Capítulo 5
Narra Karina
Me levanto porque escucho una discusión abajo. No sé cuántas horas dormí. Lo que sí sé, es que pude descansar más que en la semana que llevo en libertad. Agarro mi celular que lo había dejado en la mesita de noche al entrar al cuarto y veo la luz verde indicando una notificación. Al prender el teléfono, es un mensaje.
Número desconocido.
20:00horas
“Espero que mi parte de los diamantes estén guardados después de todo el tiempo que tuve que aguantarte.”
¡Maldita sea! No me dejan en paz. Primero Abraham y ahora Milda. ¿Estarán compinchados esos dos para seguir martirizando mi existencia? ¡Joder!, la paz que tanto deseo es imposible con estos dos con el lío de los diamantes, eso sin contar, con los enemigos de Karime que están tras lo mismo.
—¿Qué querías que hiciera? ¿Qué dejará que fuera tras Karina, sin hacer el intento al menos? No pienso permitir que la lastime, voy a protegerla, tal y como se lo prometí, una vez que entreguemos los diamantes a su dueño, ella podrá ser libre de vivir su vida. —Escucharla defenderme me emociona mucho. Es la primera vez que alguien me defiende. Ya no estoy sola contra el mundo, tengo a alguien que lucha a mi lado.
—Que quieras proteger a tu hermana no significa que debas ponerte en riesgo por su culpa —habla Octavio.
—Padre, sabes perfectamente que…
—Tu padre tiene razón Karime. No quiero que te pasa nada por mí.
—Karina, no te preocupes, todo estará…
—¿Bien? ¿Me dices que todo estará bien después de todo lo que tu padre te dijo? No me engañes —le pido—, de ahora en más, tenemos que trabajar juntas. Están detrás de ambas por el mismo objetivo. Unidas, no podrán contra nosotras —Karime me observa asombrada, de seguro por lo que dije cuando conversamos, pero ahora, la única opción que tenemos, es unirnos.
—¿Segura? —pregunta dudando aún.
—Completamente.
Al responderle a mi hermana escuchamos pasos desde la entrada de la mansión, a medida que se acerca distingo a Max. Su rostro serio anuncia que tiene noticias, las cuales no son gratas. Su mandíbula está apretada en señal de enojo.
—Por tu cara puedo deducir que las noticias no son buenas —dice Octavio y el recién llegado asiente.
—Te escuchamos —digo.
—Sus ex's se han unido contra ustedes para dar con la ubicación de los diamantes —Suelta la bomba.
—¿Qué? —decimos las dos al mismo tiempo.
—Abraham y Leonardo están trabajando juntos. —Las dos nos miramos.
—¿Cómo esos dos llegaron a eso? —pregunto. — Son de mundos diferentes.
—Tienen el mismo objetivo, Karina —me explica mi hermana—. Solo por eso pueden unirse, no importa de donde vengan.
—Karime —la llama Max, logrando captar su atención. Mi hermana no ha dicho una palabra. Parece pensativa, ausente desde que Max nos dijo lo que estaba pasando—, es necesario que entrenes a tu hermana. Tiene que saber defenderse, aunque ella nunca estará sola —dice mirándome fijamente. Sus ojos quieren leer los míos, cosa que le será imposible.
—Yo sé defenderme, Max —les anuncio—, quizá no con la misma destreza que lo pueda hacer Karime, pero paralizada, no me quedo.
—¿Aprendiste a luchar en la cárcel? —pregunta Octavio curioso.
—Aprendí a sobrevivir. Si me atacaban, me defendía —explico.
—Yo te enseñaré lo que necesites saber. Ahora, vamos arriba. Hay algo que quiero contarte.
Narra Max
Observo como las gemelas se pierden en las escaleras rumbo a su conversación de hermanas. No puedo dejar de verlas, tan iguales, tan fuertes y a la vez tan distintas, cada una a su manera. Karime, se forjó su fortaleza cuando Leonardo la dañó tanto, es una persona fría, pero su hermana, hace que sus ojos brillen, que su mirada se suavice. Karina, aprendió a sobrevivir en la cárcel y gracias a eso está aquí, es una chica tranquila, sencilla, pero cuando tiene que sacar las garras no lo piensa dos veces.
