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Capítulo 8

Los días pasan lento, cada uno de ellos se resume a buscar información de Abraham, sé perfectamente que no está muerto. Karime solo le dio un golpe que lo noqueó. Él es quien encabeza la lista. Según Octavio, no hay nadie que continúe con el legado de Leonardo, por tanto, eso significa que gracias a no sé quién, la era Sotomayor que por años dominó la cuidad, ya no existe.

Hablé con Octavio claramente con las cosas que necesito para poder llevar a cabo mis planes. Abraham es mi único problema, enfrentarme a él no será sencillo teniendo en cuenta el pasado que compartimos, por tal razón, tengo que estar preparada para cuando llegue el momento.

Puso a mi disposición un profesor que me enseñe defensa personal y otro para aprender a disparar, lo último se me da mejor que lo primero, pero no me rendiré, aunque me tome meses, aprenderé. No importa cuánto tiempo pase, lo importante es lograr los objetivos que uno se propone.

—Karina —me llama Max saliendo del despacho junto a Octavio. Ambos están serios, algo anda mal, de otra manera, no tuvieran esa cara.

—Dilo de una vez. ¿Qué sucedió ahora? —pregunto directamente.

—Abraham se ha adueñado de los negocios de Leonardo. —Abro mis ojos sorprendida. Nunca pensé que Abraham, con sus características, fuera capaz de adueñarse de algo como eso—. La buena noticia es que no continuará el negocio de los diamantes. Leonardo además de los diamantes, comenzó otro negocio al ver que Karime se estaba interponiendo en su camino y los diamantes le hacían perder dinero. Comenzó a traficar armas peligrosas creadas por cracks. No son armas de fuego, según mis informantes, son armas de control mental. Fórmulas creadas para eso. Son armas de destrucción. La mala noticia, quiere los diamantes que tenía ocultos Karime para amenazar al dueño y poder agrandar el negocio. —La verdad es que decir que estoy sorprendida se queda corta, Abraham parece tener todo controlado. Lo que él no sabe, es que ninguna de su mierda se llevará a cabo porque yo acabaré con él.

—¿No vas a decir nada? —dice Octavio al ver que me mantengo en silencio.

—No logrará nada de eso —afirmo—. Abraham tiene algo en su contra —ambos me miran con atención—, es impulsivo y cuando se dé cuenta, yo habré acabado con él —admito. Max cierra los ojos frustrado. Él me ayuda dándome información, pero sé que no está de acuerdo con lo que estoy haciendo.

Al parecer he subestimado un poco la inteligencia de Abraham, la cual no demostró cuando estábamos juntos. Lo mejor que sabía hacer era meterse en líos por las drogas, quizá detrás de estos planes tan bien pensados, haya alguien más detrás. Esa es una posibilidad que no creo que sea real, pero que igualmente, no pienso descartar.

—¿Podemos hablar un momento? —me pregunta Max.

—Los dejo solos —dice Octavio al notar que no está incluido en la conversación.

—Dime —pronuncio una vez Octavio está fuera de nuestro campo de visión.

—No quiero que sigas con esto —sentencia con pesadez en su voz mirándome a los ojos.

—Siento no poder complacerte —admito—. No descansaré hasta llevar los diamantes a su dueño.

—Karime te dijo dónde están, ¿cierto? —lo miro y sonrió al tiempo que asiento—Yo te ayudo a llegar al dueño, pero deja tu guerra con Abraham, por favor —Que me lo pida de esa manera, me hace pensar que muy en el fondo, le importo.

—¿Por qué tanta preocupación? A ti ni te da ni te quita. Yo no tengo nada por lo que aferrarme, Max. ¿Crees que me da miedo morirme al enfrentarme Abraham? La respuesta es no. No le temo a la muerte desde que estuve en la cárcel y estuve a punto de morir, desde ese día, no me importa. La diferencia está en qué en aquel momento, no era quien soy ahora. Me estoy preparando para enfrentar todo lo que Abraham se le ocurra. Si algo me llega a pasar, me aseguraré que sepas la ubicación de los diamantes, pero tengo la corazonada de que todos mis planes saldrán bien. Ten confianza en mí como yo misma me la tengo —le pido—. No soy una mujer débil —informo.

