Catorce: Los Días En Seul
YoonGi POV.
Diciembre cae sobre la enorme ciudad de Seúl y consigo llegan mis primeros tres meses de casado. Un cuarto de año, no deja de repetir JiHyun con notoria emoción cada vez. Creo que para suerte suya ya empiezo a acostumbrarme aunque en realidad no me lo hace fácil. Es un omega y como todos los demás busca constantemente muestras de afecto, queriendo que lo busque, que lo corteje, y juro que podría darle el gusto sin problemas si tan sólo no siguiera dándole vueltas al mismo jodido asunto. Un problema que no es tan sencillo cada que lo pienso, porque eventualmente cualquiera en mi posición se vería privado de noches enteras de sueño y sin embargo soy un caso extraordinario cuyo castigo a mi perversión ha sido nada menos que tres semanas completas sin una sola pesadilla. Tres semanas de un descanso satisfactorio que nunca en mi vida había tenido el gusto de gozar. Tres semanas desde ese día. Por ello aunque duerma bien no dejo de distraerme constantemente, incluso haciendo sólo las actividades más sencillas y poco demandantes como lo es siquiera responderle una estúpida pregunta a la señorita Cha. Justo como ahora.
— ¿Señor? — Me dice ella viéndome confundida y tal vez hasta irritada de tener que aguantarme así por ya tanto tiempo, pobrecilla, nada es peor que lidiar conmigo siendo yo mismo.
No me esfuerzo en disimular mi falta de atención, eso sólo lo haría más humillante y vergonzoso de lo que ya es. Me disculpo para que me explique todo de nuevo acerca de los papeles que debo firmar y que acaba de dejar sobre la mesa frente a mí. Ella espera a mi lado, vigilando que no me equivoqué cada que muevo el bolígrafo en tanto finjo que leo los detalles allí escritos. Sinceramente la señorita Cha me podría estar estafando en este momento y a mi no podría importarme menos. Cuando terminó ella toma las hojas, las acomoda con cuidado en una carpeta negra y camina directo a la puerta, lista para salir de mi oficina pero antes de eso me dice que mi padre precisa de mi mañana temprano y que ella ya ha programado a mi chofer para que me lleve a primera hora apenas salga yo de mi apartamento. Le digo que está bien y al fin se retira. Dejándome solo de nuevo en mi cabeza.
Y de nuevo esos ojos verdes bajo ese mechón de cabellos dorados. Aun siento el calor de su mirada en mí y eso provoca que una emoción extraña se instale en mi pecho. Es melancolía con un poco de añoranza, también algo cercano a la alegría. Lo que siento no tiene sentido, absolutamente ninguno pero de todas formas no puedo detenerlo, una parte de mi intenta auto reprimirse, el alfa dice que "no" junto a mi propia razón humana pero en algún punto lejano, en un lugar inaccesible de mi, en la zona más protegida de mi interior hay algo que grita mientras golpea y reclama. No se que es ese deseo tan urgente de ser saciado pero se que nada de lo que pida se lo puedo dar. De verdad que no puedo. Sigo y sigo repitiendo con la esperanza de matar esa voz horrenda que no produce sonido pero es inútil, es como si mi voluntad fuese una suave ventisca de verano intentando apagar una gran fogata. Lo único que logró mientras recito este mantra asqueroso es un incontrolable incendio forestal que lo devora todo a su paso.
JiMin POV.
Otra mañana, otro día. Miro las calles de Seúl por la ventanilla del auto. Cada día que pasa es igual al anterior. Juntas, papeles y reuniones. Hago todo como siempre lo he hecho sólo con la pequeña diferencia de que en cada acción hay un tumulto de recuerdos que me acompañan. Recuerdos con un solo nombre escrito en ellos. Sobrellevar esto no me es más fácil si le sumo a JiHyun, pidiendo que tomemos una comida juntos cada tres días. He intentado evitarlo como pude, incluso Jeon me ha apoyado con un par de excusas sin que yo tuviera que darle mis razones, sin duda es un buen empleado. Ahora estoy esperando el mensaje reglamentario de mi hermano pero afortunadamente parece que ha desistido.
El chofer me dice que llegamos, me abre la puerta y yo me bajo en compañía de Jeon. El personal del edificio me recibe como siempre, los guardias saludan y el equipo de recepción me sonríe. Subimos al elevador y seguimos hasta el treintavo piso, justo donde está la sala de reuniones. Mi Padre ha convocado a una junta de accionistas y yo como uno de los principales estoy obligado a asistir. En si no hablamos de mucho, se discute en su mayoría la expansión de nuestro territorio y la compra de algunas pequeñas empresas que nos pueden ser de utilidad. Nada de sumo interés, al menos para mi. Casi dos horas después ya no hay nada de qué hablar y se da por terminada la sesión. Jeon toma mis papeles y salimos con dirección a mi oficina en el piso de abajo no obstante mi Padre me detiene y me hace ir con él.
Pasó por la enorme puerta de madera esculpida y Jeon se queda afuera para esperarme. Mi padre entra conmigo y sonríe. Su oficina tiene el doble de tamaño que la mía, con una sala completa y un bar incluido. La verdad es que amo el estilo con el que ha hecho que se vea, es el lugar idóneo de un hombre elegante y magnate de los negocios, la oficina de un CEO. Me pregunto si su lugar será igual. Papá me invita a sentarme frente a él mientras me ofrece un cigarrillo. Lo tomo y fumo en su compañía, entonces habla.
— Pareces distraído. — Dice, mirándome y muy posiblemente estudiando mi comportamiento. — ¿Te pasa algo?
