19| RIACHUELO
19| RIACHUELO
Alysson
De alguna forma entiendo el dilema de Axel, y me duele que este pasando por ello. Mis palabras son sinceras y quiero que me mire a los ojos cuando las diga, levanto su rostro con ambas manos en sus mejillas, intenta alejarse pero no lo dejo. El contacto pica en mis dedos. Quiero que confíe mi, porque yo confío en él, no sé cómo o porqué pero lo hago.
—Eso no volverá a suceder Axel, pero solo te lo puedo demostrar si tú me das la oportunidad.
Él asiente en un movimiento casi imperceptible.
—Bien —Toma una gran respiración alejándose de mi tacto—. Lo voy hacer Harries, te daré esa oportunidad.
Mi corazón palpita muy rápido.
—Bien, ya verás que no te arrepentirás. —le sonrío animada, dando salticos y aplausos.
—Eso espero. —le contagio una risa, y me mira por largos segundos, frunce los labios y termina preguntando en un susurro dudoso:— ¿eso significa que seguirás ayudándome en la misión M?
Eso me toma por sopresa.
—¿Misión M?
—¿Tampoco recuerdas eso? — niego con curiosidad y su expresión decae un poco, como si le doliera. Algo me dice que no es una misión cualquiera, sino una más personal.
—¿Es algo ultra secreto o algo así? Si me cuentas de que trata yo... —me interrumpe.
—No, no importa. Está bien. —Se aleja a una distancia más prudente. No digo nada al respecto, pero entiendo el gesto.
—Es personal ¿no es así? —No responde—. ¿Muy sensible?
—Algo así Harries, pero no quiero hablar de ello. Creo que solo esperaré a que recuerdes los detalles.
Intento no demostrar mi frustración ante esa frase que ya me han dicho antes solo porque Axel de verdad no está cómodo con el tema, sus hombros están tensos, su garganta seca y su expresión se suaviza a una de duda, incertidumbre y tristeza. Mucha tristeza.
No sé que hacer con este Axel. Uno mucho más accesible pero más vulnerable. Y no es que sea alguien diferente sino que muchas veces quienes viven con más dolores son a su vez las personas más fuertes. No hablar de tus problemas con cualquiera no significa que no existan.
Pienso en que antes de salir fuimos mejores amigos, sé que extraña eso y yo quiero acercarme así que dejo de lado los sentimientos extraños que a veces me llenan y tomo su mano en un gesto reconfortante, como cuando quiero que mis amigos se sientan mejor. Axel se sobresalta con el gesto volteando hacia mi con las cejas fruncidas pero no se aparta, mira las líneas que divide nuestras manos.
—Te ayudaré, sea lo que sea. Ya sabré. —Doy un pequeño apretón a su mano, su expresión se mantiene indescifrable pero eso no impide que el contacto resulte gratificante, y que lo note en su mirada.
—Gracias. —responde sincero, y sus ojos pasan directo a los míos a la vez que alguien toca la puerta. Y adiós a la magia.
—¿Interrumpo? —Nos pregunta la ReinaMadre desde la entrada.
—Eh... No, no, claro que no —me apresuro, soltando a Axel—, nosotros solo, nosotros no... —Cierro los ojos y tragame tierra. ¿Por qué siempre hago que una situación cualquiera parezca como la escena de un crimen? Cielos, no hacíamos nada.
—Nosotros la estábamos esperando. —le aclara Axel con su naturalidad habitual tras sentarse frente al escritorio. Me mira pero aparta la mirada, no es obvio pero sé que quiere reprimir una sonrisa. Se burla de mi por supuesto, y tiene sentido, soy un chiste con piernas.
Me siento en la silla a su lado y la ReinaMadre va a su lugar frente a nosotros. La preocupación se filtra en su mirada antes de hablar. Esto es serio.
—La situación con los rebeldes se ha vuelto un poco preocupante a estás alturas, vamos a reforzar la seguridad en la fortaleza por lo que es importante que no salgas por unos días, al menos hasta que podamos controlarlos mejor.
—Pero ellos seguirán buscándome aquí.
—Y aún así estás más segura aquí que en cualquier otro lugar.
