Capítulo #45
Narrador omnisciente:
Parecía que después de una noche tan fabulosa el día, o mejor dicho, la tarde sería el excelente pero no siempre todo es como uno espera y esta vez no había quien le quitara tanto enojo. Despertó como a las 18:30pm aún así sintiéndose una reina y con ganas de comerse el mundo, sin embargo el causante de tal estado de humor no estaba a su lado en la cama. ¿Qué raro?
— ¿Damon? —Megan agudizó sus sentidos, aún así no percibió señal alguna del lobo por ningún lugar.
«Esto ya me está dando mala espina.» pensó preocupada por el trigueño.
— ¿Mael, Owen? —gritó la primera vez, no hubo respuesta— ¿Jack, Logan? —Nada de nada, hasta que vio una nota encima de la mesa de noche.
Nota:
Álainn, salimos camino a , no quise despertarte porque recibimos un aviso de los agentes encubiertos que teníamos por allí y es peligroso que te acerques. Ya te esperaban, regresaremos pronto.
Tuyo, Damon.
Tenía la adrenalina disparada, y la tensión, seguramente por las nubes, pero le dio igual. Él no le iba a negar más nada, y mucho menos iba a decirle lo que tenía que hacer. Estaba cansada de ver como se adueñaba de su vida así porque le daba la gana.
— ¡Métete esa advertencia por el culo! ¡Aagh! ¡Te odio! —gritó echa una fiera y por último se deshizo en lágrimas— Nunca confiaras en mí, ¿verdad?
Como no había un ella y él, lo mejor era intentar recuperar lo que quedaba de su vida. Decidió salir de aquella casa y perderse por un buen tiempo, quería irse a un lugar donde no la pudieran joder. Tomó una moto que al parecer Josh dejó por sí lo necesitaba y a más de ciento veinte kilómetros por hora desapareció de allí.
— ¿Quién mierdas es? —Su móvil no dejaba de sonar y ella no estaba de humor como para soportarlo.
En su mente solo había un objetivo, con más velocidad menos miedo, su atrevimiento y comportamiento rebelde tenía un fin... olvidar por un momento a Damon Kavanogh. Las ruedas chirriaban en la carretera a oscuras y el motor rugía como alma que lleva el diablo.
No se dio cuenta de que estaba llorando hasta que empezó a perder visibilidad, y aún así, siguió conduciendo como toda una salvaje hasta llegar a un barrio pintoresco que ella había amado cuando fue en la última visita que hizo con Magdalena.
— Como ocurrió hace tiempo nadie recordará eso... —susurró buscando un hotel donde quedarse, o al menos una casa de hospedaje.
Entonces recordó que más de una persona al principio cuando la empresa arqueológica en Europa comenzó a darle bastante dinero, le recomendaron comprar una casa por aquellos alrededores debido a que tendrían muchas juntas que hacer en esa zona.
«Nunca antes me sentí tan agradecida, ha sido el mejor gasto que he hecho.» pensó.
Una vivienda se alzaba bella ante la vista de la azabache, tenía ladrillos rojizos como casi todos los modelos de hogares allá en el Reino Unido, jardines amplios, llenos de flores y habitaciones altas y de muchos metros. Su cuerpo estaba agotado de todo lo que sucedía en torno a ella, las lágrimas la tenían enloquecida y solo quería dejarse caer.
Frenó delante de la puerta de su casa, su pequeño refugio secreto. Estaba a punto de sufrir un ataque de pánico, como en otras ocasiones. Se forzó a respirar y a controlar el llanto, pero nada podía detener aquel torrente.
Miró al cielo y suspiró derrotada.
¿Por qué le creyó a ese lobo mentiroso? ¿Por qué cayó en su trampa? Si realmente la quisiera no la echaría de lado en una investigación que era suya, ella había unido los cabos y les dio el punto y la persona. No era justo.
— Damon, ¿por qué? ¿Por qué haces esto? ¿Por qué me echas a un lado?
