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Capítulo 3: Reunión entre tiranos

"Hotel Hazbin es Propiedad de Vivienne Medrano (Vivziepop)"

Play list: "Lived Again"- Jeremy Jordan /"Let Go of Me" from IN THE LIGHT, A Faustian Tale - Jeremy Jordan (dejo los videos Abajo)

Las palabras de su hija, aunque inocentes, habían calado hondo en Lucifer, quien huyó rápidamente a su oficina, ante la cara preocupada de ella y el resto de los pecadores, quienes estaban confundidos ante la actitud del soberano. El rey comenzó a tener pensamientos muy rápidos, recuerdos fugaces en forma de imágenes en su mente, el rostro alegre de Lilith, su pequeña queriendo abrazarlo, mientras él estaba enfrascado en aquellos proyectos que solo lo mantenían haciendo algo.

En la última conversación con Lilith, ella estaba ante él, con aquel maravilloso vestido púrpura, el escote de corazón, su cuerpo perfecto que lo habia cautivado, pero su rostro desencajado del dolor, arruinando sus bellas facciones; Ambos estaban en su estudio, el lugar que Lucifer consideraba su refugio más sagrado. Últimamente también era el sitio donde se suscitaban sus pleitos.

- ¡No puedo cargar con todo sola! - aquella voz que podía soltar los cantos más hermosos, había dicho palabras dolorosas, y él sintió un hueco en su estómago, uno profundo, como si de nuevo el cielo hubiera utilizado aquellas lanzas para contenerlo.

- Yo... no puedo ver a los pecadores, saber que por mi culpa ellos también están metidos en este hoyo de perdición que es el infierno - comentó con voz débil, observó sus manos, llenas de magia que ya no podía crear, no al menos para almas corrompidas - Es mejor que desaparezcan, nosotros estaremos a salvo.

- Si eso piensas, ¿dejarás que Adam acabe con todo a su paso? - reclamó ella, con el semblante lleno de dolor, aquel bello rostro por el cual se había arrastrado hasta al averno, aquella mirada que le costó su puesto ante el cielo, ahora le dedicaba una mueca de furia y asco, por que ella consideraba a todos esos seres su gente, al final, Lilith no dejaba de ser humana como los pecadores que ahora gobernaba.

El silencio de él fue suficiente, Lilith tomó sus pertenencias, y dejó el castillo que había edificado con Lucifer, los sirvientes vieron a su señora partir con la princesa del infierno en brazos, y al rey recluirse en su habitación.

Pronto el castillo empezó a llenarse de patos, los reyes de los otros círculos intentaron visitarlo, pero Lucifer los rechazó, ningún noble demoniaco era atendidos a pesar de intentar ver a su rey, Lucifer había guardado para siempre su corona, las reuniones, los festines, los conciertos de su esposa, las visitas de Charlie, todo quedo suspendido en el tiempo ignorado por Lucifer, quien empezó a tomar una actitud inmadura, ante todo.

Asi el Rey del infierno, se quedó completamente solo.

Y ante aquellos recuerdos el llanto quiso hacerse presente de nuevo, sus manos empezaron a temblar, Lucifer se derrumbó en el suelo en la completa soledad de su oficina reconstruida, y como aquella vez, sintió lagrimas amargas inundar sus ojos.

Su hija estaba de nuevo con él, pero había perdido a Lilith, Lucifer cedió a la presión del cielo, y dejó que su reino pereciera ante sus decisiones, siempre con el pensamiento de al ser él, el pecado original, no merecía amor, él tenía que soportar esta bruma de sentimientos que lo metían en una espiral de autodestrucción.

¿De que servía tanto poder? Ser capaz de destruir el infierno mismo y alzarse entre los demonios; Si los pensamientos de cuando era un ángel aún permanecían en él, intactos. Aquellos sentimientos de compasión, de amor, de querer que la humanidad hubiera aprovechado lo que él y Lilith les habían brindado.

- Lilith, no estoy haciendo las cosas bien, no estoy guiando a nuestra hija, estoy completamente solo - murmuró, limpiándose las lágrimas que silenciosas caían por su rostro de alabastro, y mirando su estudio reformado, con fotos de ambas, recordándole su soledad.

