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Luces

Los demás días, aunque Cassie ya estaba mejor, Amber siguió saliendo con Margareth, se turnaba para salir con ambas, tratando de que los lugares a los que iba con Cassie no fueran los mismos a los que asistía con Margareth. Cassie estaba segura que Amber estaba saliendo con alguien, con algún chico y no quería contárselo por alguna razón, Amber solía ser reservada, pero siempre terminaba por contarle todo a Cassie... Habían sido amigas desde que iban en el colegio, y al tener muchos intereses en común se habían vuelto muy cercanas, después al ingresar a la misma carrera en la misma universidad, su amistad era ya como una hermandad, ambas conocían casi todo de la otra. Cassie era un año más grande que Amber, era una mujer muy atractiva, tenía el cabello lacio y negro y la piel blanca aunque menos que la de Amber. Sus ojos eran medianos de un color casi verde, tenía una sonrisa muy expresiva, lo cual se compaginaba a la perfección con su carácter alegre. Físicamente, era un poco más llenita que Amber, y de la misma estatura. Solía ser más sociable que Amber, se interesaba mucho por los chicos, siempre salía con alguno diferente y Amber durante un tiempo había hecho lo mismo, hasta que empezó a salir con Jammie en una relación formal, a diferencia de Amber, Cassie se sentía muy bien al conocer chicos nuevos y salir con ellos, Amber por el contrario, sentía que algo le faltaba.

Desde ese día cuando habían conocido a Margareth, a Ger, a Loud y a Andrew, Cassie había hablado por teléfono con Ger, al parecer ambos se habían gustado y Ger la había invitado a salir por fin. Cassie ya no sólo estaba segura que Amber salía con un chico, también pensaba que ese chico era Loud o Andrew, y le parecía buena idea salir en algún momento en parejas.

Amber vería a Margareth, con quien en realidad había pasado todos los días, ambas cada vez se llevaban mejor, era como si se conocieran de más tiempo, Amber se sentía muy cómoda estando y hablando con ella, eran tan diferentes, pero a la vez podían hablar de cosas que no se hablaban con todo el mundo....

—Ya hemos recorrido muchísimos museos y galerías, ahora tocan los bares, en los cuales, yo si soy experta —dijo Margareth con una amplia sonrisa, mientras estaban detenidas en el tráfico.

—Mmm... La verdad, los bares no son lo mío, pero has soportado mis aburridos museos, entonces creo que te lo debo...

—Ja, ja, ja, ha sido todo un placer Amy... —contestó Margareth mientras volteaba y le daba un beso en la mejilla a Amber.

Amber se sonrojó visiblemente, era claro que la cercanía de Margareth y los besos que constantemente solía darle en la mejilla, la ponían muy nerviosa. Parecía que Margareth tenía una forma muy cercana para relacionarse con la gente, al menos con Amber así lo hacía y ella al no estar tan acostumbrada a eso, no podía evitar ponerse nerviosa. Aunque en ese nerviosismo se escondía algo más, algo que Amber aún no sabía que era...

Después de manejar durante un largo rato, por fin llegaron a un bar a las afueras de la ciudad, Amber lo observó, se llamaba "The pink bar" y el nombre estaba en total concordancia con la decoración del lugar, casi toda era rosa. Entraron y observó que la mayoría de las personas que estaban en aquel lugar, eran mujeres, si había algunos hombres, pero se tenía que buscar muy bien para encontrarlos, le dio la impresión también que la mayoría de las mujeres que estaban ahí eran pareja, justo al entrar vio al fondo, cerca del baño, a dos mujeres comiéndose a besos, no les pudo quitar los ojos de encima, hasta que la voz de Margareth diciéndole que fueran a su mesa, la hizo reaccionar. Se sentaron y se dio cuenta que algunas mujeres saludaban a Margareth, algunas veces anteriores ya había pasado esto, era claro que por ser una modelo conocida la gente la reconocía, pero parecía que ahí era aún más conocida que en todos los lugares en los que habían estado antes...

—Este es de mis lugares favoritos. — Comentó Margareth sonriendo a la par que les llevaban sus bebidas— Siento que aquí puedo ser realmente yo...

—Está... Está muy bonito —dijo Amber observándolo, tomó su Martini y bebió, después agregó— y te conocen mucho.

—Si... Suelo venir seguido...