Los focos de un coche la dejaron prácticamente ciega por unos segundos. ¿Qué se creía ese loco? Casi la arroyaba, si le hubiese visto la placa lo demandaba. Un logo que ya reconocía la dejó sorprendida y con la idea anterior vagando en su cabeza, el Mercedes de Damon estaba allí frente a ella y eso la hizo mirar su móvil, cómo no... era él quien quemaba su teléfono a llamadas, una tras otra.
— Largate de aquí, vete o te arroyo yo a ti. —Le señaló la salida.
El peli negro, apagó las luces del coche, bajó enojado y dio un portazo, caminó en dirección a la moto de la morena, esta encendió nuevamente el motor y avanzó hacia él.
— ¡Como tu quieras! ¡Muerete!
— ¡Casi me atropellas, loca!
— No te pasó nada, eres el primero que alardea de que ahí hay mucho cuerpo, músculo y testosterona. Eres como Tocino, el de la película de Los huevos... pareces hecho de silicona, menos en la parte de que sí eres tóxico.
— ¿De silicona? ¡DE SILICONA TUS TETAS! —Se señaló la camisa, en la región del abdomen tenía la tela sucia por el lodo y un rasguño en la mejilla y el antebrazo.
— ¡Mis tetas no son de silicona, pero no puedo decir lo mismo de tu polla!
Megan agradecía que ya hubiese anochecido, así los vecinos no se enteraban de nada. Se giró y corrió a abrir la puerta de su casa, pero cuando pensó escapar de aquella bestia, Damon la retuvo, girándola para encararla.
— ¿A dónde crees que vas? ¿Por qué actúas así conmigo? —La cogió por la parte superior de los brazos— Tú y yo tenemos que hablar de muchas cosas, ¿cómo se te ocurre huir de mí de esa manera? ¿Megan?
Sabía que le estaba gritando y que no estaba bien, pero ella actuaba de forma irracional. Él escuchó perfectamente sus últimas palabras y le dolió en lo más profundo del alma.
«Meg, yo sí confío en ti. Solo no quería que te pasara nada, ¿por qué es tan difícil para ti entenderlo?» pensó molesto.
Ahora mismo solo quería… solo quería… joder, todavía seguía temblando. No fue suficiente lo de anoche, él seguía aún vulnerable porque ella no se había vinculado físicamente. Sin embargo el alfa no podía obligarla, y ya no sabía qué hacer para que la morena dejase de estar a la defensiva todo el tiempo.
— No me toques, chucho.
— ¿Por qué huyes? Nena, ¿por qué me sigues castigando así? —La soltó suavemente y abrió los brazos, quería que no se sintiera presionanda.
— Damon te quiero lejos de mí, desaparece de mi vida. Ayudaré con lo de Alice, yo te enviaré los resultados que tenga por e-mail pero no quiero verte nunca más.
— No, no haré eso. Ya no puedes separarte de mí.
«Si lo haces... me muero. No puedo vivir sin ti, quiero emparejarme contigo y aullarle esta noche a la Luna llena.»
— ¡Qué no! —estalló— No quiero hablar contigo, bestia insensible. Tu orgullo y tu soberbia van a matarte… ¡sarnoso! —le gritó en la cara, con las lágrimas que salían descontroladas y se deslizaban por sus mejillas como
cascadas— ¡Vete de aquí! ¡No te quiero!
— ¿No me quieres? —El corazón se le arrugó como una uva y sentía como sus latidos se volvían más lentos.
— Aléjate de mí, eres un estúpido machista. Yo conseguí los contactos, les dí la dirección y aún así vas y no me avisas. Sé cuidarme solita, ¿sabes? No necesito de ti.
Lo empujó con la fuerza del despecho y de la impotencia.
— Búscate a otra perra, total tu clan está repleto de pirujas que desean estar contigo. Por gusto no eres el alfa, dale... ve y follatelas. —Lo miró con desprecio pero él no reaccionaba— ¡Que te largues he dicho!