— No, nada. — Respondo intentando sonar relajado.
El escupe el humo y me hace una mueca.
— En serio. — Insisto riendo. — Estoy bien, he hecho bien mi trabajo ¿No?
— La vida no es sólo el trabajo, las últimas semanas te he observado y pareces estar en la nubes todo el tiempo.
— No se, supongo que estoy así por los medicamentos, son algo fuertes.
Él asiente y yo no puedo ser más mentiroso que eso. De hecho he dejado las pastillas por completo aunque nadie lo sabe aún, no hay necesidad. No tengo que explicarles que he dormido bastante bien, no, porque eso implicaría mayor confusión con respecto a mi estado actual, entonces me pedirían la razón de mi poca atención a las cosas y yo no quiero ni puedo siquiera explicarles lo que me pasa. No puedo decirles que he estado pensando en una persona, no puedo ni por error decir su nombre y mucho menos señalarlo como el esposo de mi hermano.
Mi Padre se rinde conmigo pero sé que está preocupado, estoy contento con que no insista y me deje ir. Termino el cigarro y le hago una reverencia para dejarlo solo. Me despido y cuando salgo me encuentro con el rostro preocupado de Jeon, no me da tiempo de preguntar el porqué pues JiHyun ya viene caminando hacia mí, con su boca y rostro hecho un enorme puchero. El se acerca y me empuja con reproche.
— Creí que estabas ocupado.
— Vine a atender un asunto importante con Papá. — Respondo no demasiado convincente.
— ¿Desde cuando fumar es un asunto importante? — Me dice con sus ojos entrecerrados dejándome un tanto curioso por saber cómo es que me ha pillado, el me responde. — La boca te apesta.
Me quedo en silencio un segundo, esperando con la cabeza gacha, JiHyun me ve y sonríe. Sonríe muy grande, con sus dientes en un blanco enorme que me aprieta el corazón. Creí que estaría molestó conmigo, debería después de haberlo evitado pero el simplemente está aquí mirándome como alguien que ha extrañado muchísimo a su persona más amada. JiHyun dice que viene a ver a Papá, pero que ahora que me ha encontrado solo quiere pasar a saludarlo para después irnos a almorzar. Pienso en negarme, otra vez, pero se que no es justo no menos después de verle su hermoso rostro feliz por tenerme cerca. Aceptó sin más opción y espero a mi hermano. Le pido a Jeon que haga llevar mi auto al restaurante, anunciandole que después de entregarme la llave podrá tomarse la tarde libre. Él asiente y se va con notable alegría.
Mi hermano y yo tomamos la mesa que siempre acostumbramos, ordenando cosas diferentes como es normal. El es más de mariscos y yo soy más de filetes. Comemos platicando, más que nada es él quien habla y me cuenta sobre su empresa. Parece ser que ha firmado con una compañía de cosméticos para hacer una línea de edición especial con sus diseños. Lo felicito, me hace feliz verlo crecer en su carrera, se que ha se ha esforzado muchísimo para hacerse de un nombre sin tener que depender de nuestro apellido. Un apellido que ya no es suyo. El sigue hablando pero yo divago cuando decido prestar atención a su aroma. Repentinamente me ha entrado la extraña necesidad de cerciorarme que que ese olor está ahí, como intentando confirmar algo. Aspiro un par de veces, me cuesta encontrarlo pero efectivamente, allí está, un nota bastante tenue de hierba. Es un olor demasiado diluido que apenas se distingue, como si el enlace fuese exageradamente débil.
— Iré a pasar la noche en casa. — Dice JiHyun, atrayendo de nuevo mi atención. — ¿Vienes?
— ¿A tu casa? — Le pregunto confundido.
— No. — Se ríe de mí. — Me refiero a nuestra casa, con nuestros padres. Desde la boda creo que no he pasado mucho tiempo con ellos, especialmente con papá'. Creo que él es quien más lo ha resentido.
Escucho pero no creo que sea buena idea, no estoy del humor para eso.
— Bueno, realmente no creo que pueda ir. — Le sonrió. — Y tu le eres más cercano así que debería ser un tiempo solo de ustedes dos.
JiHyun no se ve conforme pero me lo deja pasar, supongo que el hecho de estar conmigo aquí ahora es ya bastante ganancia para él, me imagino que no quiere presionarme demasiado. Terminando el almuerzo se nos ocurre pasar otro rato juntos, más bien ha sido idea suya pero no importa, solo le sigo para complacerlo un poco. Vamos de compras y también al cine, con todo eso pasan las horas hasta llegarnos la noche. El me insiste una vez más con lo de acompañarle pero me mantengo firme mientras le sonrió. Al final sube a su auto y le dice al chofer que lo lleve a la mansión familiar. No se nota enojado y eso me alivia. Dice adiós animadamente y el auto se pierde entre el tráfico nocturno de la ciudad.
Así que al fin libre decido por irme a mi apartamento, no tengo nada que hacer realmente pero tampoco tengo ánimos de pasar el rato en ningún lugar particular, solo tomare una ducha y tal vez beba un par de copas antes de dormir. La luz roja me detiene a unas calles de llegar y vuelvo a pensar, de hecho a imaginar, a recordar y fantasear. El tráfico empieza a avanzar y mi cabeza debe tomar una elección en menos de un segundo. Izquierda o derecha. Estoy a nada de la avenida, son sólo dos opciones. No lo analizo, solo actuó y mi cerebro es más rápido que yo. Prendo la direccional derecha y dejó que las cosas simplemente pasen.
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