Prologo: un crimen imperdonable
El templo del equilibrio, uno de los lugares más famosos de la tierra de Luminia, creado después de la guerra entre la luz y la oscuridad, este representa el triunfo de las artes de la magia blanca contra la malévola oscuridad y corrupción del enemigo, habitado por Gin, Archimaga y maestra de las artes de la magia blanca y por “Los hijos del Alba” quienes son un sequito de la misma Archimaga compuesto únicamente por caballeros de Elite totalmente instruidos y entrenados en las artes del combate y la hidalguía. La Archimaga les confía misiones complejas que requieren llevar sus aptitudes al máximo para poder completarlas.
Dos de los más fieles seguidores de Gin volvían al templo del equilibrio. La misión que se les asignó fue la de acabar con la vida de un criminal conocido como “Chemycal”, desgraciadamente, el sequito falló con la misión y el saldo de aquel fallo recaía en los brazos del primero, cargando el cuerpo de un miembro del sequito con la esperanza de que la Archimaga pueda salvarlo de su terrible destino.
—¡Señorita Gin! —Quien cargaba con el cuerpo entró de inmediato al patio del lugar donde la maestra se encontraba reposando —¡Maestra, por favor, nuestro compañero se encuentra con heridas fatales, necesitamos que lo cure! —Se observaba la desesperación en los ojos de ambos al no saber que más hacer, los remedios que utilizaron con él no funcionaban y la última esperanza era la misma Archimaga.
—¿Mmm? No me esperaba verlos tan pronto de vuelta —Gin seguía de espaldas y no se dignó a voltearse y prosiguió hablando —Tendré que suponer que han fallado y para el colmo de los males, tenéis una baja con ustedes —Gin habla de manera cortante y fría con ambos miembros, estoica se levantó sin mirarlo y cuestionó —¿Es qué acaso no sabéis hacer un trabajo de calidad representando la elite que sois? —La Archimaga se encontraba decepcionada y furiosa pero sus palabras expresaban esa sensación de frialdad hacia su sequito —Bueno, es una baja, hay más como ustedes —Sentenció y volvió a reposar como si no hubiera una vida en juego.
—¡¿Qué?! ¡Archimaga Gin, por favor, los remedios comunes no funcionan, por favor, concédale una segunda oportunidad, prometemos no fallar de nuevo! —Se exaltó sin saber porque la maestra no respondía a sus suplicas.
—¿Y? —Gin preguntó, el soldado cayó de rodillas soltando el cadáver moribundo de su compañero sobre el piso de piedra del patio del templo, yacía frío, ya había pasado a una mejor vida —Prefiero no gastar mi magia en una pérdida de tiempo como esta —La maestra inmutada ante la rabia y tristeza del soldado, sentenció.
—Tú…, Tú…, ¡¿Tú sabías que esto iba a pasar, no?! Por eso te negaste a venir con nosotros porque sabías que era más peligroso del resto de misiones que hemos realizado con usted, ¿es qué acaso no le interesamos, es qué acaso no es suficiente para usted todo el esfuerzo que realizamos con las misiones encomendadas? ¡Usted es una cobarde total! —Los ojos del soldados se cristalizaban y enrabiado por completo, intentó abalanzarse contra Gin la cual volteó para agarrarlo del cuello evitando el golpe.
—Espero que os quedé claro —Gin levantó al soldado por encima del suelo mientras continuaba hablando —Yo no los elegí porque sintiera algo por ustedes, los elegí porque pensé que tendrían la capacidad suficiente para hacer una tarea sencilla —Gin apretó más el cuello del soldado, él cual comenzó a toser debido a la presión —Pero, parece que me he equivocado y si sigues así, será mejor que te vayas despidiendo del templo —La Archimaga tiró al soldado al suelo.
—T-Tú, T-Tú…, ¡Usted es un monstruo! —El soldado tenía la respiración agitada y cayó al lado del cadáver de su compañero —¡Eres igual a la escoria a la que nos obligas a enfrentarnos en todas las misiones! —El otro soldado intentó apaciguar el temperamento de su compañero pero este siguió —¡Actúas como si fueras la más poderosa, cuando en realidad solo te pavoneas con esa falsa fuerza! —El rostro de Gin se enfurecía cada vez que el soldado seguía hablando —¡Si tan fuerte eres, entonces deberías poner un pie fuera de este templo y pelear contras las atrocidades que habitan en este mundo! —El soldado cogió fuerzas una vez más y volvió a abalanzar contra la Archimaga con una daga en su mano.
—Iluso —Gin esquiva grácilmente el intento de ataque del soldado y con un golpe certero, lo dejo inconsciente sobre el suelo —Terco hasta el cansancio.
La Archimaga levantó la mirada para dirigirse a los dos soldados que recién llegaban al patio completamente atemorizados con la escena pero de inmediato, Gin habló.
—Shisume, Kaito, ¡Vengan aquí!
Ambos soldados se acercaron y se postraron frente a Gin y esperaron las órdenes de la Archimaga.
—Kaito, encárgate del cuerpo y haz que lo sepulten —Kaito asintió y se levantó para comenzar a tratar al cuerpo —Shisume, tengo una tarea diferente para ti —Shisume seguía postrado a los pies de la Archimaga —Necesito que le digas al Rey Luka que el criminal “Eclipso” mató a su hermano y que tiene que ser contenido en una prisión de alta seguridad, y si se le considera necesario, que se cree una prisión únicamente para contenerlo a él.
—Como usted ordene, Maestra —Shisume habló —¿Y qué haremos con… él?
—Yo me encargaré de este problema después, por ahora, encárgate de Eclipso y procurad apurarse con la misión.
La maestra se retiró del patio dejando a los soldados completar sus misiones encomendadas.
Eclipso, el ladrón de almas, fue juzgado en la corte real por un crimen que nunca cometió, tras el juicio, terminó encerrado en la prisión de máxima seguridad más conocida como “El Tártaro”. Tras un tiempo del inicio de su encierro, varios de los prisiones que eran compañeros de celda, pensaban que Eclipso no duraría mucho tiempo dentro de la prisión. Sin saber que Eclipso ya tenía planeado su escape y como ejecutaría su venganza, con la que él creía que era la verdadera asesina de su hermano.
¡La Archimaga Gin!
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