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Capítulo #11

Narrador omnisciente:

El peli negro levantó una ceja al escuchar lo irritada y molesta que estaba Megan, estaba desafiándola. Abrió ligeramente su sensual boca y bajó para quedar a la altura de su pecho.

«¿Qué diablos iba a hacerle ese imbécil?»

Y como respuesta a su pregunta, pareciese que él le había leído la mente, inmediatamente posó sus labios carnosos sobre su lindo cuello succionando y luego dedicó el mismo gesto de deseo en el pezón del seno izquierdo.

«Pero ¿qué mierdas es esto?» Gritó internamente.

Megan se sacudió entre los brazos de aquel intruso. Se sintió ultrajada y muy humillada por lo que le estaba
haciendo ese animal sin escrúpulos. Aún así la azabache sintió más vergüenza cuando un calor sumamente húmedo y palpitante se concentró en su entrepierna abriéndose paso por su sexo.

Confundida ante tal reacción de parte de su cuerpo se derrumbó y se echó nuevamente a llorar sin control, como si de una pequeña niña se tratase. La lengua de Damon hacía maravillas que resultaban ser infernales, jugueteaba con aquella mota de un rosado similar al de las flores de cerezo, esta ya estaba endurecida por tantas caricias.

La lamía en círculos abarcando la totalidad de aquella mancha y la succionaba sin piedad alguna como si fuese un bebé lactante. El viento que soplaba le erguía aún más el pezón y lo enfriaba contrastando así con el aliento cálido del aesir, luego este se lo volvía a llevar a la boca con las mismas ansias de una criatura hambrienta.

Damon sabía de sobra que la chica estaba al límite con todo aquello y el no tenía la mínima piedad. Ella no la merecía.

Sentía su miedo y eso lo incitaba a continuar sin embargo Megan estaba aterrorizada por más de una razón, entre esas se encontraba el simple hecho de que creía que la iba a morder y a desgarrar con sus colmillos lacerantes.

Cesó su tortura en gran parte porque ya habría tiempo para hacerla sufrir y arrepentirse de haber nacido, además también cuando descubrió lo cerca que estaba de hacerle aquello que ella tanto temía. Sabía más que bien que estaba a punto, a unos minutos de clavarle los colmillos debido a que su sabor era irresistible y no entendía porque tenía tantas ganas de marcarla. Eso no podía pasar, él era un líder ejemplar y ella... ella era una asesina.

Alejó la boca del pezón de la chica y volvió a erigirse. Por un momento se desvaneció el orgullo que la hacía cortante y fría. Ahora solo era una conejita vulnerable.

Le sacaba un buen trozo por encima de su pequeña cabeza, la chica era alta pero no para tanto. Megan luego de tal humillación no quiso volver a mirarlo a la cara, ni quería, ni podría hacerlo. Estaba sumamente avergonzada.

— Ya tendremos tiempo para esto, álainn… tu cuerpo responde a mis cariños. Eso dice mucho de ti, serás una buena slave. —lo dijo sintiéndose victorioso— Y no planeo desgarrar tu piel. —Se relamió los labios— Al menos no por ahora.

«Pero ¿¡qué estás diciendo Damon!? ¡Controlate!» Se rugió a sí mismo.

La azabache se tensó al oír de esa boca salvaje una respuesta a sus propios pensamientos.

— Aunque te lo merezcas, sin piedad álainn. —continuó él.

— ¿Qué eres? —preguntó con un hilo de voz, aún asustada y con la mirada clavada en el suelo.

Megan no dejaba de mirar a sus amigos.

— Yo no creo en vampiros, ¿qué eres?

— Alguien a quien arruinarle la vida, según tú. Alguien que no merece vivir y la persona que casi te brinda un exquisito orgasmo. 

«¡Maldito hijo de p*ta!»

— Lo creo. No mereces en absoluto vivir, y me das razones para ello. Ojalá y la basura como tú se recogiese sola, pero que pena... no es así. Eres un monstruo que le gusta abusar de
las mujeres, lo disfrutas. —dijo la de ojos azules con desprecio— Un ser sin alma ni corazón que disfruta haciendo daño a personas inocentes. Y si los tuyos, los de tu clan son así, si esa es su naturaleza, entonces espero que acaben con uno por uno de ustedes, estúpidos engendros del mal.

Aquellas palabras fueron el detonante al auto control de el aesir, fue lo último que esperaba oír de boca de una mujer que parecía asustada de reencontrarse nuevamente con él, de una mujer que era una traidora asesina.

Una vena empezó a palpitarle en el cuello al igual que en su frente, el músculo de la barbilla se tensaba sin control alguno. Frunció el entrecejo y apretó más las muñecas de la azabache hasta que oyó un chasquido en ambas. Se las había roto el muy cabrón.

