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18| MENSAJE

18|MENSAJE

Alysson

—¿Un año sabático? —Asiento y papá frunce el ceño tras la pantalla del computador—. ¿Por qué? ¿Estás bien?

—Estoy bien. —Lo intento calmar y serle sincera dentro de lo que puedo. Papá me lee como un libro abierto—. este tiempo aquí me ha ayudado a encontrarme.

No puedo ir a la universidad, no éste año. Mi mente no podrá con la fortaleza y los exámenes al mismo tiempo. No es un buen momento para fingir que todo está bien y seguir como si nada estuviese ocurriendo.

—Todas esas noches estudiabas tanto, incluso en verano, querías volver a estar al nivel de tus amigos y me preocupaba pero te dejé hacerlo ¿por qué ahora no quieres ir a la universidad con ellos?

Suspiro. Me duele, era nuestro sueño de niños. Juntos siempre. Pero no podemos hacer todo juntos hasta el fin de los tiempos, hay cosas que como personas individuales debemos hacer solos, ellos lo entienden.

Drew y Peter más que Jules, claro.

—En ese tiempo estaba dolida, quería recuperar mi vida como fuese y no me dí cuenta que necesitaba darme tiempo. No me permití pensar en lo que estaba sucediendo, ahora lo hago y lo acepto pero no es suficiente. Necesito más.

—¿Quieres que te deje un año en una casa abandonada?

Río al ver su rostro perplejo.

—No es abandonada, sigue siendo nuestra. Y no será un año pero sí, quiero quedarme aquí.

—Cariño...

—Volveré antes de mi cumpleaños, lo prometo.—intento convencerlo de que no se preocupe, y aún así su expresión no cambia.

—No se trata de eso, estarás sola Alysson. Jules ya terminó sus prácticas.

—Lo sé pero para eso está mi hermanito mayor ¿no? —Fuerzo una sonrisa que ocasiona que papá suelte una carcajada. Por fin Steven me será de ayuda.

—Esta bien, pero apenas te sientas lista vuelves. Steven debe filmar así que no lo verás tanto pero es algo.

Es perfecto.

—Gracias papá, de verdad lo necesito. Te amo.

—Te amo Alys.

...

La ayudo a bajar la maleta y Drew me la quita para llevarla al maletero del taxi. Peter llega tarde haciendo que Drew vuelva abrirlo de mala gana para él.

—Asi que un año sabático, eh. —Dejo de mirar mis dos amigos en una discusión tonta, y me concentro en el rostro de Jules. Está rosada por el frío y su expresión es nostálgica.

—Si, sé que quizás no lo entiendes... —Me abraza.

—Lo entiendo Alys, de verdad lo hago. —Suelto un suspiro que no sabía que estaba reteniendo y le devuelvo el abrazo con fuerza. Es un alivio, por eso Jules es mi mejor amiga me entiende aún sin conocer el cuadro completo, a diferencia de todo conmigo no necesita demasiadas explicaciones para apoyarme ciegamente—. Pero ¿que harás?

Odio tener que mentir.

—Trabajré medio tiempo en alguna tienda.

—No necesitas un trabajo Alys. Con la mesada de tu padre puedes vivir más que bien. —Deshace el abrazo para verme.

—Lo sé pero eso me mantendrá ocupada.

—Esta bien. —Asiente y sus ojos viajan a las escaleras, su expresión se vuelve aún más nostálgica. Sé lo que está pensando. Steven no ha bajado a despedirla.

—Bien es hora de irnos. —anuncia Drew. Jules me da un último abrazo haciéndome prometer que le escribiré seguido. Peter se acerca abrazarme y hace todo un drama digno de Hollywood sobre extrañarme demasiado para luego guiñarme un ojo. Drew también se despide abrazándome y murmurando un "Nos veremos en la fortaleza" que solo yo escucho, se suben a ese taxi camino a la ciudad y yo solo puedo mirar como se alejan. Coloco los brazos en jarra.

Bien estoy sola ahora.

Steven baja las escaleras.

O bueno, casi.

...

—Ahora reemplaza la última parte de la conversación, esa dónde dice que si quiere partipar en el entrenamiento a un no. —Hago lo que me dice con el hombre frente a mi, su nombre es Dante lo recuerdo por el juego de verdad o reto, y cuando éste reacciona se queja sorprendido al ver dónde está.

