Capitulo 30
Maratón 4/4
...The sweat of your body covers me
Can you my darling?
Can you picture this?
When doves cry...
Caminaba por los pasillos de Reachmond pensando que este era quizás el primer lunes bueno que tenía en mucho tiempo. Tarareaba aquella canción del gran Prince que se me había pegado desde ayer por la tarde. Imaginé que nada podía arruinar un día así, ni mi padre, ni las clases, ni el hecho de que mi nariz estaba sana y podía volver a jugar.
Caminaba por los pasillos tan alegre, que pude jurar que la gente se me quedó mirando con gracia. Y no me importó, me sentía desbordante por dentro. Increíblemente enérgico y feliz.
—¡Raggy! ¡Traes vibras buenas! —me saludó Chris cuando me apoyé en su casillero.
—Últimamente tengo bastante de eso. ¿Cómo estás?
—Bueno, como sabrás este fin de semana la élite ha tenido mucho de que hablar... —Alzó sus cejas en un vaivén—. Así que gracias a ti me he metido en un par de líos con mi familia, colega. Ahora piensan que tengo novia.
—¿Cuántos rumores andan rondando?
—¡Yo puedo responderte eso! —Brett apareció a mi costado, dándome un susto—. Muchos dicen que llamamos a un dealer, y piensan que era Kye. Otros hablan sobre Chris y tú peleándose por ella en plena fiesta. Hay algunos que juran habernos visto en una especie de orgía masiva, ebrios y drogados; y te sorprendería saber la cantidad de idiotas que se creyeron que Kye era un agente infiltrado del FBI que venía desenmascarar los negocios sucios de algunos nuestros más honorables miembros.
—Y supongo que esto último lo debes haber inventado tú. Eres la única persona a la que se me puede ocurrir algo tan ingenioso. —Adivinó Chris, con la cabeza dentro de su casillero.
—Sabes que tengo alma de escritor, o mejor, director de cine. No podía quedarme con las ganas, chicos.
Mi rubio amigo y yo reímos, y nos encaminamos hacia nuestra siguiente clase: historia. Brett nos saludó y se desvió de nuestro camino, porque no compartíamos la asignatura de hoy. Entramos al salón de clases entre codeos y bromas, sentí más pares de ojos sobre mi, porque solía tener un perfil tranquilo en estos pasillos; sin embargo hoy sentía la necesidad de mostrar cuan bien me encontraba, porque esta vez, si era de verdad.
—Jóvenes míos —saludó el señor Colson con un aire poético—, parece que Decker y Novak están alegres hoy.
—Radiantes, profesor.
—Bien, aprovecharemos eso. Siéntese al frente, querido capitán.
Chris se rió de mi cuando Colson se giró. Sin embargo no me resultó molesto en lo absoluto, pese a que sus clases solían aburrirme.
—Cachorros del saber. Cómo bien estarán al tanto, se acerca con rapidez su graduación, y con ella sus exámenes de fin de curso. Sabemos que muchos ya están con la cabeza metida entre los libros porque tienen universidades a las que impresionar, pero para su suerte, este año traemos algo diferente. Estamos al tanto de que los exámenes finales suelen volverse tediosos para ustedes, y que en general no les sirve de mucho. Meter información en esas cabecitas divinas, como si fuesen máquinas, no funciona. Así que decidimos darles una oportunidad de lucirse este fin de curso. Las materias curriculares hemos decidido unirnos con las extracurriculares para armar una serie de proyectos. Las listas pueden ir a retirarlas en administración, a esta altura ya deben estar disponibles. Historia, mi maravillosa materia, se ha unido con el taller de cine y fotografía, el resto la verdad no lo recuerdo. Soy anciano, no me miren así.
—¿En que consiste el proyecto? —preguntó alguien al fondo.
—Lo sabrán esta tarde. Hemos programado una reunión de cada taller por separado con sus respectivas asignaturas regulares. Tienen tiempo, aprovéchenlo.
—¿En caso de no pasar? —Hhbló mi compañero de banco.
—Se les tomará examen con la misma modalidad de todos los años. Aquellos que tengan asignaturas reprobadas, deberán rendirlas del mismo modo... Bien, aclarado esto, ¡viajemos al pasado!
La clase de Colson fue interesante. Y no creo que haya sido porque se pasó toda la hora hablando sobre la guerra de Vietnam, sino porque mi mente estaba concentrada en otra cosa completamente diferente.
