16| MUNDO REAL
Hubo doble actualización, por si wattpad no les aviso y los trajo primero aquí.
16| MUNDO REAL
Alysson
—¿Qué haces? —Axel frunce el ceño mirando mi cuerpo inmóvil—, debes empezar.
Miro al sujeto frente a mí y no puedo evitar sentir una especie de deyavü. La sensación de culpabilidad me recuerda a como lucían todas esas personas en el campo central antes de borrarles recuerdos al azar para bloquearlos. Me volví a sentir culpable sobretodo porque esta vez el sujeto me observa como juzgándome.
—No puedo concentrarme si está mirándome... —Hago una mueca dudosa—, tan quieto.
Axel alza una ceja mirándome como si estuviera loca.
—Es un robot, Harries.
No lo sobreanalizo.
—Igual, siento que me juzga con esos ojos tan... vacíos.
Axel niega con la cabeza, como si pensara que yo no tengo remedio. El uniforme negro con morado de detector se ajusta perfectamente a lugares estratégicos de su cuerpo y pecaminosos para mi mente, es como si el universo se pusiera de acuerdo para hacer ver a mi ex más atractivo.
Él prosigue a repetir la introducción que antes había ignorado, todo eso mirando algo en su tablet, traducción: ignorándome.
—Manipular recuerdos es como formatear una tarjeta de memoria, a diferencia que en las personas siempre quedan rastros que eventualmente se manifiestan en sueños —revela—. Por ello soñabas con distintos a los que desconocías, es una falla común.
—¿Cómo se recuperan? —Intento distraer mis pensamientos en algo mucho más importante, estoy dispuesta a intentar todo para recuperar los recuerdos que se adhieren a esta vida. Nueva meta.
Él teclea algo antes de contestar.
—Nunca se pierden, no por completo —aclara—. Para borrar un recuerdo se necesita crear uno falso que lo reemplace, para recuperarlo se debe romper el candado que lo mantiene cautivo en el subconsciente.
El robot reacciona a algo que teclea Axel, mientras yo me quedo mirando cada parte de su perfil esperando a que termine de hablar, no digo nada hasta que voltea la cabeza y sus ojos se topan con mi cara de "¿Cuál candado? ¿Hablas de forma metafórica o literal? ¿Qué es eso? ¿Con que se come?"
—Sabrás como hacerlo cuando controles por completo tu don.
—Estamos juntos en esto ¿no? ¿Tú me ayudarás?
Sus ojos se encuentra con los míos apenas las palabras salieron de mi boca. Trago grueso y su mandíbula se tensa, se relame los labios y el silencio reina aun cuando intento decir palabra alguna. Axel se acerca quedando frente a mí —a una distancia prudente—, una tensión nos envuelve y estoy expectante a su respuesta pero una voz llamándome lo interrumpe cuando está a punto de hablar.
Miro a Drew entrando al salón con una sonrisa y por primera vez me hubiese gustado que no hubiera venido apoyarme, como ha hecho en los últimos tres días.
—¿Interrumpo el entrenamiento?
Ojalá hubiera sido eso. Axel se gira hacía el robot y continua el protocolo como si nada hubiese pasado. Aunque técnicamente nada pasó. Cuando termina vuelve hablar pero dirigiéndose únicamente a mí amigo e ignorándome a mí.
—¿Qué haces aquí?
No se necesita ser adivino para saber que no le agrada su presencia.
—Lo mismo de siempre, vine a apoyar a —Drew me mira y puedo ver que se reprime de decir algo—, mi amiga.
Fue una sensación extraña que no me permite despegar la mirada de su rostro aun cuando ya no me mira.
—Gracias por tus porras Degener, creo que hoy puedes irte ella necesita concentrarse.
Apenas lo dice me entrega un estuche con dos lentes de contacto y hace un gesto para que me los coloque.
—Se distraerá con o sin compañía créeme —se burla Peter, entrando al lugar con su sonrisa acaparadora de miradas.
Axel se cruza de brazos.
—El robot tiene una copia de mis recuerdos y a menos que sean más confidenciales que un cura no les dejaré quedarse.