Y no podría tener más razón. Mi antigua casa no se compara con los muros y cientos de distintos que reguardan el lugar. No existe sitio más seguro que aquí, y a la vez más obvio.
...
"Me quedaré unos días en casa de una nueva amiga. Cosas de chicas no preguntes, please"
Enviar.
A pesar de todo no quiero que Steven se preocupe, puede ser un tonto que me presta excesiva atención así como también puedo estar desangrándome en el suelo y él pasaría sobre mi sin tomarme en cuenta en lo más mínimo.
Admito que yo con él soy igual.
Pero una cosa no quita la otra y por un poco de respeto le aviso, además que quizás mi padre le pregunte y aunque no puedo decirle la verdad total tampoco me desaparezco sin avisar como una adolescente en plena crisis de rebeldía existencial.
—Van a cerrar la fortaleza. —Peter se acerca trotando y camina conmigo.
—¿De verdad?
—Sí, la ReinaMadre cree que así será más seguro. Lo dijo en la reunión de hace un rato, nadie entra y nadie sale. Yo no fuí pero alguien me dió el resumen.
Yo tampoco fuí pero más que por no querer porque no sabía. La noticia me brinda dos sensaciones muy diferentes. La primera: Mucha más seguridad y alivio, si es verdad que ya no se trata solo de mi, los rebeldes ponen en riesgo a todos los miembros de la fortaleza, lo que los convierte en un problema para todos. Los daños que causaron en los últimos dos ataques que llamaron "advertencias" no fueron de mucha gravedad, pero tampoco se trataron de un juego de niños. Ellos nos están retando, o sea que aún no nos muestran ni la mitad de lo que tienen. Y la segunda:
—Me da escalofríos, será como estar en una segura cárcel y quién sabe por cuánto tiempo.
—Sí... por eso me voy antes de que la cierren, ya sabes cómo se pondría mi madre si no me encuentra. —No lo dice apenado, suspira acostumbrado y yo río como siempre—. Drew no te lo dirá, pero el examen para su admisión en la universidad es está semana, él querrá quedarse contigo pero creo que... ya sabes.
—Debo convencerlo de que voy a estar bien. —Entiendo a la perfección su punto porque conozco muy bien a Drew y tiende a poner los problemas ajenos por encima de los suyos—. Lo haré no te preocupes, supongo que te veré cuándo está locura se calme.
Peter choca su cadera contra la mía.
—Me tendrás aquí en menos de lo que te esperes, no me extrañes demasiado mona. —Por su altura me revuelve el cabello como si fuese su hermana pequeña, no tengo tiempo para molestarme porque se marcha trotando con una sonrisa y ya estoy acostumbrada.
—¡Alys!
—¡Harries!
Hoy parezco alguien muy solicitado. Me da gracia de solo pensarlo. Me giro tras escuchar a dos voces distintas llamarme al mismo tiempo. Se acercan a dónde estoy, ambos viniendo de direcciones contrarias y se detienen a cada lado de mi.
—Alys.
—Harries.
Y ahí de nuevo.
—Hola chicos. —Saludo a Drew y Axel, quienes se miran. No dura mucho, Axel pasa de él deliberadamente.
—Hoy tenemos entrenamiento. —me recuerda.
—Alys tengo que hablar contigo. —dice Drew casi de inmediato.
—Y vaz tarde. —añade mi entrenador con un hilo de reproche.
Aprieto los labios en una fina línea. Apenada.
—Drew ¿Podemos hablar después? —Lo miro alejándome en reversa. Sus brazos caen a ambos lados de su cuerpo—. Ah, y no pienses en quedarte tras cerrar la fortaleza sé que tienes los exámenes de admisión cerca. Sí es por mi no te preocupes, nadie podrá entrar y llevarme. Yo me cuido, hablamos luego ¿Está bien?
Drew no dice nada, tampoco se mueve de lugar. Su rostro es preocupante, se ve que no ha dormido bien y temo que sea por mi causa, lo menos que puedo pedirle es que descanse en casa. Que no se preocupe. Estoy segura.
Axel camina delante de mí.
—Justo iba para allá. —me justifico intentando mantenerle el ritmo de andar. Axel me mira con los ojos entrecerrados, y una pequeña sonrisa curva, sin dientes, se forma en su rostro.