—¿Que mierda hago aquí? ¿Axel? Dije que no sería voluntari...

Axel me vuelve hablar. Estoy concentrada en su voz.

—Deshacelo. —Hago lo que me dice—. Pero que recuerde todo, que sepa que fue manipulado.

El tipo sentado frente a mí vuelve a reaccionar.

—Wow. Solo wow. Que puto miedo.

—Terminamos. —me dice Axel y vuelvo a la normalidad, apartado mis ojos del hombre. Al fin, quedé en verme con Wen al terminar la práctica y ya estoy retrasada—. Tu dijiste que querías participar. —le recuerda Axel dándole la mano para que se levante.

—Sí y ahora tengo sentimientos encontrados. —dice mirándome raro. Como si no supiera que relación debería tener conmigo, una de amistad o precaución.

—Espero no haberte lastimado, Dante. —le sonrío con amabilidad. Él niega.

—No, estoy muy bien la verdad.

Voy a responder cuando una explosión se oye cerca de donde estámos y la onda expansiva nos hace caer al suelo tras romper el cristal de las ventanas. Los gritos no tardan en escucharse, y el humo en aparecer.

—¿Nos están atacando? —Sé que es una pregunta tonta pero es que no me lo puedo creer.

—Rebeldes. —escupe Dante con mucho odio. Cómo si fuese un hecho que no necesita confirmación.

—Harries ve al ala oeste y quédate ahí —me ordena Axel poniéndose de pie, Dante lo sigue afuera y yo también hasta que se vuelve hacía mí—. Lo digo en serio.

—Pero ¿Por qué? —me quejo.

—No estás lista.

—Lo estoy. —Y así me siento, puedo controlarme lo sé.

—Es diferente en el mundo real, con presión y personas dependiendo de tí. —me corta—. Haz lo que te pido.

No sé mueve y no me queda otra que caminar en dirección contraria. Axel le dice algo a su reloj, supongo que llamando refuerzos y cuando estoy bastante alejada es que decide marcharse.

Bufo y al dejar de mirarlo choco contra Izem.

—Al-lys. —me abraza apenas me ve—. Ven conmigo.

Subimos unas escaleras hacia los dormitorios pero no llegamos allá, Izem tuerce uno de los retratos donde una chica de ojos verdes sonríe, y se abre un corredizo secreto. Lo miro impresionada, Izem me hace entrar guiandome con la linterna de su celular y abre una puerta mostrando una sala llena de personas, en su mayoría niños y ancianos. Algunos jóvenes tan asustados que seguro son nuevos miembros y no entienden nada de lo sucede.

—Es un cuarto de pánico. —asumo e Izem asiente.

—Los rebeldes nos atacan, no lo hacían desde hace año y medio. Aquí estaremos bien hasta que pase.

—Pero... Axel —Izem me interrumpe.

—Estara bien. Es detector ¿recuerdas? como nuestra policía, nos dirá cuándo sea seguro.

Asiento no muy convencida, no muy felíz de estar aquí y él afuera. Pasamos mucho tiempo juntos por los entrenamientos y aunque no soy su persona favorita y lo sé porque se encarga de decírmelo, a veces como hoy siento que se preocupa por mi.

Una explosión resuena haciendo que el suelo tiemble y las personas se agiten asustadas.

—¿Y Wen? —le pregúnto al no verla entre las personas. Me da una punzadita en el pecho. Por suerte Peter y Drew no están aquí ya que viajan junto a Jules—. No está Izem, la iré a buscar. —No alcanzo a darme vuelta cuando ya lo tengo frente a mí.

—Ya hablé con ella, dijo que está en el cuarto de pánico que está al éste. Está bien. —me escudriña con la mirada—. ¿Por qué intentas salir?

Soy tan obvia, a quien engaño.

—No puedo quedarme aquí, quizás Axel necesite ayuda y yo...

—Axel tiene un equipo, es de los mejores de su ingreso y generación. Él va a estar bien.

—Sí pero quizás yo pueda ser de ayuda.

Otra explosión.

Niños llorando.

Izem se sobresalta.

—No lo creo, serás una distracción. Si quieres ayudarlo es mejor que te mantengas dónde no deba cuidarte.

Sé que tiene razón pero me gustaría poder hacer más. Mi expresión es la decepción total.

