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52: Felices 17

4 de agosto, 2021

❝Antes❞

Miraba ansiosa la TV y no, no estaba mirando una carrera de la F1. Lo que estaba siendo transmitido era el partido del Barça vs. RB Salzburgo. Y Gavi había sido convocado. En realidad había sido convocado para todos los partidos de pretemporada con los de la primera división y minutos antes de que iniciara el partido, me había llamado para, literalmente, gritarme emocionado que si todo salía bien iba a jugar con el primer equipo. Es por eso que obligué a mi familia a ver el partido conmigo. Deseé ir a verle, pero, los últimos dos partidos se jugaban en Alemania.

—¡Ahí está! ¡Ahí está! —grité emocionada—¡Va a salir a la cancha! —Saqué mi móvil y empecé a grabar. Yo filmaría todo. Se veía tan apuesto. Y nervioso—¡Vamos Gavi! —grité como si me pudiera escuchar.

—Val, Val, cariño, si sigues gritando. Más se escucharán tus gritos que el partido —murmuró mamá—. Y dame ese móvil, que yo grabo y tú te sientas de una vez.

Le hice caso y tomé asiento al lado de Benjamín y de papá. Yo era su impedimento para que no se maten.

Miré atenta el partido y recordaba todo lo que Pablo me enseñó, así no me perdía. No era una experta, pero al menos ya sabía diferenciar las tarjetas y más cosas. Vi la TV y me puse de pie al ver como Gavi caía al suelo. Había recibido un choque con otro jugador.

—¡Eso es falta! ¡Es tarjeta naranja, no negra! ¡Deben expulsarlo!

—Valeria, es tarjeta roja y no, no es falta. Fue un choque —dijo Benjamín, restándole importancia. Yo no le tomé importancia a sus palabras.

Apague la televisión al ver como Gavi salía para ser atendido. Subí a mi habitación y como una loca empecé a llamarlo, a él, a sus padres y a su hermana. No me contestaron. Estaba al borde de la desesperación.































💌💌💌





















5 de agosto, 2021

Era ya medianoche con unos minutos y aún no recibía respuesta alguna de Pablo.

—Ya te llamarán —Mamá intentó tranquilizarme.

—Y si le paso algo grave y por eso no me llaman —lloriqueé, imaginándome lo peor.

—No seas dramática, Val —Mamá me abrazó.

—Además, ya es su cumpleaños y quería saludarlo a media noche.

—Son las 12: 10 —Mamá miró mi móvil y justo empezó a sonar—Te está llamando l'amor de la teva vida —Me lo tendió y apresurada agarré el móvil, contesté la llamada y pegué el aparato a mi oreja.

—¿Cómo estás? —Fue lo primero que pregunté.

—Estoy... Estoy... bien —Se le escuchaba raro, hablaba lento.

—No me mientes ¿verdad?

—No...

—¿Y por qué no me contestaban? Estaba muy preocupada por ti, Pablo. Joder, me has asustado, estaba pensando lo peor...

—Estaba pensado que te moriste y que no se lo querían decir —habló mamá, quitándome el móvil.

Se lo quité y escuché como me dijo.

—Estoy bien, solo fue un golpe en la mandíbula. Me estuvieron examinando y no es tan grave...

—¿De verdad? Se vio tan feo desde la tele, que...

—Estoy bien, Val... —dijo bajito—. Escucha, no puedo hablar mucho y estoy a nada de tomar el avión para regresar a España ¿Hablamos luego?

—Espera, espera... —Aún seguía en la llamada—. Irás a Sevilla ¿verdad?

—Sí, apenas aterrice en Madrid iré para Sevilla.

—Vale, solo preguntaba... ten... ten —Miré con rareza a mamá, me hacía muecas raras—. Ten un lindo viaje.

—Y tu un lindo sueño. Sueña conmigo.

Sonreí y colgué la llamada. Mamá me tiró un almohadazo y chillé.

—Tonta, no le deseaste feliz cumpleaños.












💌💌💌
















Después de horas y horas pensando, tomé una decisión.

Toqué la puerta de la habitación de mi madre y la entreabrí. No la abrí por completo al escucharla hablar por teléfono.

—... me siento cansada, pero... puedo con ello, por Val...

Dejó de hablar al escucharme y sin despedirse cortó la llamada.

