6|TIEMPO

Alysson

No paso mucho tiempo sola en realidad, cuando alguien jala de mi hasta conducirme a un cuarto a oscuras.

—¡Oye! —Me suelto de su agarre cuando enciende la luz.

Es la chica de rasgos asiáticos del otro día.

—¡Volviste! —exclama anonadada—, pero no puedes andar por aquí hasta que la ReinaMadre te lo permita.

—¿Qué?

—La mayoria aún te odia ¿lo olvidas? —Me sostiene de los brazos mirandome con ojos de determinación y un poco de locura—. ¿Qué te dijo la ultima vez? ¿te perdonó? ¿podrás volver? Sí es así ¿por qué no lo ha anunciado?

—No sé de que estás hablando. —digo extrañada, la luz roja de una camara de seguridad llama mi atención, no me habia dado cuenta que tienen de esas en este lugar. Ella voltea y me mira haciendo un gesto de entender lo que pasa.

—Cierto, no puedes recordar nada.

—Algo así —Pienso incómoda en Axel.

—Debes hablar con la ReinaMadre, es la que toma las decisiones aquí desde hace mucho tiempo. Te llevaré y ella decidirá que hacer contigo, tú solo sé sincera. —aconseja.

Me tiende su gorro de arcoiris que hace juego con sus medias largas y prácticamente me hace esconderme en él, todo el camino al otro piso lo hago con la cabeza gacha y más cuando nos topamos con personas que se detienen a saludar, la adolescente a los atropellos y sin soltar mi mano deja saber que tenemos prisa cuando subimos las escaleras y nos detenemos frente a esas puertas imponentes que recuerdo muy bien de hace unos días.

—Tu solo haz lo que tienes que hacer. —Levanta ambos pulgares en señal de ánimo y me acerco dudosa, no alcanzo a tocar porque detengo mi brazo a medio camino y la miro.

—¿Por qué me ayudas? ¿por qué ahora?

Ella se encoge de brazos.

—Esa siempre fue mi intención, Aly.

—Gracias —le sonrío—, Wen ¿no? —Ella asiente entusiasmada.

—Suerte. —murmura una vez toco a la puerta y alguien dice "adelante".

El lugar luce como lo recuerdo de aquella vez que fui traida por Perrie y Wen. Las paredes son altas y blancas, un mapa mundial abarca el centro de toda la pared frente a mi con bonitas luces parpadeantes en: rojo, azul y amarillo. Me concentro en que Axel también esta aquí, mantiene su postura y en ningún momento voltea, tomo una gran bocada de aire por instinto, la mujer sentada en el escritorio hace un sonido con la garganta en busca de mi atención.

—Señorita Harries. —habla primero, por supuesto que se dió cuenta a donde dirigía mi interés.

—ReinaMadre.

La mujer me mira con ojos interrogativos, su cabello grisáceo cayendo a ambos lados de su rostro y su expresión neutra.

—Sé por qué estás aquí. —revela, y mira el asiento frente a ella, al lado de Axel—. Sientate.

Me acerco dudosa, probando que cada paso al frente sea seguro. La ultima vez que me pidió acercamiento terminé rebotado contra la pared tras que un campo de energía me golpeara lejos. No pienso caer tan fácil y terminar privando de oxígeno a mis pulmones de nuevo. No es un recuerdo memorable, ella lo nota cuando aclara:

—No está activado el campo de energía, puedes acercarte tranquila Harries.

Termino haciéndole caso y me siento frente a ella, intranquila no porque la mujer sea intimidante sino por la presencia de esa otra persona. Muy incómodo.

—Dilo.

Tomo aire antes de responder.

—No sé quién soy, desconozco esta parte de mí, la quiero descubrir.

—¿Y? —me insista a continuar.

Trago saliva.

—Y sé que solo podré lograrlo aquí, en este lugar.

Cuando vine al pueblo donde nací mi objetivo era claro: Demostrarle a papá que no aluciné nada esa tarde de una vez por todas y continuar con mi vida. Pero ahora, una semana después mi interés ha cambiado, quiero saber quien soy. Cuando mis doctores dijeron que podría tardar en recordar cosas o incluso no recordarlas del todo no creí que podría tratarse de lo más importante de mi vida. Lo que me hace distinto al resto.

—Dime Harries ¿que recuerdas de la fortaleza?

Un inaudible «¿Ah..?.» es todo lo que sale de mi garganta.

—La fortaleza, este lugar —Axel gira un dedo refiriéndose a todo alrededor sin mirarme—. Todo lo que has visto.

Inflo mi pecho llenándome de valor para hablar.

—La verdad no mucho —La miro y nuestros ojos se conectan—. Desde que desperté del coma volví a sentir esa necesidad de cuando era niña de probarme que existía algo más —No menciono la tarde en el bosque porque es un secreto que Axel me pidió guardar—, y eso me trajo de regreso al pueblo. No recuerdo a nadie a excepción... de Axel, —digo, él murmura algo que no logro entender, pero suena como una queja.

Silencio. Mucho silencio. La mujer me evalua a mi y a él hasta que finalmente asiente.

