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Alas de pájaro

-Amy, ¿qué pasó ayer?, ¿por qué te fuiste? -preguntó Cassie mientras servía el desayuno.

Amber se sentó en la silla y comenzó a comer.

-Sabes que no me gustan mucho esos lugares, me sentía incómoda...

-Margareth me dijo que no pudo alcanzarte, salió a buscarte -respondió Cassie- yo quería salirme también para ir contigo, pero inició todo y después llegó Ger y me dijo que quería hablar y bueno, ya sabes...

Amber se quedó pensando en lo que Cassie había dicho sobre Margareth. Margareth había mentido diciendo que no había podido alcanzarla.

-Qué bueno que no te saliste... A ti si te gustan esas fiestas y no me hubiera gustado que sólo por mí te la perdieras, Cass...

- ¿Te cae mal Margareth? -preguntó de pronto Cassie.

-No... Bueno... Tú sabes somos diferentes... ¿Por qué lo preguntas? -preguntó un poco nerviosa, llevándose un pedazo de fruta a la boca.

- ¡Muy diferentes! -dijo Cass riendo- Ayer noté que te incomodaba lo que ella decía y me dio la impresión que te cayó mal.

-No, no me cae mal... Bueno tampoco la he tratado mucho... -mintió Amber.

-Ayer a mí me cayó muy bien... Hubieras visto cuando inició el evento... Fue increíble... Pero después, no sé... Margareth no estaba tan animada.

- ¿No? -preguntó Amber interesándose más en la plática.

-No... Yo pensé que bailaría toda la fiesta o que estaría con algún chico o... chica- dijo sonriendo de una manera pícara- O no sé, algo así, pero no... Sólo estuvo sentada con algunas personas y noté que estaba muy sería, como pensativa...

-Tal vez sólo estaba cansada... -dijo Amber sin mucho ánimo.

-Si yo fuera ella hubiera aprovechado la noche... Era el centro de atención... -respondió Cassie sonriendo, sirviendo más jugo en ambos vasos... - Y ahora se va de viaje a Bélgica... ¡Su vida es increíble!

Amber se limitó a sonreír sutilmente sin decir nada.

-Aún no puedo creer que todos esos rumores sean verdad - continuaba diciendo Cassie mientras masticaba- que a ella le gusten las mujeres...

- ¿Qué tiene de extraño? -preguntó Amber con seriedad.

-Nada, digo no tengo nada en contra de eso... sólo me despierta curiosidad - respondió Cassie, sonriendo ampliamente, para después llevarse un pedazo de hot cake a la boca.

- ¿Curiosidad? -preguntó de nuevo Amber, estaba sintiendo ese enojo repentino que había sentido la noche anterior... eran ¿celos? - ¿Qué tipo de curiosidad?... ¿la besarías? -preguntó, mientras se arrepentía de mostrar tanto interés en las palabras referentes a Margareth.

- ¿Ahora quién es la curiosa? -replicó Cassie divertida- no, no es ese tipo de curiosidad. No niego que Margareth es guapísima, creo que sería una más en su lista... -Amber frunció un poco el ceño- pero no, para nada, yo soy cien por ciento hombres. - agregó Cassie llevando una mano a su pecho, de manera dramática.

Amber no pudo evitar reír.

- ¿Tú la besarías? -preguntó de nuevo Cassie.

Amber que ya había terminado su desayuno, se levantó de la mesa, cambiando esa sonrisa que tenía en la cara por una de total seriedad, casi enojo...

- ¡No digas idioteces! -dijo esto, mientras se dirigía a su recámara.

Cassie se estaba divirtiendo con la plática, conocía a Amber y sabía que a ella también le encantaban los hombres, sólo la estaba molestando.

-Sólo bromeaba, enojona -dijo levantándose y en seguida, le gritó divertida- ¡gracias por ayudarme a recoger los platos!

El viaje que Margareth realizaría, llegó, estaría fuera por dos semanas y antes de marcharse llamó a Amber, pero ésta no le respondió. Amber no quería hablar con ella, más bien, no podía hablar con ella, porque la realidad era que moría de ganas de hablarle, de verla, tal vez de... ¿De volver a besarla?... Decidió que lo mejor era salir con Loud esos días, creyó que tal vez así podía interesarse en él y olvidar lo que estaba sintiendo...

