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Cuatro: La Noche De Caza

YoonGi POV.

El tiempo ha pasado y justo esta noche es la última en la que soy soltero, aunque no se si realmente sea verdad porque dejé de ver a otros omegas apenas me comprometieron así que sigo dudoso respecto a eso. Igualmente no importa. Esta es una noche para celebrar a JiHyun y a mí por separado. Si, hablo de la tradicional despedida de solteros. No es una fiesta común donde se sale a beber o a ver bailarinas exóticas haciendo un espectáculo privado para ti y tus acompañantes. No, nada de eso. Es algo mil veces mejor que cualquier cosa que se pueda pensar. Es una cacería.

Quién organiza la celebración siempre es la familia del omega así que en este momento todo el mundo está en terreno de los Park, en su mansión. Mi madre, JiHyun, todos los demás omegas y las betas de nuestras familias esperaran en casa, en la comodidad del lugar, comiendo y bebiendo mientras tienen una noche de cuidados y mimos para JiHyun, el consentido de la noche. En tanto los alfas iremos al vasto bosque que también les pertenece a los Park y cazaremos diez ciervos de su cortesía que serán el banquete de la noche de bodas.

Me fascinan este tipo de dinámicas, aun recuerdo la primera vez que mi padre nos llevó con el. Mi respiración agitada y la adrenalina al mil. Sudando la emoción por cada poro de mi piel. Fue justo dos días después de nuestra también primera transformación. Sonrió ante los recuerdos. Me volteo y de nuevo me está viendo.

- Espero que esa cara tuya sea por mi hermano y nadie más. - Dice.

- Por supuesto. - Respondo siguiéndole la corriente. - ¿Quién más podría hacerme reír solo de pensar en él si no?

Le alzó la cejas y el bufa, sabe que estoy jugando con él. No me importa. Se da media vuelta pero no se va, solo está evitando mirarme. Me divierte y mucho más porque estoy seguro que quiere golpearme. Pobrecillo aunque es un tonto si cree que el único afectado en esto es él. Repito, no me molesta el matrimonio, mi lobo está fascinado pero aun hay algo en mi que no se siente del todo conforme. Ya que más da, nada se puede hacer y no es que tenga algún plan en mente. Es más fácil si sólo sigo con esto y ya. No hay más y no hay menos.

Cuando ya estamos todos mi padre se acerca en compañía del señor Park. Hablan a turnos y mencionan con orgullo que al final no son diez ciervos sino veinte. Hembras y machos, todos adultos en su mejor etapa. Carne suave pero abundante. Entonces explican cómo llevaremos a cabo esto. Los betas macho no participan, ellos sólo cuidan de los animales en tanto se da la orden para liberarlos. Somos poco más de cuarenta alfas, eso contando a los más longevos. Así que los jóvenes somos los que participan. Los que compiten. No escucho mucho pues la idea general es simple, quien consigue más, gana. Mi padre dice algo interesante.

- Esta ocasión será en parejas.

Vaya sorpresa, había supuesto que sería individual. Por lo general se acostumbra que las cacerías sean en equipos o individuales, pocas veces en dúos. Esta bien, mi hermana y yo no tenemos problemas, todo lo contrario, somos los mejores si lo hacemos juntos.

- Un Min y un Park en cada equipo. - Agrega mi padre y mi casi suegro asiente.

Observó a los demás y noto cierta renuencia. Mi hermana me mira y mientras mueve sus labios. ¿Tu sabias?. Pronuncia y yo niego alzando los hombros. Seguro ha sido idea de nuestro padre. La tercera sorpresa la da el señor Park.

- Previamente sorteamos los nombres para formar los equipos. - Menciona el hombre mientras un beta se acerca y le extiende una carpeta con un bloc de notas blanco. - Los primeros son Park JiMin y Min YoonGi.

Siguen nombrando a los demás pero yo solo puedo hacer una cosa. Me río mirando al suelo antes de echarle un vistazo a JiMin. Sus hombros tensos bajo ese saco blanco. Sonrió porque no puede haber nada mejor, juro que me fascina tanto la situación que prácticamente ni le hago caso a mi hermana quien no puede creer el alfa con el que la han emparejado. Excelente despedida.

Cuando ya todos las parejas están formadas es momento de dar inicio. Varios sirvientes se acercan y esperan a nuestro lado en tanto nos quitamos la ropa; prenda a prenda nos desnudamos y ellos las doblan cuidadosamente. Nos detenemos en el último pedazo de tela que cubre nuestra intimidad y aguardamos la señal. Miró el cuerpo esbelto y atlético que camina hacía mi, piel reluciente y músculos suavemente marcados. Park se acerca de mala gana para tomar su lugar a mi lado.