Amber observaba alrededor y se daba cuenta que su primera impresión era real, la mayoría de las mujeres que estaban ahí, si eran pareja o estaban en ese plan, ella se sentía un poco incómoda, pero al estar con Margareth esa incomodidad disminuía, realmente le gustaba estar con ella.

Pidieron más copas y así la noche fue pasando, entre pláticas, risas y copas...

—Ven vamos a bailar —dijo Margareth mientras tomaba de la mano a Amber.

Amber estaba empezando a sentirse mareada, esa combinación de bebidas que había consumido, las cuales incluían whisky, Martini, vodka, Cosmopolitan, y hasta la bebida típica de lugar; el pink shot, que consistía en un poco de ron mezclado con licor de café y fresas; que le daban el color rosa que tenía, ya estaban haciendo su efecto.

Se pusieron a bailar y Margareth se pegó mucho a Amber, el lugar estaba repleto, pero en la pista de baile no había tanta gente. Amber se sentía mareada y todo se movía para ella, sentía las manos de Margareth tocándola al ritmo de la música, sintió como los brazos de Margareth se entrelazaban por su cuello, ambas quedaron de frente la una con la otra. Amber observó la sonrisa de Margareth enfrente de ella, parecía que estaba a punto de besarla... Y de pronto una mujer interrumpió la escena y jaló a Margareth hacia ella, Amber se quedó parada durante unos segundos, cuando otra mujer llegó y la tomó de la cintura, bailando para ella. Observó que la otra mujer que se había llevado a Margareth no la soltaba, Margareth parecía que buscaba a Amber...Hasta que, Margareth y la otra mujer, desaparecieron de la escena. La mujer con la que estaba Amber se le acercaba cada vez más, tenía una amplia sonrisa en el rostro. La observó mejor, se dio cuenta que era atractiva, rubia con el cabello largo y lacio, delgada y tenía ojos verdes... Amber decidió alejarse de ella e irse a sentar a la mesa, la mujer no la siguió, se quedó a bailar y pronto consiguió otra pareja... Pasaron unos minutos, antes de que Margareth regresara y se sentara también.

—Esa mujer, la mujer que me llevó con ella, es... Era una amiga... —dijo Margareth un poco nerviosa.

Amber la observó, ella había visto cómo la tocaba la otra mujer, no pudo observar más porque la mujer que se le había acercado a ella, le tapaba la vista y porque desaparecieron de repente. El alcohol estaba haciendo cada vez más su efecto y todo le daba vueltas...

—Amber, quiero decirte algo... Algo sobre mí... No sé si ya lo hayas notado, pero a mí... A mí me gustan... las mujeres...—volvió a decir Margareth, queriendo decirle en verdad, que ella le gustaba más que todas las mujeres que estaban ahí y que todas las mujeres que había conocido... también se sentía mareada, pero no como Amber, ese día no había bebido tanto, ya que tenía que manejar, por lo que prefirió casi no beber, aparte de que Margareth se emborrachaba con suma facilidad.

Amber la observaba, no sabía si estaba sorprendida, o si ya lo sospechaba... En ese momento no sabía nada, su cabeza no dejaba de dar vueltas...

—Me... siento mal —alcanzó a responder Amber antes de vomitar.

Margareth se levantó inmediatamente y se acercó a Amber, la llevó al baño para que se pudiera limpiar... Amber vomitó una vez más, antes de que salieran del lugar y entraran al auto de Margareth, se quedaron ahí un gran rato. A Amber le daba vueltas todo, si bien no tomaba tan seguido, cuando lo hacía no le solía pasar lo que acababa de acontecer, era la primera vez que vomitaba por estar ebria... Era la primera vez que se sentía así...

Amber decía muchas cosas extrañas que hacían reír a Margareth, hablaba sobre la mujer que había llegado de la nada con ella, mezclando las palabras, los nombres, los sucesos, llamando Margareth a otras personas, llamando Margareth a todos. En fin, cada cosa que decía era ininteligible y a Margareth le causaba mucha gracia. Amber se recargó en el asiento del auto quedando de frente a Margareth y la observó durante unos minutos, su mirada aunque un poco perdida por el estado de ebriedad en el que se encontraba, se clavó en su rostro, estiró una de sus manos hacia su cara y la acarició un poco. Margareth sintió la caricia y tomó la mano de Amber en la suya, Amber se acercó poco a poco a Margareth, parecía que quería darle un beso, pero antes de que pudiera darse cuenta, Amber se quedó profundamente dormida. Margareth sonrió para sí misma, y la observó, en verdad le gustaba estar con ella, le gustaba el contacto que accidentalmente siempre provocaba tener, le gustaba como Amber la acababa de acariciar de pronto y su cercanía, le gustaba, le gustaba mucho.