Y así, esas semanas en las que Margareth no estuvo, Amber salió con Loud, él intentaba acercarse a ella, abrazarla, sugerir que fueran algo más que amigos, pero Amber constantemente lo rechazaba, en una ocasión intentó besarla y Amber no accedió, y Loud se disculpó. Aún con sus constantes rechazos Loud no cedía. No podía decirse que se la pasaba mal con él, porque no era así, tenían muy buenas platicas, ambos pensaban de manera similar, los intereses en común que compartían hacia que fuera muy fácil conversar, se divertía mucho con él, pero Amber se daba cuenta que siempre que salía con él, la única persona en la que ella podía pensar era en Margareth...

-Ger y Loud nos invitan mañana a verlos tocar -dijo Cassie.

-No tengo ganas Cass -respondió Amber sin muchas ganas.

- ¿Peleaste con Loud? -preguntó Cassie mientras se sentaba en la cama, donde Amber estaba recostada leyendo el libro "En épocas de lilas..." de E. E. Cummings.

-No... Es sólo que no tengo ganas... -respondió sin dejar de leer.

-Amy, no puedes dejar que yo vaya sola, tengo que ir a ver a Ger, pero no quiero ir sola... ¡por favor! -dijo Cass mientras tomaba la pierna de Amber.

Amber dejó el libro a lado y se sentó...

-Es tu novio, Cass, obvio tienes que ir.

-Y tu casi novio es Loud. Se va a sentir mal si no vas...

-No es mi casi novio, somos amigos y ya - respondió Amber seriamente.

-Ja, ja, ja... Me vas a decir que en este tiempo, ¿no ha pasado nada entre ustedes?... Todavía recuerdo aquella noche que no llegaste, y de la que aún no me has platicado... -dijo Cass con la voz divertida.

Amber recordó esa noche, cuando salió con Margareth a ese bar... Cuando Margareth le confesó que le gustaban las mujeres... Cuando ella se puso muy borracha... Cuando se dio cuenta que Margareth le gustaba a ella, aunque se lo siguiera negando, cuando durmió en la cama de Margareth... Pensó que podía contárselo a Cassie, era su amiga, la comprendería, no la juzgaría... Pero por más que lo intentaba no podía contárselo... ¿Por qué no podía?

-Bueno está bien, vamos -dijo Amber tratando de cambiar la atención de Cassie hacia otro tema que no fuera aquella noche y lo logró, Cassie se subió a la cama y comenzó a saltar en ella, como una niña pequeña, Amber la observaba divertida.

Cassie solía ser así todo el tiempo, a veces a Amber le parecía que su amiga tenía 10 años en realidad, aunque con una mente un poco pervertida. En muchas cosas eran muy diferentes, Cassie solía hacer lo que quería sin pensar en las consecuencias, se dejaba llevar todo el tiempo, muchas veces era inmadura, y Amber que era lo contrario, solía gustarle mucho eso de su amiga, ya que aunque, también era espontánea, pero era muy madura para su edad, solía saber siempre que hacer y cómo actuar...

La noche cayó y ya estaban en el bar, el cual estaba repleto. "The Trains" cada vez se volvían más famosos. En el grupo, Ger era el vocalista, Loud el baterista y Andrew el guitarrista. Tenían muchas fans y podía verse como las mujeres se volvían locas por ellos. Por fin terminaron de cantar y Cassie fue al camerino a buscar a Ger.

Loud se acercó a Amber, se sentó con ella y empezaron a conversar...

-Y entonces... ¿qué te pareció? -preguntó Loud sonriendo.

-Estuvo increíble, tienes muchas fans. -respondió Amber sonriendo también.

-Ja, ja, ja, no tantas, la mayoría siempre están detrás del vocalista... De Ger... Y ¿sabes algo?...

- ¿Qué?

-A mí sólo me interesa tener a una fan... -Loud se acercó poco a poco a Amber, agarró su barbilla con la mano y la besó, Amber lo besó a él también.

De repente escucharon una voz que los devolvió a la realidad.

- ¡Vaya!

Era Margareth, se encontraba enfrente de ellos. Acaba de llegar de su viaje y al ser amiga de los chicos de la banda, era obvio que iba a ir, pero no se esperaba que Amber estuviera ahí, y mucho menos que estaría besándose con Loud.

Amber la observó, Margareth tenía una expresión que Amber no había visto en ella, estaba... ¿molesta?, ¿celosa?