—¿Sucede algo chiquitita?

—¿Podemos ir a Sevilla, específicamente a los palacios y Villafranca?

—Pero en la tarde sale nuestro tren a la costa brava, ¿recuerdas mañana? Tu fiesta de cumpleaños, en la playa.

—Pero, hoy es el cumpleaños de Pablo y se me hace injusto que no le pueda dar un abrazo y desearle feliz cumpleaños. Así que le pregunté a Aurora, si podíamos ir de visita y ella me dijo que sí. Por lo que podemos tomar un vuelo o tren y luego mañana a primera hora salimos para la costa y todos felices.

—¿Y quién se encarga de supervisar que todo esté en orden para tu fiesta?

—Ya está todo en orden. Y lo pueden supervisar papá y Benjamín, mis amigas los pueden ayudar.

—Pero...

—Anda, vamos. Te lo tomas como unas minis vacaciones, dijiste que estabas cansada —Hice mención a su llamada—y gran parte es porque has estado trabajando y organizando nuestra fiesta. Todo ya está listo, así te relajas un poco ¿Si? ¿Podemos ir? ¿Podemos ir? Porfis porfis, porfis, porfis.

—Alista tu maleta, Val. Voy a sacar los boletos.

Ella nunca me decía que no. Bueno, la mayoría de veces.

Una hora más tarde ya estábamos en el aeropuerto. Casi 4 horas después aterrizamos en el aeropuerto de Sevilla. Tomamos nuestra dosis de café y compramos unas hamburguesas, comimos en el taxi que nos llevaría a la estación de buses. 20 minutos esperamos y casi 40 minutos fueron los que se demoraron en dejarnos en Los palacios, Villafranca. No conocía con exactitud a donde ir y gracias a dios, Aurora y su papá fueron por nosotras.

—Val —Aurora me abrazo—. Gavi se va a poner feliz de verte —Besó mis dos mejillas—¿Cómo ha ido el viaje?

—Pues bien —Mamá se recargó en mi hombro, ella no lo pasó para nada bien—. En realidad a mamá le cayó mal ¿Podemos pasar por una farmacia?

—Claro. Suban al coche —Aurora nos abrió la puerta y añadió—Dejen las ayudo con las maletas.

Mamá y yo éramos las típicas chicas que siempre llevamos demás en las maletas. Y esa no fue la excepción. Aurora nos ayudó a meter las valijas en la maletera y cuando ya estábamos todos "okay" subimos al coche.

Aurora le hacía plática a mi madre, quien hacía todo lo posible para no dormirse. Mientras tanto yo, miraba por la ventana. Y me imaginaba la sorpresa de Pablo al verme. No nos veíamos hace casi una semana, salvo por llamadas y videollamadas, pero no era lo mismo. Extrañaba verle a los ojos. Extrañaba su boca, sus manos, abrazarlo y besarle el mentón.

Primero pasamos por una farmacia, mamá fue a comprarse algo para el dolor de estómago. Al regresar, Aurora le preguntó si estaba bien.

—Solo es un malestar por el viaje.

—Le han caído mal las tres hamburguesas que se comió. Y las vomito.

—No —Mamá alzó sus manos en son de inocencia—. Valeria es una exagerada.

No era solo un malestar por el viaje.

A lo largo del viaje en auto, vi una cancha de fútbol y no pude evitar imaginarme a Gavi chiquito jugando ahí.

No demoramos mucho en llegar a la casa de los Páez Gavira en Sevilla. Los primeros en recibirnos fueron sus padres, me daba algo de vergüenza por la última vez que nos vimos. Pero, todo cambió cuando me dijeron "nuestra dulce val". En verdad tenía mucha suerte de caerles bien a la familia de Pablo y, ya que lo mencioné, no lo veía por ningún lado. No sabía de mi sorpresa.

—¿Y Pablo?—pregunté.

—Está en su habitación, Val. Anda a verlo, es la última del pasillo —me contestó su madre, invitándome a pasar.

—Vale.

Caminé y me detuve al recordar mi obsequio. Fui de nuevo al coche y agarré el regalo. Era algo grande, por lo que tuve cuidado. Entre a la casa y el olor a comida casero invadió mis fosas nasales, mi estómago rugió dejándome saber que tenía hambre.