—He estado meditando mucho en tu caso y ¿sabes que es lo que creo que pasó? —me pregunta pero no espera que responda—. autoborraste tus recuerdos sobre la organización.

—¿Autoborré qué?

—La razón por la que sabías de éste lugar a pesar de no recordarlo es porque pertenecías aquí —Me mira por un segundo arrollador. Bueno eso, y quizás también que ya había visto a Axel y otros chicos usar sus dones—. Tu don es la manipulación de los recuerdos. —continúa—. La única explicación de porqué estás bajo la influencia de un don y que no recuerdes nada es esa. Usaste tu don en tu contra.

¿Puedo manipular los recuerdos? ¿ese es mi don? pero ¿por qué lo usaría en mi contra? ¿Por qué me haría eso a mí? No puede ser cierto, perdí la memoria en ese accidente, el recuerdo latente de ese día solía atormentar cada una de mis noches cuándo desperté del coma hasta su decidí venir al pueblo, en ese momento las pesadillas sesaron.

Observé las nubes desde la pequeña ventana del avión.

Ya íbamos a aterrizar.

Me aseguré el cinturón como de costumbre.

La isla privada hacía aparición entre las nubes.

Miré la hora en mi celular.

Todo iba normal, como siempre.

Todo se volvió negro.

Ese es de mis recuerdos más dolorosos, uno de los que más me afecta, no puede ser falso y arder así. Tras lo sucedido ese día olvidar se negaba a ser sencillo cuando sólo anhelaba recordar, y lo hice, pero hay cosas como estás que necesitan un empujón para volver a mi mente.

—Eso es imposible, —me niego a creerlo—, lamentablemente recuerdo como pasaron las cosas. Yo no provoque mi amnesia. El avión se cayó.

—Es así como funciona —Se expresa ella desbordando conocimiento—, un recuerdo real por uno falso.

—De todos los escenarios que pude inventarme ¿por qué crear uno que me torturaría de esta forma?

Mi respiración se acelera y un picor comienza en mis ojos. La mirada de Axel recae en mí por un tiempo que me parece eterno, no tiene una expresión indiferente, no luce fastidiado, solo me mira como escarbando en su interior hasta que finalmente habla, más seguro que sutil.

—Autocastigo.

La ReinaMadre le sigue.

—Porque estabas arrepentida de lo hiciste.

Deseo calmarme, mirar el lado bueno de toda esta locura, casi puedo escuchar una voz serena idéntica a la de Jules decir: «Haz una lista» «enumera los pros»

Pros de ésta situación tan bizarra.

1. No viví un terrible accidente.

2. El piloto no murió.

3. Me quedé sin pros.

Sacudo la cabeza volviendo a la conversación.

—¿Qué pasa con mi padre y mis amigos? Ellos fueron al hospital apenas me internaron en emergencias, los doctores le llamaron y contaron todo.

La ReinaMadre tiene una teoría para todo.

—Eso no es difícil, pudiste usar tu don en ellos, los doctores, intercambiar su último recuerdo a uno de una chica entrando gravemente en una camilla después de haber sido rescatada por la guardia costera, luego usarlo en ti y las cosas se complicaron seguramente más de lo que creías.

Meses más de lo que creía.

—Igual yo solo estoy creando teorías que puedan explicar lo sucedido, no necesariamente tuvo que haber pasado así, pero que te auto manipulaste es un hecho que no cabe duda. —finaliza ella.

—Aunque haya borrado esto de mis recuerdos de igual forma sabría si tuviera un don ¿no? —Es decir, solo lo sé por la muestra del laboratorio.

Eso llamó su atención.

—¿Olvidaste cómo usarlo?

—Ni siquiera recuerdo haberlo usado alguna vez, ni siquiera por error. Nada.

Lo medita tras levantarse y observar la pantalla de un mapa mundial computarizado tras de ella. Las luces de colores parpadean en algunos lugares de los continentes.

—Eso explica porque no te vi venir, no lo has usado en todo este tiempo. ¿Qué haremos contigo? —Se vuelve hacía Axel, causando que el susodicho se tense al instante—, tal vez mientras cumple su sentencia haya que entrenarla de nuevo como si fuera una principiante más, mostrarle su historial y...

—¿Sentencia? —pregunto.

—Ya sabrás por qué —Mira al chico a mi lado —... Axel.

—¿Tengo que ser yo? —se queja un poco.

Ella se vuelve a sentar. Axel esta perdiendo todo rastro tan característico de serenidad en él. Me pregunto que le pide ella que lo incómoda tanto.

—Efectivamente, ella solo te recuerda a ti, además eres él único a quien le confío está situación. —La mujer habla con mucha firmeza.

Axel evita mirarme a toda costa. La señora me habla esta vez a mí.

—No es que a Axel no le agrade demasiado tu presencia.

—Es por eso mismo. —murmura entre dientes pero ambas lo escuchamos.

Dime algo que no sepa

Ella le mira un poco disgustada.

—Eso es todo —Se pone de pie—. Llévala al salón del tiempo, que lo vea por sus propios ojos y entienda como serán las cosas a partir de ahora. Esta es una orden, por si no quedó claro.