- ¿No me digan que ya son novios? -preguntó con un tono de burla, que escondía los celos que estaba sintiendo.

Loud también la observó y sonrió, no tenía idea que Margareth y Amber se habían visto muchas veces anteriores, tampoco sabía que Margareth le había confesado a Amber cuánto le gustaba y mucho menos que ellas también se habían besado...

-Todo depende de Amber -respondió Loud abrazándola con ternura.

Margareth veía fijamente a Amber y sonreía fingidamente...

-Claro, todo siempre depende de ella...-dijo sin quitarle los ojos de encima a Amber y sin quitar esa sonrisa extraña.

Amber estaba muy seria, no se movía, ni respondía nada, y tampoco dejaba de observar a Margareth, se sentía mal, como sí la estuviera engañando, como si estuviera haciendo algo que no debía hacer.

- ¡Pues qué la pasen bien! - volvió a decirles Margareth en ese mismo tono sarcástico, bebió del vaso de Amber que estaba en la mesa, lo volvió a colocar en su lugar y se fue a otra mesa que estaba en el fondo, ahí la estaban esperando algunas personas que Amber no conocía.

Pasaba la noche y Amber no podía dejar de observar la mesa en donde se encontraba Margareth, aparte de que quería verla, Margareth llamaba la atención de todo el mundo, parecía que se la estaba pasando muy bien, hacía mucho ruido, se reía estrepitosamente, se ponía a bailar, en especial con una mujer que no se le despegaba ni un minuto, en realidad Margareth había tomado mucho y ya estaba ebria. Loud no se había despegado ni un minuto de Amber, ella trataba de poner atención a su plática, pero la realidad era que no dejaba de ver a Margareth, quien también de repente volteaba y ambas cruzaban miradas. La mirada de Margareth era de completo enojo, y Amber había tratado de sonreírle en más de una ocasión, ganándose una sonrisa burlona y extraña de parte de Margareth.

Minutos después, Margareth se dirigió hacia el baño, caminaba como si estuviera siguiendo una línea en zigzag, el alcohol estaba haciendo su efecto, Amber la observó y fue rápidamente tras ella... Antes de entrar al baño, Amber la jaló hacia una mesa que estaba al fondo.

Margareth lanzó un grito de sorpresa, pero enseguida vio que era Amber quien la había tomado del brazo. Y se calló, ambas se sentaron. Margareth un poco forzada a hacerlo.

- ¿Qué? Ya te aburriste de Loud - dijo Margareth sonriendo burlonamente con la voz molesta y extraña, claramente estaba ebria.

-Estás tomando mucho Margareth, todo el mundo te está viendo...

Margareth se rio burlonamente...

- ¿Tienes miedo que diga que me estoy emborrachando por ti, Amber? -dijo Margareth fingiendo una sonrisa, su voz sonaba cada vez más molesta.

-Margareth por favor... -Amber colocó la mano en el rostro de Margareth. Margareth cerró los ojos un momento... los abrió y quitó su mano con fuerza...

-Regrésate con Loud, no te preocupes Amber, no diré nada, lo nuestro sólo fue un simple beso, no fue nada - Margareth trato de levantarse de la mesa, pero Amber la jaló del brazo para que volviera a sentarse.

-Espera...

- ¿Qué quieres Amber?, ¿demostrar que nadie puede resistirse a ti?, ¿demostrarte que también le puedes gustar a una mujer?... ¿demostrártelo a ti misma? -dijo Margareth, cada vez más enojada, su rostro enrojecía por el coraje que estaba sintiendo y por la borrachera.

Amber la observaba, no había quitado la mano de su brazo... Se acercó más a Margareth, no podía evitarlo, era como si tuviera un imán que la hacía acercarse, ella, esa mujer le provocaba tantas cosas, realmente le gustaba, le gustaba mucho.

Puso ambas manos en el rostro de Margareth y se acercó más, los ojos azules de Margareth estaban clavados en ella, no se movía, ambas se observaron durante unos segundos y Amber la besó... Sintió otra vez esa sensación que no experimentaba con nadie más, que nunca antes había experimentado, el beso inmediatamente se tornó apasionado, casi violento, podía sentir sus lenguas chocando, pelando una con la otra, sentía el aliento y el sabor a whisky de Margareth, sentía sus manos tocándola, ella a su vez, la tocaba, tocaba su cabello, la atraía hacia ella...

