18 de diciembre, 2021

¿Desde cuándo las matemáticas se me habían hecho imposibles? No es que antes fuera una genia en la materia, pero sobrevivía a ello con notas decentes.

Tener a Carla de tutora era un poquito estresante. Era muy exigente y aunque a primeras apariencias te llevaras la impresión de que es la típica chica rubia tonta que solo va a fiestas, era todo lo contrario. Una cerebrito a la moda, se podría decir.

Frustrada, dejé el bolígrafo sobre el escritorio.

Malditas matemáticas. Mil veces era mejor la literatura.

—Nos tomamos un descanso, ¿vale? —Miré de reojo a Carla; salía de mi armario, viendo la hora en su reloj de muñeca—. Vamos a dar una vuelta, que Dany nos lleve por ahí.

—¿No es otro de tus inventos para llevarme de compras? ¿Verdad?

—Claro que no, amor.

¿Por qué sentía que algo estaba tramando?

No le solté la mirada y ella no mostró razón alguna para saber lo que planeaba. De seguro mi intuición fallaba y en verdad solo quería ir por un helado. Carla era adicta al helado.

—Vamos. —Agarré una chaqueta, mi móvil y la seguí. Salimos de mi lugar seguro y al bajar las escaleras, a mitad de ellas nos encontramos a Benjamín. Él nos ignoró; nosotras también.

El sentimiento era mutuo. Nuestra relación se había vuelto rara desde mamá.

—¿Y has sabido algo del chulo de tu padre?

—Carla —la regañé por cómo llamó a mi papá; mi amiga tenía un pequeño flechazo por ese hombre que me llamaba rara vez.

—Solo quiero saber.

—Nada desde el funeral de mamá.

Y eso que solo me llamó.

—Pues seguro se aparece para Navidad.

—O para el próximo año nuevo —murmuré.

Golpeó mi cadera con la suya, dándome ánimos.

—No seas pesimista, mi daddy Chris vendrá.

Rodé los ojos y la volví a regañar, subiendo al coche. Daríamos una vuelta y, aunque dije que era mejor ir caminando, Carla se empeñó en ir en auto. Al principio todo era normal, paramos por un helado y cuando pensé que ya regresaríamos a casa, vi las miraditas que se dieron Carla y Dany.

—¿A dónde vamos?

—Es un paseo, Valeria. Shhh.

Me crucé de brazos, veía las calles pasar y supe de qué iba todo esto cuando nos detuvimos en un lugar que conocía muy bien.

El estadio de la ciudad. El "Les Corts"

—¿Qué es esto?

—¿Pues qué crees? —respondió con una pregunta—. Veremos jugar al Barna.

—Ni siquiera tenemos boletos.

—¡Eh! ¡Sí tenemos, cari! —dijo eufórica, sacando de su bolso de mano las entradas. Me las enseñaba con una sonrisita.

—Pero...

—Nada de peros, anda, vamos. —Me hizo un ademán para que saliera—. Ah, no, espera, que falta algo. —Me la quedé mirando, sin entender. De su bolso saco una doblada camiseta—. La saqué de tu armario. Anda, póntela, es muy chula.

Resoplé.

Danny salió del vehículo y dio la espalda para que pudiera cambiarme, dándome privacidad.

—Hay gente.

—Que nadie va a ver, todos van metidos en sus móviles.

Rápido me saqué lo que traía puesto en mi torso y me cambié por la camiseta blaugrana. Carla aplaudió como una niñata y seguía con la misma sonrisa.

Bajamos del auto y fuimos a la entrada del estadio. No miré a mi alrededor, solo mi mente se enfocó en que tal vez me encontraría con Dez. Él jugaba en este club.

Al llegar a nuestros respectivos lugares, me fijé que eran unos sitios con una buena vista. Eran los mismos asientos que Dez me conseguía cuando me invitaba a verlo jugar.

Tomé asiento y pregunté.

—¿Cómo es que conseguiste las entradas?

—contactes

«¿Qué contactos?», preguntó mi mente. Abrí mi boca para decirlo, pero ella volvió a callarme.

—SHHH, que ya va a empezar.

No dije nada y me concentré en el número 30.

El Barna marcaba 1-0 a favor; tenía a Carla a mi lado, preguntándome a cada segundo qué era lo que estaba pasando en el campo. Yo le respondía al igual que Danny, quien miraba con atención desde su lugar.

Carla me jaló un mechón. La miré con ganas de estamparla en el arco.

—Para ser una tía a la cual no le gusta el fútbol, sabes muchas cosas.

—Dez me enseñó.

Regresé mi mirada al campo en busca del número 30. No fue muy difícil encontrarlo; tenía el balón y los siguientes segundos fueron de infarto. Corría el minuto 19 y se escuchó un gran rugido de la multitud.

¡¡¡GOL!!!

Mi corazón saltó y latió a mil por hora. Dez anotó un impresionante gol; corría hacia la hinchada y los latidos de mi corazón incrementaron al ver que corría hacia mí, o al menos era mi parecer. Buscaba algo entre las gradas; mi corazón estaba a nada de explotar. Entonces sus ojos se encontraron con los míos, el mundo se detuvo ante la sonrisa que me regaló. Besó el escudo de su amado club y luego, como si todo a nuestro alrededor desapareciera, me señaló, formando un corazón con sus manos y una "V".

Una "V" de Valeria.

Podía sentir la electricidad en el aire; cada segundo parecía detenerse. Su primer gol en el primer equipo.

El tiempo se detuvo en mi mundo; la conexión entre nuestras miradas creó un recuerdo único y, aunque en ese instante éramos exnovios, ese gesto me hizo sonreírle como una boba enamorada.

💌💌💌

El partido acabó y habíamos ganado. Seguía sintiendo la adrenalina del momento: Pablo me había dedicado un gol. Joder, que ya lo ha hecho antes, pero era distinto.

«¿Quién era yo?» «Una simple chica. »

Y todos lo habían notado.

—Tía, te ha dedicado un gol —canturreó Carla a mi lado—. Yo de ti voy y le zampo un beso, ¿verdad, Danny?

—Carla, no... —Susurré. Mire a mi chófer—. Danny, no es necesario que le contestes.

—Nada. Nada. Pero al menos anda veloz, ¿no crees?

—No, debe estar celebrando con sus compañeros.

Carla miró su teléfono y me sonrió.

—Pero él quiere que lo veas.

—¿Cómo sabes eso?

—Pues me lo ha dicho —me enseñó su móvil. Y entendí que todo había sido un plan de Carla y Dez; este último le pedía que me convenciera para que lo vaya a ver un rato a los vestuarios—. Anda. Nosotros te esperamos en el coche.

Fui a los vestidores y no se me hizo difícil entrar. Conocía el camino.

—Valeria.

Sus brazos me rodearon y me apachurraron contra él. No me dio tiempo para reaccionar.

—Dez, estás sudado —me quejé.

Aunque no me incomodaba.

«Claro, si ya habéis estado abrazaditos los dos. Sudados, desnudos. »

—Perdona, perdona.

Me soltó. Y pude apreciar la gran sonrisita que tenía. Amaba esa sonrisa.

—No... no importa...

A quien mentía, quería que me abrazara. Que me abrazara fuerte y me dijera que estaba para mí.

—Viniste —dijo emocionado, sin creerlo.

—Pues no estaba entre mis planes, pero ya me ves aquí.

Él bajó la mirada tratando de ocultar esa bella sonrisa.

—Decirle a Carla que te trajera dio resultado.

—Lo sabía.

—¿Y te gustó?

Pues...

¿Cómo le digo que casi me causa un infarto?

—Pues, no es temporada de carreras. —Me encogí de hombros—. De algo tenía que distraerme.

Lo dije con intenciones de molestarlo. Él se rió y se acercó más a mí. Poniéndome más nerviosa de lo que ya estaba.

—Me alegra que te distrajeras. —Pasó sus dedos por mi flequillo, sus dedos fueron bajando y acariciando mi mejilla—. Linda camiseta —susurró.

—Es del mejor —susurré, bajando mi mirada a sus labios.

Esperaba un roce. Que él diera el primer paso, yo se lo devolvería con todas las ganas del mundo.

Un beso. Solo un beso. El último y todo acaba.

Un beso.

El cual no llegó por culpa de sus compañeros, quienes llegaron, nos vieron y comenzaron a molestar a Dez.

Canturrearon:

—"El chaval tiene novia".

No era su novia. Y sí, quería besarlo. Pero lo que más quería... era que él me besara a mí.

<333 no se ustedes, pero yo necesito un futbolista que me dedique un gol, de preferencia que sea Gavi ❤️‍🔥

Quería decirles que actualizaré dos veces por semana, que días prefiere:

Sábado - domingo
Viernes- domingo
Miércoles -domingo

LAS ACTUALIZACIONES QUEDARON VIERNES Y DOMINGO. LUEGO SE CAMBIARON A MIERCOLES DOMINGO :)

Lxs leo

Pd: recomienden la historia para que crezca.

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