—Lo sé, pero no eres la más puntual.
—Llego tarde pero seguro.
Eso le saca una risa bajita que me hace sonreír de la impresión.
—¿Te estás riendo? —Me alzo pinchando su mejilla izquierda—. ¿Quién eres tú? ¿Un clon? ¿Que hiciste con Axel?
Él se zafa de mí, rodando los ojos y río. Me guía por otro camino, tras los muros de la fortaleza, en un camino de árboles y no es hasta que estamos lejos que se me hace raro.
—Mmm ¿a dónde vamos?
—Lejos del resto para enterrarte sin testigos sorpresas.
Finjo una risa seca a su muy mal chiste.
—En realidad quería mostrarte algo pero si no quieres... —Se da vuelta como quien busca volver sobre sus pasos.
—¡No! No. —Tomo su brazo haciendole girar de nuevo. Rio en el proceso, y él sonríe negando con la cabeza—. Quiero saber.
—¿Por qué no me sorprende?
—¿Me dices de una manera muy disimulada que soy una chismosa? —Finjo estar muy ofendida. Él no lo niega.
—Si el saco te queda...
—¡Oye!
Se echa a reír. De verdad se ríe conmigo, o bueno, en este caso de mí. Pero no me importa, es realmente lindo verlo así, tan relajado, espontáneo y cómodo a mi alrededor. Me gusta ver está parte de él y no solo la de “Soy tu entrenador, no tu amigo” me gusta poder conocerlo desde cero.
—Es sólo que antes no te importaba mucho lo que pasaba a tu alrededor, no sentías está curiosidad por todo. —Lo miro mientras andamos, ese sentimiento de vacío vuelve a mí tras esa observación. Me entristece—. Era difícil atraer tu interés. —finaliza y me mira, su ceño se frunce mientras me analiza y aparto la mirada avergonzada—. ¿qué sucede?
Me abrazo a mi misma.
—Lo siento, es que es raro escuchar a otros hablar de mi y sentir que esa persona que describen es una total extraña.
Lo sentí con Izem, con Wen, y ahora con Axel. Lo peor fue cuando lo ví, en las grabaciones o en los recuerdos de los otros distintos. No existe duda, pero si esa sensación de “no reconozco a esa persona” supongo que solo me queda intentar ser mejor y fiel a lo que me he convertido. Eso no quita que no me duela partes de mi que no recuerdo por mi cuenta en un noventa y cinco por ciento de las veces.
—Si de algo sirve, —rompe el silencio—, la nueva Harries me cae medianamente bien.
Alejo esos pensamientos pesimistas de mi mente y sonrío prestando atención a sus palabras, pero lo oculto tras un puchero.
—¿Eso es un cincuenta por ciento? Vamos, sé que agrado más que eso.
—Cincuenta y uno.
—¿Es en serio?
—Es bastante teniendo en cuenta nuestro historial. No me presiones, Harries.
Lo dice con un toque de gracia pero es cierto, me siento bien con ello ya que es algo en lo que puedo trabajar poco a poco.
Aparta unas ramas del camino para que pase y sigue detrás de mi.
—Llegamos.
Me detengo mirando a mi alrededor, estamos frente a un riachuelo, el agua cristalina cae y viaja por toda una bajada dejando un sonido relajante a los oídos. Árboles floreados decoran los alrededores y solo dejan un pequeño círculo en el cielo para observar las nubes, es bonito y acogedor. Casi parece un lugar secreto. Una palabra: wow.
—Era tu lugar favorito de la fortaleza. —habla él porque yo estoy tan maravillada como sin palabras—. No había un día en que no vinieras aquí.
—Es precioso. —Miro los pajaritos de colores ir y venir por todos lados.
—Desde hoy iniciaremos un entrenamiento diferente, nos enfocaremos en tí y tus recuerdos. En que puedas revertir los daños.
—¿Recuperar mi memoria? —La idea me da esperanza, me intriga y oprime el pecho. ¿De verdad quiero recuperar mis recuerdos de esta vida?
Joder sí, incluso si no me gusta.
Axel asiente.