Después de unos minutos, Amber se hizo para atrás y se levantó rápidamente para irse, esta vez Margareth fue quien la tomó del brazo, la observó con los ojos llenos de enojo, de pasión, de incertidumbre; de todo lo que Amber le provocaba. Sabía que le gustaba, pero no sabía que esperarse, no sabía lo que ella misma sentía, no sabía en verdad a que estaba jugando Amber...

- ¿Ya te lo demostraste?... salúdame a Loud... -dijo, muy molesta... Y aventó con mucha fuerza el brazo de Amber.

Amber se apresuró hacia la salida, quería quedarse con Margareth, pero a la vez tenía miedo, eso, todo eso, era algo nuevo para ella, algo que nunca había experimentado con ninguna otra mujer, en realidad ninguna otra persona le provocaba esas emociones que Margareth le estaba provocando. Salió del bar sin despedirse de Loud, sin buscar a Cassie para que ambas regresaran juntas, sin decirle a nadie que se iba. Tomo un taxi y llego al apartamento. Casi una hora después sonó el teléfono, era Cassie preocupada por ella.

-No, Cassie, estoy bien, sólo me bajó la presión un poco y me sentí mal, pero tú quédate allá, disfruta la noche. Me despides de Loud.

***

Al día siguiente se despertó muy tarde y Cassie seguía durmiendo, se preparó algo para comer y se sentó a leer un poco, hasta que el sonido del teléfono, la regresó a la realidad...

- ¿Hola...? -contestó Amber.

-Hola Amber, soy Margareth.

-Margareth... -dijo Amber, tragando saliva.

-Tú sabes que necesitamos hablar... -respondió Margareth.

-Ayer no sé qué pasó...

-Me besaste -interrumpió Margareth muy seria.

-Estaba ebria -mintió Amber.

- ¿Y la vez pasada también? -dijo Margareth en un tono sarcástico.

-Tú me besaste a mí...

-Tú lo contestaste Amber...

Amber suspiró profundamente. No podía seguir haciéndose la tonta.

-Tenemos que hablar -le dijo tranquilamente.

-Lo sé... ¿Puedo verte hoy?

-S... Sí... -respondió dudando.

-Paso por ti a las siete -dijo Margareth y sin esperar respuesta, colgó.

Amber no sabía que era todo eso que le estaba pasando, ya tenía claro que le gustaba Margareth, con los besos que se habían dado y con todo lo que le pasaba estando con ella, lo había terminado de comprobar, pero era una mujer, ¿cómo podía estarle pasando eso con una mujer?... Ella que nunca se había sentido atraída en lo más mínimo por ninguna mujer, ella que creía que nunca sentiría algo así por alguien, estaba sintiéndolo, algo muy fuerte le estaba ocurriendo con Margareth....

Cassie por fin se despertó, el día anterior había regresado muy tarde del bar... Cuando salió con Ger de su camerino, pasada la noche, vieron que Loud estaba solo y le preguntaron por Amber, él les dijo que no tenía idea dónde estaba, le había dicho que iría al baño y ya no regresó. Cassie se preocupó y fue cuando llamó a Amber. Sabía que algo le pasaba y ya estaba empezando a preocuparse, ella había pensado que todo se debía a Loud y a que Amber se sentía culpable por Jammie, pero ya había terminado con Jammie y la seguía viendo igual, o incluso peor. Cassie empezaba a decirse que Loud no era la razón por la que estaba así, Loud se moría por ella y a ella, a veces parecía que no le importaba... ¿Qué podría estarle pasando a Amber?... Y... ¿Por qué no le contaba nada? Siempre habían confiado mucho la una en la otra, pero esta vez Amber no le contaba nada...

Amber caminó hacia el café donde Margareth ya la estaba esperando, ambas se observaron y ninguna se movió, hasta que Margareth se acercó y la saludó dándole un beso en la mejilla, en realidad el beso fue muy pegado a la boca. Amber nerviosamente, se hizo para atrás y la observó... Margareth sugirió que fueran a hablar a su casa y aunque Amber no estaba tan segura, aceptó...

