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Capítulo #36

Narrador omnisciente:

El aesir peligraba ante el rechazo de su kone. Como fue él quien estableció la marca en ella, compartió su esencia. Una parte de su estabilidad espiritual y su energía estaban dentro de la azabache, eso lo hacía ciertamente dependiente de cada mínimo movimiento de su cuerpo. Megan no tenía de qué preocuparse, al menos no hasta que se unieran sexualmente.

Damon sintió unas ganas salvajes de preguntarle a la arqueóloga, qué instintos animales había tenido hace un rato para que se le dilataran las pupilas de ese modo. Lo miraba como si deseara desnudarlo y rogarle porque lo hicieran allí mismo. ¿Cuál sería su fantasía más perversa con él? O tal vez, ¿a qué le recordaría? ¿Tendría una fruta favorita, quizás un dulce?

Fue allí cuando entendió que no sabía nada de ella, al menos no después de tantos años. Sus gustos podían haber cambiado, en fin, ella había madurado y dejado de ser una niña.

Técnicamente la unión de ellos no tenía ni pies, ni cabeza. No entendía cual era la intención de los dioses, pero no iría a la contraria de estos. Deseaba con todas sus fuerzas poder reparar todos los daños, pese a no estar seguro de conseguirlo.

— Entonces ¿quieres que me vaya? —Ante su silencio, tomó eso como una afirmación— Me voy. —dijo él dando media vuelta.

Megan se relajó por competo. Por fin tendría un poco de paz.

— De todas formas no creas que te librarás de mí. Nos veremos de aquí a un rato, hay muchas cosas de las que hablar. Esas cosas que no solo yo tengo que decirte, muchas más personas deben hacerlo.

Le comunicó él sin darse la vuelta, estaba seguro de que si lo hacía lloraría allí mismo... se sentía como la mierda, aún así maldijo internamente cuando recordó que debía regresar a ella por una razón en particular.

— Pero antes quiero darte algo.

La azabache apretó los puños nuevamente tomando un poco de la tela de su falda dentro de ellos, deseando que ese gesto calmara los fuertes latidos que empezaba a sentir pulsatiles en su pecho cuando vio que él se alejaba con la voz rota, quizás por reprimir el llanto. Damon dio un ligero movimiento, como si fuese a girarse. Megan frunció el ceño. ¿Qué estaba haciendo? ¿Regresaría?

Él no hubiera querido voltearse, porque al ver a aquella joven nuevamente, el rechazo en su mirada y lo herida que se encontraba por su causa, su mundo caería golpeando fuertemente su cabeza. No lo soportaría y echaría a llorar como un niño pequeño, pero debía hacerlo.

— Es tuyo, ¿recuerdas que me enseñaste que en una esquina había un botón, y al presionarlo brillaba? Siempre que pensaba en ti lo hacía, sin embargo nunca recibí respuesta alguna.

— Oh, Dios mío… —Megan sintió que todo le daba muchas vueltas al ver aquel colgante que el alfa sacaba de su bolsillo.

— Nunca me separé de él. Me dolía ver la rapidez con la cual me habías olvidado, pero aún así yo tenía esperanzas de que en algún momento mi luna también brillara como seguro lo hacía la tuya. —Fue en ese momento que las lágrimas cruzaron su rostro.

— Damon yo...

— Encontré tu luna, estaba mugrienta y mezclada con la tierra mojada. Sentí una sensación tan dolorosa que desee por momentos arrancarme el corazón del pecho, ese día me enteré que mi pequeña tuvo un accidente de auto. En aquella tormenta hubieron muchos transportes que se volcaron, desde autobuses hasta coches especializados.

Era imposible no sentir aquello como si realmente estuviera sucediendo una vez más. Aquel día lo cambió radicalmente. No solo había perdido a su hermana, sino que también perdió a la única persona que llenaba de luz su alma tan malditamente oscura.

— ¿Cómo…? ¿Cuándo…? —dijo ella sin poder entender. ¿Qué estaba pasando? ¿De qué hablaba el alfa?

— Ese día escuché el reporte de uno de los guardias de tránsito, nadie sobrevivió a la inundación y los vientos arrasaron con todo a su paso. Pensé que te había perdido... —contestó él justo al borde del terrible e inconsolable llanto— Sin embargo nunca dejé de hacer brillar tu luna, me abrazaba a ella y lloraba cada noche pensando en ti. Pude haberte salvado, pero no estaba para protegerte.

Ella no sabía qué decir. Ahora entendía muchas cosas, entre ellas el enfado de Damon y sus palabras hirientes con respecto a que ella se olvidó de él, solo eran una máscara para ocultar tanto dolor y las lágrimas que en esos momentos rodaban por sus mejillas sin control alguno.

«¿Qué más guardas en tu interior, Damon Kavanogh?» pensó ella confusa y entristecida al mismo tiempo.