- Más vale que no me estorbes, Min. - Me dice mirándome de reojo, fastidiado.

Que divertido es este niño.

- Por favor, como si un zorro como tu pudiera hacer algo por su cuenta. - Respondo riendo y espero a lo que tiene que decirme.

- Tienes el ego muy crecido. - Habla con burla y me sonríe con sus dos orbes verdes brillando. - Este zorro astuto hará que te tragues tus putas palabras.

Y un disparo araña el aire, interrumpiendo con impertinencia en la quietud de la noche.

Los betas liberan a los ciervos y estos corren desesperados por su vida. No perdemos tiempo. Cada centímetro de mi cuerpo se estira, rasga y cruje. Duele, arde pero la adrenalina se agolpa en mi pecho. Pelaje negro como la noche me cubre la piel y de mi hocico sobresalen dientes filosos como cuchillas. Los sonidos y los olores se intensifican. Mi lado humano se calla y deja que este alfa tome el control. El lobo pardo de Park se ve impaciente, recargando todo su peso en las patas delanteras, con la cabeza y cola hacia abajo. Listo para correr. Hago lo mismo y me preparo. Aún falta el segundo disparo. Son cinco minutos de ventaja que le damos a nuestras presas, cinco minutos que al final no les valdrán de nada.

La señal llega. Nuestras patas traseras empujan y avanzamos sin mirar atrás. Rápidamente le tomó ventaja a JiMin, no me importa si es mi equipo para esto. Hay algo que debemos resolver y no pienso perder. Los árboles nos reciben y la oscuridad del bosque nos envuelve. Siento los rayos de la luna que nos acaricia y el susurro del bosque que nos da aliento. Corremos esquivando troncos y ramas. A lo lejos veo el característico movimiento de mi presa. Olfateo, una hembra. Observo, 140 kilogramos, tal vez un poco menos. Es rápida, casi 40 kilómetros por hora. Pero no tan rápida. Me abalanzo ignorando a mi acompañante, seguramente ni siquiera ha notado que estoy por tomar mi primera víctima. Sonrió. Ahora sabrá quién es mejor.

Abro el hocico listo para clavar mis dientes cuando Park me salta y ahuyenta a la ciervo. Esta se desvía pero él no la sigue y yo no comprendo nada. ¿Acaso es imbécil? Estoy por seguir al animal que corre en sentido contrario pero me detengo al darme cuenta. Más allá, a unos cien metros hay un ciervo macho, de unos 200 kilos, que se mueve muy rápido, es la presa que todo cazador desea y JiMin me lleva ventaja. No estoy dispuesto a perder así que no desperdicio el tiempo y corro tanto como mis patas me lo permiten. Me acerco velozmente pero JiMin lo nota y antes de que yo pueda reaccionar se da la vuelta y lanza una mordida que apenas logró esquivar. Retrocedo chocando contra un árbol, gruñendo por el ardor que me produce el impacto.

Escucho a otros lobos aullar, parejas que ya han cazado al menos uno. Tengo que darme prisa o me quedaré atrás de todos ellos. Le sigo el paso a JiMin y al ciervo, moviéndome de lado a lado, pisando las hojas secas y la hierba fría. Necesito adelantarme, unos centímetros me son suficientes. JiMin está cerca, muy cerca. No lo puedo permitir. Mi lobo no piensa sólo actúa guiado por mis emociones. Me impulsó y me abalanzo. JiMin entierra sus fauces en una de las patas traseras del pobre animal justo cuando yo caigo en su espalda y lo jalo conmigo. Los tres giramos y caemos por una ladera. Nuestros cuerpos golpean la tierra. Rápidamente nos paramos en nuestras patas y nos lanzamos uno contra el otro. El ciervo sangra pero a pesar de todo aun tiene la fuerza para correr. Deberíamos ir tras él. Deberíamos pero no es así.

JiMin me lanza mordidas y zarpazos. Sus dientes blancos brillan manchados de rojo escarlata. Su hocico está manchado de sangre y luce furioso. Respondo a sus ataques. Lo derrumbo al suelo jurando que no puede contra mi, que soy más fuerte pero contra toda creencia mía el recarga todo su peso y me aprisiona. Quiero zafarme, es imposible que este desgraciado pueda más. Intento alcanzarle la cabeza con mi boca y lo araño para joderlo a como dé lugar pero el no me suelta. Escucho patas que se acercan y la desesperación se adueña de mí. Nadie puede verme en una situación tan humillante, absolutamente nadie. Me retuerzo y cuando lo hago mis ojos se cruzan con los suyos. Me congeló y algo arde dentro de mí pecho.

Su mirada, conozco esa mirada.
























JiMin POV.

Esos malditos ojos.



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