Y entonces tuve miedo...
Me vi allí
en esa estruendosa
soledad...
Aturdidos mis oídos
ante tanto
silencio...
Mis ojos abiertos
mirando atentos
la nada...
Mi nariz husmeando
el aire, en busca
de esos olores
que ya no están...
Mi lengua buscando
los sabores
conocidos,
ahora desaparecidos...
Mi piel...
Pobre piel desamparada
en medio
de tanta nada...
Y entonces
mi alma se llenó
de frío
y mi ser
todo tembló...
Mis cinco sentidos
susurraron
- "Ya no hay nada" -
y con razón
Mas mi sexto sentido,
tan rebelde
como yo,
hizo vibrar el aire
y en medio
del silencio
pude oír su voz
que como un eco
repetía
- ¡"No te rindas,
sigue a tu corazón!!! "