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Capítulo 40


"Debes comenzar a liberar, de a poco, todo ese dolor y esas palabras atragantadas con destinatarios que ambos conocemos"... Por fin un interruptor se había activado en mi interior, y estaba yendo a por el todo.

Hoy era lunes, nuevamente, y en mi charla individual matutina me había propuesto comenzar a aclarar algunos aspectos de mi vida. Empezando por hablar con Molly y esclarecer las cosas, al menos entre nosotros. Sabía que no le gustaría, y también sabía que quizás emocionalmente le afectaría a su enfermedad, pero era injusto y poco humano tenerle lástima por su condición. Ella no se merecía algo así. Lo peor que una persona podía mostrar a otra es lástima, y yo ya le había tenido demasiada. Infravalorar a su persona no era lo correcto, Molly era una muchacha fuerte, y madura. Si había alguien con quién podía hablar en buenos términos, era ella.

Los pasillos de Reachmond ya deberían de  estar vaciándose, puesto que las clases estaban iniciando, pero no lo sabía por que por primera vez en mucho tiempo estaba llegando tarde. Estábamos...

—Gracias por este grandioso fin de semana. —Los labios de Kye se posaron fugazmente en mi mejilla.

—Aquí. —Señalé mis labios. Ella torció una sonrisa y dejó un pequeño beso en el lugar.

Quien diría que yo, Ragnar Novak, después de desearlo mucho, sería quien estuviese pidiendo un beso a una sonrosada Kye Griffin, y lo más importante de todo, recibiéndolo con gusto.

—Entonces... ¿Ya lo has decidido?

—Si —pasé mis manos sobre su trenza desaliñada—. Quiero que esto funcione, y no lo hará si tengo una relación con Molly. Hay muchas cosas que aclarar, y si esto continúa así, ninguno de los tres estaremos bien.

—De acuerdo —la pelinegra jugueteó con el anillo de mi dedo índice y luego me sonrió. —No puedo creer que arriesgues tanto por nosotros, que hagas esto solo para estar conmigo.

—Yo haría lo que sea por ti, ojos de universo. Déjame demostrártelo.

Sus ojos se perdieron en los míos por unos segundos, luego volvió a concentrarse en mis palabras y asintió. Me encantaba cuando lo hacía, en esos momentos su mente se desconectaba de la realidad y no había nadie más alrededor que ella y yo.

—Nos vemos luego, llámame cuando termines de hablar con Molly, prometo responder.

Asentí, la besé fugazmente y salí corriendo hacia mi primer clase del día, a la cual llegaba tarde.



Tras una jornada bastante ajetreada, el entrenamiento para el ultimo juego de la temporada terminó. Minutos antes de comenzar la práctica me había ocupado de enviarle un mensaje a Molly para pedirle que me esperase en las gradas hasta que finalice, así que cuando salí de los vestuarios, ya duchado, la encontré leyendo un libro en el segundo nivel de asientos.

—Molls, ¿vamos?

—¡Amor! —Bajó rápidamente los escalones que la separaban del suelo, y me abrazó. —Te he extrañado mucho, últimamente no coincidimos casi nunca.

Tenía razón, más que mensajes esporádicos y charlas breves en algún pasillo del instituto, no habíamos podido vernos.

—Te invito un café, ¿quieres?

Ella asintió y me tomó de la nuca para besarme suavemente. La dejé hacerlo, quizás por última vez.

—Andando —me alejé suavemente de ella, y caminamos hacia mi auto.

Durante el trayecto, conversamos un poco de los últimos días, ella me contó que había estado sintiéndose mucho mejor, y eso me hizo alegrarme enormemente. Que no hubiese tenido ninguna recaída, significaba que los medicamentos estaban haciendo algo bien.

Llegando a la cafetería, pensé que quizás hablar respecto a nuestra relación en un lugar público no sería lo ideal.

—¿Pedimos para llevar y vamos a un mirador? —pregunté estacionando.

—¡Oh, si! Podemos ir al de Lake Hollywood, tiene una vista bonita y a esta hora no habrá prácticamente nadie...

Asentí, colocando en mi GPS el destino nombrado. Luego de bajar y comprar algo de beber y comer, volví al auto y conduje hasta el mirador. Al llegar, ambos descendimos y nos apoyamos sobre el capó azulado de mi coche.

—Es mucho más bonito de lo que dicen... —murmuró por lo bajo—. Gracias.

Una punzada de dolor en mi corazón me advirtió cuanto estaba detestando tener que hacer todo esto. Ella me agradecía por traerla y yo solo podía pensar en Kye y yo compartiendo un amanecer en este precioso lugar. 

