POR FAVOR si les gusta la historia, no olvidar votar y comentar :)

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Para: Pablo
De: Valeria

Vale. Es grato saber que pensaste en mí en pleno acto. Y me alegra que fueras responsable en hacerte esa prueba. Niño responsable.

Has preguntado por mi vida, no me ha pasado nada interesante, salvo estudiar (porque ir a vacacional no es una opción, ni mucho menos repetir el curso) estudiar, ver F1,trabajar. Tengo dos trabajos, el que ya sabes, el del club y otro en la cafetería de siempre. El dueño es muy majo y tengo un compañero que me ha ayudado bastante a no romper tazas ni a quemar nada, ni a confundirme de pedidos, es agradable. Me han tocado buenos compañeros de trabajo, gracias a dios.

Por lo otro, se me han acabado los libros en físico y empecé a leer más en Wattpad, una historia de unos chicos asesinos y caí rendida ante un psicópata que mata por diversión, también estoy que releo algunos libros de mi biblioteca. Mi libro favorito y mi saga favorita ♡. Y ya que mencione Wattpad, mi fic de Charles Leclerc esta a nada de llegar a un millón de lecturas. Lloro. Y también siento algo de rabia al no poderlo actualizar seguido, me llegan nuevos lectores y no puedo consentirlos con maratones. Lo positivo... No hay nada positivo jsjsks

Felicidades por la victoria y suerte (aunque no la necesitas) en el partido contra el real Madrid, recuerda, que el campo enemigo no te intimide.

Un abrazo :)

Te escribe Val

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19 de marzo, 2022

Mi fanatismo hacia Harry Styles venía desde el 2010, cuando apenas tenía 6 años. Decía que era el amor de mi vida, junto a los otros integrantes de One Direction. Su música, ellos, aún los seguía escuchando, tanto sus canciones como grupo y sus nuevos proyectos como solistas.

En esa época decía que Harry Styles era mi novio, Carla decía que Louis era su novio, el novio de Ester era Zayn y el de Pau era Liam, y Niall era el amante de las cuatro. Esos tiempos, donde lo único que hacía era ir a la escuela, divertirme, bailar, cantar, jugar y dormir era el castigo.

Miré a mi Harry Styles de cartón, llevaba una guirnalda verde al rededor de su cuello.

—Ya no tienes 16 y yo ya no tengo 6.

Dejé de mirarlo y me agache para sacar una caja de lo más al fondo de mi armario. Harry styles vivía allí, bueno mi Harry de cartón.

Me senté en el piso de mi armario y miré la caja, la abrí. Había varias Barbies, maquillajes falsos, juguetes y una cartulina mediana. Recordaba esa cartulina, mis dedos la agarraron y observé el dibujo que pintamos mis amigas y yo hace muchos años.

Cuatro niñas y cuatro mechones de pelo: negro, castaño, pelirrojo y rubio. "Mejores amigas" decía en lo alto del cartel con una caligrafía de niños. Prometimos ser las mejores amigas.

Promesas... ¿En verdad existían?

Ya estaba en la edad donde me daba cuenta de que las promesas eran como los dientes de león. Se las llevaba el viento.

—Val, aquí estas —Carla se asomó y sin pedir permiso entró—¿Qué haces?

Guarde la hoja en la caja y la cerré—Nada. —Me puse de pie y agarré la caja —. Son juguetes, hay que donarlos. 

—Claro... claro... Yo me encargo...

Mi amiga agarró la caja, hizo una mueca de lo pesada que estaba y dijo:

—Yo me encargo de llevarla.

Carla salió de mi closet, yo la seguí.

—Hay muchas personas abajo, conseguiremos el dinero. Ya verás.

Eso esperaba. Carla salió de mi habitación y yo me quedé organizando la demás ropa que tenía en mi cama. Carla me dijo que cuando vendiéramos todo lo que sacamos primero, luego bajaba las demás prendas. Esto de vender lo que ya no utilizaba, había sido buena idea, de paso me deshacía de todo y conseguía el dinero que necesitaba.