—Amigoo, —Pet le resta importancia a la situación mientras se acerca a él, con una complicidad de amigos, me he dado cuenta que se agradan y es que Peter le agrada a todo el mundo—, relájate somos unas tumbas, aquí nadie revelará información confidencial a nadie.
Axel sonríe con amargura mirando a Drew.
—Habla por ti.
Después de ponerme las lentillas me da un pequeño picor en los ojos pero lo disminuyo parpadeando varias veces y me acerco a donde esta el robot y Axel.
—Empecemos. —le digo a Axel queriendo acabar con esto.
—No hasta que él se vaya. —Mira a Drew sobre mi hombro. Antes no le prestaba mucha atención, ahora, desde un par de días deja en claro abiertamente que no le agrada.
—Axel creo que estas siendo un poco exagerado.
Drew solo mira incómodo a Axel y a mí, no quiere irse pero tampoco se siente a gusto.
—¡Axel! —Una voz femenina hace eco en el pasillo segundos antes de que la puerta se abra—. Axel te estuve buscando por todas...—Perrie se calla apenas se percata de la presencia de todos, me mira por un micro segundo y luego a él—. Te necesito.
Axel me mira y luego a ella.
—Es importante. —insiste, y fue suficiente para convencerlo. Desactiva algo en su tableta y va con ella tan rápido que apenas puedo procesar sus palabras.
—Queda para mañana.
Axel no lo duda. Bastan al menos cinco segundo para decidir escuchar lo que le dice e irse rápido, ¿cómo pueden pasar más de dos minutos juntos? Ella es odiosa y Axel bueno...
—No importa, te entrenaremos nosotros. —Peter lo dice con aires de grandeza y superación, su pecho inflado se asemeja a un súper héroe a punto de obtener su más grande sueño—. Siempre he querido ser un entrenador.
—Lamento decirte amigo que tu sueño aún no se cumplirá —Drew nos muestra la pantalla de la tablet—, todo tiene clave.
Me encojo de hombros quitándome las lentillas.
—Principiantes.
No esperábamos que Perrie siguiera aquí así que todos giramos la cabeza tan rápido que casi juro escuchar un coro de huesos uno después del otro. Nos mira desde la entrada con los brazos cruzados y una sonrisa traviesa.
—Todos saben que los dones se pueden entrenar fuera de esta habitación. —resalta como si fuera obvio.
La miro confundida: —¿A qué te refieres?
Drew se adelanta a responder.
—Quiere decir que puedes practicar por tu cuenta. En las calles.
El rostro de Peter se ilumina.
—Wow siii, sería de puta madre.
—Es arriesgado. —le reclama Drew a Pet mirándolo como si estuviera loco, él se encoge de hombros defendiéndose.
—Yo siempre lo hago y no pasa nada.
—Estoy de acuerdo con el rubio oxigenado, no pasa nada.
—¡Oye!
La rubia le guiña un ojo para molestarlo porque por supuesto también se llevan bien. Ignora a mi indignado amigo rubio natural, y su atención se fija en otro lugar o mejor dicho, persona. Sus ojos felinos se fijan en mí con un aura desafiante que disfruta.
—¿Qué acaso tienes miedo? —eleva ambas cejas con una sonrisa maliciosa.
Drew se acerca a mí sosteniendo mi brazo con suavidad. El toque es delicado al igual que el susurro que emite cerca de mi oreja.
—Alys no, las cosas tienen todas las de salir mal.
La voz de Drew me lleva al lado prudente, mientras que la mirada llena de desafío de Perrie me arroja de golpe a mis más traicioneros impulsos, y como siempre, me lo pienso mejor cuando ya es muy tarde. Una vez en la plaza del pueblo camino junto a un preocupado Drew, un entusiasmado Peter y una mente maliciosa con cabello rubio de revista.
Una señora habla por teléfono mientras forzajea con el niño que lleva de la mano, el pequeñín se distrae mirando los distintos puestos de dulces mientras que personas con abrigos grandes y pequeños, de colores cálidos y fríos pasean por los caminos de la plaza.
—¿Qué debo hacer? —Me siento desorbitada, todos quieren relajarse un rato con (los que supongo son sus hijos) y para mi desgracia pasar desapercibida nunca ha sido mi fuerte.
