"𝑳𝒂 𝒗𝒊𝒅𝒂 𝒆𝒔 𝒎𝒖𝒚 𝒄𝒐𝒓𝒕𝒂 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒔𝒐́𝒍𝒐 𝒂𝒎𝒂𝒓𝒕𝒆 𝒆𝒏 𝒖𝒏𝒂, 𝒑𝒓𝒐𝒎𝒆𝒕𝒐 𝒃𝒖𝒔𝒄𝒂𝒓𝒕𝒆 𝒆𝒏 𝒍𝒂 𝒐𝒕𝒓𝒂" —𝑾𝒊𝒍𝒍𝒊𝒂𝒎 𝑺𝒉𝒂𝒌𝒆𝒔𝒑𝒆𝒂𝒓𝒆.

Era increíble ver como la vida colocaba a las personas en tu vida por una, razón y justo es aquella persona que tanto buscaste, dicen que nacemos con un hilo rojo atado en nuestro meñique y nuestra otra mitad, nuestra alma gemela, está conectado con nosotros, no importa cuanto tiempo pase de una u otra forma se terminan juntando para ser felices. 

Kang Taehyung creía en esas románticas historias que en la escuela le contaban su profesor, oía con atención las palabras mientras contaba aquella vieja historia hasta que el timbre de la escuela resonó en cada rincón. 

—Iremos al cine a ver una película Tae, ¿te quieres unir? —preguntó Yeonjun quién tomaba sus cosas. 

—C-Claro... yo... s-si iré Yeonjun. —respondió tímido. 

—¡No vemos en la salida! Irá Beomgyu, ¿no tienes problemas con eso? 

—N-Negativo... —rio juntando sus manos y mostrando sus blancos dientes. 

Yeonjun le regalo la última sonrisa para salir corriendo al comedor. 

Kang estaba tan feliz que sentía estallar de la emoción, para él era difícil conseguir amigos por su clara tartamudez y nerviosismo que mostrar a la hora de hablar con la gente, algunos se burlaban, pero Yeonjun era la excepción, siempre hablaba con Tae y le contaba historias interesantes, ya que sabía que al chico de lindo cabello oscuro y rizado amaba. 

El camino al cine fue divertido, tanto para Taehyung como Beomgyu y Yeonjun, pues Kang era hijo único y sus padres lo protegían mucho a pesar de ir ya en secundaria, aunque al azabache no le importaba, al contrario, le gustaba sentirse protegido porque sabía que el mundo era malo en muchos aspectos. 

También en el camino, Taehyung les contó a sus amigos las pesadillas que desde que tiene memoria aún se presentaban. Ambos chicos oyeron con atención como Kang decía que en su pesadilla saltaba desde un barranco y caía al agua porque una voz masculina se lo decía, contó que cuando llegaba hasta los más profundos veía una mano pálida con fluidos rojos, su pesadilla acaba cuando él sentía ahogarse. 

Lo miraron sorprendido y preocupado, quizás no era algo tan común tener ese tipo de pesadilla y que siempre sea la misma. 

—No te preocupes Tae, a veces los sueños o pesadillas nos quieren dar un mensaje o algo así, tal vez sea eso. 

—P-Pero no... no sé que es lo q-que me quiere decir Gyu... —le respondió desanimado. 

—Pronto lo sabrás, tranquilo. 

Tras el recorrido, llegaron por fin al cine, había bastante gente esa noche todos mirando las últimas carteleras lanzadas ese año. Los tres miraron cada una de ellas hasta que decidieron ver una romantica. Ya decidida la película y comprado los boletos fueron al mesón a pedir palomitas y bebidas. 

—Buenas noches, ¿qué desean pedir? —preguntó un chico de cabellos color menta vestido con un polo roja y pantalones negros. El uniforme de los trabajadores del cine. 

—E-Eh... palomitas y tres bebidas de u-uva. 

—Bien, dime tu nombre para después llamarte y que vengas por tu orden. 

—K-Kang Taehyung... 

El chico de la caja levantó su mirada tras oír ese nombre que en sus sueños se oye a los lejos cuando justo despertó. Se encontró con los bonitos ojos color avellana del chico, su cabello azabache y vestido de colores cafés y crema, se veían tan bonito. El chico sonrió, una calidez se instaló en su corazón de forma extraña. 

