Aquí es donde te besé y dónde te amé.
Me llevaste a través de una espiral de odio y amor hacia el inminente “tal vez”
Pero te perdoné y me perdoné.
A veces suelo preguntarme: ¿Tú me perdonaste también?
Improvisamos un final,
Y mientras al público nos hacía una ovación,
decíamos palabras hirientes a nuestro sentido filial.
Y a nosotros se nos partió el corazón.

A partir de entonces, nos destruimos.
En una trampa de mentiras y ego.
Destrozando nuestros lazos.
Yo, cortándome por dentro.
Tú, cortandote los brazos.
Y sentí que moría cuando te creí muerto.

Y nos destruimos aún más.
Tu en tu mundo de “blanco y negro”
y yo en un intento de demostrarte mi amar.
Pero no había nada como la tentación del fuego.
Y cuando finalmente nos pudimos amar,
Nos dejé fuera de juego.

Aquel final que nos destrozó,
nunca fue nuestro final.
Mi final siempre sería en la calidez de tu abrazo.
Y en el deseo equívoco que nos conduce al fuego infernal.

Tú siempre serás el final que deseo.