— Como ves esa sería también una de las razones por las cuales no hubiera creído en absoluto que eras tú, aunque me lo hubieses jurado. Sufrí la muerte de dos personas muy especiales para mí y simplemente me abandoné a la oscuridad. Quiero retractarme por todo. Me humillaré tanto como quieras, pero no me apartaré de ti. No te dejaré en paz, esta vez no... no me pidas eso.

— ¿Qu... Qué? —exclamó ella temerosa de la pregunta que quería hacer— ¿Es... Es solo eso, Damon?

— Una vez te prometí estar juntos, protegerte y curar cada una de tus heridas, odio romper mi palabra. Te quiero solo para mí, quiero compensar todo ese tiempo lejos de ti.

El alfa se inclinó hacia adelante para entregarle el collar y luego desapareció, de repente. Megan se quedó sola en el bosque. Inmóvil, de pie con aquel colgante en sus manos y  una extraña sensación de vacío por todo el cuerpo. Se dejó caer al suelo, abrazándose a sí misma y comenzó a llorar descontroladamente.

Aquello había acabado con su estabilidad emocional y esa barrera que le impuso en algún momento al aesir, ahora caía echa polvo al suelo.

Corrió hacia la casa de Aldo con su colgante en la mano derecha. Estaba muy temblorosa, lloraba y no podía parar. No lo haría, tenía que liberarse. No podía creer lo que había escuchado a última hora, a cada paso que daba descubría algo nuevo... algo que la dejaba más estupefacta que antes.

Los amplios jardines de la casa veraniega donde Aldo los había llevado para hacer estancia mientras resolvían lo sucedido con Alice, ese bello lugar estaba iluminado por unas farolas que se mezclaban perfectamente con el entorno natural.

En el interior del jardín, Josh, Richard, Aldo y Magdalena hablaban sobre los temas que se iban a tratar la supuesta reunión con Damon. Megan estaba sentada con la mirada perdida por completo. Mientras llevaba una de sus manos al pecho y acariciaba el colgante con diseño de media luna, pasando los dedos por encima del pequeño botón.

No podía dejar de pensar en las palabras de Damon. «Nunca dejé de hacer brillar tu luna, me abrazaba a ella y lloraba pensando en ti»

Realmente parecía estar muy herido por aquellos recuerdos, la forma en que ambos se habían alejado el uno del otro fue demasiado dolorosa. Lo peor es que James no tiene la capacidad suficiente como para planear algo así y menos sospechar que un lobo podría tener un colgante igual al de su hija.

Algo no cuadraba, ¿quién más estaba envuelto en esto? ¿Quién podría ser tan cruel? ¿El hecho de que Damon mostrara sus verdaderos sentimientos, cambió algo en la forma de sentir de ella?

Los hombres del clan de Aldo, especialmente Richard y Josh, se habían quedado estupefactos al escuchar de boca de la azabache aquel relato, lo mencionado por el alfa, el colgante y el supuesto accidente. Magdalena estaba nerviosa y el rapado no parecía asombrarse en lo absoluto.

— No me lo puedo creer —susurró un Josh muy confundido— Entonces él sí te buscó, pero ¿de qué accidente habla?

— No sé, Joshi, no sé.

— A lo mejor es un invento para que bajes la guardia —afirmó Richard celoso.

— No creo, el joven Damon a cambiado bastante. Se está redimiendo. —El pelirrojo defendía al alfa, porque al mirar el rostro de la azabache vio que esta sentía algo por él.

— Eso dice, quiere que yo crea en que va a cambiar. —Megan parecía ajena a la conversación, aunque el tema fuese ella.

¿Por qué sentía que el ambiente por parte del rapado y su mujer estaba tenso? ¿Acaso ocultaban algo? ¿Qué estaba pasando?

Ahora los cinco permanecían en un total silencio, ella aún percibía que estaban extraños. Aldo para calmar las aguas y mantener a raya la curiosidad y los instintos tan eficientes de la joven, le ofreció el brazo para salir al exterior a recibir a su sobrino.

— Vamos burbuja...

— Sí.

Salieron del salón a incorporarse nuevamente al jardín, justo detrás de ellos los demás se acercaban a paso lento. Ella ya percibía esa energía tan fuerte y aquel aroma a chocolate, frutas de bosque y rocío fresco. El aesir ya estaba muy cerca de ellos, se quedó de piedra cuando lo vio asomarse por el portón, justo en la entrada.

Tras él, los mismos rostros que se ocultaban detrás de las capuchas. De seguro eran los del consejo: Los gemelos Mael y Jackson, los O'Connor, su madre y su padre. Ese hombre me daba muy mala espina, algo en él no me cerraba por completo.

Una vez las miradas de ambos peli negros se cruzaron, Megan no dudo ni unos segundos en llevar la mano a su colgante y apretarlo con fuerza. Una pequeña luz resplandecía y se escapaba de dentro de la chaqueta que traía el bersercker puesta.

«¡Se volvió a colocar su colgante!» ella sonrió por autoreflejo al saber ese detalle.

