No olvides que te amo.

Estaba aún en el taller, ordenaba algunos bocetos que había hecho Claudette para los vestuarios de Odette y Odile. Eran bastante lindos y distintos, el de Odile era imponente y oscuro, y el de Odette era grácil y elegante, así como también majestuoso.

—Laura, si ya terminaste, puedes irte a casa.

—Gracias, Clau.

Jennifer ya se había ido, pues era martes y la niñera que contrató para su hijo solía salir más temprano para ir a cuidar a otros niños.

Recogí mis cosas y le envié un mensaje a Esteban antes de salir diciéndole que iría a mi apartamento y que por favor me avisará cuando llegara al suyo. Cuando llegué me preparé unas tostadas con mantequilla y un vaso de leche con sabor a chocolate.

Esteban:
Ya llegué. Ten bonitos sueños, Soñadora.

Decía el mensaje de Esteban.

Laura:

Igual tú, te quiero.

Luego de eso me di una ducha con agua tibia que tuve hervir con la cocina porque el calentador no funcionaba, programé mi alarma después de lavarme los dientes y me fui a dormir.

(***)

Perezosamente desperté por el pitido del celular, pero no era el pitido de mi alarma, la cual no sonaría hasta dentro de dos minutos. Era una llamada de Claudette.

—Enciendo el televisor, pon el canal de noticias —Fue lo único que dijo Claudette antes de colgar.

Tuve que ver el canal de noticias desde mi celular, ya que aún no compraba un televisor.

—Debieron ver cómo me atacó —Dijo Adella a los reporteros.

Estaban transmitiendo en vivo.

—Me pidió que por favor dejara de sabotearla, como si yo fuera capaz de hacer algo como eso.

—¿Cuál es el nombre de la chica? —Preguntó uno de los reporteros.

—Laura Conde —Contestó ella.

Salí de la página inmediatamente y le marqué a Esteban que contestó antes del segundo repique.

—Estoy yendo a tu apartamento —Dije y colgué sin esperar a que respondiera.

Toqué la puerta, él abrió y se sentó en una silla que había en la sala, con los codos en sus rodillas y sus dedos  entrelazados esperando a que yo entrara.

—Soñadora, hol...

—Creí haberte dicho que no quería que intervinieras en mi conflicto con Adella.

—¿Y qué querías? ¿Que la dejara seguir saboteándote?

—¡Sí! ¿Acaso no ves que esto pone en riesgo nuestras carreras? Nos han pintado como los malos del cuento.

—¿Y eso qué? La gente de hoy en día adora a los villanos, además no quiero que pierdas la oportunidad de cumplir tu sueño solo porque ella anda detrás de ti, esperando a que te tropieces para meterte el pie y te termines de caer.

—Nadie perderá su oportunidad, y no voy a dejar que sacrifiquen tu éxito por el mío

—¿A qué te refieres? —Preguntó confundido.

—A que esto... Ya no puede seguir —Dije señalándonos.

—Estás dejándome —No era una pregunta.

—Solo por un tiempo...

—¿Por cuánto tiempo?

—No lo sé, quizás... Luego de la función del Lago de los Cisnes.

—Laura, eso es...

—Lo más sensato que podemos hacer, Adella va a seguir dándole de comer a la prensa a nuestra costa mientras estemos juntos.

Él resopló.

—Está bien, Laura. No olvides que te amo.

—Recuerda que sólo tú me tienes.

Le di un beso en la comisura de los labios y salí de su apartamento cayendo en cuenta de una cosa: él había dejado de llamarme Soñadora.

(***)

El resto de la semana fue algo dura, aunque yo ya no estaba saliendo con Esteban, Adella no dejaba de hacer difícil mi estadía en el grupo avanzado. Cuando no tenía clases estaba trabajando con Claudette en el taller y a veces hacía horas extra.

Debía admitir que algunas veces era mucho más fácil cuando estaba Esteban a mi lado dándome ánimos y diciéndome que todo estaría bien, pero ahora ni siquiera nos envíabamos mensajes, cada vez que nos cruzábamos en los pasillos de la academia o en cualquier otro lugar, cada uno fingía que no estaba el otro.

¿Lo peor de todo? Adella no se le despegaba de encima ni un minuto, siempre lo invitaba a almorzar y quién sabe a qué más estupideces.

Eran las audiciones para el elenco del Lago de los Cisnes. Iban a escogerlo entre Adella, otros profesores y los productores de ballet. A todos nos dejaron llevar al menos a tres acompañantes para que vieran la audición, cuando se lo dije a Mamá y a Isabel se sorprendieron, pero dijeron que irían.

De verdad deseaba que Esteban también estuviera allí conmigo.

No olvides que te amo.

Recordando esas palabras, entré al auditorio donde ya se encontraban los jueces y me senté a estirar al lado de Luciano y Anaís.

—¿A qué papel aspiras? —Preguntó Luciano.

—Supongo que todas aspiramos a Odette ¿No es así? —Dije ríendo— ¿Tú a qué papel aspiras? ¿A Sigfrido?

—¡Qué va! Yo quiero interpretar a Rothbart, él es más intrigante, además, me gusta interpretar a chicos malos —Dijo achicando los ojos y Anaís y yo reímos.

Mi mirada se cruzó con la de Esteban quien me observaba serio. De verdad no esperaba verlo ahí, pero me hacía muy feliz el que estuviera.

Sólo tú me tienes. Intenté decirle únicamente articulando los labios. Él asintió.

—Debes dejar de ser tan obvia —Me dijo susurrando Anaís—, por eso Adella te fastidia tanto la vida.

—De pie todos y pónganse en posición de ajedrez —Pidió Adella—. Como todos ya saben, hoy escogeremos los personajes del Lago de los Cisnes, y ya que todos han calentado se les enseñarán una serie de rutinas que ustedes deberán ejecutar, luego yo hablaré con mis colegas y escogeremos a los personajes ¿De acuerdo?

—Sí, señorita Ferreri —Dijimos todos al unísono.

—Todos a sus lugares.

Muy bien, Laura, esta es la oportunidad de tu vida, no lo eches a perder.