Su esposa llevaba siete años sin aparecer en el infierno, y en ese tiempo, él cobardemente había ordenado a Charlie tomar su lugar, con cosas impostergables como atender demonios de jerarquías altas, de revisar el final de las purgas anuales, y también de ser intermediaria entre los demonios y el cielo.

Él debía de construir un mundo mejor para su niña, las purgas se habían detenido debido a la muerte de Adam, pero el cielo no tardaría en atacar de nuevo, conocía muy bien que Sera estaría furiosa, y buscaría de nuevo mantener a raya el infierno.

Él era poderoso, pero debía de volver a ser lo que temían, el respeto se debía de ganar.

Alguien veía desde la oscuridad, la tristeza del monarca era tanta, que no se percató de aquel ser que aun débil, podía vigilarlo, Alastor observaba todo a través de su sombra, en un silencio absoluto, no supo que sentimientos tener de ver al rey llorar.

Su mente que, aunque ya llevaba años en el infierno seguía siendo de pensamientos humanos, el tener aquel poder inconcebible y desperdiciarlo en sentimientos como tristeza, para él era una completa estupidez, ¿Por qué alguien que lo tenia todo para alzarse sobre ellos, se detenía ante el amor?

Era sumamente interesante, el ver a un ser de poder colosal, tan débil, tan poca cosa ante algo tan desechable como el amor, uno que desde que su madre murió se negó a sentir, el contacto físico, los encuentros casuales, era algo que nublaba la mente de cualquiera, tener sentimientos por otros te hacían frágil, endeble. Por eso él jamás los habia tenido desde entonces.

Un cuervo infernal tocó la ventana de su estudio de radio, sacándolo de sus pensamientos, aquel ser tenía una nota amarrada en su pata, esta era una forma curiosa que tenía Rosie de enviarle mensajes, sabiendo cuanto odiaba Alastor la tecnología que Vox había administrado en todo el infierno.

Alastor hastiado, abrió la nota, leyendo que era una reunión de emergencia para los Señores Supremos, firmada con la rúbrica inconfundible de su querida amiga.

Un suspiro sonoro salió de su boca, sin que por eso perdiera su sonrisa eterna, en la soledad de su cabina de radio, se planteó si él debía de dar la cara ante los demás Overlords, despues de todo, su batalla ante Adam, habia sido trasmitida por todo el infierno. El haber perdido ante un ser angelical era algo que sería la burla de sus demás compañeros, y aquello le traía recuerdos de sus épocas en vida, donde la segregación racial, las oportunidades y sobre todo, el poder, era de un sector muy privilegiado.

No importaba que tanto trabajaras, o que tan asombroso fueras, si no pertenecías a ese círculo, bueno, no eras nadie.

Asi que al demonio de la radio le habia costado sangre, y miedo del resto de los pecadores, llegar hasta donde estaba, ser uno de los Overlords que mató a otros de los Señores Supremos, haber humillado a demonios más poderosos, y haber hecho tratos con demonios desesperados, que habían doblegado las manos ante él, Alastor, el ser que dominaría al resto.

Pero... ahora tenia una cadena en su cuello, una que le oprimía sus alas, que le habia costado por siete años volver al público y ser parte de nuevo del infierno, como una de las figuras que dominarían todo. En esos siete años, los V's habían invadido parte de los sectores que él dominaba, se habían adueñado de comunidades que lo veneraban, y eso lo habia debilitado, no era más que la sombra de su verdadero poder.

Pero eso es algo que sus enemigos, no necesitaban saber.

Decidido, Alastor se prepararía para aparecer ante los demás, las heridas que había provocado Adam estaban totalmente curadas, gracias a Lucifer.

Dejó su habitación y caminó por los corredores del hotel, odiaba ese aire de modernidad que Lucifer habia dado al hotel, pero, aunque odiara admitirlo, aquel enano tenía buen gusto.

- ¡Nos vemos querida! - se despidió de Charlie, quien estaba pensativa de si buscar a su padre en su habitación o dejarlo estar solo.

