Capítulo #44
Narrador omnisciente:
— Joder, Meg... —gimió al escuchar sus palabras— Haz conmigo lo que desees
«¿Esa voz ahogada es mía? Estoy suplicandole a mi chica y a ella parece gustarle mucho.» pensó algo distraído.
— Me apetece ser toda una sádica contigo, y azotarte bastante por ser un cachorrito malo.
— No importa, hazlo. Quiero ver todo lo que estas dispuesta hacer, a lo mejor soy yo el que te dará unos buenos azotes.
— Joder Damon. —la azabache se corría tan solo de pensarlo.
— Me encantaría verte sonrojada y conmigo allí dentro de tus piernas. Sé que aún guardas un poco de rencor hacia mí, y eso tan rápido no lo puedo cambiar. Tal vez relacionandonos más…
— Damon, ven. Cállate de una vez y hazme algo, necesito dejar de sentirme así. Extraño tu calor, ahora tengo mucho frío.
Megan se estremecía de tanto placer, y en esos momentos se volvía un arma de doble filo. Tan letal y cariñosa al mismo tiempo.
— ¿Tienes frío mineadh? —apenas podía formular aquella pregunta, su voz estaba ahogada en gemidos al sentir la necesidad de su mate.
— Sí, mucho frío. Ven aquí, deja de jugar al escondido...
— No juego al escondido, temo por tu reacción cuando me veas. —admitió.
— ¿Por qué te tendría miedo? ¿Acaso te caíste en el baño y te desfiguraste el rostro?
— Seguro que sí —se burló de su ocurrencia.
Se quitó la sábana de encima y se colocó de rodillas sobre el colchón, acariciandose los labios con la lengua. Damon tragó saliva ante aquel gesto tan provocador.
— Vamos gatito, enséñame que no eres un miedoso, o de lo contrario no te cambiaré de animal. Dicen que eres un lobo, muéstrame —soltó un suspiro quejumbroso y se llevó las manos a la parte baja del vientre— ¿Este dolor es normal?
— Sí nena, cuando tienes ese afrodisíaco en la sangre es normal. Alice engañó a Jack para que te pusiera ese, sabía que solo yo podría calmar ese dolor y deja de llamarme gatito, soy un lobo.
— Ajá, lo creeré cuando salgas de ahí y me enseñes.
— ¿Por qué estás tan ansiosa de que salga? —alzó una ceja.
— Porque quiero jugar a las casitas contigo, te pondré un tutú y bailarás conga con él, ja, ja —rió acariciándose el ombligo.
— Estás graciosita —murmuró por lo bajo apartando la mirada de su piel reluciente.
— Mmm —gimió ignorando su comentario.
Alzó las caderas levantando los brazos por encima de su cabeza y comenzó a moverse de forma sensual.
— ¿Sabías que cuando estoy contigo tengo la mente de una ninfómana? Joder, Damon no sé cuantas posiciones he pensado en un momento. —admitió inocentemente mientras observaba aquellos ojos rojos.
El miembro del alfa se puso tan duro que este no pudo aguantar un gemido de dolor.
— ¿En serio te pones así solo conmigo? Que honor, para mí eso es algo fantástico, mo chailin —sonrió admirando su cuerpo— Saca esa parte de ti, álainn. Quiero ver que te vuelvas loca, prometo que haremos todas y cada una de esas posiciones si te da la gana. Nena gracias a ti le he encontrado sentido al kamasutra.
— ¿Gracias a mí? ¿De verdad las haremos todas? ¿Seguro? —gimió de nuevo— Ven aquí, que ahora si me has dejado con ganas. Vamos Damon acércate, no te tengo miedo en lo absoluto. Por favor no seas tan malo y sal de una vez.
El alfa caminó hacia ella permitiendo que la tenue luz de luna iluminara su cuerpo. Megan abrió los ojos como platos y se incorporó con lentitud en la cama, deseando que aquello fuera una ilusión óptica.
— ¡Ay mío, porque Dios es lo que tengo enfrente y está desnudísimo! —tomó aire y trató de relajarse.
La oscuridad de la habitación había
ocultado sus muy pronunciados atributos y sí que eran pronunciados. Él asintió, y se colocó delante de ella, riendo en parte por lo que dijo la morena. Ya no aguantaba más, necesitaba tener contacto con ella.
— ¿Aún quieres que me acerque?