La cabeza de Megan cayó inclinada hacia atrás y chilló hasta que se le acabó el aire que retenía en sus pulmones. Juraría que aquel animal le había roto las muñecas. Los hombros de ella se sacudían en espasmos repetitivos, tenía náuseas, dolor de cabeza y su cuerpo pesaba.

Intentó no llorar fuertemente ante lo sucedido. No quería darle el gusto en nada, no quería que se sintiese orgulloso nuevamente de su dolor. Se mordió el labio con fuerza para intentar contener los gritos del dolor
de las muñecas que aún él mantenía sujetas a cada lado.

— ¿Crees que esto es un juego para mí, Blacke? ¿Crees que disfruto de esto? Al contrario de ti, yo no. ¿Me oyes, álainn? Estás cosas no van conmigo. —La zarandeó tratando de sacarla del trance en que se encontraba por el apretón de ambas muñecas.

Odín conocía bien, sabía que él no era así. Despreciaba tratar de esa manera a una mujer, pero ella estaba jugando con él, con el destino de su clan. Ella no era una dama, era una traidora. La ira lo estaba consumiendo poco a poco y la sed de venganza parecía actuar por él cegándolo... evitando que viese la verdad tras tan terrible malentendido.

Nunca antes había hecho daño a una mujer, las mujeres son joyas muy preciadas... su padre le enseñó eso en algún momento, en algún momento antes de conocer su turbio destino manchado en sangre. Ni siquiera ahora Damon estaba seguro de haberle hecho daño a la azabache a propósito.

No le había querido romper las muñecas así, pero ¿desde cuándo ella era tan frágil? Tenía que controlar más su fuerza con la joven, al menos por ahora.

No entendía cómo pero se había vuelto más frágil que él. Prometió no perder los estribos y entonces ella viene y lo hace oír de su boca cómo hablaba de los aesir lo descontroló. Por si no lo recuerda formaba parte de ellos, ahora simplemente, lo olvidó.

— No voy a matarte, eso sería un "descansa en paz" y lo que menos te mereces es descansar en paz con tantos muertos que traes en tu espalda. Te encadenaré a mí por la eternidad, serás mi perra básicamente. Yo también pagaré
por mis pecados ante Odín, lo más seguro es que Freyja me ofrezca un castigo por lo que te haré... aunque seas una traidora eres mujer. —susurró de nuevo volviendo a alzarle la barbilla con la misma fiereza de antes.

Megan no quería ni dirigirle la palabra a tal escoria, a parte de que no conocía de lo que hablaba el peli negro.

— ¿No crees? Eres una del clan, eso como macho alfa me permite elegirte si me da la regalada gana. Serás mi put* para la eternidad. Para siempre, eso es mucho tiempo linda. Adaptate a mí. —recalcó con odio.

Ella sintió cómo se le retorcía el estómago y aguantó una arcada de repente.

— No quiero ser como tú. Sigo sin saber de qué mierdas me hablas, chucho. —replicó nuevamente enojada— Me mataré antes de que eso suceda. Nunca, antes muerta. No sé de qué clan hablas. ¿Macho alfa? Creo que a ti la ficción literaria se te subió a la cabeza. —repitió moviendo de un lado al otro la cabeza— No sé qué es lo que te he hecho para que me trates así, pero te juro que estás equivocado. No sé nada de lo que me hablas. Chucho no te entiendo. —le dijo intentando parecer firme cuando en realidad las piernas se le habían vuelto plastilina.

Damon rodaba los ojos, es que esta chica no se cansa de mentir. Pensaba.

— Me castigarás sin conocerme jodido chucho, sin razón. Yo soy inocente. No tengo nada que ver con lo que hablas. Y esa extraña devoción tuya con los dioses es muy tóxica, te hará daño.

— ¿Inocente dices? —Arqueó las cejas mirándola de arriba abajo con una mirada libidinosa e incrédula— Eso seré yo quien lo compruebe. No te hagas más la niña buena que tu máscara cayó conmigo hace mucho tiempo, puedes engañar a cualquiera menos a mí.

De un tirón la apartó de la pared en las escaleras y la instó a que caminara delante de él nuevamente. Megan se tropezó unas cuantas veces con sus propios pies y con la mano izquierda se apoyó en el barandal que se encontraba cerca de la puerta que da a la cocina para no caerse.

Un dolor la atravesó como si le perforaran el cuerpo desde la punta de los dedos hasta el hombro y su
frente se llenó de cristalinas y brillantes perlas de sudor. Nunca antes había sudado tanto en su vida. Creería incluso que podía tener fiebre.

La debilidad de lo acontecido le llegó a las piernas que volvían a ser como plastilina y luego el suelo se movió como placas tectónicas a punto de quebrarse.

Damon la agarró de la cintura antes de que cayera en una mala posición y se hiciera más daño del que ya tenía y podría soportar su cuerpo.