Mire mi cama, las prendas y fui colgándolas en uno de los percheros que Carla consiguió. La cama iba quedando vacía y entonces vi aquel peluche de algodón de azúcar. Los recuerdos vinieron a mi mente, pequeños flashbacks de momentos que me sacaban una sonrisa, la cual desaparecía al saber que eso era del pasado y que yo tenía otro presente, el cual nunca me imagine.

Aun así, el peluche me saco una sonrisita y sin pensarlo, caminé hacia mi tocador por el cofre donde guarda mis accesorios, los que más me gustaban, los que más significado tenían.

Encontré el brazalete y acaricié el corazón, luego los otros dijes, un libro, unos auriculares, un coche de carrera, uno que decía ABBA, un café, un algodón de azúcar y otro corazón donde estaba escrito V & P.

Acaricié la joya, luego mi muñeca. Cerré los ojos y traté de imaginarme la calidez de sus dedos, la suavidad de como me acarició para ponerme el brazalete, la brisa del mar, sus labios en los míos, las sonrisas entre los besos.

Le prometí que nunca me lo quitaría. Rompí esa promesa. Pero él también rompió la suya.

—Uy que lindo vestido —Escuché la voz de Ester y rápido guarde el brazalete en su lugar, sintiendo una amargura. Miré a la que en algún momento fue mi mejor amiga. Ella veía los vestidos colgados.

—¿Qué es lo que quieres? —pregunté—. Está prohibido subir a la segunda planta.

—Pero yo soy tu mejor amiga, no está prohibido para mí —Agarro un vestido y me lo enseño—. Me lo llevaré, resaltará mis ojos ¿No crees?

—Basta. Puedes mentirle a la prensa diciendo que tú y yo somos mejores amigas, pero estamos a solas. No finjas.

—Pero que amargada y yo que venía a perdonarte.

¿Qué? ¿Perdonarme?

—No he hecho nada malo.

—Me jalaste los pelos, te haces la pobrecita para llamar la atención... —Fue contando con sus dedos—. A y me diste un número falso de Pablo.

—Es Gavi. Y si eso te molesta, pues agarra su número —Le tendí mi móvil, al ver que no tenía intenciones de agarrarlo, le dicte el número de Pablo—. Veamos si te contesta —Ester miró mi móvil —. Venga, hazlo.

—¿Cómo sé que no es un jueguito tuyo?

—Porque a diferencia de ti, yo no soy una mentirosa mala amiga.

—Y te estás haciendo la santa —dijo con desprecio—. Siempre siendo el centro de atención, la pobrecita Valeria que su novio la dejó por follarse a tías más buenas, a y que también se quedó huérfana.

—¡Lárgate!

—No te preocupes, me iré de este orfanato —dijo despectiva, bajo la mirada, más no el mentón—. Pero antes me llevó esas camisetas, necesitas el dinero ¿verdad?

Vi lo que ella miraba y negué.

—Eso no está a la venta.

—Necesitas el dinero, Val. Mil euros cada una.

—No.

—Ni siquiera las usas. Pablo y tú ya terminaron. Mil euros cada una, es una gran oferta.

—No. Puedes ir a la tienda del Barça hay muchas. Fácil te llevas todas las de Gavi, porque son lo único que podrás tener de él.

Me desafío con la mirada, toda su actitud derrochaba superioridad y aunque intimidaba, me mantuve fuerte.

—Entiendo —Caminó hacia mí, un porte alto, mirada desafiante y de superioridad. Me sentí intimidada y quise apartar su vista de la mía, lo hice por unos segundos, pero volví a verla, fijo. Ella no me iba a intimidar —. Tienes miedo a que te lo quite.

—Piensa lo que quieras.

—Sabes que es verdad, sabes que soy muy guapa, divertida, sexy.

Sentí inseguridad, pero no se lo demostré. No baje la mirada, no titubeé, aunque quería hacerlo. No me mostré insegura, aunque lo era. No lo dejé ver.