Perrie me hace un gesto para que la observe y chasquea sus dedos haciendo aparecer a dos de sus clones. Drew mira hacía todas las direcciones, y vuelve a respirar al verificar que nadie nos vió.
Una de su clones camina hacía un puesto de comida rápida y pide una bebida antes de girarse hacía nosotros. La clon número dos imita la acción del clon número uno dejando al señor asombrado mientras les prepara unas hamburguesas.
—La idea es hacerles creer a los corrientes que lo que sucede es real y muy normal, —suelta ella— autoentrenamiento le decimos. —Y siento que lo dice más para Drew que no está muy convencido.
—Si pero ella aún no está lis... —Peter no lo deja terminar cuando lo interrumpe:
—Es mi momento de brillar, no es por presumir ni nada pero ahora es que viene lo bueno. —Sonríe flotando las palmas de sus manos.
Parece un niño pequeño cuando sus padres al fin le prometen comprarle el juguete que siempre quiso. Me guiña un ojo y en cuestión de segundos desaparece.
Literal.
Desaparece.
—Increible. —digo al fin, buscándolo y mareandome por las vueltas.
—Peter esto no ayuda. —Drew se restrega las sienes mirando hacia la nada.
—¿Peter? —le llamo mirando hacía todas partes cuando siento a una mano (recalquemos invisible) envolver mi muñeca y llevarme al puesto de comida rápida.
Ya acercándome puedo escuchar la conversación del señor regordete con las tres rubias. Sus gruesas cejas estan tan elevadas que temía que fueran a escapar de sus frentes.
—¡Pero son idénticas! —les dice el hombre.
Perrie blanquea los ojos, su clon número uno lo mira pensativa casi que perdida en el espacio sideral y es la segunda quién responde, de hecho muy amable:
—Somos trillizas.
—Creo que es bastante obvio. —bufa un poco odiosa definitivamente la Perrie original.
Wow de verdad parecen personas distintas, hasta el tono y las expresiones faciales son diferentes. Si no supiera la verdad, me la creo. Me la creo completita.
El señor contrataca:
—¿Y por eso deben vestirse como copias idénticas? —Las señala con su espátula—. Es escalofriante.
Pequeño gran detalle.
Ninguno dice nada pero la primera clon se ríe como si Perrie no se hubiese ofendido por resaltar ese hecho, como si fuese muy divertido. Obviamente ella la controla y prefiere no decir nada al respecto por ella misma.
La verdad a mi sí me pareció graciosa esa actitud tan tonta ante el comentario pero por mi bien reprimo toda demostración de gracia. En cambio a mi lado una risa escandalosa de foca retrasada que reconozco muy bien se escuchó y ceso de golpe, el señor nos mira a los cinco confundido y se detiene en Drew.
La Perrie de verdad me da una mirada que según dijo camino aquí sería la señal. Drew se remueve nervioso, a la expectativa.
—Va a responder a nuestras preguntas de la escuela ¿sí o no? —Vuelve hablarle al señor—, porque justo allá hay otro puesto de comida rápida y el sujeto no me trasmite tantas ganas de irme como usted.
Todos junto al señor volteamos hacía donde dijo Perrie haciendo que el encargado del puesto —repleto en una larga fila— levante la mirada y salude al señor con una sonrisa que transmite autoeficiencia y rivalidad.
—No —Se apresura a responder—. Juan puede sacar un tiempo para responder a todas sus preguntas. —dice hablando en tercera persona.
—¿Eso es porque Juan no tiene clientes? —es una pregunta que suena más a afirmación, dicha sin entusiasmo e inocencia por una de las copias.
—Perrie. —le reprochamos en voz baja Drew y yo al mismo tiempo.
—Eso no es cierto, miren a su alrededor. —dice el tipo extendiendo los brazos.
Volteamos por acto reflejo y todas las sillas yacen vacías, las personas en las bancas cercanas estan comiendo tacos o bebidas vendidas por lo que es la competencia. Casi puedo oír a los grillos cuando notamos que somos los únicos en el puesto y volvimos la vista al señor quien luce una sonrisa forzada.
—Bien —digo intentando salvar el momento—. ¿Su comida es de calidad?
Drew me mira con la frente arrugada y yo solo me encojo de hombros. El plan es hacer preguntas tontas y luego usar mi don manipulando los recuerdos de lo que dijo por otras palabras. Después solo tendría que borrar ese proceso de preguntas raras de su memoria. Fácil.
¡Nada fácil!
—¡Por supuesto! está libre de carnes animales.
Perrie que esta probando con duda la hamburguesa que pidió su clon parpadea reiteradas veces.
—¿Nos está diciendo que su comida rápida es... —Finje una arcada— vegetariana?
—Vegana, en realidad. —corrige el señor con orgullo.
Ella deja muy rápido la hamburguesa en el taburete con una mueca.
—Bueno... al menos ya sabemos porque no tiene clientes.
La risa de Peter vuelve a resonar.
Y Drew se cubre el rostro.
—¿Qué fue eso? —dice el señor con la espátula en la mano, intercalando miradas en las rubias.
De pronto uno de los envases con pitillos para las bebidas empieza a correrse lentamente hasta que se detiene llamando la silenciosa atención de todos menos del hombre. Creí que Peter se quedaría tranquilo cuando de pronto el gorro del hombre se eleva en los aires y vuelve a caer sobre su cabeza calva. Perrie y sus clones se rieron mientras el hombre mira atrás con un aire preocupado y confuso, sosteniendo el gorro rojo con fuerza sobre su cabeza.
Veo como Drew se aleja y le da un billete a un niño que pasa cerca.
—Peter ¿que estás haciendo? —murmuro hacia las salsas, donde supongo que está.
El señor me mira: —¿Qué?
Abro los ojos sorprendida: —¿Qué?
—Unas papitas, por favor. —Un niño llama la atención de todos mientras coloca un billete en el taburete alzándose de punticas. Tiene como seis años.
El señor se relaja.
—¡Ves que si tengo clientes! —Señala con entusiasmo al niño, regalándole una mirada ganadora a Perrie.
Miro a Drew quien oculta una sonrisa. Lindo.
—Entonces... —Me preparo mentalmente para lo que venimos y respiro hondo repetidas veces—. ¿Dice que su comida es vegana?
—Sí, eso dije.
Pica las papas con una habilidad impresionante.
—¿Esta seguro? —digo concentrándome en sus ojos—, ¿creí que había dicho que era cien por ciento carne de animal?
El señor deja de picar, sosteniendo mi mirada. Puedo sentir la intensidad que trasmiten mis ojos. ¿Lo estoy logrando?...
Todas miran del tipo de mí a la expectativa.
Yo estoy a la expectativa.
—No —reacciona—, es vegana.
Y no lo logré.
La decepción.
Drew me hace un gesto de que no pasa nada, ya lo lograré pero cuando miro a Perrie tiene una expresión de burla que me impulsa a intentarlo de nuevo. No pienso hacer el ridículo, aunque estoy acostumbrada a ello.
Vuelvo a preguntar:
—¿Seguro que no es carne animal?
Lo miro con mayor intensidad, me concentro, de verdad me concentración en lo que quiero conseguir. Siento como cada terminación nerviosa en mi duele, quema pero lo resisto. No aparto la mirada.
—Sí —dice de forma automática, como si estuviera entrando en una especie de hipnosis—, lo había olvidado.
—Igual que los últimos dos minutos. —informo y el asintió—. ¿Recuerda ese señor? —Hago un movimiento con la cabeza señalando al otro vendedor.
—Si... —gruña—, es mi hermano, se cree el mejor y siempre lo arruina todo, por su culpa no vendo nada. Se encargó de ensuciar mi reputación.
Su confesión me sorprende tanto que casi pierdo la concentración y aparto la mirada, creí que eran solo vendedores rivales. Una idea maravillosa viene a mí. Si voy a usar mi don lo haré por una buena causa.
¡Vaya! Casi sueno como héroe de cómics.
Vuelvo a hablarle, colocando un recuerdo que nunca pasó en su memoria:
—Pero hace dos minutos dijo que ayer se había disculpado por todo lo que le hizo y que incluso hicieron las pases.
El hombre mira asombrado hacía donde su hermano: —¿Ah sí?
—¿Ah sí? —dijeron extrañadas las tres rubias y Drew al mismo tiempo.
—Sí... —afinque entre dientes, no queriendo romper la conexión visual con el hombre.
—Alys no lo hagas.
Ignoro a Drew, no pienso hacer nada malo. Solo es una buena causa así que continúo con mi idea.
—También me dijo que...
Las salsas se cayeron al suelo de forma ruidosa y poco posible, no hay ni un poco de viento, incluso el aceite empieza a sobrecalentarse, cosas que nos hicieron romper la conexión y salir de golpe del trance. Que eso suceda no es normal, solo pudieron ser causadas por dos personas: Peter y Drew.
—Rayos. —murmura el hombre mirando con extrañeza los envases de salsas derramados. Los recoge y apago el fuego que calienta el aceite. El señor calvo mira a mi lado antes de preguntar. —¿Qué deseas comprar pequeñín?
Y caigo en cuenta.
Oh no.
El niño nos mira con una mezcla de susto y confusión:
—¿Qué...? ¿Cómo se ca-cayeron solos?
—Los fantasmas.
—El viento.
Hablamos Perrie y yo al mismo tiempo pero su excusa solo logravasustar más al niño. Su tierna pero aterrorizada mirada cae en mí.
—¿Por qué tus ojos brillaban a-asį?
—Está poseída.
—Son lentes de contactos.
Peter aparece —Si aparece de nuevo— al lado de la rubia y le cubre la boca con ambos brazos para que deje de traumar al pobre niño y yo pueda responder sola, pero ella lo muerde haciendo que él chille soltándola y sus clones se desintegran porque ahora dirige toda su atención a Peter supongo.
Y se pone peor.
El niño abre los ojos muy grandes, su vista fija en Peter y Perrie mientras que el hombre después del grito dirige su vista al rubio que no para de sobar la carne afectada de su brazo.
—¿Desde cuándo esta esa niñita allí?
—¡Oiga!
—¿Y las otras dos chicas? —ignora el reclamo de Peter.
—Apareció por arte de magia, y las otras desaparecieron. —el susurro del niño fue tan audible que hizo detener a Pet en su lugar antes de que su pequeño cuerpo cayera desmayado en los brazos de Drew.
Todos nos miramos preocupados. Situaciones extremas requieren medidas extremas.
Miro al señor al otro lado del taburete. Con decisión y un poco de desesperación también.
—Nadie, ningunos adolescentes han venido a comprarle o hacerle preguntas raras en la última hora. —corto el contacto visual y nos alejamos de allí no sin que antes Perrie se devuelva por un refresco antes que el hombre salga del trance.
—¿Qué? —pregunta cuando todos le damos una mirada extraña tras darle un sorbo.
—¿Lo pagaste? —pregunto y se encoge de hombros.
—Para el recuerdo.
Una mujer se acerca a Drew preocupada quitandole el niño de sus brazos. Todos —Menos Perrie que sigue tomándose la Coca cola— nos miramos aterrados cuando pregunta que sucedió.
—Una niña se cayó de su bicicleta, él vio la sangre y se desmayó. —responde al dar el último trago con poco interés.
Yo no podría mentir con tanta facilidad. La mujer le sonríe a Drew y se marcha con el niño desmayado que vio lo sucedido.
—Dejen de mirar, no pasará nada. —afirmo ella como si eso fuera a calmarnos.
—Lo sé pero tiene un buen trasero.
Todos miramos a Peter como diciendo "¿Es en serio?"
Drew y yo somos los únicos preocupados de las consecuencias de que ese niño hable todo lo que pasó una vez despierte, nada que dijera la rubia es suficiente porque hemos metido la pata. Perrie chasquea la lengua caminando en la misma dirección que la mujer.
—Al menos funcionó con el hombre, era el mayor problema. —añade Drew mirando en su dirección, donde el señor sigue cocinando sin detenerse en nosotros.
—Si, no fue tan desastroso. —anima Peter.
—Sí, supongo. —Sonrío también.
—Además, lo adultos nunca le creen a los niños. —Las palabras de Perrie son como agua fría sobre mi rostro.
Los adultos nunca les creen a los niños.
El comentario me sabe agrio, y todos nos relajamos porque tiene toda la razón del mundo. Y yo lo sabía por experiencia.
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