II
El desvestir de todos se hizo presente al instante, el agua estaba a temperatura adecuada para darse un buen baño, ni muy fría, ni muy caliente, sino más bien templada. Realmente el lugar no se veía nada tenebroso, al contrario, era muy pero muy hermoso, que más de uno de los presentes quedo maravillado por su encanto.
El primero en salir del agua fue Klaus después de haber pasado un rato largo ya, se encaminó a ver qué era lo que había detrás de la cascada, puesto que según las películas siempre se hallaban tesoros; y realmente sí encontró algo, una especie de amuleto que tenía un pequeño paisaje dentro, uno que seguro se encontraba en algún lugar de este gran parque.
Unos ojos se posaron en la espalda de chico o esa era la sensación que sentía, pero la cueva estaba solitaria. Estaba dispuesto a llevarse dicha prenda cuando en la pared se empezó a escribir aparentemente con jugo de frutos rojos la frase "Vete o morirás por tomar lo que no te corresponde".
—¿Qué estúpida broma no? A poco piensan que caeré, según y que hay fantasmas en este lugar, ¡paf!, esto nadie se lo cree.
Suelta en una pequeña risa antes de darse la vuelta sobre sus talones saliendo de la cueva; había dejado el amuleto sobre su ropa mientras seguía disfrutando con sus amigos de aquellas aguas cristalinas, cuando estruendos en el cielo resonaron dejando que una tormenta se precipitara sobre ellos.
—¡Oh no! ¿Ahora qué haremos?
—¿No me digas que le tienes miedo al agua también Luna?
—Tonto, las carpas se mojarán al igual que nuestra ropa, ¿qué vamos a hacer? Sabía que venir aquí era peligroso.
—Shhh, dejen de pelear, busquemos a ver si hay algún lugar alto como las casas en árboles o alguna cabaña.
—Oh, vamos Leandro, estamos en medio de la nada, ¿¡dónde crees que vamos a encontrar eso!?
—¡Chicos miren! Allí hay una cabaña.
Wanda señaló la fortificada casa compuesta por ladrillos y techo de palma que quedaba en un espacio en alto; todos sin pensarlo dos veces cruzaron el río con las prendas que tenían a su alcance para correr a aquella aparición que parecía muy surreal, en ningún momento la habían visualizado. Por su fortuna se encontraba desolada, pareciese que nadie viviera allí en años.
—¿Creen que alguien se atreva a vivir aquí?
—No lo creo amor, esto se ve que lleva años sin uso.
—Hey, Klaus, ahora que cese la tormenta vamos por las maletas, vamos a quedarnos aquí.
—¿Y si aparece un hombre de la nada con una motosierra para venir a matarnos?
—¿En serio Tyler? Cómo que te estás excediendo en las películas de terror.
—Estás peor que yo.
Todos dejan escapar una risa ante el comentario de Luna; la lluvia no ceso hasta que marcaron las seis y media de la tarde, convirtiendo la noche fría. A discusión, Klaus, Leandro y Peter se encaminaron por la ropa notando que en la zona de camping no había lloviznado, por lo que todo estaba tal y como lo dejaron.
—Al menos llevaremos ropa seca.
—Vamos de a cuatro morrales para poder llevarlos todos.
—Sí, será lo mejor, las carpas las podemos dejar aquí, no es que las usemos allá.
—Está bien, Klaus, andando.
Los tres cargaron aquellos morrales para emprender camino, Klaus iba caminando de último cuando de un momento a otro se distrajo del camino por un sonido y perdió los pasos de los chicos; este bosque durante todo el trayecto se veía igual, por un momento se consideraba perdido hasta que una figura femenina se vio recostada en la copa de un árbol.
—¿Qué hace esa mujer allí? ¿Estará perdida?
Murmura levemente al verle desde abajo. Consideraba que no abrían más personas en este sitio, por lo que parecía más un espejismo. La mujer era hermosa, hacía señas para que se fuese acercando lentamente, por lo que su cuerpo no reaccionaba a lo que le decía su cerebro, sino al contrario, caminaba de forma robótica hasta donde ella señalaba, solo los gritos de su desesperada novia y hermana lo hicieron reaccionar, y fue allí donde se dio cuenta de que caminaba hacia un vacío. Un paso más y podría haber sido una muerte segura.