—Claro y también eres una puta.

Lo dije. Lo que siempre le quise decir.

—Ñoña.

Me encogí de hombros y lo acepté.

—Soy una ñoña ¿y? —dije y añadí—. Soy una ñoña, una niñata, pero al menos los tíos no me ven solo para tener sexo.

Ester sonrió socarrona, no le afectaban mis palabras o solo era una máscara.

—Oh cariño ¿Crees que eso me duele? —Dio un paso, su dedo índice toco mi frente y dio un golpecito, añadiendo—. Y para que quede claro, a ti también te vieron solo para tener sexo. Manú lo hizo. Quería tu virginidad, la consiguió y luego se fue conmigo, follamos mientras tú creías que él te quería y que cambiaría por ti. Pues mira cariño, él solo te uso.

¿Por qué no me sorprendía? Tal vez porque lo sospechaba, Manú me comparaba con ella, ella aunque era mi "amiga" siempre soltaba comentarios apoyándolo a él. No me sorprendía, no me afectaba porque él no significaba nada.

—Entre las ratas se llevan muy bien —farfullé—. Ya conoces la salida. Ah y no sigas diciendo que tú y yo somos amigas.

—No te preocupes. Ya tengo lo que quería.

—¿Un poco de fama?

—No, el hate hacia ti. Tómalo como una venganza.

¿Venganza?

A una parte de mí le dolía. Esa parte que se aferraba a su niñez, a los recuerdos, a todas esos momentos felices con las que eran mis mejores amigas. Me dolía en lo que nos habíamos convertido, como esa amistad terminó y fuimos unas completas extrañas que se conocían.

—No sé que fue lo que te hice —Me atreví a decir—. Te traté como una hermana, mamá te trató como una hija, te quedabas en mi casa, compartíamos ropa, venías todos los lunes de película, Ester fuiste mi mejor amiga—Mi voz tembló.

—Las personas cambian. Antes eras divertida y luego fingías para adaptarte. Dejaste de hacerlo luego de la muerte de Martina.

"Martina" escuchar su nombre era como si me arrojaran un balde de agua fría ¿Siempre sería así?

Sabía lo que me dolía. Esa gran pérdida y herida que no sanaba, me dolía y también me dolía el como la mencionaba. Como si no le importara, como si mamá nunca la hubiese abrazado cuando ella venía llorando por las peleas de sus padres.

—¡Y tú por el divorcio de tus padres!

Su rostro cambió y supe que había tocado un tema delicado para ella. Tuve una pizca de arrepentimiento, pero a ella no le importaba lo que decía de mí ¿Por qué yo si sentía pena por ella?

—¡Tú y yo no somos amigas!

—¡No lo somos!

Y en un acto de rabia, fui por aquella fotografía que yacía pegada en mi espejo. Una fotografía de las cuatro, cuando éramos niñas y jugábamos ser las mejores amigas.

La rompí en cuatro pedazos. Mi mente estaba llena de ira, la sangre me hervía y no pensé. Rompí la fotografía, esa amistad de 4 se había acabado. Ya no éramos las mismas niñas.

—Esto se ha roto.

—¡Tú lo rompiste! —farfulló..

—¿En verdad yo lo hice?

Di media vuelta y continué doblando la ropa, de reojo la vi irse. Tiro la puerta y me atreví a mirar la fotografía con un gran nudo en la garganta.

Quizá esos cuatro pedazos eran el adiós.

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—Es más dinero de lo que teníamos anotado —dije al contar por tercera vez lo recaudado.

Me quité las gafas, las que rara vez usaba y volví a contar el dinero.

—Uhm Val...

Miré a mi amiga y por la cara de inocencia que puso, supe que ella había puesto el resto del dinero. Abrí mi boca para negar, ella me la cerró con su mano.

—Ya sé que dirás "No Carla, no aceptaré tu dinero" —remedó mi voz—. Así que tómalo como un préstamo, luego me lo devuelves, además no es mucho dinero.