Megan tragó saliva y miró a su entrepierna. No, definitivamente aquello era descomunal, podría matar con eso... de seguro Damon tenía algún cruce con caballo o quien rayos sabe. Su cuerpo era impresionante, perfecto para que te dé un infarto al verlo desnudo y a ella la encantaba.
Su cabello caía suelto por completo en su pecho, aquellas serpientes tan, tan hipnotizantes y esos ojos carmesí que te invitaban a pecar, le daban un aspecto muy peligroso. Paseó los ojos por todo aquel cuerpo escultural, lleno de sombras y muchos músculos, y fijó la vista en su miembro.
— Madre mía, pareces una tableta de chocolate a la que le pegaron con cinta adhesiva un trozo de plátano, de esos bien grandotes. Me vas a partir en dos, chucho —susurró Megan un poco asustada.
Damon ahogó una carcajada ante la reacción y las palabras utilizadas por la morena. Le encantaba su inocencia y su vitalidad, y estaba tan adorable en su cama. Tenía aquellas fantásticas piernas torneadas y brillantes, el torso estaba al aire libre y él podía perderse en su barriguita plana y sus pechos. Nada podía excitarlo más que la diosa aquella que tenía enfrente.
— Tú también estás desnuda —apuntó el lobo— ¿Por qué estás temblando? No te haré daño, nena. Pareces un pedacito de gelatina. —añadió siguiéndole la rima y ganándose una sonrisa.
— No soy una gelatina —Intentó parecer desenfadada, aunque hizo un puchero— Las gelatinas no alteran eso que tienes entre las piernas.
— Es verdad, eso lo hacen las niñas calientes como tú con pensamientos impuros —aclaró.
— Mmm... —asintió ella escondiendo la mirada.
— Déjame ver esos pensamientos —pidió emocionado.
— ¿Por qué ese afrodisíaco me afecta a mí nada más?
— Nena, esa cosa está hecha para hombres como nosotros, de nuestro clan, no para cositas pequeñitas como tú. Aún eres una humana y encima de todo, a mí no me dieron la misma que a ti. La tuya se la dan a los berserckers...
— Tienen problemas de ya tu sabes ¿verdad? Les falla la pistola...
— No Meg, eso es para después de ciertas cirugías y además de ser estimulantes para cuando luchamos a largo período de tiempo, de esa manera no perdemos las batallas porque seguimos con energía. Necesitas que te toque, tu cuerpo clama por una liberación.
— ¿Cosita? ¿Me estás llamando enana?
— Eres pequeñita, álainn. Tienes que estar volviéndote loca. La droga es muy fuerte y más si eres humana, por eso te ha durado tanto el efecto. No la has expulsado mediante el sudor, al menos no tanta cantidad y tampoco has tenido sexo, ¿verdad? —ella solo asintió apenada.
— Soy pequeña —dijo ella ensimismada y se llevó las manos a los pechos— Comparada contigo, pareces familia de Hulk, solo que más guapo y no eres verde.
— Meg, no puedo aguantar esto mucho más tiempo —No dejaba de mirar cómo la azabache se acariciaba inconscientemente— Estás a solas conmigo en esta habitación, desnuda, y me deseas. ¿Me dejarás acariciarte? —le pidió echándose la mano al miembro— No te cubras, nena, tu cuerpo es hermoso.
Megan estaba asustada por la fuerza animal que desprendía Damon. Toda la parte inferior del bersercker se había acoplado a la de ella en cuestión de segundos. No supo cuando fue que él se movió tan rápido y ya lo tenía encima. Sentía algo duro, grueso, largo y caliente golpeándole en el interior del muslo, muy cerca de su portal.
Esta vez fue ella la que se inclinó sobre él y con una mano tomó su miembro sin mirarlo, tenía pena de mirar pero la curiosidad de sentirlo la mataba. No lo podía abarcar, para su asombro. Lo agarró como pudo y se levantó para introducirlo poco a poco.
Las atenciones anteriores del alfa la había dilatado y estaba muy húmeda, pero Damon era muy grande, y por mucho que luchara por introducírselo, era imposible.
— No... no puedo... estás muy... grande...
Él no perdía detalle de su boca entreabierta y sus pechos bamboleándose de un lado al otro mientras gemía. Era suave como la seda, y tan caliente. Una auténtica belleza salvaje, de labios seductores y mirada felina. Damon quería aullar a la luna por permitirle tal unión.
