Dulce y amargo pecado
[Escrito inspirado por la letra y videoclip de la canción: Take Me To Church, les recomiendo escuchar la canción mientras leen]
¿Por qué? ¿Por qué siempre la necesidad de señalarnos y etiquetarnos como un par de enfermos? ¿Por qué nos miran como si fuéramos lo más repugnante en la vida? ¿Por qué la gente no puede comprender que sólo somos dos personas que se aman con locura como cualquier otra lo haría? ¿Es tan difícil entender que estoy enamorado del hombre más maravilloso del universo? Porque si, me he enamorado de alguien de mi mismo sexo.
Y ahora, sólo me queda redactar de manera breve, como fue de dura mi vida desde que descubrí mi orientación sexual y como dio un cambio radical desde que lo conocí a él...
Soy Miguel Ángel, tengo 25 años actualmente. Mis padres siempre fueron unos grandes religiosos de la iglesia católica, respetaban todas las "reglas" que su religión les imponía, siempre de acuerdo con cada una de ellas y era lo que a mí más me molestaba... y no, yo no estoy en contra de las personas que creen en Dios, yo respeto las creencias de cada quien, pero las creencias que tenían mis padres en su religión, eran dichas para cabrearse. Asistía siempre las mañanas del sábado y domingo a las típicas misas a mis 17 años, las cuales nunca me agradaron hasta ese día...
¿Cómo imaginarme que en la misma iglesia donde está el Señor amado por todos, comenzaría cada uno de nuestros pecados? Es realmente increíble nuestro comienzo...
La misa estaba por empezar, el padre comenzó por dar una charla sobre una familia que se uniría a nuestro sagrado Señor, siendo bautizados para quedar libres de pecados.
--La familia Doblas se ha unido a nosotros, a Dios, para dar comienzo a una vida limpia y pura. Por favor, hermanos, recibamos con los brazos abiertos a esta nueva esencia mandada.
Todas las familias ahí presentes nos encontrábamos de pie, algunas personas con una leve sonrisa en sus labios, poniendo suma atención a las palabras anteriores del padre y a la familia que se encontraba a un lado de él. Junto a esa familia había un chico castaño aparentemente de mi edad que se encontraba junto a su madre. Me llamo mucho la atención por alguna razón...
Yo estaba a una considerable distancia para poder observar mejor su rostro. Su piel era pálida, muy blanca. Unas cejas castañas finas al igual que su cabello con un corte presentable. Sus labios eran delgados y rosados que podía jurar que se encontraban sensibles. Tenía unos ojos muy bonitos... eran grandes y de color verde, exactamente el color de ojos que más me encantan en una persona. Era delgado y alto, posiblemente unos pocos centímetros más que yo. Lucía un traje negro con una corbata gris que le quedaba a la exactitud de su cuerpo y lo hacía ver un chico formal y educado.
Esa fue mi primera impresión de él, en ese momento yo lo considere una persona... muy bella. Sí, a pesar de que suene raro siendo yo un hombre, era un chico muy hermoso que se me era imposible apartar mis ojos de él...
Desde ese momento, mis sábados y domingos eran los días que más disfrutaba por las mañanas, solamente porque ansiaba verlo una vez más. Yo ya había tenido una experiencia exactamente igual a los 13 años, con un niño de mi curso, ya se había convertido en mi hábito querer verlo todos los días... pero nunca se lo comente a él porque sabía que me llamaría anormal y se burlaría de mí y ni a mis padres debido a su religión.
La homosexualidad estaba prohibida en nuestra iglesia. "Nacen enfermos" "Se les debe guiar por el camino correcto" Era lo que decían cada vez que se tocaba ese tema y yo entraba en un estado de desesperación e ira. Mis domingos cada vez se estaban volviendo más oscuros, como un veneno fresco y dañino cada semana, pero con la presencia de Rubén ahí, toda la oscuridad de mi vida se convertía en una luz bonita y agradable.