—¿Recuerdas aquel fin de semana que salimos con nuestras familias a pescar? —pregunté luego de unos minutos en silencio.

Molly se tensó por unos segundos, luego volvió su vista hacia mí y sonrió.

—Claro, la pasamos bien, ¿no?

Asentí despacio.

—Esa mañana hablamos de nuestros sentimientos, de nosotros. Molly, algo está pasando aquí... ¿No lo ves?

—Se acerca la graduación, hay mucho por hacer —suspiró—. Es por eso, amor.

—No —me giré—. Ese día me dijiste que nadie elije de quien se enamora, y que si algo pasaba con nosotros, deberíamos ser sinceros el uno con el otro. No puedo seguir ocultándotelo, Molls, no cuando te prometí la verdad. Estoy enamorado de alguien más...

Oh santa madre... Lo había dicho, de verdad lo había soltado.

—Yo... —Pareció perder el hilo de sus pensamientos—. Es ella, ¿no? Estás enamorado de Griffin. ¿Hace cuanto?

Negué, no iba a hacerle más daño diciéndoselo.

—¡Dime! —me enfrentó—. ¿Desde la fiesta de beneficencia? ¿Desde esa vez que los encontré en tu casa? Dímelo por favor...

—Me ha parecido atractiva desde hace más de un año... Enamorado... No lo sé. Pero es reciente, muy reciente. 

—¿Alguna vez me has amado siquiera? —Su voz se quebró. —¿Qué he sido para ti?

—Claro que te he amado. Tu has sido mi mejor amiga, la primer chica de mi vida, mi primer amor. Siempre te querré, pero no puedo esquivar lo que siento por ella... No sabiendo que me corresponde.

Sus ojos parecieron irradiar furia cuando dije aquello.

—¿¡Te has acostado con ella, no!? ¡Por eso no querías hacer nada conmigo! Dios, soy una tonta... Yo dándote todo mi amor y tú revolcándote en secreto con... esa.

—Molly, no he dormido con Kye —fruncí el ceño ante su planteo—. La he besado por primera vez luego de la cena de beneficencia. Hemos hecho otras cosas, sí. Pero no he tenido sexo con Kye.

—Si, claro... —La oí murmurar por lo bajo.

—¿Con que descaro me hablas así, Molly? ¡¿Dormiste con Aren Beckett ese fin de semana, y yo soy el infiel?! —Me molesté.

Su rostro sorprendido, se contorsionó en muchas muecas intentando encontrar las palabras adecuadas para justificarse. La había pillado, no quería hacerlo así, de verdad no quería echarle las cosas en cara, pero su actitud no estaba siendo la correcta.

—Yo... Yo te amo. Lo que hice fue por que estaba ebria, y con Aren habíamos tenido algo en los campamentos antes de que tú y yo fuésemos pareja... Raggy, yo te amo. Por favor, no volverá a suceder —se quedó en silencio unos segundos, pensando—... Quizás a ti te ocurre lo mismo con Kye, es una chica atractiva y sugerente, es normal tu atracción, ¿no? Podemos arreglarlo. Dejémoslos a un lado y arreglemos esto... Mi amor... Por favor. —rogó colgándose de mis brazos.

¿Atracción? Por el jodido infierno, la palabra atracción se quedaba corta ante lo que sentía por la morena de ojos preciosos.

—No, lo siento. No dije nada por que sabía que yo había fallado también. Pero es suficiente, Molly. Solo puedo ofrecerte la amistad que siempre hemos tenido, esto se terminó. Si no puedes aceptarlo, lo entiendo. La mejor opción será distanciarnos...

Su llanto llenó el silencio vació del ambiente. Cuando se calmó, susurró un "llévame a casa, por favor", y se perdió en el interior de mi auto.

Luego unos minutos procesando todo lo que acababa de ocurrir, junté todas las cosas que habíamos dejado y las tiré en un cesto cercano. Volví al Audi y conduje en silencio de regreso a la zona residencial donde ambos vivíamos. Al llegar a la puerta de la casa de Molly, ella bajó y rodeó el vehículo hasta situarse al lado de mi ventanilla.

—Espero que sepas lo que estás haciendo, Ragnar. Yo no mentí aquella vez: a pesar de todo, no he dejado ni dejaré de amarte. Pero, ¿Kye? Kye no sabe lo que es el compromiso, el verdadero amor, la dedicación. Yo no me inmiscuiré, pero se que no estoy errada. Ojalá puedas abrir los ojos y ver que estar a su lado es tiempo perdido. No puedes contenerla, ella se aburrirá tarde o temprano. Cuando eso ocurra, yo estaré aquí, para demostrarte todo lo que eres y significas para mi. Adiós.