Megan se mordió el labio, no iba a poder con él. Era imposible y le dolía horrores, le entraron ganas de llorar. Empezó a sentir vergüenza de lo que estaba pasando entre ellos, vergüenza de hacer el ridículo con él. Apartó la mirada. Se había sonrojado de nuevo y el lobo pensó que era muy tierna.
Él no quería que ella se sintiera mal, la azabache era toda una guerrera, pero en la cama su fragilidad le ganaba, deseaba hacerle muchas cosas sin embargo no tenía experiencia y eso la asustaba.
El aesir sonrió y se preparó para molestarla un poco, sabía que cuando ella echaba chispas todo se quemaba, incluso su miedo. Se incorporó, se inclinó sobre su orejita y le susurró:
— ¿Quieres mi polla? —Se frotó ligeramente contra su pierna.
— ¿Qué has dicho? —susurró conteniendo las lágrimas.
— Quieres esto —se frotó de nuevo— Quieres que esté dentro de ti y te
sacuda —ronroneó en su oído— Sé que te gusta, lo huelo desde aquí.
— No puedo, no acabas de ver que no puedo. No entraras en mí ni dentro de mil años.
— Esa es una mentira y de las gordas.
— Vamos Damon, sabes que es verdad. Sé muy bien lo que necesitas y yo no puedo dártelo.
— Claro que sí, no tengas miedo. Es normal.
— Lo que tienes ahí no es normal...
— ¿Tienes miedo katt? —le susurró usando su propio juego.
— No me llames así… —intentó salirse de encima pero él la agarró de las
caderas inmovilizándola.
— Déjame hacerte mía, te prometo que verás las estrellas. Déjame y te haré gritar.
— Sí, veré las estrellas cuando vaya camino al hospital y gritare del dolor descomunal que me dejarás cuando me partas la vida.
Megan lo miró a los ojos rojos y llenos de deseo. Supo al momento lo que él
pretendía y no le permitiría salirse con la suya.
— Quiero que me calmes esta cosa —le ordenó— Sólo a mí, luego pensarás como calmar lo tuyo. Yo no puedo con esa bestia que no forma parte, está aparte de tu organismo.
Damon la clavó a la cama de nuevo, deslizó su mano entre ambos y la ahuecó sobre el sexo de la morena. El
contacto los llevó casi al orgasmo tanto a él como a ella. Ella se echó a temblar y él le puso la otra mano en la cara. Quería que lo mirara.
Megan respiraba rápidamente, con los labios entreabiertos. El alfa se inclinó sin pensar, necesitaba besarla. Necesitaba acariciarla con su lengua. El beso que le había dado en el sótano había sido brutal y duro, y la joven todavía tenía la sensación del labio magullado y el peli negro quería borrar ese recuerdo.
Movió los dedos entre los labios íntimos de la chica. Una, dos, tres veces y entonces ocurrió, fue testigo de lo más bonito que había visto en su vida. La azabache se arqueó sorprendida por la fuerza con la que llegó el orgasmo y se rompió en mil
pedazos. Se agarró a sus antebrazos y le clavó las uñas. Gritó con tanta fuerza que Damon tuvo que taparle la boca con la mano por miedo a que sus hermanos sintieran aquel espectáculo.
Él ronroneó mientras observaba todo.
Ella permanecía con los ojos fuertemente cerrados, las mejillas sonrojadas y la respiración desigual y alterada, seguía temblando.
— Tranquila, mineadh. Estoy aquí. Por Odín... —susurró endureciéndose
hasta el límite, la acarició de nuevo con los dedos y la oji azul siguió el movimiento buscando la caricia de su mano— Estás tan suave y mojada… —sus dedos resbalaban por su abertura, rozándole el clítoris con toques estratégicos.
— No… —musitó ella lamiéndose el labio inferior— Damon continúa... no pares —La voz de Megan estaba a punto de romperse, lo miraba aturdida y deseosa— Quiero más, por favor.
El alfa sonrió con ternura a aquella chica que tenía bajo su cuerpo. Era tan hermosa y tan natural.
— Eres insaciable —El aesir enredó sus dedos en su pelo y se inclinó para oler la esencia de su cuello, a ella aquel gesto tan dulce y posesivo del lobo le pareció hermoso— Te ves tan linda —Se inclinó sobre su sien y la besó ligeramente.
— Tócame —le ordenó ella— No pares.
Damon no dudó ni un instante. Abrió de piernas a la joven, tranquilizándola con leves caricias que la volvían cada vez más vulnerable. Pasó el dedo corazón de nuevo por su abertura y lo deslizó en el interior de la arqueóloga otra vez, con suavidad.