"Son la desaprobación para la humanidad"
"Son anormales"
"Por eso existen dos géneros en los humanos, para que el hombre y la mujer permanezcan juntos como debe, así es como Dios lo quiere"
Estaba cansado, harto de oír cada dos por segundo esas malditas frases dichas no solamente por el padre, sino también por las demás familias de la comunidad de la iglesia, incluyendo a la mía. Ya era suficiente para mí, ya llevaba un año entero soportándolo, ocultándolo, mi sutil pecado... algo que no estaba permitido, que estaba totalmente prohibido y que no lo perdonaba nadie, era enamorarte de alguien de tu mismo sexo.
Pero ya no había marcha atrás, ya era completamente tarde.
Yo estaba perdidamente enamorado de Rubén y él también ya estaba perdido conmigo. Ambos habíamos caído a lo prohibido, a la tentación, pero nosotros no decidimos enamorarnos, nuestros corazones fueron los culpables, nosotros no.
--Estoy enamorado de ti, Rubén --.Le había confesado justo el día de mi cumpleaños, a mis 18 años me había arriesgado a sincerarme con él, edad en la que ya era mayor y yo consideraba una nueva vida libre para mí.
Esa vez nos encontrábamos en la azotea de la iglesia, bajo la oscuridad y con la luna a nuestro resplandor como único testigo de lo que estaba sucediendo entre nosotros. Él miro al cielo oscuro lleno de estrellas brillantes y sonrió ligeramente soltando un suspiro que a mi parecer, lo consideraba melancólico.
--Muchos dicen que si dos hombres o dos mujeres se enamoran, es enfermo y que merecen hasta la muerte --giro hacia mí y me miro con una sonrisa ladeada. Yo estaba con los nervios de punta... ¿me había rechazado?--. Entonces... nací enfermo, pero me encanta y si merezco la muerte por esto, al único cielo que voy a ser enviado... es cuando estoy a solas a tu lado.
Y se acerco hasta a mí, inclinando levemente su cabeza y sonriendo aún, dio un suave beso en mis labios que duro unos cinco segundos. Los mejores cinco segundos de mi vida... resumidos en nuestro primer beso. Cuanto ansiaba poder probar un poco de él desde que lo conocí, poder sentir la delicadeza de su boca, la humedad de sus labios y la calidez de su aliento chocar en mí.
Necesitaba más... un beso más real. Tocar un poco más de su tersa piel...
--Creo que no hay inocencia más dulce que nuestro sutil pecado, Miguel, porque yo también estoy enamorado de ti.
Sonreí como un vil idiota observándole directamente a sus ojos brillantes. Esta vez, sus ojos se veían oscuros, un marrón muy lindo. Me encantaban sus ojos por el cambio repentino que ocurría en ellos dependiendo de que los aluzara. A la luz del día, eran de un color verde intenso y por la noche, oscurecían, dándoles un toque entre marrón y verde. Una perfecta combinación para sus preciados ojos de ángel que tanto amaba.
--Te amo, Rubén --tome su cintura delicadamente y le acaricie por encima de su traje-- te amo, te amo, te amo ¡te amo! --. Esos últimos "te amo" los grite en un susurro que solo él pudiera escuchar. Lo amaba tanto, era el hombre de mi vida.
Él rió un poco y se dejo acercar nuevamente a mí tomando mi mentón con su mano derecha, acariciándome.
--Yo también te amo, Miguel --. Esta vez fui yo quien se acerco y unió nuestros labios, ahora encajando más perfectamente, besándonos tranquilamente y acompañados de unos suspiros de satisfacción. Sus labios eran suaves y terciopelados, un sabor muy dulce provenía de ellos y que yo con gusto los probaba entre cada beso que le daba. Tome su mano estrechándola con la mía y acaricie sus nudillos entre mis dedos, sintiendo la suave piel de ella.
Desde esa noche, supe que comenzaría lo nuestro como una pareja. Porque así fue durante cuatro años seguidos. Cada vez que teníamos oportunidad, nos escabullíamos a la azotea de la iglesia donde compartíamos momentos íntimos y acogedores. Todo era mágico y paz cuando estaba con él, lo amaba en verdad, Rubén era el amor de mi vida, era mi carencia, mi esencia, mi dulce y amargo pecado. Siempre procurábamos que nadie sospechara nada sobre nosotros, tratábamos de mantenernos distantes ante el público, siempre habíamos sido bastante cuidadosos porque cualquier descuido o falló, todo acabaría mal...