—Hermano, ¿estás bien? Hey, tierra llamando a Klaus.
—¿Eh? ... ¿Qué pasó?
—¿Amor que te paso? Por poco te tiras al vacío, ¿te sientes bien?
—Oh sí... Solo vámonos a la cabaña, por favor, esto ha sido extraño.
Ellas no dijeron nada y le ayudaron con los morrales, el chico seguía con la mirada algo ida hasta llegar a su nuevo hogar de paso, que fue que reaccionó del todo al tener que subir una escalera para ir al interior de la hermosa casa.
—Pensé que eran estupideces lo que decían de este parque... Pero ahora siento que en verdad no lo es, aquí hay algo chicos, algo que me da mucha curiosidad averiguar.
—Claro que hay algo te lo dije, y ese algo casi te hace morir.
—No exageres, aún me faltaban muchos pasos para caer al acantilado, pero miren.
Extrae el amuleto del bolsillo de su pantalón abriéndolo, para así enseñarle a los demás el paisaje que se mostraba, todos le miraban incrédulo, pero solo Klaus observaba la figura de la mujer, la misma dama que le hacía señas cuando estaba en el bosque.
—¿De dónde sacaste esto?
—De la cascada, yo sí vi que decía que no me lo podía llevar o moriría, pero les juro que pensé que era broma, aunque ahora siento que no lo es.
—Claro que no hermano, esto es raro, deberías devolverlo.
—Concuerdo con Leandro, vayamos a la cascada de nuevo para devolverlo.
Su vista estaba clavada en aquel antiguo elemento, por lo que al escuchar la opción este negó mientras soltaba un pequeño suspiro antes de mirar a quienes le rodeaban.
—Claro que debo devolverlo, pero debo hacerlo solo según la mujer que está aquí.
—No puedes ir solo amor, puede ser peligroso...
—Iré solo Harper, si ven que no he vuelto en quince minutos vayan por mí, ¿vale?
—Está bien hermano, pero ves con cuidado.
—Espera, Gwen, ¿en serio lo dejarás ir solo?
—Klaus es mi único hermano y no me gustaría perderlo claramente, pero si dice que debe ir solo y vamos nosotros podemos condenarlo empeorando la situación.
—No es por nada, pero Gwennie tiene la razón, nosotros esperemos aquí y si Klaus no vuelve en quince minutos vamos nosotros por él a ver que paso.
—Bueno... Cuídate mucho, mi amor.
Un tierno beso se dan el par de "tortolitos", como fueron llamados por sus amigos, para así este chico emprender marcha a la cascada; al llegar se veía una cálida vista, la luna que se reflejaba en el agua cristalina de la laguna y la suavidad en el sonido del viento que se desprendía del cuerpo de agua.
—Bien, Klaus aquí vas.
De salto en salto por el camino de las rocosas piedras, llega a la parte posterior de la cascada, volviendo a colocar el amuleto en el lugar exacto donde lo había encontrado. Un par de manos se posaron en sus hombros, asimismo una respiración algo lenta rozaba su cuello; a pesar de no tener miedo, su cuerpo no se permitía voltear, estaba inmóvil.
—Ya te he devuelto tu amuleto... Perdón por haberlo tomado, no lo volveré a hacer.
Sin respuesta alguna aquellas manos se retiraron y solo se escuchó el chapoteo en la laguna, se dio la vuelta rápidamente al sentir aire puro entrar en sus pulmones, saliendo de la cueva al escuchar los gritos de quienes venían corriendo desde la cabaña. No habían pasado los quince minutos, por lo que al verlos este les observaba extrañado.
—Pero por qué han de correr muchachos, nadie se ha muerto.
—Nos asustamos por qué escuchamos ruidos y gritos.
—¿Gritos? —levanta su ceja confundido antes de ser abrazado por todos.
Definitivamente, había algo raro que lograba captar su atención y generarle la necesidad de saber que es, saber quién es esa mujer, y cuál es su secreto. Sin más, se encaminaron todos juntos de vuelta a la cabaña para poder descansar de esta primera extraña tarde que habían tenido; pero eso no fue del todo posible para Lovsatt, puesto que hasta en sus sueños se encontraba con la mirada de aquella mujer misteriosa del bosque, que ni por tener a Harper a su lado, lograba poder sacarse de la cabeza a tremenda diosa.
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