»Eres una buena persona Alysson, —me abraza, hablando en susurros—. Por eso te digo esto, no te enamores de Axel, olvida lo que sabes sobre ustedes dos, no intentes arreglar las cosas con él. Sé estrictamente profesional. Es un gran drama del que saldrás muy lastimada si intentas revivirlo.

Sus palabras me duelen. Quiera o no aceptarlo, Axel significa mucho para mí, incluso antes de volverlo a ver o enterarme que salíamos. Era el niño que pese a creer que me dañaría terminó ayudándome. A lo largo de los años pensé en él como un buen recuerdo, le guarde cierto afecto. ¿Enamorarme de él? ¿Es siquiera posible? No lo sé, pero Izem tiene razón si continúo así podría suceder y no será bonito para mí. No creo que Axel me odié, pero de ahí a quererme sigue estando un gran camino de diferencia.

—Es la primera vez que me llaman por mi nombre completo aquí. —le medio sonrío aunque no puede verme, hablando también en susurros.

—Si es que... odiabas que lo hicieran.

—¿En serio? —Frunzo el ceño—. No me molesta, pueden...

—Y ya todos nos acostumbramos a usar tu apellido o tu diminutivo. —me corta, rompiendo el abrazo. Me parece muy extraño pero no digo nada.

—Está bien entonces.

Otra explosión.

Me trago las ganas de salir porque diez minutos después cuando ya no puedo más alguien por medio de una bocina anuncia que ya se fueron, que es seguro salir.

Lo primero que hago es buscar a esa persona para asegurarme que está bien. En el camino al patio central alguien me sostiene del brazo, me sobresalto, la conmoción es grande y creo que la mayoría estamos sintiendonos así. El corazón se me desacelera poco a poco cuando me encuentro con el rostro dulce de Wen.

—Aly ¿dónde estabas?—me pregunta en seguida, nos quedamos de pie en el segundo piso justo en el balcón que da al patio central—, te estuve esperando no llegaste y luego pasó ésto.

—Izem me llevó a un lugar seguro en dirección contraria. ¿Tú estás bien? Dejé mi celular en la sala de entrenamiento mental.

Wen aprieta los labios y asiente.

—Estoy bien, me preocupe por ti. —me abraza un momento mirando hacia el patio—. ¿Qué es eso? —señala tras de mí.

Me doy vuelta y veo como abajo unos chicos a través de manipular el agua apagan los restos de fuego que queman el pasto verde. El humo es intenso y al recorrer el panorama identifico a Axel, no luce gravemente herido, quizás algo sucio por las cenizas del ambiente y sudado pero no lastimado. Respiro mejor, es un alivio hasta que Perrie se acerca con una botella de agua y se la ofrece, Axel bebe todo el líquido y termina correspondiendo un repentino abrazo por parte de ella con una pequeña sonrisa, parece estar escuchando las palabras molestas de la rubia.

No me he dado cuenta de que estoy frunciendo el ceño hasta que Wen me toca con un dedo el entrecejo buscando relajar el músculo. Y vuelve hablar:

—Eso no —Señala a Axel—. Eso.

Sigo la dirección en que apunta su dedo y entiendo a que se refiere. El fuego se apagó por completo, y el humo se disipó dejando ver con perfección especialmente desde mi posición el mensaje escrito en el suelo gracias al fuego.

Entreguen a la traidora.
Primera Advertencia.
-R


Muchos me miran y otros los copian tras notar el mensaje igual de sorprendidos que yo, entendiendo que se refiere a mí.

Esto es jodido.

—Todos vuelvan a sus deberes —Aparece la ReinaMadre, a mi lado, dirigiéndose a la multitud consternada—. Un equipo especial de detectores y yo nos haremos cargo de la situación.

—¿La vamos a entregar? —pregunta una chica, no lo dice con tono malicioso sino de curiosidad y miedo.

Yo también quiero saber eso. Y una vez más la ReinaMadre me demuestra que estoy bajo su protección, y que no debo preocuparme.

—Ningún miembro de la fortaleza será entregado a los rebeldes, no mientras yo esté para impedirlo. —dice.

Los murmullos se hacen presente. Alguien tira de mi pantalón holgado y cuándo bajo la mirada es un niño de aproximadamente seis años.

—¿Por qué los malos te quieren llevar?

Me pongo a su altura, entiernecida con su dulzura y curiosidad.

