Revelaciones
El bosque de Epping se encontraba al noroeste de Londres, estaba situado en parte del Sur de Essex, un condado londinense. El bosque era un lugar extremadamente bello, lleno de muchos árboles de todos los tamaños, praderas y matorrales, también en el lugar se encontraban algunos ríos y lagunas, plantas de todo tipo que se formaban en los valles, en verdad, la vista que ofrecía aquel lugar, era realmente magnífica. Se podía ir ahí para andar en bicicleta, acampar, nadar en los ríos y lagunas, caminatas guiadas o de forma individual. Se podía simplemente caminar por el lugar observando todos los árboles, todas las plantas y todos los matorrales que se atravesaran, el lugar era un lujo para los ojos que pudieran observarlo. Amber le había contado a Margareth en días anteriores, que le encantaban estos lugares, donde se pudiera estar en contacto con la naturaleza y Margareth quiso enseñarle este bosque. Caminaron durante un gran rato por ese lugar, observaron la laguna y caminaron por la arboleda, en un momento, cuando caminaban cerca de uno de los ríos del lugar, Margareth tomó de la mano a Amber y ella no la soltó, comúnmente Margareth tenía un contacto muy cercano con Amber, y esto había aumentado en los últimos días y lo cierto era que a Amber no le molestaba en lo más mínimo.
Después de caminar un largo rato observando el lugar, decidieron sentarse, llevaban una mochila donde tenían algunos alimentos, agua y una manta de modo que pareciera que iban a montar un picnic. Se sentaron y pusieron las cosas arriba del amplio pasto. Comenzaron a comer en medio de ese hermoso lugar, a su alrededor se encontraban árboles de todos los tamaños, podían escuchar el murmullo del viento y el ruido del agua cayendo en el río... Amber observó que Margareth se encontraba sumamente callada, tal vez sólo quería observar ese majestuoso lugar, pero parecía que había algo más en su silencio.
—Es hermoso este lugar... —dijo Amber maravillada, observando a su alrededor.
No obtuvo respuesta alguna de Margareth, la observó parecía ida, como si no estuviera ahí...
—Margareth... —volvió a decir Amber.
— ¿Qué... qué pasa? —dijo Margareth después de unos minutos, con una voz sorprendida.
— ¿Estás bien? —preguntó Amber.
—Sí... ¿Qué decías?
—Que este lugar es hermoso —respondió Amber emocionada.
—A mí me da tristeza —contestó Margareth con la voz apagada.
Amber la observó, su rostro también estaba apagado, durante todo el trayecto Margareth había estado muy seria, algo le estaba ocurriendo.
— ¿Tristeza? —preguntó Amber, no entendía como un lugar lleno de tanta belleza como ese, podría causarle tristeza, a ella por el contrario la hacía sentir muy bien...
—Si... Me doy cuenta de lo vacía que estoy —respondió Margareth sin observar a Amber y con su voz tan apagada como había estado.
Amber no había dejado de obsérvala, pensaba en la razón del sentimiento de vacío que Margareth experimentaba, ella misma lo había sentido muchas veces, pero no entendía cómo en un lugar así podía sentirse vacía y triste.
— ¿Vacía? —volvió a preguntar Amber.
—No me gusta lo que soy... Lo que hago —contestó tajantemente Margareth.
Amber no tenía idea a lo que se refería Margareth.
—La gente suele creer que por salir en revistas de moda soy feliz, que soy feliz por salir en esos anuncios mostrándoles cómo deben ser... la gente cree que yo soy en verdad feliz... —dijo nuevamente Margareth.
— ¿No eres feliz Mar? —preguntó Amber frunciendo un poco las cejas, observaba la expresión de Margareth y se sentía realmente confundida, por las pláticas anteriores, podía jurar que Margareth era realmente feliz con esa vida que llevaba.
—No...
— ¿No te gusta tu trabajo? —preguntó Amber, no sabía muy bien hacia dónde llevar la conversación.
—No... Quiero decir... si, ¿a quién no le gustaría?, tengo dinero, fama, poder, belleza... —contestó Margareth sin escucharse convencida, trataba de sonreír, pero lo único que se formaba en ella era una media sonrisa, cargada de tristeza.
—Mmm... ¿Pero eso no te hace feliz? —volvió a preguntar Amber.
Margareth tragó saliva y volteó a ver a Amber.
—No, y constantemente quiero sentirme mejor, completa... y ¿sabes?... hago cosas, cosas para llenar ese vacío... Y no, no funcionan, todo me hace sentir peor...