Exactamente en invierno, a nuestra edad de 22 años, le propuse a mi novio la única alternativa para poder estar juntos para siempre, sin que ninguna religión nos lo imponga, sin que nadie nos juzgue o separe; escapar, huir lejos de todo lo que nos hace infelices. Él dudo al principio al proponérselo, me dijo que no estaba seguro, que tenía miedo de que alguien nos descubriera y lo entendía... yo también me sentía así, pero debía mantenerme firme y seguro por él... por nosotros.
Él me pidió una semana para pensarlo y yo lo espere como siempre.
Pasó esa semana y yo no podía estar más feliz en mi vida con su respuesta;
--Vale, Miguel, lo he decidido. Yo también quiero vivir feliz a tu lado, sin prejuicios en medio. Vamos a escapar juntos, mi amor --. "Mi amor" como amaba oírlo decirme así, era un deleite para mis oídos y de ahora en adelante lo escuchare todos los días de mi vida, incluso al amanecer y antes de dormir, su compañía no me hará falta nunca más porque lo tendré a mi lado. Podre disfrutar plenamente del hombre que amo.
Pero sinceramente, jamás se me vino a la cabeza que algo así pasaría justo antes de irnos, con tan solo pocas horas de salir de la ciudad de Madrid, pasaría la peor desgracia que pude haber vivido. ¿Por qué? ¡¿Por qué la vida es así de injusta?! ¡¿Por qué arrebatarme a mi otra mitad, a mi alma, a mi ilusión?! Arrebatarme a mi más preciado amor... ¿Acaso esto es lo que pago por pecar ante Dios? Aún no sé la respuesta y no sé si sea capaz de narrar esta parte de mi vida con él... me duele tanto de tan solo recordar su cara de sufrimiento... y de mí atrapado sin poder protegerlo, sin poder cuidarlo, Rubén era una joya preciosa para mí, jamás hubiera dejado que le pusieran una mano encima ¡Jamás! ¡Se suponía que yo cuidaría de él siempre! ¡Que nunca dejaría que le ocurriera nada malo! Y ahora por mi culpa no está aquí conmigo, a mi lado...
Estaba a solo pocas cuadras de llegar a su casa en la media noche, me sentía emocionado, feliz, alegre, ilusionado porque por fin después de cinco años escondiéndonos de los demás, seríamos libres sin ninguna regla de iglesia o personas que nos reprima a amarnos. Caminaba rápidamente, con ansia ya de llegar y verlo correr él hacia mí con los brazos abiertos, pero todo se desvaneció en un dos por tres cuando comencé a escuchar bullidos de gente muy cercas de la casa de Rubén. Acelere un poco más mis pasos, escuchando cada vez más cercas esas exclamaciones estruendosas de gente aclamando algo...
Hasta que dando media vuelta a la cuadra donde él vivía, vi como había un gentío enorme invadiendo su casa, lanzando piedras a la extensión, otros con bates o unos troncos gruesos en sus manos. Abrí los ojos con pánico y sentí que la sangre me dejaba de circular...
--No... no... no... ¡NOOO! --. Di un grito desgarrador corriendo lo más rápido que mis piernas podían al ver como golpeaban a alguien en el suelo con sus armas. Me imagine lo peor.
El cuerpo entero me temblaba, mi mundo se desvanecía, la respiración se me cortó y los ojos se me llenaron de terribles lágrimas al ver frente a mis ojos, el cuerpo largo y delgado de Rubén encogido en el suelo, siendo insultado y golpeado por personas que ni siquiera conocía. Su cara estaba sangrada al igual que su ropa ya hacia desgarrada. Él lloraba, suplicaba porque lo dejaran en paz, que ya no lo lastimaran, pedía ayuda a gritos pero a todos los ahí presentes no les parecía importarle. Yo perdí la cordura en ese instante.
