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7| DAÑOS

7| DAÑOS

Alysson

Iba como la niña pequeña que era echando humos detrás de Axel, él huía quién sabe porqué hasta entrar en los baños de varones haciéndome parar con el ceño fruncido y cruzada de brazos. Una niña rubia se reía con ganas a mi costa. ¿La sorpresa? era Perrie, más bajita pero también mucho más amable, se presentó y me tomó del brazo llevándome con un grupo de niños que sonriendo se presentaron también.

Entre ellos una niña de coleta pelirroja —como una zanahoria—, reposaba animada sobre la espalda de un niño de cabello castaño y ojos verdes que aunque mi yo de antes no lo reconoció yo si lo hago de inmediato. Era el niño que dejó a Axel a cargo de mí, al verme éste me miró con sorpresa pero lo ocultó tras presentarse con una expresión divertida.

La escena cambia.

Tenía al menos unos dieciséis años. Estaba discutiendo con Axel en su habitación, ambos gritábamos furiosos, salí dando un portazo y ya en el patio central del lugar donde se podía apreciar el cielo y las estrellas caminé sigilosa. Las luces estaban apagadas, la luna era la única iluminación y compañía hasta que me encontré con la chica pelirroja.

A su alrededor estaban unas veinte personas más. Un chico alto se hizo paso entre la gente hasta llegar al frente, me miró a los ojos con una sonrisa curvada sin dientes, una de complicidad. Era él.

Habíamos crecido mucho.

Axel me llamaba detrás de mí, a unos metros de distancia, quería impedir algo. A su lado se le unieron Perrie y Wen, empezaron acercarse pero aún así seguían muy lejos. Cerré los ojos sosteniendo la mano del chico a mi lado.

Y el muchacho la apretó haciéndonos desaparecer junto a las personas que nos rodeaban.

La escena cambia.

Estaba en un cuarto oscuro, una especie de bodega. Frascos cilíndricos con líquidos de colores brillantes llenaban las estanterías del lugar.

A mi lado una chica encapuchada y vestida de negro al igual que yo me hacía señas, la seguía y un chico vestido de la misma forma me seguía a mí. Guardábamos todos los envases cilíndricos que podíamos en nuestras mochilas.

Salimos de la bodega pero tropecé con una adormilada silueta. Era una chica, no lograba distinguir su rostro en la oscuridad, solo veía en su cuello un collar de girasol resplandeciente. Llevé dos dedos a sus labios para que no gritara y se quedó muy quieta, sin decir nada, pasé por su lado.

Un envase cayó de mi bolsillo rodando por un pasillo oscuro. Me detuve y les hice señas a la chica y el chico, ellos asintieron y siguieron su camino. Yo iba tras la luz fluorescente que proporcionaba pero me detuve cuando visualice a un chico recogerlo y observarlo de espaldas a mí.

Mierda.

Caminé en retroceso con cuidado de no ser descubierta pero otro envase cayó al suelo, con la diferencia de que éste se rompió de forma estruendosa haciendo que se esparciera el espeso líquido amarillo y los trozos de vidrio.

Él enseguida se dió la vuelta.

Una chica salió exaltada de una habitación a su lado y me paralicé. Estaba asustada, creo que me sentía acorralada. Esa chica se convirtió en diez y se cruzaron de brazos, Axel por supuesto que solo me miraba.

Hice lo único que podía hacer. Corrí, corrí como si mi vida dependiera de ello, tal vez así lo era. Perrie chasqueo sus dedos y en menos de un segundo tenía a diez de ella abalanzándose a mí, tiraban de mi mochila pero no la solté por nada en el mundo. Se podría decir que protagonizamos una pelea épica donde realicé movimientos y esquivé golpes como nunca antes había hecho. Era incluso mejor peleando de lo que creí.

En algún punto mis ojos se volvieron de un tono muy intenso de turquesa, brillaban por encima de la oscuridad, y soplé el rostro de todas con un aliento azulado que las detuvo. Se quedaron estáticas por un segundo, causando que se miraran las caras entre ellas con confusión.

Aproveché la oportunidad y huí.

Bajé las escaleras perdiéndolos de vista. Un niño pequeño se abalanzó hacia mí abrazándome, mis ojos de la impresión brillaron de forma anormal por un microsegundo y Axel dejó de correr al ver la escena.

¿Qué hice?

Le regalé una última mirada y corrí al centro donde me esperaban. Alguien se lanzó sobre mí haciéndonos rodar por el césped húmedo. Perrie, la original. Me quitó la mochila del hombro arrojándola lejos y estampo un puño en mi mejilla, no hice más que envolver su cabello en mis dedos y lo jale hasta estamparla contra el suelo, solo así me soltó.

Las luces del segundo piso se encendieron, algunas personas se asomaron por los balcones alarmadas y confundidas. La iluminación permitía ver mejor el alrededor, el patio central estaba despejado solo con pocos árboles y los dos chicos de negro apresurándome.

Me levanté del suelo, dispuesta a buscar la mochila. Estaba a punto de correr cuando Perrie me jaló de un tobillo, por poco caí al suelo, intentaba soltarme pero era casi imposible, una multitud de personas salía de las instalaciones.

Creo que esa era la parte en la que me atrapaban.

Pateé el agarre de Perrie y corrí hacía los dos chicos que me esperaban nerviosos. No busqué la mochila, no había tiempo de ir por ella y huir sin antes ser atrapada. Axel corrió tras de mí, al igual que la multitud.

Cerré los ojos y cuando los volví abrir se habían tornaron de nuevo de un azul mucho más profundo, con un brillo antinatural, una luz de energía turquesa salió disparada de mi cuerpo como un fuerte viento afectando a todos frente a mí, causándoles que cayeran al suelo por la potencia, incluyendo a Axel.

Después de eso el chico de negro tomó mi mano, su tatuaje en el cuello al descubierto y desaparecimos los tres del campo.

Desaparecí. Literalmente. Al igual que la escena que mostraba las paredes volviendo a ser blancas y aburridas.

Pero no puedo apartar la mirada.

—¿Esa era yo? —logro pronunciar anonadada.

No me reconozco, actuaba tan diferente a pesar de tener la misma cara. Y esas últimas escenas...

—Solía hacerme la misma pregunta hace un tiempo.

Ahora entiendo a Perrie y su sarcasmo, se supone que éramos amigas y luego estabamos matándonos a golpes.

Axel lo aclara antes de que pida una explicación.

—Robaste información y propiedad valiosa de la fortaleza, te alzaste contra la ReinaMadre y en el proceso le hiciste daño a muchos de tus hermanos. Una disculpa no será suficiente para limpiar tanto caos, pero la líder cree que solo fuiste un peón así que está dispuesta a aceptarte de nuevo.

—Es horrible pero quisiera saber mis motivos, no puedo creer que hiciera todas esas cosas sin razón aparente.

Eso último no le cae bien, lo sé por la forma en que se enfría aún más su tono.

—Desde mi perspectiva la razón es que eres y siempre has sido alguien muy egoísta. Algo debías ganar, seguro, pero es una respuesta que nisiquiera la ReinaMadre ha podido decifrar.

Me siento dolida. No tengo control de nada de lo que pasa y pasó, como sí fuera dos personas diferentes en el pasado y el presente. Solo me queda disculparme mientras voy comprendiendo como llegué a esa situación.

—¿Cómo puedo remediar las cosas?

—No puedes, por eso la sentencia.

—Oh. —Suspiro, parece justo. Si haces daño debes pagarlo, es lo que papá me enseño pero eso no significa que no me asuste.

Sí, tengo miedo.

—Tanto tiempo huyendo, escondiéndote, para terminar de nuevo aquí.

Detallo la piel cremosa de su perfil, con la vista al frente. Me inflo como un sapo de valor tragándome el nudo en mi pecho.

—Sea como sea. Me quedaré, cumpliré la sentencia que espero no tenga que ver con torturas y luego demostraré que no soy una mala persona.

Eso le da una risa amarga.

—Buena suerte intentado convencer a todos.

No era tonta, pero si me voy —es decir, huyo—, no podré seguir con mi vida y aunque el remordimiento sería una de las causas, también es porque nunca me sentí más completa en todos los meses de terapias que en estos últimos días aquí en el pueblo, específicamente en la fortaleza. Me daba la sensación extraña de no querer alejarme, a medida que descubría algo solo quería seguir y en ningún momento dar marcha atrás.

Si me quedo tendré que asumir la responsabilidad de mis actos, y el odio de la gran mayoría, todo porque antes del supuesto accidente no era exactamente a lo que leal y honesta se refiere. No sé porqué hice hago así, pero debo quedarme si lo quiero averiguar.

—Tal vez no a todos, pero puedo intentarlo y lo haré. —aseguro,y un nudo en mi garganta crece y crece.