A medida que caminaba vi muchas fotos familiares y de Pablo siendo un niño. Al llegar a la habitación y estaba 100% segura que era la correcta, las pegatinas de fútbol me daban la razón. Toqué la puerta. No recibí respuesta. Volví a tocar la puerta. Silencio. Toque un poco más fuerte y escuche su voz.

—¡Ma, estoy dormido!

Que Mentiroso. Dejé mi regalo apoyado en la pared lateral y me tomé la libertad de abrir la puerta. Asomé mi cabeza y mis ojos chocaron con los de Pablo. Quise grabar su reacción en esos segundos. Sus ojos se abrieron más de lo normal, me miró extrañado y sin creerlo, pasó sus manos por sus ojos en un intento de comprobar si yo estaba ahí o solo era su alucinación.

—¿Val?

—No que estabas dormido ¿Puedo pasar?

Pablo movió la cabeza de arriba a abajo. Entré a su habitación y dejé la puerta abierta, para que sus padres no pensaran mal. Pablo estaba acostado y al ver que me acercaba, se sentó y apoyó su espalda contra la cabecera. Me hizo un ademán para qué me sentará a su lado.

—¿En verdad eres tú o son las alucinaciones del medicamento?

—Soy yo, tonto.

Sonrió y sus manos acariciaron mis mejillas, jalo de mi rostro para que mis labios chocarán con los suyos. Extrañaba su boca.

—En verdad eres tú —susurró. Pegó su frente con la mía y me pregunto:

—¿Qué haces aquí? ¿Cómo llegaste?

—Vine a verte y por lo otro, pues tome un vuelo hasta Sevilla, y luego un bus para llegar hasta acá y Aurora nos fue a recoger.

—¿Nos fue?

—Mamá me acompañó. Vómito en el bus, se mareó. Pero ya tomó un medicamento, estará bien.

—Vale... —Sonrió bobo

—¿Tomaste un vuelo de casi 4 horas y un bus de 40 minutos por mí?

—Pablo, recorrería el mundo entero por ti. Además que... —Capture su boca, le llene de besos—. Feliz cumpleaños, gruñón.

—¿Te acordaste?

—¿Cómo me iba a olvidar?

—Ya son algo de las cinco de la tarde y no me llamabas, ni me escribías.

—Estaba viajando, además mi móvil murió —Despeiné su cabello y me puse de pie—. Y antes de que lo olvide, te traje un regalo.

Camine hasta salir de la habitación —Cierra los ojos y no los abras hasta que te diga ¿Vale?

—Vale.

Volteé a verlo. Sus ojos estaban cerrados, agarre el obsequio y regresé por donde vine. Volví a tomar asiento a su lado.

—Extiende las manos —Siguió mis órdenes. Me estiré para dejar un pequeño beso en la punta de su nariz y dejé el obsequio sobre sus manos—. Abre los ojos —Pablo parpadeo lento y vi lo que dejé para él.

A simple vista se notaba lo que era, pero era un detalle único. Lo hice yo misma.

—Ábrelo, anda —Lo animé. Abrió el regalo. Destrozó el papel que tanto me costó envolver, pero, su sonrisa valió la pena.

Las sonrisas de tus personas favoritas, siempre valían la pena.

Pablo vio el cuadro que hice yo misma para él. Era grande y tenía varias fotos de mi novio, varias fotos que narraban lo largo de su carrera. Desde que era un niño jugando con un balón, su primer partido en La masía y todo a lo largo de sus años, todas sus metas y sueños, y también había un espacio en blanco.

—Falta una. Es la foto que te voy a hacer para tu debut oficial.

Pablo se quedó callado, miraba las fotos y luego a mí. Por un momento pensé que no le gustó.

—¿No te gustó?

—Qué dices, tonta. Sí es el mejor regalo de toda mi vida —Con cuidado dejó el cuadro a un lado y me abrazó—. Gracias, Val —Llenó mis mejillas de besos y terminó con uno en mi frente—. Lo voy a colgar en mi habitación de La Masía, para verlo todos los días —Sonrió y miró el cuadro—. Salgo muy guapo en todas las fotos.

—Eres muy guapo —Besé su mejilla y recordé que también tenía otra cosa para él—. Tengo algo más para ti...

