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Veintinueve: Hermanos


JiMin POV.

Que JiHyun haya pedido verme me hace sentir extraño, aliviado porque al menos me diriga la palabra pero muy preocupado de que jamás pueda perdonarme. Lo he pensado mucho estos dos días, se que la forma en que sucedieron las cosas no fue la correcta pero ¿Qué otra opción teníamos? Tal vez dejar de vernos desde la primera vez. Exhalo lentamente y sacudo mi cabeza. No tiene caso que piense en el hubiera, lo que es, es y lo que debo hacer es aceptar las consecuencias de mis actos, sin importar en cómo resulte el desenlace. Así que me armo de valor y bajo del auto. Un empleado me saluda y por como me mira me doy cuenta que la tensión en casa es evidente. Nadie sabe nada aún, eso es seguro pero el estado de JiHyun debe ser lo suficientemente malo para que los demás estén preocupados y eso inevitablemente me hace sentir mal.

Apenas al pie de las escaleras mis padres me detienen. Ninguno de ellos entiende por qué JiHyun ha llegado hace dos días con sus cosas sin desear ver a su esposo y mucho menos por qué no quiere ni hablar de su hermano, la persona a la que más ama en este mundo. La respuesta yo la se. Porque su hermano menor lo ha traicionado de la peor manera posible. Pero soy un cobarde y no puedo decirle eso a mis padres, más aún porque como buen cobarde espero que JiHyun guarde el secreto, a pesar de que yo no estoy dispuesto a renunciar a YoonGi. Todo en mi es un completo lío. Como puedo me las arreglo para convencer a mis papás que esto lo voy a solucionar, pidiendo de favor que me dejen hablar a solas con mi hermano. Ellos se ven tensos y muy desconfiados, no obstante me indican que JiHyun está en su antigua habitación, avisando que nos estarán esperando en la sala para que les expliquemos lo que nos ha sucedido. Les agradezco y subo.

La puerta no tiene seguro así que pasó apenas pidiendo permiso. Cierro detrás de mí la puerta y caminó por la pequeña sala, encontrando a mi hermano sentado en la cama mientras acaricia su hermosa barriga y me ve. El dolor que me produce el desprecio de sus ojos es indescriptible. El jamás me va a perdonar, ahora lo sé con completa y total certeza. Me mantengo en silencio sin saber qué decir, ninguna disculpa será suficiente nunca para en mendar el daño que le he hecho.

— No me odies. — Pido al fin en un hilo de voz, avergonzado y cabizbajo.

Una risa sarcástica sale de su garganta antes de chasquear la lengua con desagrado.

— Eres un sinico y desgraciado. Pedirme eso. ¿Con qué cara?

Es cierto. No tengo derecho a pedir tal cosa. Me quedo callado y escucho lo que tenga por decirme.

— Por meses me negué a creerlo. Era una locura, ustedes se detestaban, se repudiaban. Pensé que estaba loco. Me preguntaba cómo es que YoonGi se había hecho esa cicatriz detrás de la oreja sin darme cuenta. Creí que imaginaba tu olor en él, que simplemente era mi lado infantil extrañando a mi hermano. También me convencí que el que tu tuvieras un olor de YoonGi debía ser coincidencia. Cualquiera puede tener una nota de cedro en su esencia, incluso un omega aunque sea un olor predominante en alfas. Yo estaba seguro de que tu no eras capaz de cometer una aberración de ese tipo, ni tu ni él. Trate con todo mi ser pero paso. El tocó una canción en el piano pero no fue cualquier canción, era tu favorita de también tu película favorita. — De los ojos de mi hermano caen lagrimas, unas tras otras, y me siento horrible por él eso sin necesidad de percibirlo por el lazo. — ¿Sabes cuantas veces espere que él tocara la más insignificante melodía para mi? Y ni siquiera así pude estar seguro. Quería creer que todo era sólo una maldita coincidencia. Entonces él empezó a estar ocupado y cuando él lo estaba tu también. Le pedí un almuerzo, solo un poco de atención pero me lo negó. Dijo que estaría con su hermana pero cuando le llame, ella lo desmintió. Luego te llame a ti y sorpresa, ocupado también. No podía aguantarlo necesitaba saber y los encontré. Y me pides que no te odie. Dime ¿Por qué lo hiciste?

— No lo sé. — Respondo como un imbécil y él me mira con asombro.

— No lo sabes. — JiHyun escupe esas palabras, parándose y haciéndome frente con todo el asco dibujado en su rostro.

No quiero que me mire así. Mi corazón se quiebra con el suyo y me quedo sin voz. Yo… quiero decírselo pero mis palabras no salen. Tengo que explicarle pero ¿Como si no puedo hablar? No hay manera para expresar lo que siento por eso doy un paso al frente y luego otro, acercándome a JiHyun en un desesperado intento de transmitirle todo mi pesar y que entienda que esto no ha sido contra él pero él me detiene.

— No te atrevas… — Susurra muy bajo, lo observó un momento con cautela y lo vuelvo a intentar. — ¡No te acerques!

Lo siguiente que sucede es una maldita pesadilla. JiHyun levanta uno de los cojines de su cama y en un temblor de manos toma el arma negra con la que ahora me apunta.