Amber no sabía de qué exactamente hablaba Margareth y antes de que pudiera decir algo, Margareth prosiguió.
—Siento que algo me falta...Aunque este rodeada de tanta gente, de fans, de... y en realidad, estoy, estoy realmente sola.
Amber escuchaba su voz tan apagada, y pensó en que hasta ese momento cuando ella había hablado de su familia o de su novio, Margareth no lo había hecho, nunca hablaba de su familia, de sus padres, o hermanos, por lo que sabía no tenía pareja, y los únicos amigos cercanos que le conocía eran a los chicos de la banda. Algunas veces le había hablado de dos de sus grandes amigos, sus mejores amigos, de los cuales se había alejado los últimos años de su vida. Parecía que lo que acababa de afirmar Margareth era real, estaba sola... pero Amber pensaba que cómo una mujer como ella podía sentirse así, era hermosa, era conocida, era famosa, era rica... lo tenía todo o al menos todo lo material que la gente quiere tener. Ella misma lo acababa de decir.
— ¿Y tu... tu familia? —preguntó Amber, pensando en que tal vez no debió decir eso y cuando observó la cara de Margareth se arrepintió totalmente de la pregunta, sus ojos se empezaron a llenar de lágrimas y observó como Margareth apretaba la mandíbula, claramente no quería llorar.
—Yo no tengo familia —dijo muy seria, aún con los ojos llorosos a punto de dejar correr las lágrimas.
—Lo... Lo lamento, no quería hacerte sentir mal... —contestó Amber visiblemente apenada.
Margareth sonrió pero su sonrisa era opacada por la expresión de su rostro, era una sonrisa triste.
—Tú nunca podrías hacerme sentir mal Amy —dijo con un tono diferente, lleno de dulzura.
Amber no había dejado de observarla ni un minuto y agarró su mano, Margareth la apretó con fuerza. En seguida Margareth abrazó con muchísima fuerza a Amber, la tomó por sorpresa, pero también la abrazó, era claro que Margareth necesitaba urgentemente un abrazo.
Amber sintió como Margareth se aferraba a ella, sentía sus brazos aferrados a su espalda, podía escuchar su respiración y escuchaba también que... ¿Margareth estaba llorando?... ¿Qué habría detrás de esa mujer?, ¿por qué se sentía así?, ¿por qué decía que no tenía familia, que estaba sola?...
No se movió ni dijo nada, esperó hasta que Margareth la soltara y esto lo hizo después de varios minutos, se limpió algunas lágrimas tratando de que Amber no lo notara.
—Gracias Amy, siempre logras hacerme sentir mejor... —dijo Margareth con una pequeña sonrisa dibujada en su rostro.
Amber se sonrojó, no podía evitarlo, esto le pasaba cada que Margareth estaba cerca de ella, se limitó a sonreírle también.
Después de ese episodio, regresaron a donde habían dejado el auto estacionado y se encaminaron a la ciudad, ya era bastante noche. Antes de que Amber se bajara del auto, Margareth la detuvo...
—Amy... Me gustas... En verdad me gustas mucho —dijo Margareth de repente.
Amber se quedó callada unos minutos.
—Margareth a mí... A mí no me gustan las mujeres —respondió Amber, esto era cierto, pero por alguna razón se sentía muy extraña al decírselo a ella.
—Lo sé —respondió Margareth con una sonrisa— pero quería... Tenía que decirlo, me siento muy atraída hacia ti...
Amber estaba comenzando a sentirse nerviosa, muy nerviosa, desvió la mirada...
—No sé qué responder...
—No tienes que responder nada... —respondió Margareth sonriendo nerviosamente. Nunca se había sentido así por decirle a una mujer que le gustaba.- sólo... no me dejes de hablar, de salir conmigo, odiaría ya no verte, odiaría que te alejaras de mí.
—No lo haré Mar —respondió Amber y tomó brevemente su mano, y al sentir que Margareth la apretaba y lo que esto le ocasionaba, la soltó— tengo... tengo que irme.
Y trató de bajarse pero por alguna extraña razón no pudo abrir la puerta correctamente como todas las veces anteriores, esa extraña razón era porque estaba muy nerviosa y cuando esto ocurría, solía volverse muy torpe... Margareth la observó fallando una y otra vez al tratar de abrir la puerta y sonrió, nunca antes la había visto actuar así y esto le gustó mucho, realmente le encantó. Se acercó para abrir ella la puerta. Amber la sintió enfrente de ella y esto la hizo ponerse nerviosa y enrojecer nuevamente, quería bajarse ya y salir corriendo. Por fin la puerta se abrió y Amber bajó inmediatamente.
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