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Nombres, fechas, momentos...

Amber llegó a casa junto con Cassie, era su primer sábado libre, después de unos meses de arduo trabajo. Cómo era costumbre, Rita y Rudolph, sus padres, estaban descansando en la sala, su padre leía el periódico y Rita escuchaba el programa de radio que nunca se perdía. Donde cada semana se presentaba un top 10 de diferentes lugares del país a los que era buena idea asistir, lugares tales como cines, teatros, museos, parques, bares... en fin, cada semana ese programa recomendaba a dónde ir. Ese sábado en el programa,  se escuchaba el top 10 de los mejores restaurantes... y de repente Amber escuchó algo, algo que, tal vez ni en el mejor de sus sueños se hubiera esperado, un nombre que su alma deseaba escuchar desde hace mucho tiempo.

En el número siete se encuentra un restaurante de comida variada, en él encontramos desde italiana, tailandesa, japonesa, mexicana, londinense... ¡ah! y como dato, ese es el país de origen de la dueña y chef principal... Ubicado en 540 Atlantic Avenue, en la ciudad de Boston, el "lover's food", sabemos que tenemos que recorrer 3 horas para llegar a Boston, pero créanme, el trayecto vale la pena. Toda la comida es extraordinaria, hay un sabor excelso en los platillos... la decoración del lugar atrapa, los viernes por la noche suele haber música en vivo, en fin, una amplia recomendación a este lugar. La dueña llamada Margareth Ray, quien por cierto como mencionamos es inglesa y antes de que investigáramos el lugar, no sabíamos que ella hace algunos años fue una modelo muy reconocida en Londres...

Se escuchó una segunda voz en el programa...

—Así es Leo, al parecer la dueña del lugar fue bastante conocida en Europa, y cabe recalcar que el lugar está cobrando fama... Dense una vuelta en cuanto puedan y no olviden pedir la receta secreta, una pasta que tiene un sabor exquisito.

¿Era real lo que Amber acababa de escuchar? ¿Era Margareth...? ¿Su Margareth?...

A Amber se le cayó el vaso que sostenía en la mano haciendo un ruido estrepitoso, lo cual la devolvió a la realidad... Cassie quién había escuchado también, la observaba y la vio palidecer... De la persona de la que hablaban en el programa era Margareth no había duda, estaba ahí, si, a tres horas de distancia, pero a final de cuentas, ahí.

—Amy... ¿Qué pasó? —preguntó Rita asustada por el ruido que hizo el vaso al caer y romperse. Rudolph, dejó de leer el periódico y observó la escena.

—Lo... Lo siento... Se me resbaló —respondió Amber quién seguía pálida y se agachaba para recoger los pedazos del vaso...

—No —le dijo Rudolph— te vas a cortar... ve por la escoba —le ordenó a Beth— mira que pálida te pusiste —agregó un poco preocupado, observando a Amber.

—Creo que... Me mareé un poco, iré a recostarme —dijo mientras se disponía a ir a su recamara. Cassie quien observaba todo muy impresionada, la siguió.

—Ahorita te llevo una pastilla- gritó Rita a Amber que subía las escaleras...

Amber aún no podía creer lo que había escuchado, Margareth estaba ahí, en su país, había puesto su restaurante que tanto había querido, pero ahí, justamente en Estados Unidos.

¿Habría ido a buscarla...? ¿Desde cuándo estaría ahí?

Si ya tenía un restaurante que estaba siendo conocido, tendría ya cierto tiempo en Boston, entonces... probablemente Margareth no estaba en el país por ella, no la había ido a buscar... No podía culparla, Amber fue la que no contestó sus llamadas, la que no quiso volver a hablar con ella, la que no la buscó... Tal vez Margareth la odiaba, tal vez ya estaba con alguien más... Tal vez sólo se le presentó la oportunidad de poner en ese país, su restaurante y siendo el sueño de Margareth, no iba a rechazar esa oportunidad, tal vez...

Tal vez... Tal vez.

—Amber —dijo Cassie, mientras Amber se sentaba en la cama, y ella hacía lo mismo, veía su cara, llena de sorpresa, incertidumbre, espanto, un sin fin de emociones expresadas en su rostro.

—Cass... Está aquí, Margareth está aquí... Tengo, tengo que verla —respondió con la voz temblorosa y tragando saliva... En seguida Rita entró con un vaso de agua y una pastilla para el mareo, se la dio a Amber...

—Amy, te he dicho que no te mal pases, casi no has dormido por tanto trabajo, deberías descansar... —la regañaba sutilmente, mientras tocaba su frente y agregó— ¡mira, qué pálida estás!

—Es cansancio mamá, ahorita con la pastilla ya me sentiré mejor...

—Tienes que dormir —agregó Rita viendo a Cassie, como indirecta para que la dejara a solas y después Rita salió de la recámara...

—Creo que tu mamá quiso agregar que me fuera —dijo Cassie sonriendo— y le haré caso, tienes que descansar Amy y sobre todo... pensar... Cuentas conmigo para lo que sea... Lo sabes, ¿verdad? —mencionó mientras la tomaba de la mano.

—Si Cass, lo sé... gracias —le respondió Amber dándole un abrazo. Cassie se fue...

Amber sacó del cajón del mueble de a lado una carta, un poco arrugada. La tuvo algunos segundos en sus manos, observándola, hasta que la desdobló y la leyó...

Te escribo esto como lo último que escribiré... Ya no puedo escribir más, lo intento y lo intento y a mi mente, a mi boca, a mis dedos, solo viene tu imagen, tus ojos celestes, tus pecas como estrellas, tu cuerpo como el infinito. Y me faltas, no estás, y sé que soy una idiota y lo fui y lo seré. Y mi mayor castigo es no tenerte, mi mayor castigo de haber huido, es, haberte perdido. Mis labios aún tienen tu sabor, ¿puedes creerlo? Porque yo no...

Amber.

Carta 45

Amber terminó de leer esto y suspiró. Recordó aquella noche que escribió esa carta, semanas después de haber huido y tal y como lo dijo. Nunca más volvió a escribir. Estaba experimentado tantas emociones a la vez... Margareth solía provocarle eso, cada que estaba con ella, cada que sabía que la iba a ver, cada que la tocaba, cada que... hacían el amor... parecía que un huracán ocurría dentro de ella y revolvía todo. Otra vez se sentía así, pero en esta ocasión más, tenía pánico, esta vez todo estaba mal y Amber sabía que ella y solo ella era la única responsable, pero tenía una idea en la cabeza, tenía que hacerlo y sí... lo haría.

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