-Siéntate Amy -le dijo pegando con la mano en el asiento del sofá. Amber se sentó, separada de ella, Margareth no pudo evitar sonreír al ver que Amber había elegido casi la otra esquina para sentarse y continúo- a mí me gusta ser sincera siempre, y contigo lo he sido desde el principio, lo sabes... me gustas Amy, me gustas muchísimo desde la primera vez que te vi me gustaste y ahora que te conozco, me encantas, ya no sólo es algo físico como con todas... ¿sabes?, estoy... estoy enamorada de ti...

-Yo no sé qué me está pasando Margareth, estoy... estoy confundida... a mí nunca me había gustado ninguna mujer, nunca había besado a ninguna, no había sentido esto que... en serio, no sé qué hacer... No sé porque te besé ayer, no lo hice por lo que dijiste, no quiero demostrarme nada, no quiero jugar contigo, es sólo que... No sé, no sé qué me pasa... -respondió Amber con un tono preocupado, sin observar a Margareth.

-Amy... Estaba ebria y molesta cuando dije eso -dijo Margareth tranquilamente- Lo hiciste, me besaste, porque te gusto, yo sé que te gusto -decía mientras se acercaba a Amber- y creo que sientes algo por mí, ¿no podrías olvidar que nunca te ha gustado una mujer?, ¿no puedes simplemente dejarte llevar? -Margareth se encontraba a un costado ya de Amber y le agarró el cabello. Amber se levantó en seguida.

-No... No sé... me gusta estar contigo, pero tal vez tú estás confundiendo las cosas, yo sólo puedo ser tu amiga... -dijo Amber levantándose del sofá y sabiendo que eso no era verdad.

-Hace unos momentos dijiste que nunca te había gustado una mujer, que no habías sentido eso, los otros días he sentido tu cercanía, ayer tú te acercaste a mí y me besaste, la otra noche contestaste mi beso, también coqueteas con Loud, te besas con él, no sé si son novios... Y ahora dices que yo estoy confundiendo las cosas- respondió Margareth con una media sonrisa.

-Lo de Loud... No nos habíamos besado antes, ayer fue la primera vez y no... No Margareth, no somos nada... -respondió Amber, no entendía porque le daba explicaciones, aún se encontraba parada. Margareth se levantó también.

- Dime Amber, ¿qué carajo quieres? -preguntó fastidiada.

-No sé... pero a ti, a ti no... -respondió Amber volteándose, para esconder lo que sus ojos en verdad revelaban.

-Está bien... -suspiró- yo nunca he hecho algo que tú no quieras Amber, y si sólo quieres y puedes ser mi amiga y ya no va a pasar nada más entre tú y yo, está bien, lo respeto... -dijo Margareth muy seria. - Vamos te llevo a tu casa.

-No, Margareth espera, yo... -musitó Amber volteando a ver a Margareth- yo si quiero que pase algo entre tú y yo... -se fue encima de ella y la besó con toda la pasión que le provocaba.

Otra vez la sensación que tanto le había gustado la noche anterior, podía sentir su cuerpo pegado al de ella, sentía cómo la respiración de ambas aumentaba cada vez que sus bocas se entrelazaban, sus lenguas parecían una sola, ambas cayeron en el sofá, Amber arriba de Margareth, y sentía como ella le tocaba la espalda por debajo de la blusa, tocaba su piel, la cual se estremecía con cada toque. Margareth le susurraba cosas al oído.

-Me encantas Amy, ¿quieres que vayamos a mi recamara? -le preguntó mientras le besaba el cuello.

-Sí -respondió Amber, casi en susurro, por fin cedía a lo que estaba deseando no sabía desde hace cuánto, no podía creer que su corazón latiera tanto, parecía que estaba a punto de salirse del pecho.

-Espérate aquí unos minutos, no tardo -le respondió Margareth mientras se levantaba del sofá y subía las escaleras. Después de unos minutos, que a Amber le parecieron eternos, por fin Margareth bajo por ella.

-No te has arrepentido, ¿verdad? - le preguntó con la voz muy baja y le agarró la mano.

-No... Quiero hacerlo Mar.... -le respondió muy nerviosa, mientras Margareth le besaba la mano. Ambas subieron por las escaleras y cuando estaban a punto de llegar, Margareth se colocó detrás de Amber y le tapó los ojos...

