Este poema está dedicado a un grupo que formamos, con amigos de Secundaria, al que llamamos Ubuntu. Recrea nuestro reencuentro, hace cuatro años, en una reunión en el liceo donde estudiamos. Desde ese entonces no nos separamos más.

Aún vibra mi corazón
recordando aquel encuentro
cuando con más de un apretón
nos fuimos juntos al centro
Encontrarnos en el liceo
fue como detener el tiempo
armamos buen ajetreo
aunque todo se volvió lento
Volvimos a ser los mismos,
tan locos y divertidos,
como aquel adolescente
que todos
teníamos algo dormido
Y nos fuimos a Payasos
taconeando muy despacio
y bien tomadas del brazo,
y los guardaespaldas de siempre
nos cuidaron cada paso
La heladería ya casi dormía
pero al llegar nosotros
hasta las sillas reían
Los panchos, las papas fritas,
los chivitos y las pizzas,
en la cocina bailaban
con alboroto y sin pereza,
porque querían ir con nosotros
a chupar mucha cerveza
Y comimos y hablamos,
chupamos y alborotamos,
y nos fuimos a la vereda
los viciosos que fumamos
El querido gordo Riera,
recién venido de España,
nos hizo morir de risa
pues a todo se lo cogió,
cogió el vino y la cerveza,
cogió una pizza y la comió
pidió un cigarrillo fino
y sonriendo lo cogió
Y llegó la hora del postre,
un helado, una torta,
un tecito, un café,
cualquier cosa estaba bien
ya que lo más dulce de todo
fue la unión y desfachatez
de un grupo de amigos lindos,
que en las buenas y en las malas
marchan juntos y a la vez
Somos lindos, todos plenos,
somos locos pero buenos,
somos un grupo especial,
somos todos ubunteros