Suspiré, desanimado por sus palabras. No quise decirle nada, era inútil intentar hablar cuando el enojo y la tristeza se mostraban por ella. Lo que había sucedido no era para nada agradable... Molly se merecía el mundo entero, pero yo no podía dárselo.

Estacioné el coche en el garaje de casa, y me encaminé hacia la entrada. De reojo divisé a Roger, el chófer de papá, limpiando minuciosamente los parabrisas del coche en el que se transportaba siempre. ¿Qué hacía aquí? Ellos llegarían el próximo fin de semana...

Un momento... ¡Magnus!

Corrí hacia dentro de la mansión, buscando desesperadamente a mi hermano mayor. Me dirigía directo hacia las escaleras cuando la voz de mi padre me dejó a medio andar.

—Su buscas a tu hermano, está bebiendo un mojito en el jardín.

—Pensé que llegaban la próxima semana. —solté anonadado de que se mantuviese tan impasible ante la inesperada visita de mi hermano medio hippie.

—No, surgieron un par de problemas con la negociación en Portugal, debo tomar un avión en la noche. Estaremos de vuelta en un par de semanas...

—¿Hablaste con...?

—No, no tengo nada que hablar con él. Pero tampoco le puedo negar la estancia aquí, es mí hijo, y esta es su casa. Eso no significa que esté de acuerdo con las cosas que hace y como vive... Qué desperdicio.

Es ahora o nunca.

—¿Podemos hablar?

—Debo hacer una llamada, en cinco minutos en mi despacho.

Su imponente figura se giró y yo tragué en seco. Ya estaba hecho, no había vuelta atrás. Si me arrepentía ahora, se enojaría por hacerle perder su valioso tiempo.

Esperé aquellos cinco minutos que se volvieron eternos, Magnus se paseó por el interior saludándome, y me señaló con su dedo la puerta abierta de la oficina de mi padre. Respiré profundo e ingresé.

—Tienes siete minutos, mi vuelo se adelantó.

—Dejé a Molly, estoy saliendo con Kye.

Los ojos de Marcus Novak se achicaron y una vena se le marcó en la frente.

—Eres un imbécil, Ragnar. ¿¡Con un carajo, por qué hiciste eso!?

—Por que quiero negociar contigo.

—¿Negociar? ¿Tú? Mírate, eres un puberto inútil que cree que puede venir aquí y enfrentarme...

—He obedecido a cada petición que me has impuesto —lo corté, dando un paso al frente—. Mejor promedio, capitán de Lacrosse, una universidad de la Ivy League, una carrera como contador, una herencia asegurada. Solo quiero una cosa a cambio. —Avancé hasta colocar mis manos en su escritorio.

Se mirada seguía siendo dura, sin embargo me analizó de arriba a abajo y tomó asiento en su silla giratoria de cuero, como cada vez que debía sentarse a negociar beneficios para sí mismo.

—Habla, tres minutos.

—A Kye. Voy a salir con ella, la quiero. Al finalizar la preparatoria me casaré si quieres con Molly, pero no alejarás a Kye de mi lado. Entre los tres llegaremos a un acuerdo y tendrás el dinero que quieres, pero no voy a tener un hijo, no arruinarás mi futuro de esa forma. Y también estudiaré fotografía, esas son mis condiciones.

—¿Qué te hace pensar que puedes negociar conmigo o siquiera negarte? —Una sonrisa de superioridad se plasmó en su rostro.

—Tengo dieciocho años, a los ojos de la ley soy un adulto independiente. Claro que puedo negarme, porque ya no tienes autoridad legal sobre mi para obligarme: tú ya no respondes por mis actos... Si no cumples mis condiciones, no tienes el dinero. Y si se te ocurre, no se, matarme, aún así te quedarías sin la herencia. Soy un medio para el fin. De cualquier forma tú me necesitas más a mí de lo que yo te necesito a ti para este "negocio".

Marcus pareció pensarlo con todos los pros y contras. Se puso de pie y tomó su maletín listo para irse al aeropuerto.

—Tú y tu hermano definitivamente son el pago por todas las cosas malas que he hecho en esta vida, pero ya es demasiado tarde como para arrepentirse. No tocaré a la chica, pero no quiero verla en esta casa, ni en ningún sitio si estoy aquí. De lo contrario, no me haré responsable de lo que pueda pasarle.

—Mi abogado te enviará el contrato en unos días —hablé cuando me pasó por al lado—. Podría simplemente creer en tu palabra, pero no confío en ti.