Empecé a negar, ella aún no quitaba su mano de mi boca y yo negaba meneando mi cabeza de izquierda a derecha.

—No me dirás que no ¿verdad? —Puso una mirada tierna y un puchero en sus labios—. No seas orgullosa, anda. Sí. Acéptalo, porfis, porfis, porfis...

Y siguieron sus "porfis" mil veces más. Decirle que no significaría que ella seguiría insistiendo toda la noche. No me agradaba la idea de deberle dinero, tampoco me agradaba la idea de escucharla insistir hasta que me eschuchará decirle que estaba bien y mucho menos me agradaba la idea de seguir huyendo. Me tragué el gran orgullo y asentí mi cabeza y ella retiró su mano de mi boca.

—Está bien, está bien. Pero te lo devolveré todo, lo prometo.  

—¡Yupi! —aplaudió y gritó.

Verla emociona me hizo saber que me confundí. Que la amistad entre las cuatro se había roto, pero aún tenía a Carla.

—A por cierto, mierda, casi lo olvido —Carla corrió y fue por su bolso—. Una lechuza trajo esta por la mañana.

Carla sacó una carta de su bolso, la agitó en el aire y me la entrego.

—De tu Romeo —Me la dejo entre mis manos, me quedé mirando el sobre, tenía un corazón, todas las que nos enviaban tenían un corazón—. Te doy privacidad, vaya a ser que tengan cosas prohibidas —Arqueo una ceja, juguetona —. Nos vemos mañana, Val.

Me senté en la cama y de una manera ansiosa abrí la carta. Su torpe caligrafía me sacó una sonrisa que solo él sabía robar.

Para: Valeria
De: Pablo. Tu Pablo

¡Hola! Me alegra muchísimo que muchas personas más lleguen a tu historia y conozcan tus escritos, ya verás que llegará muy lejos y yo seré muy afortunado en decir que fui uno de los primeros en leer tu obra de arte y no te atormentes, ya llegará la inspo. Te puedes inspirar en mí si quieres :3

Por cierto ¿Cuándo trabajas en el club? Y en la cafetería, uno de estos días pasó a verte. Te invito un café.

El vuelo en Madrid sale en la tarde, acabo de terminar de entrenar y estoy escribiendo esto mientras espero a Pedri, mi Uber personal ;)

Ir a Madrid me traen algunos recuerdos y tu estás en ellos. Sabes que nos quedaremos en el mismo hotel, el que tú ya sabes. Ese ascensor ^_^

Yo también te mando un abrazo y si lo aceptas también un beso :3

Te escribe Pablo. Tu Pablo <3
Te quiero

Tu Pablo.
Mi Pablo.
Me quiere.

Los latidos de mi corazón incrementaron y ya me encontraba mordiendo el interior de mi mejilla, cerrando los ojos, mientras me inclinaba hacia atrás, mi espalda choco el colchón y apretuje la carta a la altura de mi pecho. En mi mente una mini yo chillaba y brincaba emocionada.

Efusiva me puse de pie, le di un beso a la carta y fui a guardarla en mi cajita de recuerdos. Volví a dejarme caer en la cama y pensé en Pablo, inconsciente me puse de pie y fui por dicho brazalete.

Me lo volvería a poner. Me lo pondría. Él me quería, era mi Pablo. Aún éramos Pablo y Val. Él me conocía, el brazalete era una prueba y tal vez el destino me quería hacer saber que no era el momento.

El brazalete no estaba.

<333

Las cartas 💖

Sabemos que en esta vida encontramos amigas como Ester y otros rayitos de sol como Carla. Yo encuentro a muchas Ester en mi vida 🥲

Fila para conseguir un Pablo.

Por si no leyeron mi anuncio en tablero de mensajes, les digo que mande la historia a borradores por pequeñas fallas técnicas, la volví a subir la misma noche. No he cambiado nada, sigue siendo la misma historia.

El capítulo del domingo se viene ❤️‍🔥😏

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