Este trabajo final podría ser mi oportunidad de hacer lo que amaba. Aún no sabía muy bien de que se trataba el proyecto en sí, pero ya estaba ansioso. Apenas terminó la hora que correspondía a historia, corrí por los pasillos en busca del salón de la pelinegra, para contarle las buenas nuevas.
—¡Kye! ¡Kye! —grité por sobre el gentío que huía del salón de la profesora Campbell— ¿Vieron a Kye?
—No volvió de lo de Herworth. —me contestó una rubia.
—Seguro está chupándosela a alguien para que le perdonen la falta de hoy.
Mis sentidos se activaron cuando oí la voz del sujeto que había hablado.
—¿Qué puta mierda dices? —Lo tomé del cuello de su camiseta.
—Relájate, Novak. Kye desapareció hace mas o menos una hora, y todos aquí sabemos que si no vuelve es por que... —Hizo una seña obscena que me crispó los nervios.
—Voy a hacer que vomites los testículos pequeños que tienes, si no te retractas ahora mismo —Apreté mi agarre.
—Ah, ya te la cogiste, ¿eh? ¿Viste lo buena que es?
Mi cuerpo no respondió. Estampé su cabeza contra la puerta del salón, oyendo gritos y maldiciones. Solo logré darle un puñetazo en el pómulo, antes de que unos brazos me detuviesen.
—¡Ragnar! ¿Qué carajos? No seas idiota. —Rhys me arrastró lejos de aquel imbécil.
—¡Que no me toques, Riott! Le voy a hacer ver toda la galaxia a golpes si no se disculpa.
Sentí otros pares de manos conteniéndome. Chris y Brett habían aparecido casi por arte de magia. Me llevaron hasta los baños y me tiraron al suelo.
—Lávate el rostro y relájate. Así no funciona esto. —Me retó el peliazul.
—¡Acaso no le viste! —grité— ¡¿No tienes ganas de partirle su madre?!
—Si no dejas de gritarme, el único que saldrá por piezas de este baño, serás tú. Claro que lo vi, pero no sirve de nada lo que hiciste. Él no dejará de pensar eso sobre Kye, y aunque te joda, no está diciendo ninguna mentira. Acéptalo Ragnar, ella no es una santita.
—¿Cómo puedes decir eso? —Quise golpearlo—. Es tu mejor amiga.
—Lo sé. Y claro que quiero arrancarle la lengua y cosérsela en el trasero. Pero no puedes luchar con los estereotipos de aquí, ni con los pensamientos masivos. Kye ha aprendido a sobrellevarlos, los acepta porque no se siente inferior ante ellos. ¿Si ella sigue su vida y le importa poco, por que tú te empeñas en que sea diferente? No puedes ir defendiéndola todo el tiempo, no es una puta princesa.
Miré mis nudillos, que comenzaban a tornarse rojos, y suspiré. Kye no era Molly, no porque casi nos hubiésemos liado significaba que podía tomar un lugar que ella no necesitaba y que a mí no me correspondía. Por más que lo único que desease era cuidarla, ella no lo precisaba. Lo había logrado sola por años, ¿por qué ahora sería diferente?
—Ya. Entendí. —Me levanté y lavé mi rostro.
—Eso no quita que estarás castigado. Que tonto eres, Raggy. —Sonrió Brett, mirando de reojo a Rhys.
—De todas formas, sí creo que debemos ver donde está. ¿Le has llamado, Ragnar?
Negué y me dispuse a marcarle. Luego de ocho intentos, no me sorprendió mucho que no contestase.
—Nada.
Rhys intentó con su celular, y negó al cuarto intento.
—Esto es malo. Kye siempre atiende mis llamadas.
No voy a admitir nunca lo celoso que me puso aquello.
—Según ese... tipejo, Kye fue enviada a lo de Herworth y no apareció.
—Otra vez en problemas, a Maeve le dará un ataque. Solo hay dos lugares donde podría estar si volvió a escaparse. Ragnar, en la hora del almuerzo nos iremos. Volveremos antes de la primera hora. Tú irás al Bar de Lou, te envío la dirección por mensaje.
Asentí, no fue difícil suponer a donde iría él. Mis amigos se miraron el uno al otro y salieron de los servicios, entendiendo que ya no podían hacer mucho más por mi.
—Gracias por... Ya sabes. Sacarme de ahí.
—Sí, como sea. A ver si demuestras esa brutalidad en el campo, nos hace falta últimamente.
Asentí, suspirando. Él hizo una seña con los dedos a modo de saludo, y desapareció de allí silbando.
¿Cómo podía estar tan tranquilo? Yo estaba a punto de colapsar.