Lo empujó de nuevo con todas sus fuerzas. El lobo rugió por aquellas palabras y la tomó de las muñecas. Iba a castigarla por tener una boquita tan sucia, deseaba darle su merecido y hacerse el único propietario de su cuerpo y de todos sus deseos carnales para que viera que ninguna otra mujer podía saciarlo.
Sin embargo Megan estaba herida, asustada nuevamente, entre todo porque conocía que los lobos salían en luna llena a emparejarse y él era un auténtico manjar de los dioses que gritaba: "¡Muerdeme!", por cada uno de sus poros.
— Aún no entiendes por qué estoy aquí, ¿verdad? —Sus manos eran esposas de fuego alrededor de sus pequeñas muñecas.
— No sé de qué hablas ¿a qué demonios viniste?
Dio un paso al frente y se alzó de puntillas para mirarlo directamente a los ojos, y ni así alcanzaba a estar cerca, él era muy alto.
— Eres un imbécil. Me secuestraste, me humillaste, tocaste mi cuerpo como se te pegó la real gana. Tu boca estuvo en tantos lugares que ya ni recuerdo y encima de todo me marcaste, sin mi permiso. —le gritó— Decías amarme y dejaste que te lastimaran sabiendo que a mí me dolía lo que hacían contigo, me lanzaste prácticamente a los brazos de tu hermano.
Megan sollozó limpiándose las lágrimas con el hombro, ya que Damon no la liberaba.
— Cuando al fin decido darte un voto de confianza, me fallas. No alfa, árbol que nace torcido, ni a empujones se endereza. El perro tiene cuatro patas y toma un solo camino, ya tú has elegido el tuyo.
— Solo quería protegerte, ¿por qué siempre ves cosas donde no las hay? —se cernió sobre ella— No permitiría que te pasara nada.
— ¡Imbécil!
— No me provoques, Meg. No lo hagas… por favor. —La tomó de la nuca y la acercó a él rápido para abrazarla con fuerza y que no le diera tiempo a rechazarlo— Desde que nos conocemos me tratas mal, yo no tenía intenciones de marcarte pero mi instinto pudo conmigo y la verdad no me arrepiento.
— ¡Te odio! ¡Suéltame! —Forcejeó, dando patadas y puñetazos. Luchó, de verdad que peleó para no rendirse
ante su cuerpo, pero acabó cediendo al verse rodeada del calor del bersercker.
Se desplomó y con un sollozo quebrado empezó a llorar, odiaba sentirse débil ante él. Damon también se rompió por dentro al ver la pena y la dejadez con la que lloraba su mate.
— No linda... —Hundió su cara en su cuello, sintiendo que la joven estaba
rompiéndose por su culpa, por haberla lastimado tanto.
De su boca surgió un lamento, y maldiciéndose por su actitud tan salvaje y machista la sostuvo contra él, ofreciéndole un calor que ella siempre rechazaba.
— Soy idiota, álainn. Verte llorar me rompe el corazón, no quise dejarte de lado... nena quería cuidar de ti.
— Vete, por favor. —Ella no lo abrazaba.
Damon sabía que la azabache nunca recibió el amor que merecía por parte de sus progenitores y eso la hizo crecer siendo arisca y desconfiada, justo como ahora actuaba con él.
— Sabes que estoy aquí para reclamar lo que me pertenece, Magdalena te ha contado bastante acerca de esto —le murmuró rozándole el cuello con la nariz, abrazándola todavía con fuerza para transmitirle que esa vez no la
iba a soltar.
— No sé de qué me estás hablando... —murmuró con voz débil.
— No —gruñó él— No es verdad, sí sabes.
Megan lo volvió a empujar con fuerza y se liberó.
— ¡Con Magdalena solo he hablado acerca de su relación con Aldo! ¡Hemos conversado de amor y CONFIANZA EN LA PAREJA, no de machismo y toxicidad!
— ¡Deja de decir eso, no soy tóxico! —se defendió él a gritos, justo como lo hacía ella— En cambio, tú has puesto
cachondo a mis hermanos, les hablas y ellos hacen lo que se te pegue la gana. Tú eres la que me provoca y luego me rechaza, vas generando un patrón autodestructivo...
