XXVI
La noticia fue esparcida inmediatamente, después de tanto tiempo juntos, conociéndose, amándose y entregándose mutuamente entre los dos dentro de lo que abarca la palabra amor, por fin empezaban a conformar aquella familia que tanto deseaban tener. Eliette desde hace tiempo atrás se convirtió en la mujer de Klaus, pero ahora orgullosamente podría decir que es y será la madre de sus hijos por toda su vida y no dejaría que nada ni nadie los separará.
Al día siguiente se encontraba en su oficina como de costumbre, pero revisando propuestas innovadoras de matrimonio, cuando en eso su amada ingreso que tuvo que cerrar rápidamente la web, pero un inesperado mensaje de texto se abrió en la pantalla del computador, que, para mala suerte de este chico al leerlo, su mujer también lo hizo.
—¿Klaus? ¿Qué significa esto? —dice señalando la pantalla con sus ojos cristalizados, estaba en shock tanto como él.
—No tengo ni idea, no puedo creer lo que estoy viendo, se suponía que esta mujer y yo terminamos porque aborto a mi hija, y ahora me dice que no...
—¿Qué? ¿Cómo que un aborto? Sé más específico.
Pregunta la joven mientras tomaban juntos asiento en el sillón, la chica estaba algo impactada y tensionada, pero dentro de su relación era demasiado importante la comunicación. Él por su parte nunca pensó que volvería a retomar el tema, solo su hermana lo sabía, pero como dicen por allí, la verdad siempre sale a luz tarde que temprano.
—Cuando cumplí el año con Harper de noviazgo, al mismo tiempo, yo... Yo le era infiel, estaba con otra mujer que vivía en Townsville y que conocí por un viaje que hice con Gwen, de hecho, estaba dispuesto a dejar a Harper por ella, aunque solo nos vimos como tres fines de semana, ocurrieron cosas maravillosas en su momento para mí.
Le mira encogiéndose de hombros al sentir la intensa mirada desaprobatoria de su contraria, este rogaba que ella no piense que en cualquier momento le podría pasar esa situación, porque no hiciste mujer alguna que pueda comparar a Eliette.
—Quizás, no haya justificación para eso, pero sí, pensaba que era un don Juan, que toda mujer que quisiera la podría tener, un completo idiota, y bueno, Sasha, resulto embarazada de mí en una de las tantas veces que estuvimos juntos, estaba a poco de cumplir los diecinueve cuando me entero de su embarazo, y a la vez de la interrupción de este. Te juro que estaba convencido de que la había abortado, hasta pruebas me dio, al final me aleje sin más, y la odiaba... Ahora resulta que nunca aborto.
—¿Cómo puedes tener seguridad de ello? Es decir, que es tu hija y los papeles esos no están alterados, digo, ahora tienes una gran estabilidad, no vaya a hacer que está en crisis y quiera usarte.
—No creo que sea capaz de ello, aunque tienes razón, tengo yo mismo que verificar, capaz me quiera meter gato por liebre.
Suspira un poco antes de ser tomado de las manos por esta, que al entrelazar sus dedos termina por dejar un beso en el dorso de ambas. Le miraba con un semblante de cierta preocupación, no podía creer lo que pasaba.
—Si resulta ser mi hija... ¿Seguirías conmigo?
—Te admito que aún estoy procesando un poco esto. —confiesa mirando a un costado, sin tener contacto visual con el joven— pero, también sé que no sabías, así que no es tu culpa, siempre pensaste que la había abortado, no te imaginabas que tendrías un hijo antes que conmigo, así que no te puedo culpar.
Sus brazos supieron que era el momento perfecto para un abrazo, sabía que no estaba del todo tranquila, pero su comprensión le daba a entender que había elegido a la mujer correcta para vivir y crecer; ahora, su preocupación estaba en tener una hija fuera de su relación, aunque la menor podría tener entre seis a siete años ya, igual podría generar problemas, cosa que no deseaba.
Eliette le motivo a viajar y solucionar todo lo antes posible, por lo que juntos viajaron a Townsville; durante el vuelo se encontraba algo cansado y sin ánimo alguno, pero los fieles besos de su pareja le hacían pensar que quizás no era tan mala la situación. Pero ¿a quién se engaña? Su vida se veía perdida ahora, el karma supo vengarse a tal punto de dar a luz una infidelidad del pasado, poniendo en riesgo su nueva relación, y que apareciera una niña justo cuando anuncia que tendrá otro bebe.
—Ya vamos a aterrizar.
Suspira un poco mirando por la ventana, notando como cada vez más cerca se encontraba la ciudad que guardaba, según él, sus recuerdos y pasiones de la juventud. Después del aterrizaje juntos se dirigieron en una camioneta previamente alquilada al conjunto residencial donde vivía Sasha, no había cambiado en lo absoluto, todo seguía completamente igual.
—¿Estás listo, Klu? Sé que no es fácil, pero estaré a tu lado siempre.
—Definitivamente, no me equivoque contigo, salgamos de dudas, me están carcomiendo la cabeza.
Al ingresar subimos directamente por el ascensor al piso número cuatro de la torre nueve, se encontraba agarrado de manos junto a su amada que antes de tocar se miraron transmitiéndose seguridad mutuamente. Un solo toque permitió que una pequeña de siete años le abrazara con tal emoción su cintura. Sin necesidad de hacer la prueba de paternidad, esta niña era una Lovsatt, la copia exacta de su padre. Ya esto no parecía una mentira.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro