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1. ¿Una fiesta?

— ¡Brooke! — Alguien gritó mi nombre al final del pasillo.

Cogí mis libros, cerré el casillero y me gire hacia el dueño de aquella voz.

— ¿Qué quieres, Nate? — Pregunté un poco irritada.

— Solo quería invitarte a una fiesta. Ya sabes... — Aquellas palabras hicieron que una lucecita se encendiera en mi cerebro.

— ¿Una fiesta? — Él asintió. — ¿Donde?

— En casa de West. — Me sonrió .— ¿Te vienes?

— Claro...

— Genial. — Me giré para seguir mi camino pero él volvió a hablar. — Brooke.

Me di la vuelta y volví a mirarlo estrechando un poco los ojos.

— Crees que... tú y yo... ya sabes... ¿Crees que podríamos tener una cita?

— Ni lo sueñes. — Contesté secamente y me alejé de él.

Caminé por el largo pasillo en busca del aula 306, la clase de historia. Cuando entré Arnold ya había empezado la clase y al verme su expresión cambió a una de enfado.

— Llega tarde, señorita Roberson.

— ¿En serio? — Fingí mirar un reloj inexistente en mi muñeca. — Cuanto lo siento. Mi reloj está atrasado.

Le dediqué una sonrisa cínica provocando que su cara se volviera roja.

— Vaya al aula de castigados cuando acaben las clases, y ahora siéntese. — Rodé los ojos y me dirigí a mi pupitre.

Me senté junto a Megan mientras ella me miraba aturdida.

— Estás loca... ¿Cómo puedes hablarle así? — Susurró mientras sostenía sus gafas para que no se cayeran.

— ¿Así cómo? — Le pregunté divertida, pero ella solo se limitó a reír y a prestar atención.

Me pasé toda la hora mirando a través de la ventana."Repetir" curso tantas veces ayudaba un montón. Ya no hacía falta que escuchara en clases, lo sabía todo perfectamente. Y los profesores dejaron de quejarse al ver mis notas.

Al terminar la clase de Historia me volví hacia mi amiga provisional.

— Oye Megan...

— Dime. — Me contestó sin dejar de copiar los esquemas de la pizarra.

— ¿Quieres ir a una fiesta conmigo?

— ¿Una fiesta? — Despegó la mirada del pizarrón y colocó su atención en mí.

— Sí. Ya sabes, adolescentes, baile, música... ¿Alcohol?

— No. — Contestó terminando de copiar y recogió sus cosas.

— Oh, vamos Megan. Sólo acompáñame... Eres la única persona en la que confío. — La seguí mientras salía del salón —. Yo no bebo, si es eso lo que te preocupa. Nos iremos pronto, lo prometo.

Llegamos a su casillero y ella intercambió el libro de Historia con el de Matemáticas.

— Sabes que yo no pinto nada ahí, Brooke. Soy la rara, ¿lo recuerdas?

— Olvida por una vez en tu vida lo que piensen los demás ¿sí? Disfruta de la vida, diviértete. — Dije gesticulando con las manos y finalmente suspiró rendida.

— Está bien, iré contigo.

Sonreí y la abracé dando saltitos.

— Gracias, gracias, gracias.

— Anda, deja de hacer el canguro y vamos a clase. — Me agarró del brazo y nos encaminamos al aula de matemáticas.

***

Cuando se terminaron las clases me senté a esperar en uno de los bancos que estaban fuera del instituto.

— Brooke. — Escuché a Lucas a mi espalda. Me levanté del incómodo asiento y me dirigí hacia él para seguir el camino a casa.

— ¿Qué pasa hermanito? — Envolví mi brazo derecho alrededor de su cuello y con mi mano izquierda revolví su cabello.

— Suéltame. — Dijo deteniéndose — Y no me digas "hermanito", nací exactamente 35 minutos y 7 segundos antes que tú.

— Uy, perdona. No sabía que el princeso estaba de mal humor. ¿Te ha vuelto a rechazar otra chica? — Bromeé y seguí mi camino.

— Ja. Ja. Ja. Qué graciosa... — Se colocó a mi lado.

— Ya... Dime qué pasó.

— Edward empezó a reírse de mí, pero lo golpeé.

— Que hiciste, ¡¿qué?! No me digas que... Lo mataste.

— No seas tan dramática. Sólo hice que su linda nariz sangrara.

— ¿Te castigaron? — Pregunté.

— Sí, después de clases. — Se quedó un momento pensando —. Después de clases... ¡Después de clases!

Lucas salió corriendo de vuelta al instituto mientras yo me reía a carcajadas. Hasta que un recuerdo cruzó mi cabeza.

"Vaya al aula de castigados cuando acaben las clases, y ahora siéntese."

— ¡Por mis chanclas! — grité y, al igual que Lucas, salí corriendo de vuelta a la preparatoria.

Crucé los pasillos y finalmente llegué al aula de castigados. Abrí la puerta de golpe y me encontré de frente con Arnold. Habían más de 30 profesores en el instituto y tenía que ser precisamente él.

— Señores Roberson, llegaron tarde. — Me miró a mí y luego a Lucas, quien ya estaba sentado en un pupitre —. Parece que la delincuencia es cosa de familia ¿eh? Se quedarán una hora más.

—¿Qué? — Grité.

— ¡Señorita Roberson! Calle y siéntese. — Hice lo que me dijo y me senté junto a Lucas.

— No sabía que le gustara tanto nuestra compañía, señor Arnold. Si quiere pasar más tiempo con nosotros sólo tiene que decirlo.

Lucas bromeó, consiguiendo que él le dirigiera una mirada de odio mientras se sentaba en su escritorio.

— ¿Qué hiciste? — Preguntó mi hermano susurrando.

— Llegué dos segundos tarde a la clase de Historia. — Respondí mientras colocaba los pies sobre el pupitre que tenía delante y descansaba la cabeza sobre el respaldo de la silla.

— Y yo que pensaba que eras tú la de los problemas.

— Y lo soy... Sólo estoy descansando un poco. — Contesté sin abrir los ojos.

Después del castigo nos dirigimos a casa. Lucas no paraba de contarme cómo había conseguido una cita con la capitana de las animadoras mientras que yo intentaba no dormirme. Pasamos por el umbral de la puerta para encontrarnos directamente con Chase.

— Os habéis vuelto a meter en problemas, ¿eh? — Dijo con esa vocecita chillona que tenía.

— Aparta renacuajo — Dijo Lucas cogiéndolo en brazos para apartarlo del camino.

— Como vuelvas a llamarme "renacuajo" y me tomes en brazos, te prometo que te corto los dedos.

Está bien, renacuajo. No volveré a hacerlo. — Lucas revolvió su cabello pelirrojo.

Entonces, el "pequeño" Chase tomó el brazo de Lucas y le dio una voltereta en el aire haciéndolo caer. Mi hermano "mayor" gritó de dolor mientras yo me reía a carcajadas. Instantes después mamá salió de la cocina preocupada.

— Chase, ¿cuantas veces te he dicho que no utilices tu fuerza en casa?

— Tienes razón, mamá. Lo siento. — Contestó el pelirrojo haciendo una cara adorable.

Aprovechando el momento de ternura de mi madre, me atreví a preguntar.

— Mamá, ¿puedo ir a una fiesta esta noche?

— ¿Una fiesta? — Preguntó mi hermano, levantándose del piso rápidamente.

— Sí, una fiesta. Y tú no estás invitado. — Dije enfatizando en la palabra "no".

— Claro que puedes Brooke... — Sonrió mi madre. — Pero sólo si te acompaña Lucas.

— ¡Pero mamá... — Empecé a decir.

— Nada de peros, Brooke Thompson. Lucas estará contigo para que no te metas en problemas. — Y dicho eso volvió a la cocina junto a Chase.

Me giré para ver la cara triunfante de Lucas.

— Así que seremos compañeros de fiesta ¿eh, hermanita?






Hola, hola, hola. Aquí está el primer capítulo ¿qué les pareció?

Ya saben péguenle a la estrellita y comenten.

- Alejandra -

P.D.: ShinyArtist muchas gracias por tu apoyo :)

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