—Karina, yo creo en ti. Sé que eres una mujer fuerte. Tú y tu hermana son las mujeres más fuertes que he conocido en mi vida. Ojalá otras mujeres hubieran tenido la fortaleza que he visto en ustedes, pero, la verdad es —tartamudea, parece que le cuesta hablar—, que yo no podría soportar que te suceda algo—suelta un suspiro tras su confesión. ¿Qué será eso que le impide abrirse a lo que siente por mí?

—Lo único que te queda es apoyarme y ayudarme para que eso que tanto temes, no ocurra. Sé que hay algo entre nosotros Max —confieso—, sé que sientes algo por mí que te niegas duramente a demostrarme. —Abre sus ojos ante lo cruda que estoy siendo—. También sé que hay algo que no te deja hacerlo y yo simplemente me mantengo al margen. Yo he sufrido mucho y no pienso volver hacerlo. Ya dejaste clara tu postura y la respeto. Te pido que hagas lo mismo con mis deseos y mis objetivos, respétalos y una vez haya terminado todo, no sabrás más de mí.

—Ninguna mujer había sido tan directa conmigo —dice mirando la nada—, pero está bien. Te protegeré y ayudaré a cumplir tus objetivos y a entregar los diamantes —me dice y sonrío feliz.

—Gracias, Max —me siento tentada a ir abrazarlo. Sentirlo siempre me calma, pero no debo cruzar el límite cuando él ha dejado claro con su evasividad que ese tema, no se toca.

Los siguientes días mejoré en mi entrenamiento, sobre todo, porque Max, se había brindado para ayudarme luego de que los profesores se marcharán. Hubo muchos momentos donde nos acercamos más de lo normal cuando yo trataba de realizar técnicas y él se defendía, pero jamás cruzó la línea que yo deseaba que cruzara.

Estamos en el jardín, lugar que acondicionamos para el entrenamiento, cuando una empleada viene con mi celular diciendo que tengo una llamada. Max y yo nos miramos y respondo en altavoz.

—¿Quién habla? —digo al momento que abro la llamada.

—Eso no interesa ahora. —Suena una voz que parece estar intervenida. Max me observa con preocupación.

—Bien, estamos en desventaja entonces, pues sea usted quien sea, parece saber quién soy yo —afirmo—. Ahora dígame, ¿para qué ha llamado?

—Esa es una pregunta más inteligente que la anterior, Karina —elogia el extraño y ruedo los ojos con impaciencia —. Tengo una información para usted que le resultará de mucha utilidad para sus planes. —Bien, esto ya no me gusta. Odio que este hombre tenga ventaja sobre mí, parece que lo sabe todo y yo no sé quién coño es.

—¿Qué clase de información? —habla Maximiliano, interviniendo.

—El abogado —dice ese hombre—. Mejor, así la ayudas, lo necesitará.

—Diga de una buena vez lo que quiere decir. No me gusta perder el tiempo con personas que dan vuelta —vocifero molesta.

—Vaya, tan brava como Karime.

—No hables de mi hermana, imbécil—Estoy a tres segundos de colgar el teléfono, pero Max me lo impide. Soy demasiado impulsiva.

—Abraham está planeando un golpe contra usted —comienza diciendo.

—Sea más específico, por favor—le pido tratando de calmarme.

—Planea secuestrar al padre adoptivo de Karime para orillarte a darle los diamantes a cambio de la vida del hombre. Planea hacerlo en un bar que Octavio frecuenta. —miro a Max a ver si sabe de eso y asiente—. Es su oportunidad para acabar con él—Sentencia.

—Gracias por la información. Si algún día lo conozco, le daré las gracias.

—Me las dará Karina, eso puedo asegurárselo —diciendo eso, cuelga la llamada y Max espera…

—¿Qué harás con la información que te ha dado? Puede ser una trampa—dice y tiene toda la razón.

—Tú averiguarás con tu informante si esto es cierto y en caso de que lo sea, le daremos una pequeña sorpresa. —Maxi alza las cejas en señal de duda.

—¿A qué te refieres?

—Quien caerá en mi trampa, será él.

Hola, hola, estrellitas mías. ¿Cómo están? Me gustaría que me cuenten que les está apareciendo la historia hasta ahora. Como bien saben, no será muy larga pues es una novela corta.

¿Quién creen que es este hombre que le dio la información a Karina?

¿Se dieron cuenta que dijo que Karina le daría las gracias?

Quisiera leer sus respuestas.

Besitos, Kya💫😘

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