—Chico astuto. Resulta que no eres tan idiota como aparentas, haces bien en desconfiar. Cuando vuelva, firmaremos.

Sin más que decir, salió de su despacho permitiéndome respirar con normalidad.

Lo hice...

¡Lo hice!

—¡Magnus! ¡Joder Magnus, lo hice! —grité dirigiéndome hacia la sala de estar.

—Alto ahí fosforito, vas muy rápido para mí capacidad de comprensión. ¿Qué hiciste? —Mi hermano me tomó por los hombros y me detuvo en seco.

—Hablé con Marcus, lo que te conté, el trato que me explicó Chris. ¿Recuerdas? ¡Y aceptó! ¡De verdad aceptó! —Sonreí.

—Es genial, fosforito. Me alegro mucho por ti. —Me abrazó.

Una vez que me relajé, y Magnus preparó algo para cenar, recordé el pedido de Kye. Tomé mi celular y marqué.

Luego de unos segundos, la otra línea respondió.

¿Rojo?

Hola bonita, lamento no haber llamado antes, estuve ocupado. —Sonreí, saliendo al jardín.

Descuida, me pasé la tarde trabajando en un proyecto para entregar en historia, así que no estuve muy pendiente del celular ¿Cómo estás? ¿Todo en orden? —Se oyó un ruidaje de fondo, seguido de un "invítalo a casa, ¡hola Ragnar!" —. Dios, es Maeve, discúlpala, desde que no tiene empleo se toma los lunes para beber margaritas hasta dormirse en el sofá y lamentar su existencia.

—¿Quieres que vaya? ¿Está Rhys por ahí?

No, fue a ver a alguien. No me dijo quien, pero supongo que su historia con Alana ya quedó en el pasado. Tú tranquilo, todo está en orden por aquí.

—Terminé con Molly, Kye. Oficialmente terminé con ella.

Wow, sí lo hiciste. Eso es... Uff, ¿y cómo te sientes? —carraspeó.

—No tienes que hacer esto, ¿lo sabes, verdad?

Lo sé, lo sé. Pero en verdad quiero saber, me preocupo por ti, Ragnar.

—Me siento bien, normal. Sé que no era lo que Molly merecía, pero ella respetará mí decisión. Me apoya. En quien no confía eres tú.

Siento si te molesta oír esto, pero lo que piense o no Molly de mí, sinceramente me da igual. No necesito su visto bueno para estar contigo, no necesito el visto bueno de nadie. Pero me alegra que todo esté relativamente en orden.

—También hablé con mí padre —suspiré—, fue un día intenso.

Pensé que estaba de viaje.

—Volvió unas horas y hace rato salió hacia el aeropuerto. No sé en cuanto volverá, pero no será pronto. No sé entrometerá entre nosotros, Kye. Ya no hay nada en el medio que nos impida ser libres de estar juntos.

Eso es... Wow. Eso suena muy prometedor.

—Festejemos. —Se me ocurrió de repente.

¿Ah?

—Festejemos, Kye. Vayamos de fiesta, incluso podemos hacer una aquí en casa. Invitaremos a quienes queramos, puede venir Rhys y Venus. Magnus estará aquí, y Chris y Brett obviamente. El viernes, ¿que opinas?

Rojo, la primera y única vez que estuvimos compartiendo aire con tu hermano, las cosas no salieron bien... —Se escuchó poco convencida, y la entendí. No tenía ganas de otra contienda familiar.

—Tranquila preciosa, prometo comportarme. Quiero hacer las cosas bien, quiero que puedas hablar con Magnus si lo deseas. Confío en ti.

Ya, okey —oí su suave risa dándome luz verde —. Llamaré a algunas personas entonces, la pasaremos genial.

—Buenas noches, ojos de universo. Duerme bonito.

Igual tú, ten sueños húmedos conmigo.

Dando por finalizada la llamada, volví a ingresar a la mansión, y caminé hacia la cocina.

—Prepárate —sonreí, captando la atención de mí hermano mayor—. Este viernes vamos a tirar la jodida casa por la ventana...



¡Hola! ¿Cómo se encuentran? ¡Ragnar mandó a volar a Molly  OMG! Parece que alguien se levantó con ganas de hacerse oír... Digo, hay que tener huevos para enfrentar a Marcus Novak, yo no lo haría *se va corriendo* hehehe... 

Deseo que les haya gustado este capítulo, les recuerdo que pueden votar, comentar y compartir si ese es el caso. ¡Me harían muy feliz!

¡Nos leemos pronto, besitos virtuales!

Sunset

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