— JiHyun. — Susurro, retrocediendo por instinto, con las manos al aire, negandome rotundamente a usar la voz con él, suficiente daño le he hecho ya. — No puedes…

— ¿Por qué no debería hacerlo? — Sus dientes apretados junto a sus lágrimas apenas dejan que entienda lo que me dice. — Dame una buena razón.

— Porque somos hermanos.

— ¡Exacto! — Exclama enojado. — Soy tu hermano. ¿Por qué me hiciste esto?

No puedo decírselo aunque él lo sabe. El sigue hablando.

— No tienes idea de todas las malditas bajezas que pase por él. Tratado como un maldito objeto para su disfrute. Humillado y agredido. Abusado física, emocional y sexualmente. Me arrastre por él, mendigando por una maldita muestra de afecto. Una caricia, un beso, un maldito buenos días. Nunca obtuve nada, mucho menos una asquerosa frase de amor. No siento nada por el lazo porque él ni siquiera piensa en renovarlo. Y ahí estabas tú, un alfa, abrazado a él mientras te llenaba de besos, mientras buscaba tu disfrute, te marcaba y repetía que te amaba. Te odio JiMin, me quitaste lo más valioso que tenía, mi amor destinado, esa persona por la que espere y me mantuve puro y de todas formas no le importo. Tu, el cachorro que vi crecer, al que le enseñe todo, al que cuide día y noche, tu mi unico hermano me apuñalaste por la espalda. A ti te odio y vas a pagar lo que me hiciste.

JiHyun me mira, apuntando firmemente con todo el rencor inundando el aire y estoy aterrorizado. No por temor de perder mi vida, sino por el inmenso miedo de no volver a ver a YoonGi nunca más.





























YoonGi POV.

La paz que sentía al salir de la casa de Shim HyeJin se esfuma cuando estoy a poco de llegar a la mansión de los Park. No entiendo lo que sucede pero distingo furia, ansiedad, dolor y mucho miedo. Y por consiguiente todo en mi se pone alerta, lleno de urgencia por llegar de una buena vez y terminar lo que este pasando. Acelero, tomando ventaja del camino que apenas y está transitado. Cada emoción se acrecenta y los minutos que me toma era correr el camino se vuelven eternos. Finalmente divisó la entrada y me detengo para que abran las rejas. Paso con prisa y veo el auto de JiMin justo frente a mi, me quito el cinturón frenando apenas para bajar del auto. Voy subiendo las escaleras principales cuando un hórrido estruendo rasguña el aire. Caigo al suelo con el dolor de mi pecho abriéndose paso por mi carne, un disparo más y luego otro. Todos lo han escuchado pero yo puedo sentirlo y temo lo peor. Mi cuerpo se mueve solo, sigo mi instinto y subo las escaleras ignorando por completo a los empleados y a los señores Park.

Me abro paso por la puerta y al único que veo es a JiHyun, llorando con desconsuelo en una esquina mientras se sostiene el vientre. Busco por todas partes y no encuentro nada hasta que miro al suelo. Esto no está pasando, simplemente no está pasando. Corro hacia él y me arrodillo, tomándolo entre mis brazos. Tocó su cuerpo y mis manos se tiñen de rojo escarlata. Su camisa, el suelo y su cuello, es un charco enorme de sangre que lo cubre todo. Mis manos tiemblan mientras busco la herida, el líquido caliente no me deja ver nada y mi desespero crece con su respiración entrecortada que se vuelve más tenue a cada segundo. Mis lagrimas caen sin cesar, sollozando sin encontrar el punto donde debo hacer presión. Alguien grita pidiendo ayuda, llantos y maldiciones. Esto no está pasando maldita sea.

Le llamó por su nombre y le pido que aguante, hay algo que debo decirle. No puede dejarme, tenemos un viaje a Suecia pendiente y vamos a lanzarnos juntos de un avión. JiMin estira su mano lentamente y hunde sus dedos entre mis cabellos. Me concentro en sus ojos y me sonríen tan hermosos como lo han sido siempre. No puedo, no quiero, Dios, por favor no me hagas esto. No me lo quites, no ahora que finalmente tengo el valor de estar con él. Lo observo, ese destello, ese brillo, todo lo que hay allí dentro palpita con furia y un segundo después ya no está, se escapa.

Su mano cae sin fuerza. Ahora es solo un cascarón vacío. No, por favor, no. Le ruego a la luna, a los astros y al universo mismo que no me lo quiten, no tienen el derecho, el es mío. Mio y de nadie más porque yo soy suyo. El llanto fluye por sí sólo y me niego a esto. Solo esta dormido, es eso, tengo que despertarlo. Le doy un beso en cada una de sus mejillas, en su frente, en su mentón y en sus labios. Acarició sus cabellos dorados, esas hermosas hebras amarillas que brillan como el sol. Estiro y agito nuestro lazo con la locura apoderándose de mi. Lo abrazó y me aferro a él, manchando su cara y mi cuerpo de su sangre tibia mientras siento el dolor más grande de toda mi vida carcomerme el alma. JiMin es mio y nadie puede apartarlo de mi lado. Devuelvanmelo maldita sea, devuelvanmelo ahora mismo, por favor…























































— ¡Devuelvanmelo!





🥀🍃 C-2 🍃🥀

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