—Creo que es porque eramos amigos y ya no. Ahora soy el enemigo y eso les molesta, odian que no esté más de su parte.

Inclina un poco la cabeza a la derecha, mirándome con atención.

—Ahh.

—Harries —Me levanto al oír a la ReinaMadre dirigirse a mi—, deberás tener más cuidado de ahora en adelante. Axel es tu entrenador así que le pediré que se mantenga cerca de ti incluso fuera de la fortaleza, sobretodo fuera de la fortaleza. Esto al menos hasta que los rebeldes olviden su venganza hacia ti.

La miro pero deje de parpadear apenas dijo "Axel" y "cerca de ti" en la misma oración.

Alza una ceja.

»Espero que no te moleste, es por tu bien.

—No, no, no me molesta —me apresuro aclarar—. Entiendo que sea algo necesario —Me aclaro la garganta.

—Por supuesto que aún se lo debo pedir —dice dándose la vuelta para irse al igual que todos—. Pero Axel es de mi total confianza, no se negará.

Me molesta que me alivie el hecho de que sea tan leal que incluso no se niegue a algo que seguramente no estará feliz de hacer.

...

Necesito saber más de los rebeldes.

Aparte de que me quieren fuera del mapa, claro.

Siempre he sido como mi padre, una persona que se deja llevar por los testigos confiables y los hechos ya confirmados.

Es un hecho confirmado que me odian, tanto como para armar un desastre en la guarida de quienes los buscan por rebeldía.

Es un hecho confirmado que robamos y lastimamos.

Es un hecho confirmado que yo participe.

Pero quiero saber por qué lo hice, y que me llevo hacerlo. De que estuvo mal está clarísimo, no busco justificarme pero si entender a la Alysson de hace dos años.

Por esa razón me acerco a hablar de manera casual con personas al azar —que sean antiguos miembros—, en la cafetería, el salón de entrenamiento, en los pasillos camino a las habitaciones, y en el patio central. Miro en sus mentes recuerdos en los que yo aparezca, busco información. Controlo mi don lo suficiente como para ser rápida y ocultar el brillo de mis venas bajo mi abrigo, evito también que otras personas me miren los ojos gracias a bajar la mirada y llevar gorra.

Sé que si alguien me prestará demasiada atención sabría que he pasado toda la mañana actuando sospechosa.

—Actúas sospechosa.

Me giro hacia la voz y Drew me da una sonrisa de dientes blancos perfectos. Río abrazándolo como si no lo hubiese visto hace dos días y chateado con él anoche.

—¿Qué dices? Soy toda una detective encubierta.

Eso lo hace reír.

—Si no supiera lo que estás haciendo creería que eres una chica rara.

—Es porque lo es —Aparece Peter tras de mí, pasando un brazo por mis hombros y apretándome hacía él— ¿No es así, mona?

—Auch —me quejo, dándole un codazo y liberadome de él—. Si son pesados.

—¿Conseguiste algo?

Hago un recuento en mi mente.

En la memoria de una chica menor ví que era una perra demasiado sincera e indiferente con las personas.

En la de un chico buenazo ví que en realidad si era muy unida a Axel, tanto que muchas veces rechacé a Jordán y otros chicos por solo estar interesada en él.

En la memoria de un niño y la que de hecho me fue de mayor utilidad, ví como la chica peliroja Jazmín me sujetaba contra la pared y me decía muy cerca de mi rostro que debía terminar el plan por mi propio bien. Era una discusión que el niño escucho a escondidas y que incluso ahora es demasiado joven para entender pero yo sí, esa fue una amenaza.

En otro chico un poco más grande ví como iba caminando con Axel, no eran amigos pero hablaban cosas de entrenadores que no entiendo y se detuvo en seco al Axel quedarse quieto y callado. Cuando volteó en la dirección en que miraba ahí estaba yo, besándome con Jordán Steel al final del pasillo. Ninguno dijo nada, Axel solo se fue de ahí y apenas Jordán lo notó sonrío en medio del beso.

Cuando acabamos me dijo algo que no me agrado porque lo abofeteé y me fuí dejandolo con la mejilla roja y sonriendo como un idiota.

En fin, no teníamos la mejor relación.

Sin embargo, los apoyé.

¿Las razones? Nadie las sabe, solo ellos y... yo.

Repito: Estoy muy jodida.