No sabía exactamente dónde vivía Amber, todas las veces anteriores se quedaban de ver en algún café que estaba cercano al apartamento de Amber y Cassie, pero no sabía realmente cuál era su apartamento, y pensó que no era buena idea despertarla, al parecer, ni siquiera iba a poder hacerlo... Decidió manejar hacia su casa.

***

Margareth recostó a Amber en su cama, la veía ahí completamente dormida por la borrachera, había querido desde el principio dormir a su lado, pero nunca imaginó que sus deseos se iban a cumplir de esa manera. Aunque en realidad sus deseos eran otros y esos claramente no iban a cumplirse, al menos no por esa noche. La observó un largo rato, era realmente hermosa, Margareth se decía que ni siquiera así, estando tan ebria, podía verse mal... La deseaba tanto, desde la primera vez que la vio entrar al bar aquella noche, le pareció bellísima, le gustó mucho, no pudo quitarle los ojos de encima ni un segundo, y se daba cuenta que cada vez le gustaba más, al principio ella había querido solo acostarse con ella, pero ahora, tal vez estaba sintiendo muchas cosas más...

Amber dormía profundamente, Margareth se puso su ropa de dormir, tapó a Amber y se recostó del otro lado de la cama, de espaldas a ella, quería estar lejos, pues no quería que sus deseos ganaran... No pudo permanecer así mucho tiempo, volteó cuando sintió el brazo de Amber en su cintura, abrazándola, Amber seguía durmiendo profundamente, claramente, colocó su brazo ahí de forma accidental. Margareth sentía una atracción muy fuerte por ella, y ésta con el paso de los días aumentaba y ahora tenerla a su lado abrazándola, aunque Amber no tuviera la menor idea de lo que estaba pasando, era algo que a Margareth la excitaba. Quedó de frente a Amber y acarició lentamente su cabello y su cara, quería... Quería besarla, tocarla... Que Amber la besara y la tocara también, sabía que Amber no era lesbiana, pero sabía también que cuando estaban juntas ambas se la pasaban muy bien... Margareth decidió levantarse e ir a dormir a otra habitación, estaba segura que quedarse un minuto más ahí con Amber, no era una buena idea...

Al siguiente día, Amber despertó con un dolor terrible de cabeza, tardó un rato en darse cuenta donde estaba. Observó la enorme habitación, la cama grande en la que estaba acostada, los muebles en el centro de la habitación; una pequeña mesita con un pequeño sillón, el librero enfrente de la cama, el sofá del otro lado y el balcón que estaba cerrado, y al fin supo que estaba en la recamara de Margareth. La noche anterior se le presentaba con imágenes difusas, recordó el lugar rosa, recordó los tragos uno tras otro, y experimentó un malestar en el estómago, recordó cuando bailó con Margareth, recordó a la mujer que agarró a Margareth del brazo, a la otra mujer que se acercó a ella, recordó lo que Margareth le había dicho y cuando vomitó, después de ahí nada, no tenía idea cómo había llegado hasta ahí.

Margareth entró con un café y abrió el balcón para que entrara un poco de luz...

— ¿Te molesta? —le preguntó.

—Un poco —respondió Amber con los ojos entrecerrados— pero está bien- dijo sentándose en la cama y tomando la taza de café que Margareth había colocado en el mueble de a lado, y agregó— Gracias por el café... Me duele todo.

—Me imagino —respondió Margareth, con una sonrisa divertida, mientras se sentaba en la cama— tomaste mucho...

— ¡No lo vuelvo a hacer! —respondió Amber afligida.

—Ja, ja, ja, fue divertido.

— ¿Hice muchas tonterías?... Aparte de vomitar... —preguntó Amber con su cara aun afligida.

—Ja, ja, ja, no... Sólo dijiste unas cuantas cosas que no entendí y ya... No te preocupes Amy a todos nos pasa —contestó Margareth tomando la mano de Amber, ella enseguida la quito y tomó de nuevo la taza de café para beberlo todo.