—Me pareció que este lugar era más apropiado que la sala de entrenamiento mental. —añade, mirando alrededor—. quizás te cause el mismo efecto de paz que solía darte antes. —Se gira en una postura relajada, mirándome con ojos interrogantes.
—Lo hace. —Sonrío de lado—. De hecho me gusta mucho, se siente como un lugar secreto.
—No muchos saben de él, es cierto, está oculto entre tantos árboles y arbusto además de estar lejos de los muros de la fortaleza.
Me dejo caer sentada sobre una roca.
—Eso lo hace más especial. —digo. Axel se sienta a mi lado y me entra la duda así que lo interrumpo antes de que pueda hablar—. ¿Cómo lo haremos? ¿Recuperar mis recuerdos?
—Iremos poco a poco. Te dejaré entrar a mí memoria, ver un recuerdo en el que aparezcas y luego deberás buscarlo en tu propia mente. Puede tardar pero...
Me veo a mi misma desde la perspectiva de un Axel mucho más chico teniendo en cuenta de que luzco como de unos diez años. Estoy temblando frente al agua cristalina del riachuelo, —sí, el mismo donde se encuentra mi cuerpo físico—, y cuando levanto la cabeza veo mi reflejo lloroso. Axel me abraza, y solo veo mi cabello echo un desastre al estar desde su perspectiva.
—Ey —susurra, como si entendiese lo que sucede—, yo siempre voy a estar de tu parte, puedes contar conmigo para lo que sea.
—¿No mi-entes? —mi voz suena entrecortada por estar contra el pecho de Axel. Él me da un plano de mi espalda y como se agita en intentos de respirar.
—No te miento, nunca lo haría eres mi mejor amiga.
—Prometelo, —Lo miro con ojos llorosos. Me veo destrozada, pequeña, pálida y frágil—, por favor Ax, prometemelo.
—Lo prometo.
—... pero no te preocupes si no sale a la primera.
—Lo tengo. —le corto. Axel pone cara de "¡¿WTF?!" pero se recupera asintiendo con los ojos entrecerrados creo que algo orgulloso y a la vez desconfiado.
—Ni siquiera lo noté.
—He estado practicando.
—No conmigo, espero.
Finjo una risa malévola pero no lo afirmo, solo para molestarlo porque en realidad mis prácticas han sido con personas al azar.
—Ahora, ¿cómo busco ese recuerdo en mi memoria?
Si Axel tiene curiosidad sobre que ví en su mente no lo demuestra.
—Cierra los ojos —Hago lo que dice—. Piensa en ello, pregúntate como sería desde tu perspectiva, que sentimientos te envolvian, que pasaba por tu mente.
Repito la conversación que tuvimos en voz baja, sin importar que me escuche. Lo hago por varios minutos en los que no pasa nada. Axel no deja que me desanime repite conmigo la conversación está vez diciendo sus líneas y yo las mías, estamos así otro rato en el que tampoco hay un cambio.
—No funciona. —me molesto pero no con él sino conmigo misma.
—Está bien, intentemos otra cosa. —No tengo tiempo para preguntarle qué cosa cuando me envuelve en un abrazo apretado, tardo unos segundos en comprender lo que hace, a la vez que repite la misma frase:— Ey, yo siempre voy a estar de tu parte, puedes contar conmigo para lo que sea.
—¿No mientes? —pregunto en automático. Sintiendo la calidez de su pecho, y el palpitar de su corazón.
—No te miento, nunca lo haría... —Toma una respiración—, eres mi mejor amiga.
De pronto tengo ganas de llorar y no sé por qué, oprimo el sentimientos y mantengo los ojos cerrados con fuerza.
—Prometelo —empiezo pero no termino la frase cuando unas punzadas muy dolorosas golpean mis sienes haciéndome jadear. Me alejo de Axel sintiendo que la cabeza me va a explotar, el pecho se me contrae en un remolino de sentimientos desgarradores que me parten por dentro. Siento mil punzadas en cada parte de mi cabeza y manos, la garganta se me seca y soy consciente de la sangre saliendo de mi nariz.
Axel me recuesta de la roca sin saber que hacer, me dice que me mantenga despierta y sostiene mi mano la cuál aprieto con mucha fuerza. El dolor me lastima pero lo consigo, lo veo.