Desde el momento que la vi entrando a esa sala de visitas me cautivó, por increíble que parezca. Debajo de toda esa coraza, de toda esa pared que construyó a su alrededor, vi que es una mujer que solo desea tener una vida en paz, sin dolor. Yo, aunque quisiera, no puedo entrar en ese terreno con ella. No quiero lastimarla como siempre hago. El fantasma que me persigue no me dejará ser feliz ni con ella ni con nadie.
—Me preocupa que esa muchacha desvíe el camino de mi hija —dice Octavio, trayéndome de vuelta de mis pensamientos.
—Eso no sucederá. Tu hija está feliz con su hermana. No intentes separarlas, ella no te lo permitirá ni yo tampoco —Me mira y sonríe. ¿Qué le causa risa?
—Te ha gustado demasiado la chiquilla. Tus sentimientos hablan por ti, pero yo, no puedo permitir que Karime solo se concentre en ella. Hemos estado ocultando los diamantes por demasiado tiempo. El dueño se ha cansado de esperar y con esta lucha, será muy complicado. Karime, tendrá que hacer lo siempre se ha negado —aclara.
—Karime está muy agradecida contigo por todo lo que has hecho por ella, pero si ella no quiere hacerlo, no lo hará. Ella buscará una solución diferente, no subestimes a tu hija adoptiva. —Conozco muy bien las capacidades de Karime. Algo se le ocurrirá.
Narra Karina.
Me siento aturdida por toda la información que Karime acaba de proporcionarme. Me ha contado el secreto que nadie sabe, ni siquiera Octavio. Además de ella, soy la única que conoce la ubicación exacta de los diamantes. El lugar perfecto. Es un lugar tan grande, que pasa desapercibido para todos. Me dio todo lo que tengo que conocer acerca de ellos, la cantidad, la calidad, el valor monetario que tienen y las consecuencias que podemos afrontar de no devolver los diamantes a su dueño. El nombre de ese sujeto es un misterio hasta para Karime, el modo de entrega es bastante polémico, completamente a ciegas, esperando que el mismo nos encuentre una vez estemos en Ginebra, como yo digo, todo un misterio.
—Necesito que todo lo que te acabo de contar lo recepciones muy bien. No puedes anotar nada de lo que te he dicho. La información que tienes vale mucho. Nadie debe saberla —me aclara Karime.
—No te preocupes. Seguiré tus indicaciones, pero quiero saber, ¿por qué me lo has contado?
—Yo sé porque, hermana. Cuando sea el momento, sabrás que hacer con toda la información que te proporcioné —me dice misteriosa e intenta darme una sonrisa tranquilizadora.
—Como tú digas —no quiero indagar. Cuando deba decírmelo, lo hará.
—Bien. Ahora me voy. Necesito darme una ducha y descansar un poco.
—Vale, ve tranquila.
—No duermas tarde —¡Por dios!, parece mi madre.
—No soy una niña, Karime. Bájale dos rayas —digo y comienza a reír.
A las diez de la noche la casa está completamente a oscuras. Todos duermen, me hago un bocadillo y regreso a mi cuarto. Al abrir la puerta siento la vibración de mi celular en la mesita de noche. Me acerco y es una llamada.
—Diga.
—Hasta que contestas —al escuchar la voz de Abraham siento como los escalofríos se apoderan de mi cuerpo.
—¿Qué quieres? —Trato de que mi voz suene neutral.
—Verte, aquel día no pudimos hablar porque ese imbécil llego a tu rescate.
—La respuesta es no —digo y enseguida cuelgo la llamada. Estoy a punto de bloquear el número cuando me llega un mensaje, es una foto.
Enseguida subo el 6, espero sus opiniones.
Besitos Kya💫😘
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