--¡ALEJENSE DE ÉL HIJOS DE PUTA! –Grite lo más fuerte que pude llamando la atención de todos. Yo no dude ni un minuto en empujar a los que se atravesaban en mi camino, para así acuclillarme a un lado de él, con mis lágrimas saliendo a borbotones. El rostro de Rubén se encontraba totalmente deformado y lleno de sangre, respirando dificultosamente. Sus ojitos ya no brillaban como siempre, solo podía ver sutiles lagrimas de ellos y como la sangre le escurría. Prácticamente su rostro estaba mal, muy mal. Yo no paraba de llorar, me estaba destruyendo por dentro verlo así, todo golpeado y lleno de heridas hechas por esas jodidas personas. No tenía ni idea de porque le habían hecho esto, de porque le insultaban y le escupían como si fuera una basura.
--M-Miguel... e-estas aquí... --Murmuró entrecortadamente y sonrió, muy apenas curvando la comisura de sus labios. Levanto su mano lentamente y la coloco en mi mejilla. Estaba fría, llena de tierra y sangre seca pero a mí no me importo. La tome entre mis manos y besé cada centímetro de ella--. N-no llores, n-no lo hagas...
--Te sacare de aquí, no me importa si te llevo en mis brazos todo el camino, te llevare conmigo, como lo haríamos mi amor. Vamos a estar juntos hasta el final --Atravesé mi brazo por detrás de su cabeza, alzándolo levemente con ayuda de mi otro brazo atravesado por debajo de sus piernas. Él se quejo de dolor por lo que me detuve.
--No, no... t-tu vete... tienes que huir de estas personas... no puedes dejar que te maten como lo han hecho con mi familia y... como lo están haciendo conmigo.
--¿Qué? No... yo te llevare, vivirás, estás vivo ahora mismo, Rubén. No digas eso mi ángel, no lo digas...
---M-mírame como estoy... y-ya no tengo remedio, Miguel. E-estas personas s-se enteraron de lo... nuestro y no sé como... llegaron de repente y comenzaron a gritarnos e insultarnos, en especial a mí... me llamaron maricón, escoria, no mereces vivir, repugnante, mal nacido, España no merece desgracias como tú y un sinfín de cosas más. T-terminaron matando a mis padres y a mi hermana frente a mis ojos... y ahora yo sigo... No quiero que tú mueras, debes vivir por mí...
"Terminaron matando a mis padres y a mi hermana frente a mis ojos"
"maricón, escoria, no mereces vivir..."
--¡¿Por qué?! --grité-- ¡¿Por qué habéis matado a su familia sin tener la culpa de nada?! ¡¿Por qué le deseáis la muerte?! ¡¿Por qué queréis matarlo?! --Volví a dejar el cuerpo de Rubén en el suelo sin lastimarlo más. Me limpie las lágrimas bruscamente y me levante dándoles la cara a toda esa mierda que se hacen llamar personas--. ¡¿Os daos cuenta de lo que habéis hecho?! ¡Habéis matado a una familia entera y ahora lo queréis matar a él también! Y todo esto es solamente porque él ama a alguien de su mismo sexo... --di un vistazo rápido a mi izquierda donde pude divisar una piedra grande con bordes puntiagudos-- y yo soy ese alguien, ya no lo voy a ocultar más, hemos mantenido una relación durante cuatro años en secreto y todo por personas como vosotros, malnacidos hijos de puta. Y al igual como él me ama a mí, yo lo amo a él y por esa razón, no voy a permitir que desaparezcan al amor de mi vida por completo.
Me acerque rápidamente a esa enorme piedra y corrí hasta la primera persona de tantas que tenía en frente. Sólo pude ver que era un hombre al que le había azotado la piedra en la cabeza con tanta fuerza, la cual empezó a sangrar cayendo él al suelo. Una persona me tomo de un brazo, jalándome hacia atrás, pero fui más rápido y cogí enseguida el tronco de árbol que sostenía el hombre muerto anteriormente. Le di una patada en la pierna y sin esperárselo, le di con el tronco en la cara que su cuerpo impacto en el suelo. Y así fue, comencé a darle a todo lo que me sostenía y se oponía en mi camino.