-Te preparé una sorpresa, no esperes mucho porque fue improvisado - le dijo Margareth sonriendo, su voz se notaba visiblemente nerviosa, algo que Amber nunca había notado en ella- te voy a destapar los ojos ya -y poco a poco quitó las manos de sus ojos. Amber observó su habitación, estaba toda oscura, pero había luces muy tenues que venían de la lámpara que Margareth tenía ahí y a lado de la cama, había una charola con una botella de champagne, y dos copas. Para haberlo improvisado en sólo unos minutos todo estaba realmente hermoso...

- ¿Te gusta? -le preguntó Margareth, llevándola a la cama y ambas se sentaron.

-Está maravilloso -le contestó Amber quien cada vez se sentía más nerviosa.

-Toma una copa -le extendió una y le sirvió champagne- es para que te relajes, ¿estás nerviosa?

-Sí, mucho... -dijo, mientras bebía y dejaba la copa a lado- pero, me gustas Mar, en verdad, mucho -agregó tímidamente.

Margareth, le puso una mano en la cara e hizo su cabello a un lado, ambas se besaron, poco a poco se recostaron en la cama una enfrente de la otra, no dejaban de besarse parecía que tenían un imán que las atraía y no las dejaba liberarse. Amber sentía las manos suaves de Margareth recorriendo su cuerpo, pasaban primero por su cuello y bajaban poco a poco por debajo de su blusa, con cada caricia aumentaba más su respiración y su cuerpo que tenía vida propia temblaba, Margareth se colocó arriba de ella, hizo que se inclinara y quedando sentadas ambas, una en la otra, le quitó la blusa, no dejaban de besarse, de tocarse, era como si no pudieran dejar de hacerlo. Amber también le quitó lentamente la blusa a Margareth y besó su cuello, bajaba poco a poco con su lengua y podía sentir como la piel de Margareth se contraía al contacto con su boca, Margareth también estaba temblando...

Ambas se miraron con mucha intensidad, mientras se recostaban con mucha calma, en sus ojos podía observarse todo el brillo que reflejaba el deseo inmenso, el placer y la emoción que estaban sintiendo... Por fin, quedaron desnudas, Amber observaba el cuerpo de Margareth, estaba realmente preciosa, le parecía una diosa. Margareth la observaba a ella y le susurraba lo hermosa que era, la tenía arriba y con cada movimiento de sus cuerpos, que parecían olas del mar en sincronía, su corazón parecía que estaba a punto de explotar. Sus cuerpos se rozaban delicadamente, mientras sus labios se unían, los labios de Margareth bajaban por todo el cuerpo de Amber, deteniéndose en su pecho y bajando más y más, sentía su lengua recorriéndola toda y con esto el placer aumentaba más.

Parecía que el deseo las inundaba completamente, cada caricia se convertía en motivo de éxtasis, podían sentir como su piel se estremecía al tocarse y los sonidos que emitían comprobaban que todo en ellas vibraba. Era increíble todo lo que sentían, cada momento, parecía que se elevaban más al cielo, que Amber podía tocarlo con la punta de sus dedos. Hasta que por fin sintió que tocaba el cielo, lo pudo tocar, ambas lo tocaron con sus cuerpos...

Amber nunca había sentido algo así en toda su vida, sólo había estado con su novio Jammie y con el chico con quién con lo engaño, pero con ninguno de ellos había sentido lo que estaba sintiendo con Margareth. Y lo cierto era que Margareth tampoco había sentido algo así nunca antes.

-Desde la primera vez que te vi, moría por hacerte el amor... fue mejor que en mis sueños... fue realmente increíble -le dijo Margareth con ternura, estaba recostada a lado de Amber, quien estaba un poco volteada, Margareth le besaba la espalda, los hombros, los brazos, le hacía a un lado el cabello y le besaba el cuello con mucha calma- ¿qué piensas? -le preguntó en voz baja, casi en susurro, muy cerca de su oído, Amber había estado muy callada.

-En ti, en esto... -contestó Amber sin moverse, sólo quería sentir los besos de Margareth.

- ¿Te... te gustó? -preguntó Margareth con timidez, acariciándole el cabello.

- ¡Me encantó Mar! -respondió Amber, mientras volteaba y quedaba de frente a Margareth, y tomando su mano, agregó- nunca había sentido algo así, pero estoy asustada...

-No debes estarlo Amy, aquí solo han pasado cosas bonitas... -dijo, observándola también, la observaba llena de brillo en los ojos, con una expresión sumamente amorosa, mientras besaba su mano.

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