Me siento indefensa, insegura. Como una persona terrible, es muy claro que los traicioné, robé, y manipulé.

—Bien por ti.

Su frialdad no deja de sentarme mal. Ahora entiendo porqué dijo que no fue el único a quien hice daño. A media que comprendía cada vez más, al mismo tiempo dudas nuevas surgían. Un ciclo.

—Ven, te presentaré a alguien que se hará cargo de ti antes de que la ReinaMadre anuncie que hará contigo. —Me sorprende cuando esposa mi manos sobre mi abdomen—. Es... una precaución.

Sacudo la cabeza, mirando el suelo.

Estoy avergonzada. La imagen de la persona que creí que era antes de causar mi propia amnesia no se parece en nada a esa chica que vi en las grabaciones, sin embargo esa chica soy yo. ¿Cómo estaba en la ciudad y a la vez venía aquí? ¿Me teletransportaba o algo así?

Robé esas sustancias extrañas, les hice algo a los clones de Perrie, y desaparecí de allí con otro chico. ¿Por qué traicionar a estas personas?

Entramos a un salón enorme, las personas estan sentadas en filas con la vista clavada en monitores que lucen de última tecnología. Todo se ve en perfecto orden y armonía. En paz. Los colores del uniforme que usan son blancos.

No detenemos frente a un chico de piel oscura y rizos negros.

—Izem —lo llama Axel en voz baja. Él susodicho voltea y con solo verme palidece—. recuerdas a Aly...

No termina la frase, es interrumpido por un grito perteneciente a un hombre al fondo del lugar.

—¡Traidora! —Todas las personas apartan la vista de los monitores y nos miran, casi puedo oír una sinfonía de huesos crujir debido a la rudeza del movimiento.

Me siento como si hubiera llegado tarde a la clase del primer día. Algunas personas me miran con asombro, otras con enojo, varias de ellas se colocan de pie y el resto permanece en sus asientos con una expresión pasmada o de confusión.

Axel se apresura hacer equis con los brazos y negar.

—No, esperen...

—¡Doble traición! —añade horrorizado el mismo hombre bajito y pelón.

Mis cejas se disparan hacía arriba a la vez que mis ojos se abren casi saliéndose de sus cuencas.

—¿Que hace ella aquí? —inquiere una mujer morena del otro lado del lugar.

Un chico grita:

—¡Que se vaya!

Axel se interpone entre las personas y yo, protegiéndome detrás de su cuerpo pero sospecho que en realidad intenta evitar un escándalo.

—¡Si! —gritan con voces eufóricas, unos pocos miran la escena confundidos.

Trago grueso, abrazándome a mi misma.

—¡Estas cometiendo traición muchacho! —escupe un anciano que aparece detrás de nosotros.

El chico, Izem, por un momento me observa con pena, se limita a mirar la escena como un partido de ping pong. Los constantes abucheos no me dejan pensar. Axel tiene razón, me odian, todos aquí me odian. Le hice daño a muchos.

El salón es inundado por los gritos de indignación, horror y enfado. El lugar de silencio y orden queda atrás como si nunca hubiera existido. Los uniformados me lanzan abucheos, y golpean las mesas con sus puños.

—¡Silencio! —Una voz femenina y firme hace presencia al pie de las puertas, detrás de nosotros. La multitud enfurecida se calla automáticamente como si hubieran perdido la voz—. Todos dejen su trabajo y diríjanse al Salón de juicios. —ordena.

La observan en silencio, con respeto, estáticos. Se vuelve hacía la multitud

—Es una orden. —presiona antes de desaparecer de nuestro campo visual.

Es como si las personas despertaran de un trance porque se levantan con mucha prisa y obedecen.

—Es tu fin. —susurra una vez que pasa por mi lado el mismo hombre que armo todo el alboroto.

Todos salen por las puertas dobles en perfecto orden. Y en menos de cinco minutos la sala queda vacía a excepción de Axel, el chico Izem y yo.

Ellos hacen un trato silencioso dónde Axel se va en otra dirección y el moreno sin mirarme a los ojos es quién se encarga de llevarme al lugar donde supongo se realizará mi juicio.

N/A:

Bueno poco a poco nos estamos adentrando a la organización... que bien.

¿Qué creen que pase?

Si desean una dedicación pueden pedírmelo en mi tablero o buzón o en los comentarios.

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Besos y abrazos apretados💪

tinaa💕

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