—¿Qué película verás? —le preguntó curioso. 

—Mmmh... una ro-romantica... 

—Aish... esas películas solo pintan de color rosa el amor, cuando la realidad es doloroso y cruel hasta cierto punto. 

—¡Oye, no! El amor n-no es a-así, es lindo... y hace sentir mariposas en el estómago. 

—¿Alguna vez te has enamorado Taehyung? 

—Siento que sí, p-pero no sé... a-algunos sueños dicen q-que sí... Un chico siempre aparece y-y se p-parece a ti —le dijo mientras sus mejillas se teñían de un rojo carmesí. 

El chico estaba confundido de lo que le decía, pero esa sensación de que aquel muchacho lo conocía de alguna forma, pero era raro, jamás lo vio en su vida. 

—¿C-Cómo te llamas? 

—Yoon Mingi —respondió amable. 

—Me a-agrada. 

Ambos se sonrieron de la manera más dulce posible, Taehyung pagó su pedido y se despidió de Mingi para ir a ver la película, ya que estaba por empezar. Kang sentía su sistema alterado cuando vio su mirada gatuna y pálidas manos. 

¿Dónde habrá visto a ese chico? 

Era lo que Taehyung y Mingi no dejaban de preguntarse cuando se conocieron por primera vez. 

O tal vez, por segunda vez.

Nueve meses después. 

Kang esperaba a Yoon ansioso en el columpio del parque al que siempre iban cada viernes para hablar y contarse que tal fue su día, justo esa noche Mingi le había dicho que quería decirle algo importante y Taehyung no pudo evitar sentir gran curiosidad. 

Desde que comenzó a salir con Mingi cada vez sentía aquella sensación de haberlo visto alguna vez en su vida o eso creía, sonaba tan extraño que no lo entendía. Una noche desde que se veía con el muchacho peli menta su pesadilla terminaron y ahora solo eran sueño en donde siempre recordaba la dulce melodía de un violín, era hermosa y tras aquel sueño le contó a su madre que quería intentar tocarlo, hasta que logró imitar las notas de aquella bonita melodía. 

—¡Taehyung! —gritó Mingi desde lejos. 

Tae sonrió y levantó su mano para indicarle donde estaba. 

—Perdóname por llegar tarde, mucho tráfico. 

—E-Está bien... Mingie. ¿Q-Qué m-me ibas a decir? 

El pálido tomó aire, miró Taehyung con aquellos ojos gatunos totalmente enamorados y perdidos en la belleza de Kang, metió a su mano al bolsillo para sacar un par de anillos de oro. 

—¿Has oído hablar de las almas gemelas, el hilo rojo y el destino? 

—S-Son mis historias f-favoritas. 

—Bien, creo que encontré a mi alma gemela Taetae. 

El azabache miró curioso al chico. —¿Quién? 

—Tú. Tú eres Kang Taehyung. —Mingi alzó el anillo y tomó el meñique de Tae. —Desde que te vi por primera vez tengo esa sensación de que te conozco de alguna parte, pero no logro saber cuál. Hemos conectado tan bien, es raro, pero siento muchas ganas de llorar al verte en ocasiones porque te extraño... Me gustas mucho y te amo Taetae... —Yoon le puso el anillo en el meñique, luego decir esas palabras. 

—Y-Yo igual siento que te he visto, a-a veces aparecías en mis pesadillas, tu mano, la recuerdo de ella-as... siento que mi co-corazón grita tu n-nombre c-cada vez que te veo. T-Tu igual me... me gustas Y-Yoon Mingi, y también t-te... a-amo demasiado. —Taehyung vio el otro anillo y lo colocó en el meñique del pálido. 

Mingi se acercó y dejó un dulce beso en los labios de Taehyung. 

—Te amo, ahora y para siempre. Jamás te dejaré, te lo prometo, cariño... 

Ambos chicos cruzaron sus meñiques jurándose un amor entorno y prospero. Solamente tenían diecisiete y dieciocho años, pero eran sus corazones que entendían aquella gran conexión entre ellos y por eso los chicos decidieron seguirlos y hacer caso a ellos. Estaban unidos por aquel hilo rojo, eran almas gemelas, destinados a estar juntos siempre. 

Esta era su nueva vida, querían amarse y jamás soltarse.