Alastor caminó por las calles del infierno, mientras silbaba una canción, siendo observado desde su ventana por Lucifer, que no entendía a donde podria ir el infame venado, por curiosidad miró su teléfono celular y encontró que Carmilla Carmine habia convocado una reunión de Señores Supremos, asi que intuyó que Alastor acudiría a dicha junta.

Suspiró, y decidió hacerle una llamada a la traficante de armas, la cual estaba preparando la sala de junta donde se reunían los señores supremos, a su lado sus hijas ordenaban el recinto, cuando recibió aquella llamada casi deja caer su celular.

- ¡No puede ser, es Lucifer! - señaló la pantalla de su equipo, Odette y Clara se miraron entre sí, confundidas ante la conmoción de su madre, sabían que el rey del infierno era alguien de respeto, pero su madre tambien era poderosa, ella contestó, visiblemente nerviosa - Señor, que inesperada llamada.

- Lamento llamar hasta ahora, ha pasado mucho tiempo - murmuró Lucifer, intentando buscar palabras que limpiaran su ausencia, pero al no encontrarlas, decidió ir directo al punto - Acudiré a la reunión, tengo que trasmitirles un mensaje a todos.

Y con aquella tajante advertencia, colgó, dejando a Carmilla confundida y visiblemente nerviosa.

- ¡Mierda!, Lucifer quiere venir al recinto - maldijo, viendo como nada se veía tan presentable para el monarca, miró como Zeezi llego junto con Zestial al recinto, ambos estaban observando a las hijas de Carmilla reacomodar todo.

- ¿Necesitas una mano? - preguntó Zestial al ver como todo se veía caótico, más de lo normal.

- Lucifer vendrá -murmuró Carmilla, y los dos señores supremos que, en algún momento, fueron parte del círculo del monarca, entendieron el nerviosismo de la traficante de armas.

Zeezi se burló de la situación.

-¡Oh vamos!, no me digas que Lucy estará activo de nuevo, ¿tomaste de mi reserva especial? - comentó Zeezi, la Overlord que era dueña de todo lo relacionado al alcohol, y los tatuajes en el infierno*, está miró confundida a Carmine.

Zestial uso su magia para cambiar el establecimiento completo, demostrando porque seguía siendo uno de los Overlords más poderosos ante el infierno, aun tenía la energía de la magia negra*.

- Gracias, Zestial - murmuró Carmilla, lanzando un suspiro sonoro, y observó que el lugar se veía más elegante y colorido, sus hijas se sentaron a su lado, pero ella dejó el asiento principal de la reunión para el monarca, aquel asiento ahora parecía un trono color ébano, conformado con cráneos y cabezas de esqueletos de machos cabríos.

Los demás llegaron, uno a uno, sorprendidos por el cambio de decoración, para pesar de Carmilla, los tres V's aparecieron, Velvette, Vox y Valentino llegaron como si de celebridades se tratara para fastidio de la traficante y el resto de sus compañeros, los últimos en entrar fueron Rosie y Alastor, quien lucía como nuevo, incluso Carmilla podía asegurar que ahora tenía un aire diferente, a pesar de su derrota en el asalto del cielo.

-¡Vaya, el cobarde sigue vivo! - gritó Vox parándose de su asiento para señalarlo ante la mirada de todos, los ojos de Rosie se clavaron en él, a punto de responder por su amigo, pero Alastor la tranquilizó, con un simple gesto le pidió no mencionar nada ante ellos y ambos tomaron asiento frente a ese trio- ¿Qué pasó, Alastor? Necesitas que una dama te defienda.

Velvette y Valentino se rieron de la broma de Vox, pero en eso los dos callaron al percibir el cambio de temperatura en el ambiente, un calor infernal se sintió sobre todo los presentes y ambos fueros sujetados por los brazos de sus asientos, quienes los aprisionaba en su lugar, quemándolos, provocando un alarido al sentir como si el hierro se hundiera en la piel de su brazo izquierdo, marcando un pentagrama en su carne.

Vox sintió un tirón devolverlo a su asiento, y el calor empezó a calentar sus circuitos, provocando fallas en su pantalla.

