una metáfora, mi dulce e ingenuo amigo. Esta es tu mente. Me ayudaste a salir del círculo, y ahora me vas a llevar con mi esposa. Ella y yo, tenemos asuntos que atender.
La forma en que el rey dijo esas palabras, envió un escalofrío a través de él. Independientemente de la relación que el rey tuvo con su esposa, no sonaba amistosa.
—¿Qué tipo de negocio?
—Eso es entre ella y yo
Enderezó los hombros y miró al rey, a los ojos.
—Puede ser que sea sumiso a mi amante, pero no me tomes por idiota. No voy a llevarte a la reina fae, sin saber lo que quieres. Por no hablar de que ella tiene un nuevo marido. El rey no podría apreciar, tu presencia fantasmal.
—Entonces no deberían haberme asesinado. Además, él es solamente un consorte, no un verdadero rey. Sólo el primer marido de una reina, puede serlo, y ya he ocupado ese lugar. Bueno, lo hice antes de mi muerte.
Un escalofrío lo recorrió. Extraño, ya que antes de ese momento, no había sentido ninguna sensación en su sueño.
—¿Quieres venganza?
—Quiero justicia. No te dañare, siempre y cuando hagas lo que digo.
Cruzó los brazos, sobre su pecho.
—¿Qué daño crees que puedes hacer?
El rey hizo una mueca e imitó su postura, cruzando los brazos.
—No piensas que moviste la tablet con tu mente, ¿verdad?
—¿Tú?
—Y tomar el control en el dormitorio. Eso era todo yo. Eres tan sumiso, que es sorprendente que puedas ponerte de pie sin tu amante diciéndote que hacer.
Apretó los dientes, ante la actitud del rey fae.
—Si puedo mover una tablet, piensa en qué más puedo mover. El daño que pudiera causar a tu desprevenido vampiro. Apuesto a que Perth, no esperaría un ataque de su dulce solecito.
—Su sol.
—¿Qué?
—Soy su sol, no su solecito.
—Como sea. De cualquier manera, estará muerto si no me llevas con mi esposa.
Cerró los ojos, para bloquear la expresión de suficiencia del hombre.
No podía pensar en una manera de salir de esto. Si no hacia lo que quería el hombre, perjudicaría a Perth. No había otra opción.
—Está bien. Voy a hacer lo que quieras. Sólo tengo que encontrar la manera de conseguir una audiencia, con la reina.
El Rey Zero sonrió.
—No hay problema. Simplemente envíale un mensaje diciendo que, en el festival de Samhain, el rey te dio alguna información. Ella no será capaz de resistirse.
Suspiro, incluso mientras parpadeaba para contener las lágrimas. Sabía que iba a hacer lo que el fantasma quería. No podía permitir que alguien hiriera a su amante.
—Me haré cargo de ello.
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Saint se despertó de golpe, con un jadeo. Se incorporó y trató de centrarse en la habitación, mientras respiraba profundamente.
—Shh, cariño, todo está bien. Está bien. —Perth le frotó la espalda, en círculos calmantes.
—Lo siento. Tuve un mal sueño.
—¿Qué era?
No quería compartir su sueño con Perth. Si le decía al vampiro acerca de las exigencias del rey muerto, su amante querría hacerse cargo y trataría de sacarle el espíritu, lo que posiblemente, terminaría en ambos saliendo heridos.
Si el fantasma pensaba que Perth causaría algún problema, no tenía ninguna duda, de que el rey iba a matar al vampiro. Tenía que protegerlo.
Se dedicó a bloquear su mente, de su amante. Un cosquilleo comenzó en la parte superior de su cuero cabelludo y se extendió hasta cubrir toda la cabeza.
—Bien pensado, muchacho —, el rey fae susurró, a través de su mente, haciendo que diera un tirón por la sorpresa.
—Shh. Deja de preocuparte y vuelve a mí. —Perth le tendió los brazos.
Volvió a acostarse, se acurrucó en sus brazos y apoyó la cabeza sobre el corazón de Perth.
—Eso es. Deja que los malos sueños se desvanezcan.
¡Sí solo pudiera hacerlo!
Esperaba que su vampiro, aun hablara con él, cuando todo esto hubiera terminado. Si hacerle un favor al rey fae, resultara en la pérdida de Perth, Él nunca se recuperaría.
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