Dos: Las Pinturas
YoonGi POV.
Jalo aire y respiro tan rápido como mi cuerpo lo pide. Estoy paralizado viendo al techo, jadeando mientras mi pecho duele. Siento el sudor en mi frente y lo único que soy capaz de hacer es aferrar mis puños a las sabanas. Me tranquilizo de a pocos mientras imágenes van y vienen. La sensación es horrible pero por fortuna desaparece con el pasar de los segundos. Me pregunto si alguna vez éstos sueños desaparecerán así de repentino como llegaron en un principio. Sigo esperando pero de eso ya no guardo muchas esperanzas, de igual modo creo que he terminado por acostumbrarme. Suspiro y me incorporo sobre la cama.
Finalmente puedo ver los rayos de luz que se cuelan entre las persianas, ha pasado una semana y ha llegado el día en que finalmente nuestras familias han de verse, todos compartiendo un mismo espacio. Será una noche interesante, sin duda. Lo primero que hago como cada día es beber agua y seguir con mi rutina de ejercicios. Caminadora, pesas y box. Hace mucho que no tengo el acompañamiento de un entrenador, prefiero hacer todo por mi cuenta. Cuando terminó me ducho y visto. El traje que eligo para este día es azul oscuro, con una camisa blanca, sin corbata y zapatos negros. Me gusta verme y vestir de traje casual, creo que me sienta bastante bien, igual supongo que eso es algo que se espera de mi, lucir pulcro y elegante siempre, todo el tiempo.
Una vez que he tomado el desayuno me dirigo al trabajo. Por lo usual suelo usar un servicio de chofer en mi trayecto a las oficinas de la empresa, pero hoy decidí que estoy de humor para conducir uno de mis tantos autos. El Bentley negro parece ser una buena elección para este día. Las calles no están mal esta mañana así que no tardó demasiado para arribar a nuestro edificio principal. La oficina no es bastante trabajo para mí, así que no me molesta realmente cuando la secretaría me recibe a la entrada, cargando en mano un par de carpetas y recitando línea tras línea cada asunto de urgente respuesta junto a todos mis pendientes del día.
-La señora Min me ha dicho que no le deje olvidar la cena con los Park. -Me dice la beta mientras caminamos en dirección al elevador. -Hora 7:30 en la mansión Min.
-Muchas gracias, señorita Cha. -Eso es todo lo que respondo, porque está demás decir que no necesito que me recuerden la cena, me refiero a que es algo que ni por muy estúpido que fuese podría hacer, olvidarlo. Es un fastidio que mi madre aún haga cosas como esa, ya que más me queda, a estas alturas de la vida dudo que pueda cambiarla.
Mi día va a paso moderado entre juntas de personal y papeles por firmar. Un par de videoconferencias, un vago almuerzo y otros asuntos pequeños por atender. Pronto y más de lo que quisiera, me encuentro con el atardecer sobre las calles de Seúl. El teléfono de mi oficina suena mientras tomo el saco azul y me lo visto. Sé quién está llamando y no necesito oír su insistencia. De todas formas se que la secretaría Cha me pasara el recado tan pronto como salga al pasillo. No me equivoqué en lo absoluto. La beta me sigue y me dice al pie de la letra lo que mi madre ha dejado dicho. La escucho con media sonrisa en el rostro. En serio que amo a mi madre pero todo de ella está a un nivel de exageración que supera la paciencia de cualquier persona normal. Afortunadamente soy su hijo, la historia sería distinta si la acechada por ella fuera YoonJi.
No me doy prisa para llegar a nuestra nada modesta casa familiar, ni siquiera cuando veo el reloj marcar las ocho menos cinco. Igual no importa cuando ya estoy en ella y puedo ver todas las luces que iluminan el camino. Como siempre ya hay un buen mozo esperando a la entrada, quien se encarga de tomar mi auto para estacionar lo mientras yo me adentro tranquilamente al lugar. YoonJi está al pie de la escaleras esperando, casualmente vestida en otro traje azul.
-Llegas a tiempo. -Sonríe cuando se me acerca. -No se porque imaginé que los Park estarían aquí mucho antes que tú.
-Tienes una idea bastante mala de mí, siempre he sido el más puntual de los dos. -Repongo al empezar a caminar a su lado.
-Si claro, ve a venderle eso a cualquier otro estúpido pues a mi no me engañas, te conozco mejor que tu mismo.
-¿No crees que te estás dando demasiados créditos?
-En lo absoluto. -Arruga la nariz y pucherea indignada, alzando sus labios. -Además he mentido, los Park llegaron como con diez minutos de antelación así que estas bastante tarde.
-¿Bromeas? -Tiene que estarlo, no me puede hacer esto.
-No. Ya todos están aquí, al menos eso creo.
Bien, esto no me hace quedar bastante bien ante los Park, y eso es algo bastante reprochable para mi siendo un Min. Más tarde tendré que enfrentarme a los regaños de mis padres, suspiro, ya que más da, por ahora sólo hay un asunto por atender así que me concentro en eso. Caminamos por los pasillos y mejoro mi postura. Aquí vamos.
JiMin POV.
