El calor aquí es sofocante. En el actual siglo XXI, el calentamiento global ha ido en un aumento alarmante.

A veces me pongo a pensar, y llego a la conclusión de que la supervivencia de la humanidad en la tierra tiene un conteo regresivo.

Hay varios sucesos que podrían desencadenar el inicio del fin de la raza humana, el fin total si se llegasen a alinear: la inversión de los polos, que ya debería de comenzar; Yellowstone, que es una caldera volcánica activa que hace erupción cada 650, 000 años, y probablemente la siguiente ya venga con retraso; la siguiente es la amenaza constante de una tercera guerra mundial.

Estos puntos me llevaron a desear viajar en el tiempo, a una época donde no hubiera tanta presión por la supervivencia humana.

Mi intención era ir al 2015, casi una década atrás, pues este era el supuesto mejor año para la humanidad.

Pero algo salió mal con la máquina del tiempo que había tomado prestada (la robé). Al parecer, esta máquina había sido diseñada y programada únicamente para ir a un momento en el tiempo en específico: el 26 de Abril de 1986, al desastre de Chernóbil.

Cuando abrí mis ojos, tirado en el suelo cerca del reactor número 4, en la ciudad de Prípiat, Ucrania, supe que algo andaba mal. ¿Qué hacía yo ahí? Pero cuando puse más atención, me di cuenta de que viaje a la época equivocada. Prípiat ya era un desastre nuclear para el 2015, entonces ¿por qué no parece que nadie esté tomando precauciones contra la radiación? Es más, nada parece estar en peligro aquí.

Claro, salvo por la planta nuclear nuclear.

Un hombre pasó a mi lado cuando me incorporé, así que lo detuve por el brazo.

—Disculpe, buen hombre —hablo de manera amable—. ¿Me podría decir la fecha?

—Veintiseis de abril —me responde—. Año mil novecientos ochenta y seis.

El pánico casi se apodera de mí, cuando el hombre habla de nuevo, no para reducir mi ansiedad.

—Justo ahora estaremos haciendo una prueba en este reactor, ¿quieres venir? —no puedo controlar el temblor en todo mi cuerpo, ni siquiera me percato de lo extraño que es ese ofrecimiento—. El reactor RBMK-1000 es una cosa simplemente sorprendente...

No dejo que termine de hablar, en cuanto mi cerebro puede captar toda la información brindada, me doy la vuelta y corro. Corro tan rápido como me es posible, ¿dónde está la máquina del tiempo?

No me importa que la gente me mire extraño, pues no quiero morir así. Pero como nos soy tan hijo de la chingada, intento ayudarles a ellos también.

—¡Salgan de aquí! —grito con todas mis fuerzas— ¡El reactor Cuatro va a explotar!

Pero nadie me hace caso, me ven como a un loco. Y yo solo perdí mi tiempo.

Estoy por reanudar mi huída, cuando sucede lo inevitable: el reactor explotó, la radiación se liberó en cantidades exponenciales.

Todo es oscuridad.