— ¿Estás celoso otra vez? Damon deja de echarle a los demás las culpas, asumelas. —gesticuló con las manos.
— Sí estoy celoso, pero tú, diabla con cara de ángel... debes dejar de exculpar a todos los que te rodean. Eres una maldita orgullosa y entonces quieres que todo recaiga sobre mí.
— Si soy lo peor, ¿a qué vienes? ¡Vete al infierno a montar bicicleta con Loki!
Lo empujó y se adentró en la casa con el corazón herido por sus palabras. Al cerrar la puerta se encontró con la mano fuerte del bersercker que la trababa y la abría de par en par, prácticamente dejándola rota en el suelo.
— Deja a Loki tranquilo, por su ejército de traidores es que pensé tan mal de ti —La arrinconó contra la pared y le puso una mano a cada lado de la cabeza— Ahora he venido a por ti, quiero arreglar las cosas y como siempre soy yo el que baje la cabeza ante ti, hoy te toca ese lugar.
La joven quiso hablar y él le acarició los labios para luego poner su mano encima.
— Te explicaré otra cosa, no soy celoso, soy posesivo y muy cuidadoso con lo que es mío. —La agarró de la cintura y unió su pelvis a la de él— Ahí entras tú, preciosa.
— Te diría que le pertenezco a mi madre porque pasó trabajo en parirme, pero como ella y el hijo de puta de mi padre son tal para cual pues... en fin, me pertenezco a mí misma. No soy un objeto inmobiliario.
Apartó la cara, indignada porque Damon se atreviera a decir con tanta ligereza una cosa como esa.
— Escúchame. —Le alzó la barbilla temblorosa— Por Odín, nena. No me hagas esto, te lo suplico… —La abrazó de nuevo y esta vez le acarició la espalda de arriba abajo, Megan y su vulnerabilidad le recordaban el monstruo que una vez fue y como la trató— Sé que no tengo derecho a pedirte nada, pero ten paciencia conmigo al igual que he hecho yo contigo.
La besó en el hombro. Un beso dulce y cautivador. La morena no se atrevió a moverse. No intentó disfrutar de ese gesto cariñoso y voluntario que él le había dado, odiaba la idea de que pudiera mentirle una vez más.
— No hagas eso —se quejó retirando el hombro.
— No estoy acostumbrado a ser débil y a mostrarme vulnerable con nadie. Solo me pasa contigo, álainn, solo tú. —Le tomó la cara con sus inmensas manos y juntó su frente a la de ella— Kone.
Ella no podía creer lo que estaba escuchando. Una cosa era que Alice lo dijera y otra muy distinta era que Damon lo admitiera.
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Significado de palabras en cursiva:
*Bersercker o aesir: son guerreros creados por Odín, forman parte de la definición de hombres lobo para los nórdicos.
*Vanirios o vanir: son guerreros de gran belleza, son los originarios creados por los dioses del mismo nombre "Vanir" y cuando son corrompidos por Loki se convierten en nosferátums perdiendo por completo su encanto y fortaleza única.
*Álainn: en gaélico antiguo significa bella.
*Kone: en noruego significa pareja.
Pd: La cursiva se utilizará para los diálogos mentales que entablara Alice con Megan y también para las palabras en gaélico antiguo y noruego para que conozcan su significado.
¡¡¡¡Holaaaa!!!!! 👋👋👋👋
¿Qué les pareció este capítulo?
¿Quieren saber qué pasará?
Dicho esto, espero que hayan disfrutado de la lectura y ahora le den a la estrellita que sale al final de este capítulo, no se preocupen que por ello no les dará un calambre en su lindo dedito ;-)
Déjenme saber sus teorías en los comentarios que yo las leeré 😊🥰
No sean fantasmitas por fiss
Continúen leyendo😊😊😊❤️❤️❤️
GRACIAS POR TODO SU APOYO 🥰😘
Adiós, y nos vemos en otro capítulo. Cuídense mucho y besos💋💕
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