Margareth notó esto y pensó que Amber se sentía incómoda por lo que le había confesado la noche anterior, estaba segura que sí lo recordaba. Tal vez Amber era de esas personas que aún no entendían como a una mujer podían gustarle otras mujeres, no se le hacía de ese tipo de personas, pero en realidad, no sabía bien como era, pues casi no la conocía. No sabía que a Amber lo que le estaba ocurriendo era otra cosa...

—Tengo que irme Margareth, Cassie debe estar muy preocupada, son casi las tres de la tarde —dijo Amber levantándose y observando el enorme reloj que Margareth tenía en la pared de enfrente....

—Yo te llevo —respondió Margareth y Amber aunque quería hacerlo, no se negó.

No tardaron mucho en salir, pues Amber se había dormido con la misma ropa del día anterior, al quedarse tan dormida, Margareth no había podido moverla para quitársela y ponerle otra ropa.

Durante el trayecto casi no conversaron como solían hacerlo las veces anteriores, en la cabeza de Amber pasaban muchas cosas, no quería que Margareth pensara que le molestaba o incomodaba lo que ella le había dicho, pero tampoco quería hablar... Margareth a su vez, sí pensaba que Amber se sentía incómoda. Pensaba que tal vez al confesarle eso, Amber había entendido implícitamente lo otro, que era lo que realmente quería decir, pero que aún no se atrevía... Pensaba que no había sido buena idea decírselo.

Llegaron por fin al apartamento de Amber, esta vez sí la llevó hasta ahí y supo por fin exactamente donde vivía, Amber se despidió y Margareth le preguntó si podían verse después, Amber lo pensó un poco y finalmente, accedió.

— ¡Amy! ¿Dónde estabas? —fue lo primero que dijo Cassie al verla, su voz sonó preocupada.

—Lo lamento Cass, no te avisé que no llegaría... —respondió Amber sentándose en el sofá.

—No tienes que hacerlo Amy, pero me preocupe, no tenía idea dónde estabas, si te había pasado algo... —dijo también sentándose en el sofá, a la vez que la observaba, con la misma ropa del día anterior, para Cassie, era claro que había pasado la noche con alguien...

—Lo sé... Lo lamento en verdad.

—Ya no importa... No pasó nada... O bueno, más bien no pasó nada malo...Y... ¿ya me vas a contar quién es el misterioso con el que sales y que te hace pasar la noche afuera? —preguntó Cassie sonriendo ampliamente.

—Cass... —respondió Amber seriamente, Cassie no se cansaba de interrogarla al respecto y ella quería contarle lo que le estaba pasando pero no podía, aún no podía hacerlo.

—Vamos Amy, ¿qué pasa?, ¿ya no me tienes confianza?

—No es eso Cass, es que no es lo que te imaginas, no pasa nada...

—Mmm... no pretendo que me cuentes las cosas a la fuerza Amy, pero solías contarme todo, no entiendo porque esta vez no. Sé que Jammie es mi amigo también, pero lo que tú me cuentas siempre es sagrado para mí.

—Lo sé Cass, y es en serio, no pasa nada.

—Está bien Amy... —respondió Cassie sin creerle nada y agregó— ¿no me vas a preguntar cómo me fue con Ger?

—Lo lamento, tienes razón... ¿Cómo te fue? —dijo Amber más animada.

—Me gusta Amy, fuimos a cenar, y él es tan, tan dulce... En verdad me gusta.- respondió alegremente, recostándose en el hombro de Amber.

— ¡Me alegro mucho Cass! —poniendo afectuosamente, una de sus manos en la cabeza de Cassie— ¿Volverán a verse?

—Sí, pasado mañana... Estaba pensando en que saliéramos, tú con Loud, yo con Ger... Ya sabes —dijo Cassie, levantando la cabeza y observando a Amber.

Seguía estando segura que la persona con la que salía Amber era Loud. Antes estaba entre Loud y Andrew, pero Ger la noche anterior, le había confesado que a Loud le había gustado Amber desde esa noche cuando se conocieron.

— ¿Loud? —preguntó Amber sorprendida.

—Sí, Loud, una cita de parejas....ya sabes —agregó Cassie sonriendo.

—Lo pensaré —respondió Amber, la realidad era que en ese momento, no tenía el más mínimo interés en salir con Loud, ni con ningún otro chico— voy a ducharme —agregó mientras se levantaba y se dirigía a la recámara donde estaba el baño.

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