Estaba triste tras una discusión con papá, también estaba enferma y me negaba a ser conectada a alguna máquina de hospital. El riachuelo era mi lugar seguro, solo lo compartia con Axel, él resto no recorría el lugar tanto como yo así que casi nadie sabía de su existencia. Él era mi mejor amigo en la fortaleza, realmente sus palabras me hicieron sentir mejor y era el único que conocía todo de mi, compartíamos el mismo secreto.
—Lo logré. —le digo en medio de jadeos e intentos de que mi cabeza no explote sosteniendola. Sonrío como lunática pero paso hacer una mueca—, estoy bien, estoy bien.
—No te creo, necesitas que te revisen en la enfermería. —Me carga en sus brazos, y por más que me esfuerzo dejo de estar consciente tras unos segundos.
Abro los ojos y en efecto, estoy en la camilla de la enfermería. Me quito unos algodones de la nariz llenos de sangre, haciendo una mueca para recuperar la sensibilidad en la zona. La cabeza ya no me duele e intento salir de la cama pero algo me lo impide, Axel está con los brazos y la cabeza recostado de un lado de la camilla, pienso que está dormido hasta que se remueve levantando el rostro hacia mí.
—¿Cómo te sientes? —susurra.
—Mejor —Peino hacia atrás el cabello que no deja de colearse frente a mis ojos—, ¿cuánto llevo dormida?
—Unos diez minutos, tal vez.
Respiro aliviada.
—Bien, hay que intentarlo de nuevo. —Salgo de la cama agradeciendo que ya se apartó pero aún así me detiene cuando logro estar de pie.
—Quizás no sea la mejor idea.
—¿Qué dices? Funcionó.
—Que sea una técnica efectiva no significa que no sea peligrosa. Te desmayaste, Harries. —recalca.
—Pero estoy bien, —Intento convencerlo aun cuando se ve muy decidido—, sucede que mi cuerpo no está acostumbrado aún, y solo estuve inconsciente diez minutos. No es tan grave. —No se inmuta—. Axel, no va a pasar nada.
—Soy tu entrenador —dice, y reprimo las ganas de rodar los ojos—. Debo asegurarme de que no te exijas tanto al punto de poner en riesgo tu salud, eres un distinto sí, pero no eres invencible incluso al ser más sana e inmune que la mayoría, tampoco tendrás siempre a un curador al lado. —añade tras ver a unos chicos con trajes pasar—. Encontraré otra manera, es mi trabajo.
—Pero está funciona.
Axel suspira como quien pierde la paciencia y pide ayuda alguna deida en el cielo.
—Sé que quieres recuperar tu memoria, de verdad sé cuánto lo quieres y te prometo que te voy ayudar, no solo porque es mi trabajo asignado ayudarte con tu don sino porque quiero pero no podré hacerlo si decides ser tan arriesgada después de lo que pasó hoy. —Me mira por largos segundos—. Déjamelo a mí.
Y eso hice.
Al menos las primeras cuarenta y ocho horas.
Lo intente, de verdad quise confíar en que Axel encontraría otra manera pero han pasado dos días desde entonces y no puedo dormir, no he visto a Axel tampoco, me he quedado en la habitación de Drew sin dejar de darle vueltas al tema.
¿Y si no hay más maneras y por eso Axel se está escondiendo de mi?
¿Debería intentarlo sin él?
¿Debo esperarlo? ¿Que tal sí...?
Muy tarde.
Le pido el favor a Wen, explicándole toda la situación y como funciona, ella me apoya con gusto como niña inocente que se deja influenciar por el chico de las motocicletas. De los tres intentos me desmayo dos veces por pocos minutos y aunque se asusta me encargo de tranquilizarla haciéndole saber que es normal. También estamos en un cubículo de la enfermería escondidas, en un rincón al final, con las cortinas cubriéndonos y solo les faltaría ser insonoras.
Mejores ideas no se me podrían ocurrir.
—¡Esto es muy emociofantastico! —susurra/grita Wen antes de comenzar.