—¿Qué es?

—Es algo simple —Metí mis manos en mi bolso y saqué el sobre—. Lo escribí para ti —Le entregué el papel. Pablo tuvo las intenciones de abrir el sobre, se lo impedí—. Ábrelo cuando estés a solas, así no me da vergüenza.























💌💌💌











Bebía de mi café mientras caminaba de la mano con Pablo, por las calles de su pueblo. Me estaba haciendo un pequeño tour. Mordí mi pajilla y la solté.

—Las cosas son así Pablo —Di un sorbo a mi bebida—. La protagonista conoce a un chico y yo ya me decía "Este es el ser del que me voy a enamorar" y admito que me iba enamorando, pero luego ¡Boom! Es un completo hijo de puta, le decía que la amaba, pero la maltrataba. Así que no es mi crush literario, más bien, lo odio. Él que si es mi nuevo crush, es el primer amor de la protagonista, no sale mucho, pero lo van narrando mediante escritos del diario de la prota y es demasiado, y luego aparece en el presente y a mí me dan miles de infartos.

—¿Aún no lo terminas?

—No, pero ya me falta poco —Besé su mentón y me colgué de sus hombros—¿Te duele el golpe?

Pablo hizo un mohín.

—Más me duele haber perdido.

Rodé los ojos y oculté una sonrisa.

—Tonto, te pudo haber pasado algo peor.

—Pero, no pasó a mayores...

—No trates de justificarte, no sabes lo preocupada que estuve. En verdad, Pablo, me gusta verte jugar, pero me aterra que te pase algo...

—Eres una exagerada —sentenció—. Y no me pasó nada, Val. Estoy bien, algo adolorido, pero feliz porque jugaré en el primer equipo —Sus brazos me agarraron de la cintura y me hizo girar con él. Sonreí feliz por él. Era un sueño. Él estaba logrando su sueño y yo me sentía tan contenta, como si se tratara de mis sueños.

Creo que de eso se trataba estar en una sana relación, alegrarse por los logros de tu pareja como si fueran de uno propio.

Mis pies volvieron a tocar el piso. Escondí mi rostro en su pecho y farfullé.

—Me mareé, tonto.

Sentí su beso en mi coronilla y su gran abrazo. Me separé de él y seguimos caminando, con nuestras manos entrelazadas. No me soltó en el camino, ni cuando unas chicas se acercaron a saludar.

Se veían majas.

—¿Son tus anteriores ligues? —Curiosa, quise saber, cuando las chicas se fueron. Pablo miró a las muchachas, se veían de nuestra edad.

—Son las amigas de Aurora, Val.

—¿Y ni una te intereso?

—Son las amigas de mi hermana.

—¿Y? He leído muchos libros para decir que los amoríos entre la mejor amiga y el hermano, son uno de los mejores clichés.

—Pero, más me gusta el de... ¿Cómo era el que me dijiste? ¿Stren... lovers?

—¿Strangers to lovers?

—Ese.

—De extraños a amantes —Ladeé una sonrisa vivaz—. También me gusta.

—Tú y yo fuimos Strangers to lovers —Acarició mi mejilla. Arrugué mi nariz y me hice la pensativa.

—Pues técnicamente así, creo que fuimos strangers to friends, friends to lovers —dije y luego añadí—. Aunque prefiero los enemies to lovers...

—¡Val!

—Pero, tú y yo, somos la mejor historia. De verdad, Pablo. No sé qué hubiese pasado de mí si no regresabas en un mes. Me dije a mi misma que no me volvería a enamorar, pero, apareciste tú y tus estúpidos ojos.

—Es mi encanto —mencionó con cierto toque egocéntrico. Choqué mi hombro con el suyo

—El efecto Pablo Gavi.

Solté una risita a la vez que mi móvil sonaba, avisándome la llegada de un mensaje. Solté la mano de Pablo y de mi bolsillo trasero, saque mi móvil. Era un mensaje de Aurora.

—Aurora me dice que el resto de tu familia ya está llegando, para tu fiesta —Miré a Pablo y añadí—¿Ya quieres ir?

—Vamos para que todos en mi familia conozcan a la futura señora Páez.

—Pablo...

—Es la verdad.

