- Siempre he odiado las televisiones, te vuelven estúpido - comentó el soberano entrando al recinto en su forma de demonio completa, ante el murmullo de todos los señores infernales, excepto de Alastor, quien aún con su perpetua sonrisa no entendía como el hombre que vio llorar en su oficina, ahora se cernía ante ellos, portando siniestro, porqué él era el pecado del orgullo.

-Yo...no puedo soportar más - tartamudeó Vox entre estática, sintiendo como el calor lo quemaba, Lucifer de un chasquido devolvió a los V's a la normalidad, pero el pentagrama en su piel seguía ahí, ardiendo punzante, como símbolo de su poder ante ellos.

- Tal vez ante tus ojos, Alastor sea un cobarde por haber perdido en la batalla contra el cielo, pero... creo que son más cobardes aquellos que no apoyaron en la batalla ante el llamado de su princesa, que se burlaron de que ella intentó salvarlos del cielo -dijo completamente convertido en su forma demoniaca, ante el miedo de Vox, quien, ante las palabras de Lucifer, queria salir corriendo, pero toleró aquella burla, por orgullo, aunque por dentro estuviera temblando - ¿Dónde estabas Vox? No me digas, ¡Escondido en tu guarida! ¡Mientras los exterminadores acababan con todo a su paso!

Lucifer se alejó de ellos, volviendo a su forma normal, quitándose una pelusa invisible de su ropa, como si aquella demostración de poder no fuera más que un juego, una obra teatral.

- Señor - lo condujo Carmilla hacia la cabecera de la mesa, donde el trono se erguía ante ellos, Zestial estaba a su izquierda y Carmine a su derecha, e imponente Zeezi estaba a su espalda con su enorme tamaño que apenas cabía en aquella habitación, demostrando quienes seguían siendo el círculo principal de Lucifer.

Vox sentia su rostro arder, al ver la sonrisa de satisfacción de Alastor, la humillación que había pasado ante el monarca quedaría en la memoria de los demás señores infernales.

- Veo caras aun conocidas a pesar de mi larga ausencia, Rosie supe que mandaste a tu gente para defender el hotel de mi hija, te lo agradezco -sonrió el monarca, la Overlord le devolvió la sonrisa cubriéndose los dientes afilados con un abanico de mano de la época victoriana; Alastor se sintió algo molesto, Lucifer estaba pisando terreno peligroso, pero sin duda, era mejor tenerlo de su lado en ese momento.

- Estamos un poco desconcentrados, no esperábamos que estuviera hoy presente, Señor - murmuró el Overlord en forma de calavera cuyo cráneo estaba cubierto en llamas azules.

- Sin duda, mis deberes reales estuvieron abandonados por largo tiempo, pero en vista de que los exorcismos pararon de forma momentánea, necesitamos nuevas estrategias - Lucifer sonreía mientras decía lo siguiente - Así, que les ordeno, mencionar a sus almas que mi hija tiene un lugar de redención, si alguno de sus pecadores, quiere abandonar el infierno, el Hotel Hazbin los recibirá con los brazos abiertos.

Los señores infernales cuchichearon entre ellos, viéndose unos a otros, intentando entender si el monarca se habia vuelto completamente loco, o es que, en su ausencia, algo inundó su mente.

- Señor, pero los Overlord, dependemos de los pecadores que tengamos a nuestro mando, mandarlos al cielo, es casi... dejar ir nuestro poder - comento Zeezi, viendo como todos parecían intentar rehuir a esa declaración.

- ¡Oh querida! Si sus pecadores deciden irse, es que no merecen llamarse señores supremos - sonrió ante su comentario, Vox lo miraba confundido, que acaso el monarca se habia vuelto loco.

Pero aprovecharía ese momento de fragilidad, si el monarca queria pecadores, eso le darían, su gente se podria infiltrar en el hotel, y ahora sí, sabría que secretos escondían los Morningstar.

Todos los Overlord, guardaron silencio, y Lucifer dio por terminada la reunión, ante la mirada preocupada del resto.

N.A. ¡Guau! 2500 palabras, si andaba inspirada.

*Desconozco cuales son los poderes de estos dos, pero me agradó estas teorías que vi en Reddit, así que, si en el canon cambia sus poderes, modificaré este fic.


https://youtu.be/pYfL5_ejF7o

https://youtu.be/0FqcB9NeO1Q

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