En sí mismos los cuadros son tan aburridos que igual no debería estarles prestando atención, bueno, en general este tipo de cosas no son de mi gusto, yo soy más de danza y esa clase de expresiones artísticas, pero el lobo de pelaje blanco frente a mi simplemente me ha tomado por sorpresa. Es grande, majestuoso pero más importante aún yo lo conozco, no hay duda, al menos no para mi. Este lobo es precisamente, en cada uno de sus rasgos, el mismo de mis sueños, bueno es en realidad el maldito lobo que me ha asesinado en la pesadilla de anoche. Esto es tan extraño, en serio lo es y aunque sé que debería asustarme no lo hago, todo lo contrario, me parece fascinante. Siempre he sido curioso por todo y justo ahora no es la excepción.
Habría seguido estudiando el cuadro por mi cuenta de no ser por qué mi hermano ha llegado a interrumpirme, tan costumbre suya.
-Ese lobo blanco fue el tatarabuelo de YoonGi. -Me dice mientras sostiene una copa de vino blanco cerca de sus labios. -El mato al nuestro ¿Sabias?
Y como no saberlo, esta familia nos ha humillado por siglos, siempre peleando por todo aquello que por derecho nos pertenecía. Arrebatando nuestro orgullo y propiedad.
-¿Realmente te piensas casar con el?. -Preguntó en voz baja, inclinándome un poco para quedar lo suficiente cerca y que nadie más escuche.
-Claro. -Me responde con su usual sonrisa. -La guerra entre nuestros clanes ha terminado ya. Solo queda nuestra competencia comercial que no es para tanto. Además es mi predestinado. ¿Cómo podría no hacerlo si el destino dicta estar juntos?
Su predestinado. Aun no estoy convencido, a pesar de todo algo no me deja estarlo. Hace apenas unas semanas recibimos la llamada de los Min, diciendo con no tanto gusto que una lectura mística había señalado a mi hermano como su futuro omega. Por supuesto que mis padres no lo creyeron ni por un segundo, entonces cuando consultamos a esa vieja bruja no nos quedó de otra más que dudarlo, y cuando dos ancianos más reafirmaron la lectura no hubo más opción que aceptarlo. Estoy cien por ciento seguro que toda esta familia debieron haber hecho lo mismo y repetir cada lectura al menos unas cinco veces distintas. ¿Cómo resultó esto así?
Miro a mis espaldas, mis padres y abuelos conversan con los Min, entre sonrisas fingidas y elogios ensayados, tan hipócritas. Amo a mi familia, no está a discusión ese hecho, pero esto que están haciendo es simplemente irritante. Me tomará un tiempo aceptar todos estos cambios. Conversan vagamente y noto esa impaciencia en sus rostros, entonces sonrió divertido.
-Tu novio es un impuntual, yo no toleraría algo así.
-¿Novio? -JiHyun me mira confundido.
-Estás por casarte con él ¿Eso no los hace novios ya?
-Uhm... bueno...
Las puertas del salón se abren e interrumpen mi pequeña charla con JiHyun. Observó al recién llegado, un hombre alto, de tez blanca y cabellos negros que porta un traje azul oscuro. Cualquiera sabe quién es, mi futuro cuñado, Min YoonGi. Entra con porte y elegancia, paso firme y sonrisa en cara. Saluda con una reverencia mientras se disculpa por la demora, no da excusas solo palabras de bienvenida y de agradecimiento por qué estamos aquí. Les habla a todos antes de girarse hacia donde estamos nosotros dos. Sonríe y se acerca, me hace un reverencia apenas viéndome de reojo.
-Min YoonGi. -Dice al levantarse, viéndome fijamente con esos ojos negros.
-Park JiMin. -Respondo después de haberle imitado, no decimos nada más.
Entonces finalmente sucede aquello por lo que hemos venido aquí.
-Es un placer verte, JiHyun. -Dice Min mientras toma la mano de mi hermano.
-El sentimiento es mutuo. -Mi hermano sonríe como imbécil y de verdad que estoy haciendo un sobreesfuerzo por no reírme enfrente de todos, se que más tarde podré molestarlo.
De las presentaciones formales pasamos eventualmente a la cena y todo es incómodo, para mi lo es así como también patético. Mi padre omega se las ingenio bastante bien para que JiHyun quedará al lado de YoonGi. La charla es superficial y en su mayoría sólo de negocios. Hablan de la bolsa y del mercado actual, supongo que era de esperar después de todo. Quienes más hablan sólo son los mayores, cuando se dan cuenta hacen intentos vagos de resaltar las cualidades de nosotros, sus hijos. El señorito Min es graduado con honores en Harvard, tiene dos posgrados y en definitivo es la joya de la familia, parece ser bueno en todo, deportes, artes e incluso un fiel amante de la literatura. Aunque parece no ser el único, su gemela hace muchas cosas por igual, siento pereza solo de escuchar a la señora Min hablar. Mis abuelos no van a permitir que nos quedemos atrás, así presumen la belleza de JiHyun y su talento nato por la pintura, resaltando lo bien que va su propia marca de ropa y accesorios de joyería. Podría burlarme un poco pero al tratarse de JiHyun es imposible, si idolatro a alguien es a él, y nada de lo que mis padres ni nadie diga hace justicia a lo que mi hermano verdaderamente es. Un ser magnifico.