Megan sollozó y tembló en el segundo orgasmo explosivo. Él, fascinado, no quiso perderse nada. Los pezones de la chica, de un delicioso color chocolate con leche, estaban erectos, y sus pechos brillaban por el sudor,
hinchados de la excitación.
— ¿Mwy? —preguntó él embistiéndola más suavemente con el dedo.
Introdujo un segundo dedo estirando su suave carne pero se detuvo al oír un quejido.
— ¿Te hago daño?
— Sí... ¿Desde cuando maullas?
— No maullo, eso significa más, te pregunté si querías más. Eres tan estrecha —comentó maravillado sacando el dedo y dejándola
vacía.
Se incorporó y puso una mano a cada lado de la cabeza de Megan, encerrándola con su inmenso cuerpo y obligándola a mirarle a los ojos.
— Voy a hacerte el amor.
La azabache se asustó, apretó los dientes e intentó sacárselo de encima.
— Eso no va a caber dentro de mí... —miró el impresionante pene del lobo, que se alzaba intimidante.
Era grueso como su muñeca, largo casi como su antebrazo, surcado de venas. La cabeza estaba húmeda de líquido preseminal y ella moría de miedo de que aquello entrara en su vagina.
— Entonces te dejaré seca como una uva —rugió ahogando un gemido de insatisfacción.
— ¿Que vas a hacer qué?
Intentó incorporarse, pero él se lo prohibió. Megan no tuvo tiempo para reaccionar, el cuerpo ágil de Damon se deslizó hacia abajo, separó sus muslos agresivamente con los hombros y le abrió los labios vaginales con los pulgares.
— Eres toda para mí, así que no me
pidas clemencia porque no te la voy a dar.
— Damon, no, no. Para... —replicó temblando, apartando la apuesta
cara de él de su entrepierna— Sal de ahí, ¡por Dios!
— Moría de ganas de besarte aquí. —Posó sus labios sobre el sexo de la morena y esta se arqueó agarrándose a las sábanas con fuerza.
— ¡Aagh!
— Al parecer sí te gusta… —Le introdujo la lengua y la besó como si la besara en la boca.
Damon estuvo horas estimulándola, lamiéndola como a un helado. Megan perdió la cuenta de los orgasmos que tuvo, se sentía mareada y terriblemente expuesta, pero después de tantos orgasmos se dejó completa a su merced.
Solo le importaba lo que el lobo le hacía con la boca. Cuando ella empujaba con las caderas, él deslizaba la lengua más profundamente. No le dio ni un solo respiro, hasta que la noche dejó paso al alba y la azabache se quedó sin voz de tantos gritos placenteros.
Damon estaba seguro que hasta las hormigas debieron de escuchar todo lo que sucedió aquella noche y él se sentía adolorido porque no recibió atenciones de su mate, ah pero ella si quedó más que satisfecha y eso a él lo hacía feliz.
🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸
Significado de palabras en cursiva:
*Bersercker o aesir: son guerreros creados por Odín, forman parte de la definición de hombres lobo para los nórdicos.
*Vanirios o vanir: son guerreros de gran belleza, son los originarios creados por los dioses del mismo nombre "Vanir" y cuando son corrompidos por Loki se convierten en nosferátums perdiendo por completo su encanto y fortaleza única.
*Álainn: en gaélico antiguo significa bella.
*Kone: en noruego significa pareja.
*Mineadh: en gaélico significa cariño.
*Mo chailin: en gaélico antiguo significa mi dama.
*Katt: en noruego significa gato.
*Mwy: en gaélico significa más.
Pd: La cursiva se utilizará para los diálogos mentales que entablara Alice con Megan y también para las palabras en gaélico antiguo y noruego para que conozcan su significado.
¡¡¡¡Holaaaa!!!!! 👋👋👋👋
¿Qué les pareció este capítulo?
¿Quieren saber qué pasará?
Dicho esto, espero que hayan disfrutado de la lectura y ahora le den a la estrellita que sale al final de este capítulo, no se preocupen que por ello no les dará un calambre en su lindo dedito ;-)
Déjenme saber sus teorías en los comentarios que yo las leeré 😊🥰
No sean fantasmitas por fiss
Continúen leyendo😊😊😊❤️❤️❤️
GRACIAS POR TODO SU APOYO 🥰😘
Adiós, y nos vemos en otro capítulo. Cuídense mucho y besos💋💕
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro