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12. Inocente

Esto sí es inspiración para mi. Terminar todo lo antes posible. Aunque no quiero que se apresurado así que tardaré que tenga que tarda.
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Nadie podía creer lo que sus ojos veían. El valiente cachorro policía, Chase, había sido arrestado por el asesinato de la cachorra real Sweetie. La noticia rápidamente se extendió por la ciudad Aventura, Ladriburgo y Bahía Aventura, dejando a todos perplejos y sin respuestas.

Los Paw Patrol, usualmente tan unidos y resolutivos, guardaron silencio ante las acusaciones. La confusión y el descontento se apoderaron del equipo mientras intentaban entender cómo su querido Chase pudo haber sido considerado un responsable de tal acto atroz.

Ryder, líder y mentor de los cachorros, estaba atónito. No podía creer que el fiel y leal Chase, quien siempre había sido un defensor de la justicia, pudiera ser acusado de un crimen tan terrible. Ryder se negaba a aceptar esta realidad y estaba decidido a descubrir la verdad detrás de lo sucedido.

Skye, la intrépida cachorra que siempre había tenido una conexión especial con Chase, se negaba rotundamente a creer que su amado amigo fuera capaz de cometer un asesinato. Para ella, Chase era un compañero leal y protector, y no podía aceptar que todo lo que conocía sobre él pudiera ser falso.

Y Marshall. Ella con la culpa que Chase estuviera arrestado.

A medida que pasaban los días, la angustia se enraizaba en la cachorra Marshall. Sus ojos estaban constantemente llenos de lágrimas por la injusticia que su amigo sufría. A pesar de que muchos se mostraban convencidos de la culpabilidad de Chase, ella sabía de su inocencia.

"¡Por qué no hice nada? ¿Por qué no dije nada? Sé preguntaba en un susurro entrecortado entre sollozos. Sentía que su inacción había permitido que Chase cargara con la culpa injustamente. La autocrítica la invadía, torturándola con pensamientos de arrepentimiento.

"Por qué permití que Chase se echara la culpa", se cuestionaba una vez más, sintiendo que la respuesta estaba en algún lugar de su interior.

"Debería entregarme". La idea de entregarse parecía una opción tentadora para liberarse de la opresión emocional que la consumía. En medio de su tormento y con los ojos hinchados por el llanto, Marshall escuchó un golpe en la puerta.

En ese instante tocaron la puerta. "¿Quien es?" Preguntó Marshall mientras se secaba las lágrimas.

"Soy Everest, Marshall. Por favor, abre la puerta. Tenemos que hablar", respondió Everest con determinación, su voz llegando hasta los oídos de Marshall a través de la puerta cerrada.

La presencia de Everest en ese momento crucial parecía ser un rayo de esperanza en medio de la oscuridad que envolvía a Marshall. La cachorra sabía que Everest era alguien en quien podía confiar, alguien que siempre estaba dispuesto a ayudarla. Aunque aún insegura y con los pensamientos turbios, Marshall decidió abrir la puerta y enfrentar lo que fuera que Everest tuviera que decir.

Estaba lista para escuchar y buscar una solución a la situación desesperada en la que se encontraban.

"¿Marshall ya te encuentras mejor?" Everest notó la fragilidad en la mirada de Marshall y, con delicadeza, la besó. "Sé que has estado pasando por momentos difíciles, pero quiero que sepas que no estás sola en esto", dijo Everest con su voz suave y reconfortante. "Te apoyaré en todo lo que necesites".

Marshall asintió, sintiéndose aliviada por el apoyo incondicional de su amiga. "Gracias, Everest. No sabes cuánto significa esto para mí", susurró Marshall, sintiendo cómo las lágrimas volvían a emerger en sus ojos.

Juntos se sentaron en el patio del cuartel, donde Marshall finalmente se animó a hablar sobre lo que había pasado. "Everest, Chase no mató a Sweetie", dijo con seriedad.

"Marshall, sé que confías en que Chase no lo hizo, pero él mismo confesó que lo hizo", respondió Everest.

"Lo hizo para protegerme", explicó Marshall, con la mirada preocupada.

"¿Cómo es que lo hizo para protegerte?" preguntó Everest, intrigado.

Marshall no pudo contenerse más. "¡Yo maté a Sweetie!", confesó con pesar.

A medida que Marshall se abría, la sensación de soledad que la había atormentado comenzaba a disiparse, reemplazada por un sentimiento de alivio al compartir su carga con alguien en quien confiaba plenamente.

"Lo siento por no haberte contado antes", dijo Marshall, mirando a Everest con sinceridad. "Pensé que podía manejarlo sola, pero me equivoqué. Me he sentido perdida y desesperada".

Everest le sonrió amablemente. "Nadie espera que enfrentes todo por ti misma. Todos pasamos por momentos difíciles, pero es en esos momentos cuando necesitamos a nuestros amigos más que nunca. No tienes que enfrentar esto sola. Estamos aquí para ti".

Marshall asintió con gratitud, sintiendo que una gran carga se había aliviado de sus hombros. A lo largo de la conversación, Everest le recordó todas las fortalezas que había demostrado en el pasado, cómo había superado obstáculos aparentemente insuperables, y cómo su valentía y determinación la habían convertido en un miembro valioso del equipo de cachorros rescatadores.

"Siempre estaré aquí para apoyarte, Marshall. Pase lo que pase, yo te amo, y no importa lo que enfrentemos, lo haremos juntos", afirmó Everest con convicción.

Esa noche, Marshall se sintió más fuerte y esperanzada que en mucho tiempo. Agradecida por la presencia de Everest y su inquebrantable apoyo, supo que podía enfrentar cualquier desafío que se presentara en su camino.

Al día Marshall reunió al las hembras de los Paw Patrol, revelando lo que había planeado.

"¿¡Quieres a un castillo que no de seguridad y rescatar a Chase!? Preguntó Zuma

"¡Tenemos que hacerlo! Se en el fondo de mi alma que el no mató a Sweetie". Respondió Marshall

"Chase no pagará con carcel las acciones de esa perra". Dijo Skye molesta.

Las miradas determinadas de las cachorras se entrelazaron mientras Marshall asentía con seriedad. Había llegado el momento de llevar a cabo su audaz plan para rescatar a su leal compañero Chase.

Marshall explicó en detalle el plan que había trazado cuidadosamente. Primero, tendrían que infiltrarse en el castillo para encontrar a Chase. Sabían que no sería fácil, ya que Sweetie había diseñado el castillo con trampas y obstáculos para protegerse. Por obvias razones la princesas las utilizaría en un contra.

Zuma se adelantó, emocionado por la idea de enfrentar el desafío. "¡Estoy listo para surcar esas aguas peligrosas y entrar sigilosamente por la parte trasera del castillo!", exclamó, preparando su mochila de rescate acuático.

Skye, sin embargo, aún mostraba un poco de escepticismo. "¿Y si nos descubren? La princesa no es tonta, sabrá que podríamos intentar rescatar a Chase. ¿Qué haremos entonces?", preguntó, preocupada por el bienestar de su amigo peludo.

Marshall sonrió con valentía. "Confío en que podemos hacerlo. Con nuestros talentos combinados, somos imparables. Pero necesitamos pensar como equipo y estar preparadas para cualquier eventualidad. Skye, tu habilidad para volar nos dará una ventaja para detectar peligros antes de que nos acerquemos demasiado. Zuma, tu agilidad en el agua será vital para superar cualquier trampa acuática que haya preparado. Juntas, podemos vencer cualquier obstáculo que se interponga en nuestro camino."

Las palabras de la cachorra bombero resonaron en los corazones de sus amigas, y poco a poco, la incertidumbre comenzó a convertirse en confianza. Skye miró a Marshall con agradecimiento y dijo: "Tienes razón, Marshall. Si confiamos el uno en el otro, nada podrá detenernos."

Zuma asintió, entusiasmado: "¡Exacto! Somos el equipo más increíble y valiente que existe, y haremos lo que sea necesario para demostrar la inocencia de Chase".

Con un plan sólido y una determinación férrea, las cachorras se prepararon para la misión. A la mañana siguiente, se pusieron en marcha, dispuestas a enfrentar todos los desafíos que les presentará en su camino hacia el castillo.

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