Los recuerdos con ella son de cuando comíamos juntas, o se coleaba en mi habitación. Descubro en esas tres ocasiones lo cercanas que éramos y consigo recordar esas memorias por mi cuenta, desde mi perspectiva con sentimientos incluídos. Algo que la motiva ayudarme es que quiere que recuerde que nos unió tanto desde un principio, ahora solo tengo migajas de esa historia pero se siente como un logro.
En mi cuarto intento ya no me sangra la nariz y las punzadas en mi cabeza disminuyen. Decidimos que es mejor descansar, cuando Axel aparece frente a nosotras y quedamos heladas.
—¿Que hacen aquí?
—Nada. —respondemos al unísono, lo que lo vuelve aún más sospechoso.
—Te estaba buscando. —Me mira.
—¿A mi?
—Si, a tí. ¿Seguras que no hacían nada?
—No.
—Sí.
Mentalmente me cacheteo.
—Porque mi instinto me grita algo que sinceramente quiero ignorar hasta que sean sinceras y me lo digan. —Mira a la menor, ejerciendo presión en la voz—. Wen.
Ella se coloca tan roja como un tomate y no soy tan cruel como para no ayudarla cuando ella hizo lo que le pedí.
—No es su culpa, yo la obligue. —admito, en parte porque sé que ya lo a deducido y también porque no podría sostener la mentira por mucho tiempo, soy pésima mintiendo.
—¿A qué?
Mi voz es baja, casi tímida.
—Ya sabes.
Se cruza de brazos.
—No, no sé.
Aprieto los labios, me lleva un momento hasta que suspiro.
—Le pedí que me ayudara a recuperar mis memorias, sí, con el método que me dijiste que no intentara más. Lo siento, sé que dijiste que hallarías otra forma pero me siento un poco, bueno muy, desesperada.
Axel me mira por prolongados segundos en los que me siento pequeña bajo su atención. No hay sorpresa en su expresión.
—Ya sabía que lo harías.
—¿Qué?
—He aprendido a leerte, eres impulsiva y muy terca. Sabía que no esperarías, he estado estos días buscando información pero hay muy poco sobre tu don.
—¿Has estado investigando?
—De verdad me tomo esto muy en serio, te lo dije ¿qué creías que hacia entonces?
Me encojo de hombros, decirlo en voz alta sería ofenderlo y ya voy bastante mal.
—¿Estás molesto?
—Sí lo estoy —afirma—, pero no contigo, con las circunstancias. No te puedo entender pero me hago una idea de lo que debes sentir, debe ser frustrante.
—Que bien que no estés molesto. —suspira Wen con una mano en el pecho, menos intimidada que al principio. Me sorprende esa actitud pero también agradezco que reaccione así.
—Al menos no morí, —Hago manos de jazz, con un intento de sonrisa—. tenía razón.
—Yeii —me imita sin emoción—. Punto para ti.
Axel dice que no tiene caso discutir conmigo, y acepta seguir intentando el método, no muy seguro, para acelerar el proceso de recuperar mis memorias. La otra razón es que al no haber mucha información sobre mi don es difícil encontrar más opciones, y dadas las circunstancias tomaremos el riesgos con el triple de precauciones al menos hasta conseguir algo más.
Es un día agotador, me esfuerzo más de lo que cree pero está vez intento hacer caso de cada una de sus recomendaciones. Cuando dijo que me ayudaría porque quería y no solo porque es mi entrenador hablaba en serio, es algo que aprecio.
La fortaleza sigue cerrada, nadie entra nadie sale, pasamos días sin otro ataque. Todos creíamos que estabamos más seguros que nunca hasta que ellos volvieron y esta vez no fue para dejar una tercera advertencia, fue para plantar un hecho.
O mejor dicho, un secuestro.
N/A:
Yo sé que me demoré demasiado pero es que tuve un bloqueo grande en esta parte. ¿Que les pareció?
¿A quien se llevaron?
¿Cómo pasaron?
Pueden seguirme en mis redes. IG y twitter: soytinav.
(Los links también están en mi perfil de Wattpad SoyTinaV ) síganme para enterarse que onda conmigo porque a veces me pierdo pero siempre vuelvo 😂
Se les quiere, besos y abrazos apretados ❤️
tinaa 💕
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