Mientras mi familia sigue hablando, contando mis pequeñas virtudes, puedo notar una mirada sobre mí y de reojo la busco. Ojos negros que me ven de vez en cuando mientras estudia con sonrisa en rostro a todos los presentes. No se que puede estar pensando, seguramente esté estudiando a este alfa, asimilandome ya no como un rival sino como su futuro familiar. Sí, la idea tampoco es de mi agrado, pero ya que más queda. Mi hermano es el destinado de Min YoonGi y nada puedo hacer sobre eso. Absolutamente nada.
YoonGi POV.
Pasada la cena hemos discutido los detalles de la boda, desde una fecha favorable para ambas familias como ciertos términos legales que involucran nuestras compañías. Por ahora la fusión comercial no es una opción a corto plazo, no sin la existencia de un heredero para ambos clanes. Casi nadie menciona sobre la llegada de un niño producto de esta unión pero es algo que todos sabemos vendrá con el tiempo. De nuevo mi lobo parece estar a gusto con ello sin importar lo que yo quiera, pocas veces estoy en desacuerdo con mi lado animal, la progenie siempre ha sido ese punto de discordancia entre nosotros. La velada pasa rápido entre detalles y pláticas que prácticamente mi padre y el señor Park dirigen. Realmente no tengo nada que opinar así que viéndome aburrido decido salir del gran salón para dar un paseo por los jardines. Pasaría el rato con mi hermana de no ser por qué se ha ido apenas la pequeña omega que pretende le hizo una llamada. Se que JiHyun ha salido a ver el invernadero con mi madre y su otro padre así que creo es buena idea encontrarme con ellos.
En mi camino por los pasillos me topo con el hermano menor de JiHyun. Me he dado cuenta que casi todos los Park son de cabellera rubia así como de ojos verde, es algo que definitivamente los hace superiores a nosotros, sin embargo es algo que no podemos permitirles saber. Son bellos por naturaleza, JiHyun lo es bastante y estoy agradecido por eso, pero los colores encendidos que dominan cada rasgo de Park JiMin están a otro nivel. Supongo que tal hecho está relacionado a su estado jerárquico como alfa y por ello posee una imagen muchísimo más llamativa. Bueno, son sólo suposiciones mías, así que sólo lo dejo pasar. De todos modos sigo hasta acercarme a él, que estudia con evidente fascinación las pinturas familiares que desfilan a lo largo de toda la casa. Parece que al igual que mi prometido el joven park tiene cierta afinidad por el buen arte.
-Veo que te gustan bastante nuestros cuadros. -Digo apenas estar a su lado, el joven rubio solo mira de reojo y forza una sonrisa.
-No me lo tomes a mal, pero son aburridas en exceso. -Me responde sin dejar de mirar el cuadro de mi tatarabuelo junto a su esposa omega, el sentado en una silla antigua con ella parada a su lado.
-A pesar de eso las sigues viendo. -Le digo divertido, cruzandome de brazos y satisfecho cuando al fin se gira a mi con un gesto de disgusto en sus perfiladas facciones.
-Solo evaluó el patrón entre tu familia y debo decir que has tenido bastante suerte. Mi hermano será el omega más hermoso con el que alguno de ustedes haya podido casarse jamás.
-Bueno podría aceptarlo fácilmente si eso no dejará mal parada a mi madre. Nadie puede superar tal belleza.
-Oh por supuesto que se puede, enfatizó y recalcó que de hecho ya ha sido así, una vez que mi hermano esté enlazado a ti nadie podrá negarlo. -Me sonríe insolente y orgulloso, mirándome de arriba abajo en un solo movimiento. -Solo espero que tu genética no arruine a mis futuros sobrinos, si no es así puedo asegurar que de su nacimiento en adelante no tendrás que preocuparte por una descendencia poco atractiva.
Este niño me está revolviendo las entrañas y me enciende los deseos de golpear cualquier cosa en mi camino, pero no es algo que pueda hacer, eso es un lujo que ya ninguno de nosotros nos podemos permitir.
-La atracción es una ventaja evolutiva que jamás le ha servido de nada a tu familia más que para embaucar tontos ingenuos tales zorros astutos harían. La fuerza e inteligencia es algo de lo que sólo nosotros podemos presumir.
Y lo noto tensarse debajo de ese traje negro, hecho obviamente a la medida. Distingo ese olor seco y penetrante en el aire, ahora está tan cabreado como yo. Eso me satisface de una manera bastante especial. En este momento soy yo quien sonríe. Ahora sólo tengo que cerrar esto con un hermoso broche de oro.
-No se si sepas. -Me acerco y palmeó su hombro. -Pero ese es mi tatarabuelo, y al igual que muchos de mis ancestros el asesino a uno de los tuyos. Solo para que tomes nota y no olvides quien es superior a quien.
Entonces me retiro, con el aroma de la derrota y un orgullo destrozado en el aire.
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