— Nena, parezco una luciérnaga —dijo él alzando una ceja, sonriente.

Ella aún estaba oprimiendo aquel botoncito, por lo tanto la media luna de el alfa estaba brillando todavía.

— Oh, disculpa... —contestó algo nerviosa y apartó el dedo de allí, sin embargo no soltó el colgante.

— No tienes por qué, me alegra que lo lleves puesto.

Damon no pudo evitar dirigir la mirada hacia atrás de su mate y ver que no solo estaban el tal Josh y Richard, sino que unos veinte o tal vez cuarenta berserckers más se alineaban tras ellos. ¿Realmente Aldo pensaba que él le haría daño a la oji azul?

Dennis fue la primera en inclinar la cabeza en dirección a Megan y el resto de presentes del clan contrario hicieron lo mismo. El alfa se posicionó sonriendo y llamándole princesa para luego, mientras se incorporaba, detallarla de arriba abajo.

Ella estaba realmente hermosa, siempre lo estaba pero en esos momentos más. Llevaba un vestido púrpura muy apegado a su piel tonificada, eso la hacía parecer una auténtica hechicera.

La madre y el padre de Damon se adelantaron y se colocaron al lado de este último, justo frente a la joven de cabellos negros. La rubia de rizos platinos la miró con los ojos aparentemente llenos de pesar y de vergüenza.

A esa hora ya la arqueóloga no sabía en qué creer, todo le resultaba sospechoso y con dobles y terceras intenciones.

— Megan, rogamos por tu perdón. Sé que no lo merecemos en absoluto, pero necesitamos expresar lo arrepentidos que estamos por tal error cometido hacia tu persona. Recibiste un trato y un desquite que no eran para ti. En ambos clanes, no, en todos la mujer es venerada como algo único y a lo cual se le debe respeto... nosotros cometimos un agravio garrafal contigo.

— Ok, pero ni se les ocurra ofrecerme la puñetera idea de que su hijo sea mi esclavo... eso sería el colmo. Son una familia con un serio problema estructural y tienden a querer echar la culpa a cualquiera solo porque la culpa debe caer sobre alguien. Ahorrenme ese momento tan desagradable.

— No nos excusamos por el trato que infligimos hacia ti, lo habríamos hecho con otra persona que se pronunciara con intenciones de destruirnos, pero tú eres inocente. Estábamos muy equivocados.

Aquella situación en cierto grado era un poco incómoda.

— Nos equivocamos contigo, Blacke —De repente Dennis levantó la cabeza
para mirarla.

— Te pedimos perdón frente a tu clan, nuestro comportamiento no tiene escusa alguna. —prosiguió Mael— Ante ti también nos disculpamos, tío Aldo, jefe de los madadh allaidh. Sentimos lo que pasó con tu protegida. —El peli plata alzó la cabeza hacia el rapado— Nuestras más sinceras disculpas.

Aquel hombre de fuerte carácter miró a la joven que sostenía su brazo y ella hizo lo mismo con él.

— Sé libre de decidir lo que desees, Meg. Ellos vinieron con las mejores intenciones, aparentemente. ¿Les perdonarás?

La azabache no estaba adaptada a una rendición de esas, jamás se hubiese imaginado que el alfa conseguiría que su clan tan atorado por su orgullo reconocieran su error de ese modo tan sincero e inesperado. ¿Debía perdonarles? Si les perdonaba, ¿eso significaría perdonar a Damon?

¿Se sentía preparada para ello?

¿Lo sucedido en el bosque cambió algo?

¿Qué debía hacer?

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Significado de palabras en cursiva:

*Bersercker o aesir: son guerreros creados por Odín, forman parte de la definición de hombres lobo para los nórdicos.

*Vanirios o vanir: son guerreros de gran belleza, son los originarios creados por las diosas del mismo nombre "Vanir" y cuando son corrompidos por Loki se convierten en vampiros perdiendo gran parte de su encanto y fortaleza única. 

*Álainn: en gaélico antiguo significa bella.

*Kone: en noruego significa mujer.

*Madadh allaidh: en gaélico antiguo significa Bestias-lobo.

Pd: La cursiva se utilizará para los diálogos mentales que entablara Alice con Megan y también para las palabras en gaélico antiguo y noruego para que conozcan su significado.

¡¡¡¡Holaaaa!!!!! 👋👋👋👋

¿Qué les pareció este capítulo?

¿Quieren saber qué pasará? 

Dicho esto, espero que hayan disfrutado de la lectura y ahora le den a la estrellita que sale al final de este capítulo, no se preocupen que por ello no les dará un calambre en su lindo dedito ;-)

Déjenme saber sus teorías en los comentarios que yo las leeré 😊🥰

No sean fantasmitas por fiss

Continúen leyendo😊😊😊❤️❤️❤️

GRACIAS POR TODO SU APOYO 🥰😘

Adiós, y nos vemos en otro capítulo. Cuídense mucho y besos💋💕

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