💌💌💌


























Ya era de noche. Estaba sentada en el jardín, siendo rodeada por niños y niñas que me mataban de la ternura, sus risas, sus ojitos y sus vocecitas. Jugaba con ellos, eran los primos de Pablo y pensaban que yo era su nuevo juguete, de todas formas, no me molestaba. Tenía a uno colgado en mi espalda, me hacía cosquillas en mi cuello y murmuraba "marrón" refiriéndose a mi pelo, una pequeña estaba en mis rodillas, tiraba de mi mechón y me sonreía con sus pequeños dientecillos, también tenía a otros pequeños a mis lados, me preguntaban mi nombre y si era amiga de Pablo. Les dije que era su novia y ellos me preguntaron: "¿Se van a casar? "¿Tendrán un bebé?" "¿Podemos jugar con el bebé?". "¿Está en tu barriga?".

De vez en cuando miraba a Pablo, él estaba sentado con sus amigos, me los presentó cuando llegamos a su casa después del paseo, ya los conocía por medio de llamadas, pero esa vez los pude conocer en vivo y en directo. También me presentó al resto de su familia, Pablo, tenía una gran familia. Eran tan amables conmigo y me hacían sentir como si fuera parte de ellos, me enseñaron a bailar sevillanas y entré risas Pablo vino a ser mi compañero de baile, ambos bailamos siendo aplaudidos por su familia.

Nunca había estado rodeado de tantos "familiares" hace unos años, tenía a mis abuelos, ellos eran tan maravillosos conmigo, pero, lamentablemente no los pude tener por mucho más tiempo, aun así, mantenía los recuerdos como mi más preciada adquisición.

En mi familia solo éramos mamá y yo, y bueno, también Benjamín. De cierta manera lo consideraba parte de mi familia, y también papá. En verdad deseaba poder conocer al resto de mi familia paterna, me preguntaba si sería así de cálida como la de Pablo.

La noche ya iba pasando y era hora de cantarle feliz cumpleaños al pequeño Gavira.

No quería parecer una pesada, por lo que mantuve mi distancia y deje que su familia estuviera a su alrededor. Me puse al lado de mamá y me mantuve viendo la escena. Pablo miraba a su alrededor, pensé que quería ver el rostro de todos sus seres queridos. Pero, cuando sus ojos dieron con los míos, supe que me estaba buscando.

Movió su mano para que vaya a su lado. Mamá me dio un empujón.

—Gavito quiere que vayas a su lado.

—¿Crees?

—Anda, chiquitita —Me empujó. Me tropecé con mis pies, pero no me caí.

En rápidos pasos, me puse al lado de Pablo. Le cantamos feliz cumpleaños y él sonreía como un niño pequeño, siendo el centro de atención.

—Pide un deseo —susurré en su oído. Le sostuve el pastel y Pablo se inclinó, vi cómo cerró los ojos y en mi mente conté como se tardó tres segundos para soplar las velas.

La fiesta no terminó tan tarde. Pablo tenía que descansar y los analgésicos le causaban sueño. Mamá y yo debíamos buscar un hotel donde pasar la noche, pero, Belén nos pidió que nos quedáramos en la habitación de invitados.

Ya me había puesto el pijama cuando recibí un mensaje de Pablo.

Niño bonito gruñón😇😡:

En cinco minutos vienes a mi habitación

😘

¿Una propuesta indecente? 

Acepto.

Casi 30 minutos después, me encontraba limpiando las comisuras de mis labios.

Ir a su habitación fue hablar, besarnos y subir otro nivel más en el ámbito sexual de nuestra relación. Tenía cero experiencia sobre hacer una buena paja, y la primera vez que lo hice fue una sensación de asco y ahogo en donde me trague el vómito. Momentos que debería olvidar.

Pero, con Pablo fue diferente.

Primero le confesé que no sabía mucho del tema y que si algo no le gustaba, me lo podía decir o detenerme. Él me dijo que si no estaba segura, que no era necesario hacerlo, pero, yo quería hacerlo. Quería pasar a ese siguiente nivel y lo hice.

—¿Te gustó?

—Joder, Val. Me has dejado... —Su mano aún seguía en mi cabello.

Sonreí orgullosa. Le gustó, su respiración agitada y la ligera capa de sudor me lo hicieron saber.