Era tanto el coraje, la tristeza, la frustración y la desesperanza que sentía, que lo único que quería era matar a cada una de aquella gente sin corazón. ¡Ellos eran los que merecían morir! ¡No nosotros que no hemos hecho nada malo! Lo único que hemos hecho fue enamorarnos ¡Eso fue todo! ¡¿Tan difícil es comprenderlo?! Nos repudian por el simple hecho de ser dos hombres y amarnos, sólo por eso...
Ellos merecen morir...
Ellos merecen morir...
Ellos merecen morir...
Ella merece ser quemada...
Pero era tanta la gente, tantas personas en contra de nuestro amor que para mí solo, era imposible acabar con cada una de ellas. Entre dos hombres me tomaron de los brazos y me arrebataron el tronco dándome con él en el estomago. Yo me encogí de dolor y nuevamente me dieron con él en la pierna, donde el dolor fue muy fuerte que caí al suelo de rodillas, con los dos hombres de pie aún sosteniéndome por detrás. En ese segundo recordé a Rubén que lo había dejado herido y desangrándose en el suelo. No sé cómo, pero pude ponerme de pie en ese instante e hice amago de correr ha donde lo había dejado, haciendo fuerza en los brazos para que me soltaran, pero no pude, volvieron a darme en las piernas con un bate tres veces seguidas y cuando caí nuevamente, me dieron con él en la cara. Fue tan fuerte, que sentía mi cara quemar y arder terriblemente. Mi visión se nublo y comenzó a dolerme la cabeza, con la mejilla punzando y el labio roto. Escupí la sangre al suelo y trate de levantar mi rostro al enorme gentío que estaba frente a mis ojos.
--Rubén... n-no --tosí-- no le... h-hagáis más... d-daño a él...
"Por favor, si existe un Dios allá arriba, te pido que nos salves de esto... por favor, te lo pido..."
Recuerdo que le suplique a Dios para que nos salvara de esta horrible situación, que todas estas personas se arrepintieran y nos dejaran en paz de una vez. Que comprendieran, que recapacitaran de lo que estaban haciendo.
Pero ninguna de mis suplicas sirvió.
--¿Quieres ver a tu noviecito? Aquí lo tienes --Una de las tantas personas hablo y dejaron a mi vista a Rubén, siendo sostenido al igual que a mí por dos hombres de sus brazos. Me revolví de nuevo, queriendo zafarme de las manos de estas bestias, pero yo ya estaba muy débil, no podía hacer mucho. Le había fallado a mi ángel... le dije que lo cuidaría a donde quiera que el destino nos deparara, que siempre me mantendría a su lado y nuca lo soltaría.
"Yo veré por ti mi ángel, te cuidare por siempre, lo prometo, tú no te preocupes. Recuerda que eres lo que más amo en mi vida"
Y había sellado mi promesa con un beso en sus delicados labios. Una promesa que no pude cumplir...
"Perdóname, Rubén"
--Ahora los dos vais a morir, primero al castaño y luego... a ti. ¡Ahora!
--¡NOOOO! --Grité todo lo que pude cuando dos personas se encargaban de golpearle tan salvajemente, dándole en su cara, piernas, estomago, brazos... en todas partes. Lo estaban destruyendo, estaban acabando poco a poco con lo que quedaba de él, yo mismo estaba viviendo lo que es perder una parte de ti. Es como si te partieran a la mitad con un hacha filosa lentamente, provocándote con más saña el dolor. Así era de doloroso mi sufrimiento de verlo ahí, siendo dañado y roto y sin mí para protegerlo.
Me tembló el alma cuando me di cuenta de que Rubén ya tenía sus parpados cerrados completamente y ya no respondía en quejidos y gemidos dolorosos a los golpes. Lo había perdido... había perdido a mi otra mitad, a mi vida, a mi amor... a mi Rubén... a mi ángel precioso.
En ese momento ya deseaba con todas mis fuerzas que también me mataran, ya no quería vivir, quería estar con él, quería alcanzarlo y decirle que en donde quiera que lleguen a parar nuestras almas, estaríamos juntos. Esta vez seria para siempre, ya nadie nos separaría, porque ya nadie nos vería. Solo seriamos él y yo.