La mujer tiene unos rasgos dulces pero su carácter es impredecible y esta tan arraigado a ella que opacaba todo rasgo de dulzura, sin embargo su belleza sigue ahí. Es una mujer fuerte, que en vez de causarme un gran miedo me da curiosidad, parece del tipo de mujer que terminas admirando aunque nunca se sabe que tan lejos lleguen sus actos y prefiero esperar antes que dar una opinión sobre ella.

Caminamos en silencio por el mismo tercer piso, Axel no dice nada y mis intentos por charlar son en vano.

Miro por el barandal, el cielo esta azul con reflejos turquesas, se fucionan en tonalidades hermosas como si hubiera un cristal interponiéndose entre el cielo y yo. Nos detenemos frente a una puerta y un pitido agudo hace presencia al igual que una mínima luz morada a través de una pantalla inteligente, recorre a Axel de arriba abajo y se desvanece abriendo la puerta.

Vaya, cuanta tecnología.

Axel se queda mirando el interior pensativo. Creo que debemos entrar sin embargo él no hace nada, esta quieto, mirando un punto fijo dentro de la habitación. Tomo la iniciativa y entro pasándole por un lado. Axel se percata de ello y se apresura a moverse antes de que se cierran tras de él.

Como mi Alysson parlanchina no puede desaprovechar una oportunidad digo lo primero que pienso para mantener viva una conversación.

—Interesante... ¿habías venido antes?

Me mira con las cejas levemente alzadas, como diciendo "Sé lo que intentas" antes de hablar.

—No quiero estar aquí haciendo esto, me pone de malas y dudo mucho que te agrade establecer una de tus interminables charlas con un sujeto cuando esta de malas, así que terminemos con esto cuanto antes, y en silencio.

Su sinceridad no me sorprende. Por las dos charlas que tuve con él he aprendido que no es alguien de hablar mucho sino de escuchar, no es alguien de responder dudas, es quien las crea.

No lo puedo hacer en silencio, mi boca tiene vida propia.

—¿Qué veré aquí?

Espero y no note el temor en mi voz. Es una habitación con paredes blancas y únicamente un escritorio en el medio con miles de letras, números, palancas, botones y opciones. Pero nada más.

—No puedo decírtelo. Quizás puedas recordar así —Escribe algo en el teclado—, quizás no, pero deberás afrontar las consecuencias de tus actos, es lo que pasa por insistir en volver cuando ya no eres bienvenida.

—¿Bienvenida por ti? —me atrevo a preguntar.

—Bienvenida por todos.

Eso dolió.

Él no me mira mientras habla y teclea en el computar inteligente. Sin embargo, envía una luz púrpura en mi dirección a escanearme, al principio me toma por sorpresa pero termino suspirando recipnada. Me odia.

—Lo he modificado. Podrás ver las escenas del pasado en las que apareces. Son muchas así qué solo iran despacio las más importantes, el resto serán solo un viztazo rápido. Felicitaciones ya tendrás una idea de porque no eres la más amada aquí —me informa neutral, ni cariño ni odio, nada se filtra en su voz—. Presta atención podrás ver, más no oír.

Me resulta difícil de creer y a la vez me aterra. La habitación sigue igual, paredes blancas y aburridas. No hay nada que ver, excepto, a Axel, es lo unico que vale la pena observar en este lugar, es increíble como puede estar a mi lado pero a la vez tan lejos. No sé porque tengo la sensanción de acercarme cada vez que lo veo y sucedía incluso antes de saber que tenemos historia juntos, que eramos pareja. Hay algo en él. Supongo que siempre le tendré cariño por salvarme esa tarde tras insinuaciones de que debía desaparecerme del mapa.

Cariño amistoso supongo.

Axel me atrapa mirándolo y aunque me da vergüenza no quito la mirada.

—No es a esta dirección hacia donde debes mirar.

—Eres lo único que tengo para observar en esta habitación, y me gusta hacerlo. —Me encojo de hombros, la sinceridd es una de mis culidades, no tengo problema con decir lo que pienso sin ningún tipo de filtro.

Eso lo toma por sorpresa, y mirandome ceñudo como todo un viejo gruñon me responde haciendo un gesto al frente:

—Eso no es cierto, mira.

Imágenes transparentes empiezan a verse cada vez más. Ya no son solo paredes blancas, en ellas se empieza a ver personas algo transparentes, hablan, caminan. La imagen se hace cada vez más nítida, con colores vivos y fuertes, mostrándome un vídeo en cámara rápida y de manera cronológica.

Apenas logro entender, son momentos de hace muchos años, lo dedujo por la forma de vestir de las personas.

Hasta que se detiene.

Y me veo. Todo transcurriendo a una velocidad normal. Sigo cada uno de mis movimientos, gestos.

Soy yo...

Soy yo a los diez años.

N/A:

¿Han visto la pelicula Virus de Netflix? Wow yo queriéndome olvidar de esto de la pandemia y netflix me sale con sus super recomendaciones jeje

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Besos y abrazos apretados💪

tinaa 💕