—Ese era el punto, Pablo —Deje un beso en su abdomen y me acosté a su lado. Pablo se subió el bóxer y suspiró, sonriendo, encantado.

—Ha sido el mejor cumpleaños de mi vida.

—¿Lo dices por qué ha sido tu primera mamada?

—No, bueno tan bien por eso, pero más porque has venido a verme —Besó mi hombro—. Esa boquita hace maravillas.

Las mejillas me ardieron y para cambiar de tema, hable:

—¿Cuál fue tu deseo de cumpleaños?

—Sí te lo digo ya no se cumplirá.

Mi mano acarició su abdomen, ladeé mi cabeza para verlo a los ojos.

—Al menos una pista, así puedo ayudar a que ese deseo se cumpla. Lo hago con todas mis amigas, Ester deseo un bolso y yo se lo regale, Pau pidió un vestido y yo se lo regale, Y Carla pidió una noche de hacer galletas y karaoke de Tay, y también le cumplí el deseo —Agarré las mejillas de Pablo y las apreté, mientras me sentaba en su abdomen—Así que Pablo Martín Páez Gavira, dime cuál es tu deseo.

—¿Mi deseo?

—Dímelo —pedí.

—No es algo material —susurró—. Ni algo que te obligaría hacer, solo es un deseo y quiero que se cumpla, es por eso que no te lo voy a decir.

—Pero —Por inercia hice un mohín.

Pablo acercó su rostro al mío para besarme. Mordió mi labio inferior y sonrió al jalar.

—¿Sabes lo que falta para cerrar mi cumpleaños con broche de oro?

—¿Qué?

Pablo sonrió de oreja a oreja, por un segundo pensé que me diría "follar", pero, era una mal pensada. Pablo me agarró de las caderas y con toda la suavidad del mudo, me puso sobre el colchón.

Mis ojos le siguieron y vi como sus músculos se estiraron para sacar algo del cajón de su mesita de noche.

«¿Será un condón?» Fue lo que pasó por mi mente en ese momento.

No era un condón, era el sobre donde estaba escrito todo lo que Pablo me hacía sentir. Regresó a su posición y sus manos volvieron a ponerme encima de su abdomen. Me miró fijo, sus ojos veían hasta mi alma. Y yo veía ese brillo en el café de su mirada. Ese brillo era el reflejo de su alma.

—Quiero que me la leas.

—¿Qué?

—Quiero que me la leas —repitió.

—Pero es personal.

—Tú la has escrito para mí —Miró a su alrededor—. Y estamos solos. Quiero que me la leas.

—Pero...

—Léela Val, yo ya la leí. Pero, quiero escucharlo de tu voz, quiero grabarlo para siempre en mi mente.

Mordí mi labio inferior y miré a mi alrededor, no había nadie, solo nosotros dos.

Leer la carta sería desnudarme sin quitarme el pijama, él ya había visto desnuda muchas veces, conocía mi piel, cada lunar, cada marca, cada peca y el hoyuelo de mi espalda baja. Conocía la desnudes de mi cuerpo. Pero, ¿conocía la desnudes de mi alma?

Pablo lo hacía.

Él me había visto desnuda en todas las maneras posibles y esa noche, también me desnudo con solo mirarme y susurrarme "Quiero escucharte".

—Lo haré.

Agarre el sobre, lo abrí y desdoble el papel con olor a café. Mis dedos temblaban, mis ojos ojearon la carta, la misma que escribí un día atrás. A decir verdad, era una de los tantos escritos sobre Pablo. Había escrito tanto sobre él, sobre nosotros, que fácil podía ser un manuscrito ya terminado, pero ese "terminado" aún no era realidad y tampoco quería que se acabará.

—Querido Pa-blo... —Me detuve al ver como sacaba su móvil y empezaba a grabarme —. No me grabes —Tapé la cámara con mi mano.

—Quiero grabarlo de todas las formas posibles, Val. Hazlo, lee.

Su mano quitó la mía, aún me seguía grabando, tenía el móvil de una forma sutil para que no me incomodara y sus ojos me veían como si fuera la mayor obra de arte.

Quizá ante sus ojos si era una obra de arte.

Me armé de valor y por primera vez, pude leer en voz alta, uno de mis escritos.

