XVIII
Dos meses más tardes.
—¿Estás segura de que debemos ir? A mí todavía no me convence del todo tanta amabilidad de parte de esa familia.
Suspira con un pequeño puchero antes de dejar que la mujer que ahora era su novia le acomodara la corbata. Hoy tendrían una cena relativamente importante, bueno, si fuese en otras condiciones y con otras personas.
—Amor, iremos únicamente en plan de negocios, a mí también me sorprendió la propuesta del señor Baker, pero ha pasado ya algo de tiempo, no creo que te siga odiando... Además, ya no estás con su hija.
—Lo sé, lo sé. Igual me parece raro el cambio de este hombre frente de mí, pero como dices tú, solo vamos en plan de negocios.
Suspira levemente pesado antes de tomar de la cintura a su contraria, terminando por plasmar un pequeño beso en sus labios. Eliette, insistía que fuera desde que la invitación llego al correo de la empresa hace una semana, pero es que en parte era difícil, porque el señor Baker le odiaba más que cualquier otro ser humano en la tierra. A Klaus lo veía como un perdedor, pero ahora este perdedor estaba mucho más estable económicamente que ellos.
Pero bueno, como dice la de cabellos rubios, solo irán en plan de negocios a esa dichosa fiesta algo peculiar, puesto que la temática consistía en ir con atuendos elegantes estilo coctel, siendo estos acompañados con máscaras festivas; el lugar era un sitio de alta clase de Seoul, y la comida ni hablar, era una ricura. Se puede admitir que eso también influyo en que aceptaran. Además, de dejar en claro a Eliette que sus sentimientos por Harper Baker estaban más muertos que un occiso, aunque bueno, desde que observo a la de cabellos rubios, ellos ya estaban como desapareciendo.
El chofer hizo el llamado de su presencia, por lo que juntos salieron en el auto hacia el salón de eventos. La noche estrellada era romántica, y la luna dejaba brillar en su mayor esplendor, nada podría arruinar la noche así, o bueno, nada hasta que recibieron la nefasta llamada de Gwen. Ahora sí, quedaba relativamente solo ante los Baker.
En la llamada.
—Esto debe ser una broma, como que no podrás venir.
—Lo siento, pero es que realmente me siento bastante mal físicamente, no me he podido ni levantar de la cama.
—¿Estás segura de que es eso? ¿No me mientes? Por qué mira que yo te estoy escuchando perfectamente bien.
—¡No te estoy mintiendo! Estoy en cama por un dolor de vientre, ¿sabes que son los cólicos? ¿Sabes lo tortuoso que son cuando nunca has tenido? No verdad, no lo sabes.
Al escuchar como su hermana por poco y le quería pegar a través del teléfono, este término observando a su contraria, la cual solamente asintió suspirando.
—Está bien Gwen, no te preocupes, mejor descansa y yo me encargo de todo por acá.
—Gracias por entender, por cierto... ¿Te puedo pedir un favor? Claro, si lo puedes y quieres hacer.
—No me digas que quieres que hable con Peter, ¿no has superado ese gusto? Por qué amor no es, tú no te enamoras, ¿verdad?
Responde este con algo de vacilación antes de reír al escuchar un "jódete" de su parte y que colgase la llamada. Para su gusto no le pareció nada agradable, lo que hizo Peter al no querer luchar por Gwen, a fin de cuentas, ese dichoso casi algo nunca funciono.
—Amor, ¿por qué tienes que ser así con Gwen?
—Eso es amor de hermanos, cariño.
Sonríe grandemente para solo dedicarse a mirar lo que quedaba del camino. Pasaron los minutos y ya había estacionado el auto para bajar con Eliette; se colocaron sus respectivas máscaras e ingresaron al lugar del evento. Para mayor sorpresa había una gran cantidad de personas, por eso varias fueron las manos que saludaron, sin siquiera saber en muchas quienes era.
—Joven Lovsatt, sea usted bienvenido.
La voz que saludo se encontraba detrás de sí, por lo que tras girar el cuerpo había una pareja. Al parecer Harper ya tenía compañía, ¿cómo supo que era ella? Bueno, después de más de dos años en conocerla, dejaban pistas para diferenciarla, aunque sea detrás de una máscara.
—Señorita Baker, gracias por la bienvenida.
—Me agrada que hayas aceptado la propuesta de mi padre, no sabes cuanto feliz me hace poder trabajar contigo.
—Admito que es un negocio que traerá buenos frutos para ambos, de hecho, me sorprende que tu padre me haya contactado ofreciéndome su alianza, todavía no la he firmado, me gustaría debatir un poco antes de hacerlo.
—Cuando quieras puedo ir a tu oficina y conversamos, yo soy la que está a cargo de este proyecto de alianzas.
—Oh, me has sorprendido entonces.
Sonríe para observar con el rabillo del ojo a su pareja, notando una pequeña incomodidad en su mirada, por lo que se separa del agarre de su expareja posando su mano en la cintura de ahora su nuevo amor.
—Es mejor que sigas atendiendo a tus invitados, hablamos luego, Harper.
De la forma más adecuada, hace una pequeña reverencia con la cabeza en forma de despedida para caminar junto a Eliette a una de las mesas. Últimamente, también habían estado trabajando de manera ardua para ir posicionándose en el negocio, y aunque la rubia no dijera nada, este sabía que se encontraba cansada.
—No debiste dejarla con la palabra en la boca, ¿notaste cómo nos miró?
—Eso es lo de menos, mi preocupación siempre serás primero tú, si ella está interesada en hablar conmigo de negocios, para ello está la oficina.
—Eres el mejor novio, ¿lo sabías?
—Quizás, pero me encanta escucharlo de tu boquita.
Una sonrisa de parte de la joven le llego a contagiar. Sus labios rápidamente se juntaron en un tierno beso del cual se emanaba ese sentimiento de amor, además, ¿amaba besar sus labios? Claro que sí.
—Eres el amor de mi vida.
Susurro la mujer en los labios contrarios al irse separando, dejando aquel chico con una gran sonrisa. Cierto grupo de personas se les empezaban acercar, al parecer eran cercanos y venían animadamente, ¿eran sus amigos? Al parecer cambiaron demasiado.
—Lovsatt, que gusto verte de nuevo.
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