—Wow... —murmura Peter tras hacerle un resúmen, inicialmente en shock para después explotar—. ¿Todo eso lo averiguaste gracias a tu don?

—Así es, —Asiento—, no es por presumir pero cada vez soy mejor.

—Si claro, presumida —Drew se hace a mí otro lado, caminamos los tres juntos—. Al menos sabes que no fue totalmente porque quisiste, algo te hizo hacerlo. Ahora, averiguar esa razón será misión imposible. Lo mejor que puedes hacer es olvidarlo, cuando tú memoria lo decida volverá a ti.

—Pero —me interrumpe.

—La ReinaMadre dejó el incidente atrás, las personas en la fortaleza también y los más receloso lo hacen poco a poco ¿Por qué tu no?

—No lo entenderías y no quiero borrarte la memoria para pobrar mi punto.  —Peter masajea mi hombro, al escucharme.

—Es una mierda, no creas que Drew y yo no lo entendemos porque sufrimos mucho cuando despertaste y no recordabas a tu padre ni a nosotros. Tu familia. —Pet me apega más a él—. Pero incluso en nuestro dolor aprendimos que tú sola tenías que recordarnos, fue lo mejor, a diferencia de lo agobiante y frustrante que fue intentar ayudar forzandolo y terminar asustandote.

»Al final del día, recordarás lo que debas recordar, y tendrás cargo de conciencia o no. Por ahora, vive con calma.

Drew suspira escuchando a Peter y sé que le agradece por sus palabras. Pocas veces mi amigo rubio se toma las cosas en serio e incluso en esos momentos se sabotea a si mismo.

—Entonces qué ¿unos traguitos en el Lux's? Oí que el viejo Lucas no puede echarnos de la barra porque ya somos legales para el sexo, alcohol y descontroool. —canturrea.

La mañana siguiente estamos con la resaca de la vida. Dormímos en posiciones muy incómodas en la habitación sin compañero de Drew, en la fortaleza. Diría que ni una bomba podría despertarnos en ese estado hasta que se escucha el primer:

¡PUM!

Muevo los ojos pero no los abro. No pasa mucho cuando llega el segundo:

¡PUM!

—¡Estoy despierta! —grito desorientada y un Drew con marcas de sábanas en el rostro me hace un gesto con el dedo para que haga silencio mientras él se asoma por la ventana.

Y el tercero:

¡PUM!

Mi cerebro lento aún no capta que se trata de explosiones.

—¿Quién puso una maldita alarma un sábado? —Peter se queja sin siquiera abrir los ojos—. Lo voy a matar cuando esté despierto.

—Estás despierto. —le respondo viendo lo tonto que es, quitándome las lagañas de los ojos.

—No porque lo deseé. —se vuelve a quejar.

¡PUM!

Me sobresalto y como si estuvieramos conectados Peter y yo nos vemos alarmados. Nos están atacando de nuevo.

—Tenemos que salir de aquí. —le grita Peter a Drew haciendome agitar también.

—No, están atacando la zona central. Tenemos que pasar las escaleras de allí para llegar al cuarto de pánico más cercano. Los pasillos están solos, es mejor esperar aquí.

—¿Y que nos maten? —le grita el rubio.

—¿Qué hay de mi? Me quieren es a mí. —me levanto de la cama.

—¡La quieren es a ella!

—No hagas ruido. —me pide Drew como recomendación, de los tres él es el único con calma.

Las explosiones dejan de sonar y por unos minutos permanecemos en un silencio incómodo.

Peter lo rompe:

—¿Y si la entregamos?

Alguien por medio de una bocina en los pasillos, y que están en todas partes, anuncia que ya es seguro salir. Ya no hay rebeldes.

Peter vuelve hablar.

—Y tú pensabas en entregarla, Drew ¿por qué serás así?

El pelinegro y yo lo miramos mal pero reímos aún con un poco de tensión, salimos de la habitación hacia el patio central donde las personas se empiezan a reunir.

Los chicos caminan al frente así que no se dan cuenta cuando un chico que definitivamente no he visto nunca y usa ropa un poco singular llena de cadenas, cruza uno de los pasillos y me mira, lo hace por un largo segundo hasta que sonríe y se va corriendo.

Me deja un poco consternada porque no fue una sonrisa amistosa, sino una que promete problemas. Es un rebelde.

Peter tira de mi hasta llegar junto al resto. No tengo tiempo de contarles porque lo que todos miran es tan impactante y notorio que llena mi mente y deja atrás cualquier otro pensamiento. Las instalaciones de la fortaleza fueron pintadas con pintura roja y con su tono blanco de fondo un mensaje escurriendoce se lee:

Entreguen a Harries por sí no fuimos muy claros antes.

Segunda advertencia.
-R

—Debe de ser una jodida broma. —susurro.

No tengo tiempo para decir algo más porque Axel me agarra del hombro y me lleva a la sala de observación.

—¿Qué está pasando? —le pregunto.

Axel se sienta en la silla giratoria de la ReinaMadre y cierra los ojos hasta que suspira y me mira.

—Ellos te quieren a tí.

—Me queda claro, están siendo muy insistentes.

—Y no se van a detener. —dice con honestidad.

—Eso me reconforta. —suelto cortante.

No estoy enojada con Axel.

Bueno en realidad si lo estoy, desde hace dos días que se enteró que debía ser algo así como mi guardaespaldas su humor empeoró al punto de contagiarmelo. Me dejó claro que no será mi niñera, ni perrito faldero, que si quería su protección debía mantenerme donde el pueda verme, osea aquí en la fortaleza el mayor tiempo posible.

Me aseguró que no lo hace porque quiera sino porque se lo ordenaron.

Me dijo del mil maneras diferentes lo que se resume de manera clara, directa y sin pelos en la lengua a un "Me vales un cacahuate"

Frunce el ceño, mirándome mal.

—Hago lo que puedo.

—¿Y tus habilidades físicas son tan buenas como tu tacto?

Su ceño sigue fruncido y me tomo el tiempo de verlo con detalle, tiene el cabello revuelto y la piel un poco enrojecida por el sudor. Estuvo peleando con los rebeldes. No tengo tiempo de sentirme "un poco" mal porque responde:

—Espero que tus habilidades en hacer amigos sean mejores porque muchos querrán entregarte para que no lleguemos a una tercera advertencia.

—¿Qué?

—Como lo oyes, se llama miedo. —Se pone de pie, acercándose a mí—, incluso si le caes bien a todos y la ReinaMadre da su mejor discurso sobre fuerza y unión, como debe estar haciendo en este momento, es imposible que todos se mantengan firmes a arriesgar a varias personas por una sola. Es poco probable que nadie traicione la orden aunque seas fácil de querer Harries.

—¿Crees que soy fácil de querer? —le pregunto, y sé que dijo muchas otras cosas más importantes pero en este momento yo solo quiero saber una.

—Si, lo creo. —Asiente.

—No parece, un día me proteges o dices que tienes fe en mí y al otro te comportas como un imbécil y me evitas, a menos que tengamos entrenamiento claro, pero incluso allí las palabras que me diriges en su mayoría son odiosas y ...—Tomo una respiración porque hablé tan rápido que deje de hacerlo—. Me confundes Axel, tú me frustras.

»Dices que no me odias, pero siempre dejas claro con tu actitud y tus palabras muuy directas que no te agrado. Que nunca podrás dejar de verme como la persona que era antes ¡y que ya no soy entérate!

Eso lo deja atónito.

Traga saliva y se acerca dejando una corta distancia entre él y yo. Me mira, él de verdad se toma el tiempo de mirarme, me pone nerviosa pero me niego a demostrarselo, sus ojos al fin aterrizan en los míos y no se apartan.

—Sé que no eres la misma persona, lo he sentido desde hace un tiempo. Hablas diferente, te comportas diferente, te agradan cosas que antes no lo hacían e incluso tu manera de insultarme a cambiado y todos esos cambios han sido para mejor, a excepción de la parte en la que no puedes mantener la nariz en su sitio.

»Estas llena de virtudes y defectos nuevos, cosas que no deseo conocer porque basta acercarme un poco para que me agrades para querer volver a ser al menos amigos, y yo no quiero eso. No quiero que me agrades más de la cuenta porque no miento cuando digo que te haz vuelto alguien fácil de amar, Harries.

¿Cómo se respira?

Axel dice lo último en un susurro, sus ojos abandonan los míos y se siente como si no quisiese que oyece, como una confesión ultra íntima.

—¿Crees que soportaría que me vuelvas a traicionar?

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