—»Querido Pablo... ¿Te has puesto a pensar que tú y yo, hemos sido una de las más bonitas casualidades que nos dio el destino? Apareciste en mi vida sin siquiera preguntarlo y en menos de lo esperado, ya me encontraba esperando tu mensaje o llamada ¿Recuerdas la primera vez que nos quedamos hablando por el móvil hasta que amaneció? Al día siguiente tenía escuela y tu entrenamiento, aun así, no nos importó. Confieso que me moría de sueño en clases y también confieso que me castigaron por dormirme en literatura ¡En literatura! Algo irreal, pero, es lo que generas cuando hablas toda la madrugada con un chico que conociste hace tres días y con el cual conectaste como si lo conocieras de por vida. Esa llamada, inicio por mensajes, pero el teclado sé que nos quedaba tan corto al hablar que marque tu número y tú no dudaste en contestar. Tu voz generó algo en mí, algo que jamás había sentido. No sabía de qué se trataba, pero poco a poco lo fui descubriendo contigo. Recuerdo esa llamada y no me arrepiento de haber contestado ese "hola" el cual se convirtió en una charla de nuestras vidas, te conté la mía y tú me contaste la tuya, también fue la primera vez que me contaste tus sueños, y mira ya los estás cumpliendo. Esos mensajes, esas llamadas, videollamadas y luego me invitaste a uno de tus entrenamientos. No sabía nada de fútbol, tampoco es que sea muy experta en ello ahora, pero, la sonrisa y las ganas que metías al entrenar, me mostraron tu sonrisa y el brillo en tus ojos, no sabes cuanto me gusta ver eso en ti, tu sonrisa y mirada. Ese día pensé, si yo también causaba o causaría eso en ti, quiero creer que lo hago, que tus ojos brillan al verme y que sonríes cada vez que escuchas mi voz.

¿Te digo un secreto no tan secreto?

Me he enamorado...
De tu voz al pronunciar mi nombre,
de tu risa al mezclarse con la mía, de tu forma de besar mis labios y piel, de tus susurros en mis oídos, de tus boberías, de tu manía de dedicarme todos tus goles, de tu pasión hacia el fútbol, de tus sueños.

Me he enamorado de ti y no es un secreto. Me has enseñado que el amor existe más allá de las páginas de los libros, me enseñaste lo que era sentir mariposas en mi estómago.

No puedo afirmar que serás mi único amor, pero sí puedo decir que fuiste el primero.

Te conocí cuando tenías 16, ya cumpliste 17. Espero estar contigo cuando cumplas 18, 19, 20 y tantas vueltas al sol como sea posible, espero estar a tu lado y verte lograr todo lo que contestaste esa madrugada y poder susurrarte al oído "Los sueños si se cumplen"No me queda más que decirte felices 17.

PD: Te quiero

PD²: Tal vez tú y yo seamos un para siempre.

Te escribe Valeria. Tu algodón de azúcar, tu Val. Tu primer amor<3 «

Miré por encima de la carta. Tenía a mi corazón latiendo fuerte y apachurrándose a ella misma. Los ojos se me habían aguado y no eran lágrimas de tristeza, era todo lo contrario.

—Te quiero —Acaricié su rostro, incliné mi cuerpo hacia el suyo, su pecho chocó con el mío y provocó cosquillas por debajo de la tela de mi pijama. La punta de su nariz acarició la mía y volví a decir que le quería, pero, esta vez en un susurro—. Te quiero, te quiero, te quiero hasta la luna y contando todas las estrellas de la galaxia. T'estimo, Pablo.

Él era mi galaxia.

Y como era costumbre, nuestros labios se rozaron y un rocé inicio que nos fundamos en un gran beso.

Una alarma nos hizo separarnos. Pablo buscó su teléfono, miró la pantalla, apagó la alarma y sonrió. Volvió a besarme y entre sus labios, susurró:

—Feliz cumpleaños, Val.





























































<333 No estoy llorando 😭

Son tan ✨️cutes✨️

¿Cómo están? ¿Cómo les ha tratado la vida?

Cuéntenme que les pareció el capítulo. Amo leerlos, denme cariño 🥰

💖No se olviden de votar y comentar. Así la historia crece y más personas conocen la historia💖

Nos leemos pronto. Creo

Besos 💋

Ig: ancovi12
Tiktok: ancovi12

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