El receso se me pasó volando. No volví a salir del baño, estaba mareado de tanto pensar. De repente mi día ya no era tan bueno. No quería saber que es lo que iba a pasarme por haberle casi partido la cara a ese sujeto, y tampoco sabía en que condiciones encontraría a Kye... Si es que la encontraba. Para la tercer hora de clases, no me quedó mas remedio que salir de mi escondite. Tenía las piernas entumecidas y el olor de los váteres ya me estaba dando náuseas. Mucho dinero, sí... Pero de cuidar los espacios mejor ni hablemos.
No entré a clases, me escabullí hacia la biblioteca y me quedé leyendo al final de uno de los pasillos. Necesitaba relajar mi mente, necesitaba tranquilizarme.
La hora del almuerzo llegó, y prácticamente corrí hacia el estacionamiento. Brett y Chris me habían escrito por nuestro grupo, avisándome que Raven Herworth estaba al tanto de lo que había sucedido en la mañana, así que debía presentarme luego del almuerzo en su oficina. Al llegar a mi auto, recibí un mensaje de Rhys.
"No es muy lejos de aquí. Veinte cuadras al sur, por la misma calle del instituto. Giras a la derecha y verás al final de una pequeña calle un letrero donde se lee Louise. Te recomiendo ir a pie, no podrás entrar el coche por aquel pasaje. Si está allí, no hagas nada. Solo vuelve a salir y regrésate a Reachmond".
Dejé en leído su mensaje, y no perdí un segundo más. Al llegar al final de las veinte cuadras contadas, detuve el auto y bajé. No era como esperaba, pensé que el pasaje sería algo tétrico, feo y maloliente. Me sorprendió ver lo bonito y tradicional que se percibía. Llegué hasta las letras en cursiva color rojo neón que citaban: Louise, drinkland. Empujé las puertas de madera e ingresé.
El ambiente era cálido, armonioso y hasta moderno. Muy diferente a lo antiguo del exterior. No había mucha gente, si tenía en cuenta que era bastante temprano. Una pareja de ancianos almorzando, tres chicas medio ebrias intentando hacer karaoke, y por último, Kye.
La pelinegra se encontraba sentada tras la barra —me hubiese gustado saber el por qué—, preparando tragos pequeños y bebiéndolos. Usaba su pijama a cuadritos, cosa que me hizo gracia; me gustó el hecho de que parecía no importarle el estar vestida así en otro lugar que no fuese su hogar. A su costado, una señora de edad media le miraba con una sonrisa maternal, y escondía las bebidas tras ella sin que la pelinegra se diese cuenta de que le faltaban un par de licores para las recetas de sus tragos.
Sonreí aliviado. No parecía borracha, al menos no tanto. Parloteaba con la mujer e intentaba hacer algún que otro truco de barman. En frente suyo, un poco mas lejos del alcance de sus manos, se encontraba un plato a rebosar de patatas fritas, y una hamburguesa que seguro debió haber sido gigantesca, y de la que ahora solo se veían pedazos de pan y carne desmenuzados.
¿Por qué nunca se terminaba sus hamburguesas?
Su rostro estaba pacífico, como si no estuviese al tanto del caos que había causado hace horas atrás en el instituto, al decidirse por desaparecer sin avisarle a nadie. Sin embargo sentí que nada estaba bien. ¿Qué había pasado? ¿Por qué se había esfumado? ¿Qué cosa tan grave había hecho como para decidir saltarse todo un día de clases?
Al ver que todo estaba en orden. Salí del bar y volví hasta mi auto escribiéndole un mensaje a Rhys.
"Todo bien. Está en el bar".
Respondió casi al instante. "Vuelve".
Juro que iba a hacerlo. No tenía ganas de meterme en un lío con Rhys, y menos, incomodar a Kye. De verdad lo intenté... Pero no pude resistirme a ir contra lo que me había dicho el peliazul... Menos cuando oí como la música vibraba a través de las paredes viejas del lugar.
Kye volvería a cantar. Y yo no iba a perdérmelo.
¡Fin del maratón!
Gracias a todos por apoyar esta historia día a día. Para los 3k, prometo otro sin falta.
Les recuerdo que pueden votar, comentar y compartir esta historia si les gusta.
¡AVISO! Las actualizaciones volverán a publicarse los días sábados. Esto se debe a que ya no me quedan capítulos de reserva, y ando muy ocupada.
Les dejo mi Instagram (ethereallgirl) por si quieren curiosear...
¡Nos leemos pronto, besitos virtuales!
Sunset
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