«¿Qué hacía?»

«¿Por qué tenía en cuenta el dolor que pudiese sufrir la chica?»

Como si en las manos le quemasen con hierro ardiente a fuego lento la volvió a empujar hacia delante casi haciendo que su rostro chocase con la pared.

— Camina, slave. —le ordenó.

Megan reprimió una arcada una vez más y se paró en seco ante las escaleras que guiaban a la sala cerca de la entrada.

— No caminaré más, acabaré con mi propia vida si es necesario, no dejaré de darte la lata. Puedes ahorrarte todo eso si me das algo para cubrirme.

«¿Estaba loca realmente?»

¿Por qué le había dicho eso?

¿Podría eso poner peor la situación entre ella y el chucho?

¿Es que acaso ese monstruo iba a creer en ella?

La respuesta, un no más que claro.

Esperó su réplica pero solo hubo un silencio rotundo.

— ¿Puedes leer mi mente? Debes hacerlo si puedes meterte en ella y atormentarme. —le preguntó ante su ausencia repentina. Parecía estar en un limbo muy lejano— Léemela entonces y averigua si te estoy mintiendo.

— No puedo entrar en tu mente, álainn. Tú sabes bien porqué, zorra. Los madadh allaidh te enseñaron a protegerte de nosotros. Hasta ahora no he podido entrar en tu cabeza, únicamente lo he hecho para hablarte. Lo demás solo he adivinado lo que pensabas. Aunque no creas, tus miradas y tu rostro son un espejo de tu alma. Es decir que son muy expresivas cuando estás asustada, así que deja de jugar a que no sabes de lo que hablo traidora. No eres inocente.

— Por favor chucho, no sé de qué me hablas. —Volvió a suplicarle todavía sin girarse.

Apretó el puño de la mano derecha, la  izquierda empezaba a hinchársele mucho, estaba morado casi negro y dolía a montones.

— ¿Los qué me has dicho? ¿Eso se come? No te entiendo.

— Mientes, Blacke. Vamos deja de fingir.

— No… yo… déjame cubrirme. No te miento. —rogó— No dejes que otros me vean, por favor.

«Oh sí. Realmente está chica merecía un Óscar.»

— No sé si sabes que soy el menos indicado en estos momentos para pedirle un favor, sea del tipo que sea, Megan. Tú ya no tienes control alguno sobre tu cuerpo. Ahora eres solo mía y te verá así todo mi clan si me da la gana, zorra. Prepárate para ser una perra y que se desahoguen contigo.

La azabache no podía dejar de ver como él sonreía ante lo que le esperaba, pero aún así se irguió al sentir el regocijo en carcajadas que a Damon le causaba el poder decirle esas palabras y hacerle la vida miserable a partir de ahora.

Volvió a empujarla.

— Ahora camina, slave. Abajo nos están esperando. Tu buena vida definitivamente se ha acabado.

Se encontraba indefensa, confusa, sola y medio desnuda. En manos de unos hombres que no eran humanos… eso le había quedado claro, que parecían vampiros de esos que la literatura se esmera en decir "son solo ficción" puras patrañas. Ella era testigo de eso, por meter las narices en algo que nadie se dignó a investigar pues mira que lindo... ahora estaba siendo secuestrada por unos tipos que ni sabía que eran.

Hacía más de 10 horas y media, tenía un futuro y su venganza con respecto a James Blacke iba viento en popa. Ella por fin era su única dueña, nadie le diría que hacer nuevamente.

Resulta que 10 horas antes, ella podía elegir qué proyectos iba a hacer, a dónde viajaría, de quién se enamoraría... Ahora, ese intruso que se infiltró en su casa se la llevaba como una prisionera. Lo peor era que parecía conocerle de algún lugar.

Hace 6 000 años atrás.

Aún luego de mil vidas reencontrandonos siempre, la tuya y la mía nunca descansarán en paz.

Nuestros caminos están guiados por los lazos de la tradición y el dolor.

Solo espero que en este inmenso torbellino de emociones que se vuelve el destino, tu alma y la mía se reencuentren una vez más y entonces te pueda probar que siempre fui inocente... Nunca te quise engañar.

Porque amor si he de verte morir por repetida vez en mis manos, preferiría no volver a reencarnar.

Atentamente, tu luna.
Megan.

🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸

Significado de palabras subrayadas:

Álainn: en gaélico antiguo significa bella.

Aesir: guerreros de Odín, conocidos como berseckers o lobos originales.

Slave: en noruego significa esclavo.

Madadh allaidh: en gaélico antiguo significa Bestias-lobo.

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¿Qué les hace sentir Damon?

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GRACIAS POR TODO SU APOYO 🥰😘

Adiós, y nos vemos en otro capítulo. Cuídense mucho y besos💋💕

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