Siempre juntos... siempre.
Al final nadie hizo nada conmigo.
Se comenzaron a escuchar las sirenas de patrullas que se acercaban, me dejaron caer al suelo al igual que al cuerpo de Rubén y todos empezaron a correr y gritar, alejándose de nosotros. Muchos no se salvaron, los atraparon y otros si pudieron librarse. ¿Pero ya para qué? Habían llegado demasiado tarde.
Me había arrastrado hasta su cuerpo y cuando estuve finalmente a su lado, lo cargue en mí y lo abrace con tanta fuerza sin querer soltarlo. Su cuerpo estaba helado, pálido más de lo normal y completamente bañado en sangre. Ya no respiraba, ya no sentía su corazón palpitar como lo hacía cuando estábamos juntos, ya no podía ver sus preciados ojos pardos ni escuchar su hermosa voz...
Ya no quería existir, quería morir, irme con él y escucharlo decirme "te amo" "mi amor" una vez más. Quería que me besara y que me dejara hacerle mimos como siempre lo había hecho. Quería hacerle el amor y recorrer su cuerpo como la primera vez... tocarlo, sentirlo, amarlo y protegerlo... quiero vivir eso una vez más con él.
Los oficiales llegaron y trataron de quitarme su delgado cuerpo de mis brazos pero yo no sé los permití. No pensaba soltarlo, él era mío, me pertenecía, nadie me lo quitaría, su cuerpo es lo único que me queda de él... no me lo arrebaten, por favor...
Pero no me lo dejaron, lograron quitármelo y un hombre de traje blanco se lo llevo a una camilla. Oí que decían que lo había sentenciado como muerto y en ese instante grite que quería morirme.
--¡Me quiero morir! ¡Saque la jodida pistola y dispáreme en la cabeza, oficial! ¡Hágalo! ¡Necesito estar con él!
Hacían caso omiso a mis gritos y me colocaron unas esposas en mis muñecas. Me subieron al coche de los oficiales y siguiendo allí dentro, yo no paraba de suplicar y llorar que me mataran.
Y ahora escribo esta carta, detrás de estas rejas y condenado a 20 años de prisión por haber asesinado a 5 personas y que tan sólo lo hice por haber querido salvar al hombre que tanto amaba. Cómo prueba de que me he suicidado por amor, marcare en mi muñeca nuestras iniciales con el único propósito de que sepan que por amor a alguien, cualquiera es capaz de hacerlo que sea por esa persona.
Tengo 25 años y ya han pasado 3 años desde que lo perdí, pero ya no pienso soportarlo más. Aquí acaba mi historia en este mundo lleno de gente hipócrita, egoísta, mala, asesina y un montón de mierdas más y comienza otra en un mundo diferente y tranquilo, donde me encontrare con mi ángel que cambio mi vida hace 8 años
Porqué como lo necesito a mi lado. Dios había sido mi más importante carencia. Pero a él lo necesito más que a Dios.
-Miguel Ángel.
--------------
TV:
--Un prisionero de 25 años de la ciudad de Madrid, fue encontrado muerto, siendo acuchillado diez veces en el estomago por el mismo y con las iniciales >R+M< en su muñeca derecha. Los datos que nos han dado, informan que el hombre se ha suicidado por amor a otra persona que él había perdido en el pasado. Cómo prueba, encontraron una carta junto a él, relatando toda su vida con esa persona y su decisión de morir.
-------------
"--La noche es perfecta para invitarte a pecar y me digas que sí..."—Le había dicho Miguel a Rubén sin pensar que el padre del pelinegro los había seguido hasta la azotea de la iglesia, justo en su cuarto aniversario como novios y el día que planeaban escaparse.
N/A: En el texto hay una metáfora que dice: "Ella merece ser quemada" con "ella" se refiere a la iglesia. Espero que no se hayan sentido ofendidos con relación del texto a Dios, no lo hice con esa intención ya que yo si creo en él.
Pd: Regresen arriba y si no han visto el vídeo o leído la letra en español, háganlo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro